¿QUIÉN ES?Alana estaba nerviosa, tamborileando los dedos sobre la mesa mientras revisaba los documentos que sellarían el traspaso de la propiedad de su padre a los Denaro. Una propiedad que costaba millones, y sobre todo, que había conocido desde su existencia.Un nudo en su estómago no la dejaba concentrarse por completo. Sabía que este paso era inevitable, pero la culpa la ahogaba. Sentía que, de alguna manera, estaba traicionando su propio legado.En un momento Lisa entró para traerle unos documentos, y tomando la aspiración correspondiente se levantó para darle una carpeta.—Este trabajo está terminado —Lisa tomó la carpeta asintiendo y luego dijo:—La llevaré al piso de los abogados y personal jurídico, ellos lo revisarán.Alana asintió y cuando ella cerró la puerta, se dejó caer en la silla, para volver a ver la palabra traducida en una hoja de papel.Mirando la pantalla, lo siguiente serían las acciones del club. Y una lista que poco iba a desaparecer.Literalmente era un peso
INOCENTE.Alana estaba un poco escéptica, además de ansiosa por saber a dónde iría. Pero cuando el auto se salió un poco de la ciudad, y se detuvo en un edificio viejo y se giró hacia Ángelo con los ojos muy abiertos.—¿Qué es este lugar?Él no respondió, les dio unas instrucciones a sus hombres y le dijo a Alana que lo siguiera. De hecho, tuvieron que subir algunas escaleras, hasta que llegaron al cuarto piso, Y Ángelo abrió una puerta de salida de emergencia.El aire golpeó el rostro de Alana, y notó como el sol estaba comenzando a ocultarse. Estaban en una azotea llena de plantas, mientras el aire hacía danzar sus cabellos.Entonces ella se detuvo cuando Ángelo se recostó a la baranda de metal.—Este es el edificio, de donde no debimos salir cuando llegamos a Los Ángeles.Alana pasó un trago y lo miró.—¿Vivías aquí?Ángelo asintió con una sonrisa.—Así es… —Alana se giró alrededor observando con detalle, mientras Ángelo no quitaba los ojos de ella.—Tiene una buena vista —Y Ángelo
MARCAS…Alana se sintió fría, completamente ida y desajustada del mundo cuando entendió todo lo que significaba esto.Incluso era también su sangre, y solo de sentir y pensar lo que pudo haber pasado Ivy o el mismo Ángelo, le removió todo.Ella negó todo el tiempo y luego notó como Ángelo se alejaba un poco de ella para desabotonarse la camisa.El atardecer estaba cayendo, y se estaban viendo los últimos rayos de sol.—Esa noche, tuve muchas peleas. Y casi toda la semana peleaba hasta querer morirme —Ángelo sonrió y luego se quitó la camisa—. Puedes ver las cicatrices en las letras. Él sigue siendo mi sobrino. Siempre lo será.Alana apretó su boca y luego le quitó la mirada.—Con razón nos odias tanto… —ella lo dijo en susurro y luego sintió sus lágrimas en las mejillas—. Tienes toda la razón.—Mírame, cara… —él le alzó la barbilla—. Odio es una palabra sencilla.Alana se estremeció y luego asintió, entonces cuando Ángelo iba a ponerse de nuevo la camisa, ella le tomó la mano.De form
ALGO NO ESTÁ BIEN. Unas dos horas después, Alana se arregló su vestido cuando salió del auto, y notó como Ángelo se ponía de su lado para tomarle la cintura.Y era cierto, la palabra “bar” no cabía para este lugar lujosamente estrafalario, que ya de hecho Alana había visto en las redes sociales.Había camarógrafos por todos lados y los hombres de Ángelo se encargaron de mantenerlos a raya.Alana aún podía sentir su piel palpitar por el hombre que tenía al lado, sin embargo, un gran abismo había cambiado entre ellos. O al menos de parte de ella.Sentía que lo veía de otra manera.La música invadió sus idos y el aire acondicionado se esparció por su piel. El lugar olía muy bien, y ella pudo ver el humo de la pista, las luces, y las zonas VIP que estaban desplegadas alrededor.—Es más tranquilo de lo que esperaba… —comentó Alana con tono de cinismo, mientras Ángelo se recostó al sofá a donde los había pasado.Entonces una mujer casi desnuda llegó y Ángelo le ordenó algo al oído.—Es una
