—Eres un mal hijo. ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? Pero claro, ¿es por Caroline, cierto? Esa mujer, desde que apareció, ha dividido a la familia.— Berenice está pasmada por la forma en que Parker le habla, y como ella no puede quedar mal en nada, busca la manera de siempre ser la víctima para ganar.—¡A ella no la metas aquí! Esa mujer no les ha hecho nada a ustedes, más que todo lo contrario. Escúchame muy bien, Berenice, ahora que sé la verdad, piensa muy bien porque sabes que te sirve no tenerme como enemigo. Porque yo, tu carita de yo no fui y tus lágrimas de cocodrilo, no te las creo. ¡Vayanse todos a la mierda!— Parker esta dispuesto a marcharse de la casa, aunque su hermandad con Lisandro no ha sido buena, sabe que lo mejor es no irse a los golpes.—¡Parker, espera!— Berenice intenta detenerlo, pero el joven, muy decidido, camina hacia la puerta. La señora Caristeas no quiere dejarlo ir, porque es cierto que no le conviene tenerlo como enemigo. Por lo tanto, lo alcan
—Lisandro me confunde. No sé qué pensar de él con sus actitudes y con que esté con esa mujer. Entiendo que perdió la memoria, pero ¿y tú? Llevas toda la carga.— Graciela esta molesta —Se lo dije, no lo soporté. Sentí tanta furia que dejé fluir todo lo que sentía. Quizás se quedó con el cargo de conciencia. Al final, siento que ya lo perdí. Debo olvidarlo, aunque es sumamente difícil.—Querida, Lisandro pudo haber perdido la memoria, pero si realmente te amaba, volverán a estar juntos. Solo no fuerces nada y quita esa carga. Ve a bailar, toma algo delicioso y disfruta el momento que lo necesitas.—Gracias, Graciela. No sé qué haría sin ti.— La abraza y luego se separan, mirándose con cariño.—Vete tranquila, que yo hablo con los niños.Graciela los mira y Andrea se acerca.—¿Nos vamos?— Pregunta y Caroline mira a sus hijos. No lo pudo evitar, los ama y ella jamás se ha ido de fiesta. A la vez, le cuesta porque los niños la necesitan, pero sabe que quedan en buenas manos.—Me iré a des
—¿Es una broma, verdad? —Traga grueso, mirándolo a los ojos, siente náuseas. Esa propuesta no se la esperaba.—No lo es. Te daré un día para pensarlo.—¿¡Un día!? —Exclama sin poder dejar de mirarlo.Caroline se siente atrapada, sin saber qué hacer ni qué decir. La mirada de Parker es intensa y revela su determinación.—Caroline, sé que es una locura porque no me amas y estás enamorada de mi hermano. Sé que no tengo cabida en tu corazón. Me gustas mucho, pero te voy a respetar. Seremos esposos, pero buenos amigos. Si logro independizarme, te podré ayudar con tus hijos y no tendrás que seguir esclavizada en esa mansión.—Parker, lo que dices suena muy bien, pero me pones en aprietos. No sé qué hacer.—Caroline —Posa sus manos en el rostro de ella para que lo mire—. Vamos a pelear juntos y si Lisandro toma la decisión de reconquistarte y tú quieres volver con él, nos divorciamos. No pasa nada. Me quedaré en la calle, y eso no es justo. Además, es también por tu beneficio.—Parker, tengo
—¡Caroline!— Parker se acerca a ella, olvidando que está desnudo.—¡Cúbrete!— dijo avergonzada y cubriendo completamente su rostro.—Mi cuerpo no me avergüenza. Ven, regresa a la cama— le pide, pero ella se niega.—Por favor, cubre tu desnudez— le suplica y él sonríe.—Está bien— busca rápidamente su pantalón y, al tenerlo en sus manos, se lo coloca. —Listo, ya puedes mirar— le habla calmadamente.Caroline ahora tiene la viva imagen del pen*de Parker. —Parker, tengo miedo…— se coloca de pie, pero aún cubriendo su rostro.—Tranquila— la ayuda a sentarse en la cama. Sonríe porque Caroline parece una niña.—Por favor... estoy desnuda, tú también. ¿Acaso tuvimos sexo?— pregunta con voz nerviosa.—Caroline, mírame— le ordena y ella niega con la cabeza.—Caroline, mírame— le vuelve a ordenar y ella obedece porque necesita saber la verdad. Se miran fijamente a los ojos y él puede ver el temor en la mirada de Caroline.—No pasó nada— le responde la pregunta y ella suspira aliviada. No obstant
