La tensión que los hace sentir, la pasión que desborda en cada uno, hace que el deseo aumente más, llevándolos a la locura, cegando la mente de cada uno, sin importar los problemas, esas dificultades que están atravesando, porque se necesitan con demencia. Ella observa cómo Lisandro la posiciona aún más, al tomarla de las piernas y subirlas a sus hombros. —Recuérdame, mi amor…— suplica Caroline con un hilo de voz. —No grites—, dice Lisandro, mientras con su mano libre desabrocha su pantalón, breve y ansiosamente. —Lo que tú digas, mi amor—. Una de las cosas que a Lisandro le gusta de Caroline en la cama es lo sumisa que es; le satisface que ella haga lo que él le ordene. Aunque él no lo recuerde, le encantó la respuesta de Caroline. —Humedece tus dedos y llévalos a tu intimidad para lubricar—, le ordena, y el hecho de que ella lo haga la hace sentir especial en ese momento, como si fuera su perverso Lisandro de siempre. La mirada de Caristeas se intensifica en ella, al ver cómo lle
Lisandro comprendió perfectamente la indirecta de Berenice, quien se da un paso hacia atrás y luego, sin dejar de mirarlo, le dice a Irene: —Vamos, querida, necesitas un té para calmarte. No ha pasado nada—. La voltea a mirar —Pero tengo que hablar con Lisandro—. Lo señala, aún sintiendo su sangre hervir.—Ven conmigo, él es tu esposo y eso nadie te lo va a quitar. Dale su espacio—. Camina hacia la puerta y Irene mira a Lisandro, aún estando en el mismo lugar. Lisandro la observaba en silencio, tantas cosas que él olvidó que se siente mal por lo que le está haciendo a Irene.—¿Irene?—. Berenice siente que necesita salir rápido del despacho antes de que Irene sepa la verdad y se desate un disputa que separe a dos grandes familias de Santorini. —Vamos— le dice nuevamente, pero Irene tiene una corazonada. Lo primero es que algo está pasando y segundo, que quizás ella exageró y quiere disculparse.—Está bien—. Baja su mirada y termina saliendo del despacho rápidamente. Berenice mira a su
Caroline se quedó en total silencio y Berenice se marcha. Al escuchar la puerta cerrarse, Caroline dice: —Dios mío, ayúdame— vuelve a tomar asiento y su móvil vuelve a sonar, asustándola. Por lo que suspira profundamente y se dispone a sacarlo del bolsillo. Al mirar la pantalla, se percata de que es un número desconocido. Se dispone a contestar brevemente: —¿Bueno?— Su corazón se acelera.—Caroline… — Al oír la voz de Patrick, se estremece.—¿¡Patrick!?— Abre sus ojos bien grandes y se coloca de pie por el impacto.—Escúchame… No tengo mucho tiempo —¿Qué pasa? ¿Por qué hablas así?— Camina de un lado a otro.—No puedo hablar mucho… Pero te juro que si salgo de esto, volveré. Pero si muero, quedarás respaldada. Perdóname, Caroline —¿De qué carajos hablas? — Los ojos de Caroline se tornan llorosos. —Por favor, Patrick, dime la verdad. Te extraño, has desaparecido así como si nada. Te necesito —. En ese momento, Lisandro está escuchando la conversación.—Caroline… — Susurra y luego empi
Caroline está aterrada con esa noticia; ella no tiene familia y, como es una persona tan comprensiva, le dolió lo que dijo Lisandro y más la manera en que lo dijo. Cada vez lo desconoce más y esas acciones van desvaneciendo el amor.—¡Te hice una puta pregunta!— Parker es muy temperamental cuando le lastiman sus sentimientos y ahora, con más razón, comprende el favoritismo que hay entre él y Lisandro, el motivo por el cual Berenice siempre lo trató con indiferencia.Lisandro sabía la verdad hace mucho tiempo, cuando escuchó a sus padres discutir, porque literalmente Berenice utilizaba mucho esa información para acusar a su esposo y siempre tener las de ganar.El señor Octavio Caristeas no quiere que sus hijos sepan la verdad, a pesar de su dureza como padre, siempre trató de darles un buen ejemplo. De hecho, es con la única mujer que él le ha sido infiel a Berenice, pero es por amor; a esa mujer sí la amaba, pero de un momento a otro desapareció y jamás la volvió a ver.Berenice, al s