ÁNGEL CAÍDO. Alana permanecía quieta, sintiendo la tensión palpable en el aire. Ángelo había saltado la mesa de un solo movimiento para protegerla, y la intensidad de sus ojos oscuros la anclaba a su lugar. El hombre que había osado dirigirle la palabra dio un paso atrás, claramente intimidado por la imponente figura de Ángelo.—Y como se lo dije a Ruchina, queremos estar solos…—Oh, entendemos —dijo un hombre mirando a otro—. Entonces, creo que deberíamos dejar esta conversación para otro momento —emanó una sonrisa seca mientras el otro asintió.Era una retirada calculada, y Ángelo no les quitó la vista en ningún momento.Ruchina, todavía con la copa en la mano, observaba la escena con una sonrisa tensa, sabiendo que había tocado una fibra sensible de Ángelo, pero no lo demostró. Sin embargo, no parecía completamente intimidada, sino más bien divertida por la situación, aunque un poco preocupada.Ella suponía otras cosas.—Nos vemos pronto, querido —Ruchina ladeó la cabeza antes de
ENAMORANDO… El suave sonido del agua llenaba la habitación mientras Ángelo cerraba la puerta con Alana aún en sus brazos. Su respiración era tranquila, pero sus ojos reflejaban la tormenta interna que lo consumía. Alana, aún embriagada, se dejó caer sobre la cama con una risa ligera que parecía una mezcla de euforia.—¿Te das cuenta? Deberías dejarme en la calle arruinada, y estás aquí, cuidándome.—Cállate… —Ángelo la empujó a la cama y comenzó a quitarle el vestido, pero su piel reluciente solo hizo que se agitara.—Tienes que admitirlo —Alana se colgó de su cuello—. Te gusto…Ángelo sonrió y dejó escapar una sonrisa.—¿Tú crees?—Estoy segura… te gusto.Ángelo aún tenía la sonrisa, cuando la desnudó por completo y luego la llevó en sus hombros a la ducha.—Espera… ¿Qué haces?—Ya verás… —Alana solo sintió chispas heladas, y luego casi se ahogó cuando Ángelo la metió de lleno en la regadera.—No, no, no —Alana gritó casi pegada a al cuerpo de Ángelo—. ¡Esto está helado!—Bueno… —Án
CASA FAMILIAR.Alana pasó un trago al ver los documentos en sus manos y miró su reloj.Eran las diez de la mañana, y aunque había hecho tiempo, había llegado la hora.Tenía una opresión muy fuerte en su pecho. Sentimientos encontrados, y una revolución en su estómago, ahora la gobernaban, pero cuando el abogado llegó a su oficina, supo que ya no lo podía postergar con más tiempo.Ángelo podía ser muy protector con ella, en algunos momentos, incluso ella podía entre ver sus finas líneas de amabilidad en ese rostro serio. Pero ahora, era bastante cruel.—Es hora, señora Denaro —El abogado dijo y ella asintió metiendo los documentos en el maletín.Tenía un vestido negro digno para esta ocasión, y fue escoltada como de costumbre hasta que llegó al auto.Ella frunció el ceño cuando al abogado lo pasaron a otro auto y se giró hacia un hombre de seguridad.—¿Por qué no compartimos el mismo auto? Vamos al mismo lugar.—Imposible… —Paul, que era el que siempre estaba con ella, dijo—. El señor
AMANTES.Alana sentía el peso del silencio en la habitación cuando Ruchina escaneó su posición, tan segura y dueña del espacio como si fuera su territorio. La tensión era palpable.—Está muy bonita tu oficina…Alana apenas pudo ocultar su incomodidad. Esta no era una visita social, y lo sabía.—No puedo ofrecerte mucho, estoy trabajando, muy ocupada, y es mejor que no estés aquí sin Ángelo presente —respondió Alana con firmeza, tratando de mantener la compostura.Ruchina dejó escapar una pequeña risa, casi condescendiente, y sus ojos brillaron con algo más que simple amabilidad.—Ay, cosita… —su voz era suave, pero el veneno se podía sentir en cada palabra—. Te falta tanta experiencia. Escucha, Ángelo sabe que estoy aquí. No por mí, sino porque debe tenerte vigilada. ¿De verdad crees que confía en ti? Por supuesto que no. Eres una Duncan, Alana, y más importante aún, eres su ejecutora. ¿No te has dado cuenta?Alana respiró hondo, alzando la barbilla para mostrar autoridad.—Señora, si