Chicas, me di unas pequeñas vacaciones, siento la espera, ya me pongo al día. Un abrazo!!!
RÁFAGA DE ARDOR Y RECUERDOSÁngelo se encontraba en una de sus oficinas más discretas, ubicada en un edificio antiguo y apartado del bullicio de la ciudad. La habitación estaba impregnada de un aroma a cuero viejo y madera pulida, con una luz tenue que se filtraba a través de las gruesas cortinas. Era uno de sus sitios favoritos, y sentado en su sillón, con una copa de whisky en la mano por la tarde, escuchaba atentamente al hombre frente a él.—Ha estado generalmente revisando los archivos toda la mañana. Según mis fuentes, dedicó varias horas a organizar las carpetas y pidió repetidamente los documentos relacionados con los Duncan a su secretaria.Ángelo apretó la mandíbula, pero su rostro se mantuvo inmutable. Se tomó un momento para sopesar la información, tomando un sorbo de su bebida antes de responder.—¿Y qué más? —preguntó con una voz que no dejaba entrever ni una pizca de sus pensamientos.El hombre asintió ligeramente, como si anticipara la pregunta.—Por ahora, parece que
NOS DESEAMOS CON FUERZA.Alana se sintió inquieta cuando fue informada de que uno de los conductores de Ángelo, la estaba esperando para llevarla a la mansión. Ella trató de permanecer serena, como si esto no le afectara, pero el hecho de que él no hubiera aparecido en todo el día la tenía ligeramente preocupada, aunque no quería admitirlo.No sabía por qué, pero tenía esta sensación de que estaba sola, pero al mismo tiempo monitoreada por todos, así que donde pusiera los ojos, no podía encontrar a alguien que le produjera confianza.—Hasta mañana, señora Denaro… —ella se giró hacia Lisa que se despidió y solo asintió la cabeza para hundir el botón del ascensor.Luego de salir del edificio, al menos dos hombres la esperaban y abrieron la puerta para ella. Durante el trayecto de regreso a la mansión, sus pensamientos estaban centrados en la investigación que había realizado y en las respuestas que aún no tenía, y aunque intentara quitarse el pensamiento, no podía de escuchar a su herma
DEBO HACER, LO QUE TENGO QUE HACER.Alana se frotó el cuello con fuerza mientras se inclinaba sobre su escritorio en la oficina. No había descansado bien, y el cansancio pesaba sobre sus hombros como una carga imposible de ignorar. La noche anterior había sido una tormenta de emociones, y la falta de sueño se reflejaba en cada fibra de su cuerpo, pero justo cuando ella se estaba rascando los ojos, su secretaria llamó a la puerta antes de entrar con una caja elegante en las manos.Entonces Alana se levantó curiosa.—Señora Denaro… Esto llegó hace unos minutos —dijo Lisa, depositando la caja en el escritorio con una sonrisa—. Es para usted.Alana asintió y, con un gesto, le indicó que podía retirarse. Una vez que estuvo sola, abrió la caja. Dentro, encontró un teléfono móvil nuevo y un reloj inteligente que claramente estaba diseñado para sincronizarse con el dispositivo.Frunció el ceño mientras tomaba el teléfono en sus manos y la pantalla se encendió automáticamente, mostrando un men
EN SUS MANOS.El aire frío de la tarde golpeaba suavemente el rostro de Alana mientras caminaba por un sendero apartado, rodeado de árboles. Había pasado todo el día sin ir a la oficina, buscando consuelo en la naturaleza, en el aire libre. Sin embargo, por más que intentara escapar de sus pensamientos, estos la alcanzaban una y otra vez, cargados de un peso insoportable. Su pecho se oprimía con cada paso, mientras las lágrimas resbalaban amargas por su rostro.Se detuvo en seco, apoyándose en un tronco cercano, y miró hacia unos metros de distancia, donde estaban esos mismos hombres que no se despegaban de sus espaldas, haciendo como si no la miraban. Ella pasó un trago y luego miró sus manos. Allí, brillando bajo la luz tenue de la tarde, estaba el anillo de casada que a decir verdad no significaba nada para nadie. Ese anillo, era solo un símbolo de una unión surreal, incluso ahora le parecía una pesada cadena que la mantenía encerrada en una jaula invisible.Alana hizo un puchero c