—Siga, por favor— el doctor abre la puerta, pero Caroline está estática con lo que Parker le ha dicho, es como si no pudiera movilizar sus piernas.—¿Señora?— el doctor está esperando que Caroline ingrese a su oficina para hablar con ella.—¿Sí…?— alza su mirada para verlo a los ojos.—Pase, por favor. Tenemos que hablar y debo ir a atender a otros pacientes—Sí… Lo lamento— saca fuerzas para ingresar a la oficina y Parker la sigue. Caroline siente su corazón acelerado y que le falta un poco la respiración.—¿Doctor, qué sucede con mi sobrino?— Parker le pregunta al ver a Caroline consternada.—Tomen asiento, por favor— el doctor señala ambas sillas mientras toma asiento en la suya.—Señora Caroline— el doctor la menciona.—Dígame, doctor, ¿qué sucede con mi hijo?— aterriza porque su hijo es más importante.—Señora, su hijo se ha estado alimentando bien y eso es excelente. Sin embargo, los exámenes que se le elaboraron han detectado algo que es preocupante. La leucemia tiende a invadi
Caroline siente intriga por la presencia de los policías, pero al ver la forma en que Berenice la mira, le da un mal presentimiento. —Sí, me han robado un valioso collar de diamantes que me regaló mi esposo. Eso es muy importante para mí. En esta casa jamás se han robado algo. Espero que lo encuentren, señor oficial. Sigan, por favor, están en su casa— se hace a un lado y los oficiales ingresan a la casa. —Soy el oficial Javier y mi compañero Cardona— se presenta —señora Caristeas. ¿Usted tiene cámaras en esta casa? —No, señor oficial. No lo consideré porque, como le digo, en esta casa no se han robado nada. Solo hay cámaras en la parte de afuera— Berenice aprovecha que los oficiales le dan la espalda para sonreír llena de malicia. —Vamos a revisar cada rincón de esta casa, señora, y necesito interrogar a los nuevos empleados— habla el oficial Cardona mirando a los lados. —Perfecto, pero sugiero que primero revisen cada lugar de la casa y yo los acompaño. Mis empleadas tienen
—¡Deja de llorar!— le ordena Berenice a Aileen, la niña se siente destrozada por la situación.—Eres una abuela mala, muy mala. No te quiero y nunca te voy a querer. Le diré a mi papito lo que has hecho. Ya no quiero vivir aquí— lo dice con mucho resentimiento y sus mejillas rosaditas empapadas de lágrimas.—Es tu palabra contra la mía, mocosa. Y de aquí no saldrás nunca, porque tu madre estará mucho tiempo en prisión. Así no te guste, aquí te quedarás porque eres una Caristeas—¡Mala!! ¡Mala! ¡No te quiero!— la niña le dijo tan furiosa que su rostro se ruborizó y salió corriendo hacia el jardín.—¡Me irritan los niños!— exclama Berenice, ella sabe que se debe comportar, la cuestión es que la actitud y las palabras de Caroline la pusieron en alerta. Por tal razón, hará lo posible por hundirla más en la cárcel, porque claramente le sirve que esté encerrada. —¿Qué carajos me miras?— le pregunta a Andrea, quien está en silencio y su mirada lo dice todo. —Una palabra de esto a alguien y t
—Esa es mi petición, hijo. No te cuesta nada hacerlo, a menos que estés enamorado de esa gata, lo cual sería un desperdicio—Sabes que Berenice…— Parker tuvo que contener sus palabras y lo único que dice es: —Déjame pensarlo— se da la vuelta porque no es capaz de mirarla más, ya que literalmente, donde Berenice fuera hombre, se agarra a puñetazos, pero como es una mujer, con golpes él no se va a igualar. Si no de otra forma...—Se que tomarás la mejor decisión, hijo. Después de todo, te quiero y lo hago por tu bien— sonríe falsamente y luego rodea los ojos. Parker cierra sus ojos por un momento para calmar su alma envenenada por causa de Berenice. Sin más, se marcha, necesita estar a solas y pensar con cabeza fría. Ahora lo que le preocupa es la situación de Caroline.. . Al caer la noche, Caroline aún sigue en la misma celda, acostada en aquella cama que parece una piedra de lo dura que está y el frío es tenaz. Le han llevado la cena, pero no le apetece comer. Lo único que quiere e