DEBO HACER, LO QUE TENGO QUE HACER.Alana se frotó el cuello con fuerza mientras se inclinaba sobre su escritorio en la oficina. No había descansado bien, y el cansancio pesaba sobre sus hombros como una carga imposible de ignorar. La noche anterior había sido una tormenta de emociones, y la falta de sueño se reflejaba en cada fibra de su cuerpo, pero justo cuando ella se estaba rascando los ojos, su secretaria llamó a la puerta antes de entrar con una caja elegante en las manos.Entonces Alana se levantó curiosa.—Señora Denaro… Esto llegó hace unos minutos —dijo Lisa, depositando la caja en el escritorio con una sonrisa—. Es para usted.Alana asintió y, con un gesto, le indicó que podía retirarse. Una vez que estuvo sola, abrió la caja. Dentro, encontró un teléfono móvil nuevo y un reloj inteligente que claramente estaba diseñado para sincronizarse con el dispositivo.Frunció el ceño mientras tomaba el teléfono en sus manos y la pantalla se encendió automáticamente, mostrando un men
EN SUS MANOS.El aire frío de la tarde golpeaba suavemente el rostro de Alana mientras caminaba por un sendero apartado, rodeado de árboles. Había pasado todo el día sin ir a la oficina, buscando consuelo en la naturaleza, en el aire libre. Sin embargo, por más que intentara escapar de sus pensamientos, estos la alcanzaban una y otra vez, cargados de un peso insoportable. Su pecho se oprimía con cada paso, mientras las lágrimas resbalaban amargas por su rostro.Se detuvo en seco, apoyándose en un tronco cercano, y miró hacia unos metros de distancia, donde estaban esos mismos hombres que no se despegaban de sus espaldas, haciendo como si no la miraban. Ella pasó un trago y luego miró sus manos. Allí, brillando bajo la luz tenue de la tarde, estaba el anillo de casada que a decir verdad no significaba nada para nadie. Ese anillo, era solo un símbolo de una unión surreal, incluso ahora le parecía una pesada cadena que la mantenía encerrada en una jaula invisible.Alana hizo un puchero c
DETRÁS DE ELLA.Alana quiso correrse en el asiento, literalmente sentía el cuerpo encendido y lleno de deseo, cuando sintió que Ángelo apretó su muslo.—No… me encanta tu calor, la cercanía —él se acercó a su oído—. Incluso puedo olerte… —Alana soltó el aire y no lo miró, pero preguntó.—¿De qué es la fiesta?—La hija de un empresario celebra su cumpleaños. Tú lo sabes bien, los esnobs no soportan un desplante.Alana lo miró a los ojos, pero no dijo nada, además era suficiente como la estaba martirizando. Y una vez que se estacionaron, ella notó la mansión en donde estaba.Era la familia Ellison, grandes empresarios que se codearon con su familia, de hecho, ahora estaba entendiendo quién era la chica de la fiesta, porque Alana misma estudió en su misma universidad, y tenían la misma edad.No supo por qué esto no le sentaba bien. Pero tenía un vestido elegante, un maquillaje perfecto, y el hombre que estaba a su lado, era más rico que todos ellos, así que, al menos el único que sabría
NO NECESITAS DECIRLO.Alana pensó que el trayecto los llevaría a la mansión de Ángelo, pero el auto giró en dirección contraria, alejándose de la ruta familiar. Había sido demasiado estúpida en darle este aviso, pero creía que ya no había más que decir entre ellos, y no era tonta. Miró a Ángelo de reojo, pero él permanecía en silencio, con una mirada penetrante mientras respondía a su teléfono.No sabía con quién hablaba, pero como siempre, daba instrucciones y órdenes.El coche se detuvo frente a un hotel lujoso después de unos minutos, y Alana parpadeó pasando un trago sin decir una sola palabra. La tensión entre ellos era palpable, cargada de un deseo avasallador que los envolvía, y más cuando Ángelo se bajó y tomó su mano.Era como si le pasara sus descargas y esa electricidad pasara por toda ella, jodiéndola y metiéndola más en este lío. Caminó con Ángelo dentro del edificio. El silencio entre ellos estaba cargado de algo más que simple expectativa; era una mezcla de deseo y ten