DETRÁS DE ELLA.Alana quiso correrse en el asiento, literalmente sentía el cuerpo encendido y lleno de deseo, cuando sintió que Ángelo apretó su muslo.—No… me encanta tu calor, la cercanía —él se acercó a su oído—. Incluso puedo olerte… —Alana soltó el aire y no lo miró, pero preguntó.—¿De qué es la fiesta?—La hija de un empresario celebra su cumpleaños. Tú lo sabes bien, los esnobs no soportan un desplante.Alana lo miró a los ojos, pero no dijo nada, además era suficiente como la estaba martirizando. Y una vez que se estacionaron, ella notó la mansión en donde estaba.Era la familia Ellison, grandes empresarios que se codearon con su familia, de hecho, ahora estaba entendiendo quién era la chica de la fiesta, porque Alana misma estudió en su misma universidad, y tenían la misma edad.No supo por qué esto no le sentaba bien. Pero tenía un vestido elegante, un maquillaje perfecto, y el hombre que estaba a su lado, era más rico que todos ellos, así que, al menos el único que sabría
NO NECESITAS DECIRLO.Alana pensó que el trayecto los llevaría a la mansión de Ángelo, pero el auto giró en dirección contraria, alejándose de la ruta familiar. Había sido demasiado estúpida en darle este aviso, pero creía que ya no había más que decir entre ellos, y no era tonta. Miró a Ángelo de reojo, pero él permanecía en silencio, con una mirada penetrante mientras respondía a su teléfono.No sabía con quién hablaba, pero como siempre, daba instrucciones y órdenes.El coche se detuvo frente a un hotel lujoso después de unos minutos, y Alana parpadeó pasando un trago sin decir una sola palabra. La tensión entre ellos era palpable, cargada de un deseo avasallador que los envolvía, y más cuando Ángelo se bajó y tomó su mano.Era como si le pasara sus descargas y esa electricidad pasara por toda ella, jodiéndola y metiéndola más en este lío. Caminó con Ángelo dentro del edificio. El silencio entre ellos estaba cargado de algo más que simple expectativa; era una mezcla de deseo y ten
CADENAS…La habitación estaba envuelta en silencio, solo interrumpido por la respiración entrecortada de Alana. Su cuerpo aún temblaba bajo el peso de lo que acababa de suceder, y sus ojos estaban puestos, en el rostro de Ángelo, cerca del suyo, pegado a su frente, mientras aún y cuando todo había acabado, solo la miraba a los ojos, mostrando una mezcla de deseo y posesión.Su respiración era pesada, podía incluso sentir sus gotas caer sobre su cuerpo, y ese desliz de piel, que se friccionaba con ella. No había palabras entre ellos, solo de sus respiraciones entrecortadas y la mirada penetrante de Ángelo como si estuviera pensando en muchas cosas mientras la miraba.De forma lenta, apoyándose en sus brazos, él salió de ella, mientras Alana se arrimó un poco consternada, y estaba a punto de tomar las sábanas para cubrirse, cuando sintió la humedad en sus piernas, y la prueba en la pelvis de Ángelo, el testimonio visible de lo irreversible.No pudo evitar sentirse avergonzada, su boca s
ENEMIGOS.Al día siguiente, Alana se despertó completamente desorientada, y se sentó en la cama de golpe para saber que estaba sola. Se quedó parpadeando rápido para mirar a su alrededor y luego vio una nota, con una rosa encima de la mesa.“Il mio amore, debí irme, hay reuniones importantes que me esperan y eres una dormilona. Un chofer te espera abajo para llevarte a la oficina, tu ropa nueva estará en la habitación cuando despiertes. Un beso delicioso… A.D.”Alana dejó la nota y se giró en dirección a un sillón al fondo, donde si, como lo había dicho Ángelo, estaba su ropa nueva para ir a la oficina, pero en vez de levantarse, volvió su cabeza a la almohada mientras miró el techo.—¿Qué has hecho, Alana? —sintió todo el peso de la noche anterior.Incluso agradeció por este espacio sola, porque necesitaba tiempo para recuperar el control sobre sus pensamientos y emociones.***Ángelo se sentó en silla y comenzó a teclear en su computadora, y luego su asistente principal, Diana, entr