—Eres un mal hijo. ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? Pero claro, ¿es por Caroline, cierto? Esa mujer, desde que apareció, ha dividido a la familia.— Berenice está pasmada por la forma en que Parker le habla, y como ella no puede quedar mal en nada, busca la manera de siempre ser la víctima para ganar.—¡A ella no la metas aquí! Esa mujer no les ha hecho nada a ustedes, más que todo lo contrario. Escúchame muy bien, Berenice, ahora que sé la verdad, piensa muy bien porque sabes que te sirve no tenerme como enemigo. Porque yo, tu carita de yo no fui y tus lágrimas de cocodrilo, no te las creo. ¡Vayanse todos a la mierda!— Parker esta dispuesto a marcharse de la casa, aunque su hermandad con Lisandro no ha sido buena, sabe que lo mejor es no irse a los golpes.—¡Parker, espera!— Berenice intenta detenerlo, pero el joven, muy decidido, camina hacia la puerta. La señora Caristeas no quiere dejarlo ir, porque es cierto que no le conviene tenerlo como enemigo. Por lo tanto, lo alcan
—Lisandro me confunde. No sé qué pensar de él con sus actitudes y con que esté con esa mujer. Entiendo que perdió la memoria, pero ¿y tú? Llevas toda la carga.— Graciela esta molesta —Se lo dije, no lo soporté. Sentí tanta furia que dejé fluir todo lo que sentía. Quizás se quedó con el cargo de conciencia. Al final, siento que ya lo perdí. Debo olvidarlo, aunque es sumamente difícil.—Querida, Lisandro pudo haber perdido la memoria, pero si realmente te amaba, volverán a estar juntos. Solo no fuerces nada y quita esa carga. Ve a bailar, toma algo delicioso y disfruta el momento que lo necesitas.—Gracias, Graciela. No sé qué haría sin ti.— La abraza y luego se separan, mirándose con cariño.—Vete tranquila, que yo hablo con los niños.Graciela los mira y Andrea se acerca.—¿Nos vamos?— Pregunta y Caroline mira a sus hijos. No lo pudo evitar, los ama y ella jamás se ha ido de fiesta. A la vez, le cuesta porque los niños la necesitan, pero sabe que quedan en buenas manos.—Me iré a des
—¿Es una broma, verdad? —Traga grueso, mirándolo a los ojos, siente náuseas. Esa propuesta no se la esperaba.—No lo es. Te daré un día para pensarlo.—¿¡Un día!? —Exclama sin poder dejar de mirarlo.Caroline se siente atrapada, sin saber qué hacer ni qué decir. La mirada de Parker es intensa y revela su determinación.—Caroline, sé que es una locura porque no me amas y estás enamorada de mi hermano. Sé que no tengo cabida en tu corazón. Me gustas mucho, pero te voy a respetar. Seremos esposos, pero buenos amigos. Si logro independizarme, te podré ayudar con tus hijos y no tendrás que seguir esclavizada en esa mansión.—Parker, lo que dices suena muy bien, pero me pones en aprietos. No sé qué hacer.—Caroline —Posa sus manos en el rostro de ella para que lo mire—. Vamos a pelear juntos y si Lisandro toma la decisión de reconquistarte y tú quieres volver con él, nos divorciamos. No pasa nada. Me quedaré en la calle, y eso no es justo. Además, es también por tu beneficio.—Parker, tengo
—¡Caroline!— Parker se acerca a ella, olvidando que está desnudo.—¡Cúbrete!— dijo avergonzada y cubriendo completamente su rostro.—Mi cuerpo no me avergüenza. Ven, regresa a la cama— le pide, pero ella se niega.—Por favor, cubre tu desnudez— le suplica y él sonríe.—Está bien— busca rápidamente su pantalón y, al tenerlo en sus manos, se lo coloca. —Listo, ya puedes mirar— le habla calmadamente.Caroline ahora tiene la viva imagen del pen*de Parker. —Parker, tengo miedo…— se coloca de pie, pero aún cubriendo su rostro.—Tranquila— la ayuda a sentarse en la cama. Sonríe porque Caroline parece una niña.—Por favor... estoy desnuda, tú también. ¿Acaso tuvimos sexo?— pregunta con voz nerviosa.—Caroline, mírame— le ordena y ella niega con la cabeza.—Caroline, mírame— le vuelve a ordenar y ella obedece porque necesita saber la verdad. Se miran fijamente a los ojos y él puede ver el temor en la mirada de Caroline.—No pasó nada— le responde la pregunta y ella suspira aliviada. No obstant