CADENAS…La habitación estaba envuelta en silencio, solo interrumpido por la respiración entrecortada de Alana. Su cuerpo aún temblaba bajo el peso de lo que acababa de suceder, y sus ojos estaban puestos, en el rostro de Ángelo, cerca del suyo, pegado a su frente, mientras aún y cuando todo había acabado, solo la miraba a los ojos, mostrando una mezcla de deseo y posesión.Su respiración era pesada, podía incluso sentir sus gotas caer sobre su cuerpo, y ese desliz de piel, que se friccionaba con ella. No había palabras entre ellos, solo de sus respiraciones entrecortadas y la mirada penetrante de Ángelo como si estuviera pensando en muchas cosas mientras la miraba.De forma lenta, apoyándose en sus brazos, él salió de ella, mientras Alana se arrimó un poco consternada, y estaba a punto de tomar las sábanas para cubrirse, cuando sintió la humedad en sus piernas, y la prueba en la pelvis de Ángelo, el testimonio visible de lo irreversible.No pudo evitar sentirse avergonzada, su boca s
ENEMIGOS.Al día siguiente, Alana se despertó completamente desorientada, y se sentó en la cama de golpe para saber que estaba sola. Se quedó parpadeando rápido para mirar a su alrededor y luego vio una nota, con una rosa encima de la mesa.“Il mio amore, debí irme, hay reuniones importantes que me esperan y eres una dormilona. Un chofer te espera abajo para llevarte a la oficina, tu ropa nueva estará en la habitación cuando despiertes. Un beso delicioso… A.D.”Alana dejó la nota y se giró en dirección a un sillón al fondo, donde si, como lo había dicho Ángelo, estaba su ropa nueva para ir a la oficina, pero en vez de levantarse, volvió su cabeza a la almohada mientras miró el techo.—¿Qué has hecho, Alana? —sintió todo el peso de la noche anterior.Incluso agradeció por este espacio sola, porque necesitaba tiempo para recuperar el control sobre sus pensamientos y emociones.***Ángelo se sentó en silla y comenzó a teclear en su computadora, y luego su asistente principal, Diana, entr
TU ME AYUDARÁS.Alana se masajeó la sien cuando se recostó en el asiento, al ver su primera acción. En una semana o más, estaría despojando a su familia de su primera propiedad.La mansión Duncan.Cerró los ojos y soltó el aire para negar. De alguna forma se le nublaban los ojos, porque forma ella había tenido su niñez allí, su vida. Abriendo los ojos se puso de pie y se cruzó de brazos para ver la ciudad.Aún se sentía lastimada en su cuerpo, y las imágenes de lo que había vivido anoche, solo pasaban como rayos por su mente, creando una electricidad en su cuerpo abismal.Escuchaba la respiración de Ángelo, su respiración, como se unieron, las cosas que le dijo y se agarró el cabello, un poco desesperada.No sabía cómo procesar lo que había sucedido entre ellos, ni lo que vendría después, y mirando su reloj, decidió que esto era todo por hoy. Tomó su bolso y se despidió de Lisa.Bajó por el ascensor y tecleó a su conductor que ahora siempre podía contactar por un mensaje.“Cinco minut
ALGO ESTÁ CAMBIANDO. Alana estaba en un estado de conmoción. Las palabras de Isabella retumbaban en su mente y algo no paraba de reproducirse en su cerebro.“Te está usando para vengarse de mí”Ella intentó pasar un trago, le dolía la garganta y se apresuró a limpiar sus mejillas, ante el vacío que sentía en su pecho, pero antes de que pudiera darse cuenta de alguna otra cosa, ella escuchó cómo la puerta del café se estrelló abriéndose y el hombre de seguridad que siempre la seguía la miró de forma agitada.—Señora Denaro… No debió haberse alejado de nosotros. El señor viene en camino…Alana parpadeó rápido y se levantó, mientras el hombre parecía apresurado a sacarla de aquel café, para llevarla rumbo a la salida.Y no caminaron mucho, cuando el hombre intentó sujetarla por el brazo para guiarla, Ángelo apareció, y de un empujón, apartó al hombre de seguridad, casi lanzándolo hacia un lado mientras su mandíbula estaba apretada, y sus ojos destellaban de rabia. Entonces Alana se pe