¿Qué se propone Adriana con todo esto?
EveliaMe siento emocionada y ansiosa finalmente voy a ver a Loyola después de tanto tiempo.Llego a la cafetería en la que quedamos de vernos y es inevitable identificarlo de manera inmediata, ¿Cómo no hacerlo? cuando mi amigo es un hombre de dos metros que pesa más de cien kilogramos, musculoso, grandote, todo bravo con barba y su cabello largo, el cual tiene agarrado en una coleta.Parece sacado de una película de motociclistas rudos y busca pleitos pero yo sé que debajo de esa armadura se encuentra un osito de peluche.— ¡Hola! —grito sin poder evitarlo, y corro a abrazarlo, él al saber cuál es mi intención se para de manera inmediata y amortigua mi saldo abrazándome en el aire.—Pequeña finalmente te veo— me dice, él también con un tono de felicidad en la voz.El tenerlo aquí conmigo me recuerda que en algún momento de mí existencia, fui Evelyn Prados una chica normal, rodeada de gente que la ama, que la quiere y la cuida, me llena de nostalgia no puedo evitar que se me llenen d
OliverInmediatamente después de perder los estribos y darme cuenta que me estoy equivocando en más de una situación decido ir a encerrarme a mi oficina.—¡Maldici0n!— grito furioso, lleno de rabia—¿ cómo me pudo pasar esto en un arranque de furia? Cómo me atreví a jalonear a Evelia— lleno de necesidad de sacar mi frustración ante esta situación me acerco al escritorio y tumbo absolutamente todo lo que está sobre él— ¿por qué? ¿Por qué? No me reconozco— grito una y otra vez.Sabía que enamorarse no era bueno y ahora estoy deshecho por dentro, verla rodeando a otro hombre me hizo perder toda la capacidad de autocontrol, que tengo.En ese momento tocan a la puerta.— ¡Adelante!— grito si es Evelia juro por Dios que no la dejaré salir de aquí hasta que me explique todo y después pedirle perdón por lo que acabo de hacer, pero me doy media vuelta y veo que es Adriana.Su rostro lleno de miedo, hace que trate de tranquilizarme, ella no es la responsable de tanto dolor al contrario ella es r
OliviaSé que solamente ha pasado escasamente un día desde que Loyola dijo que me ayudaría, pero estoy tan ansiosa por terminar con todos estos problemas que el tiempo pasa demasiado lento, veo por la ventana, como el viento se lleva las nubes como en una especie de baile, encantaría estar así, simplemente existir y dejarme llevar por el viento.El teléfono suena y corro a tomarlo, parece que mi vida depende de esa llamada y sí, aunque muchas personas no lo crean, así es.Siento que el alma me vuelve al cuerpo cuando al ver el identificador reconozco la perfección el número que me llama.—Hola Loyola —digo esperanzada ante una respuesta positiva.— Pequeña —dice con su voz fuerte y varonil del otro lado— ya tengo la información, hay que vernos para entregártela.Yo asiento y me pongo de acuerdo con él, este día parece que va a ir mejor.Me baño, me cambio emocionada por finalmente tener una luz después de todas estas tinieblas. Bajo las escaleras de manera desesperada, pero de repent
EveliaDespués de encontrarme con el hombre que espero me ayude, regreso a la villa en contra de todos mis deseos para encerrarme de nuevo en esta habitación la cual se ha convertido en una parte importante para mantenerme cuerda.Esta ventana que creo que debió ser construida para brindarle luz a la habitación, para mí representa un portal hacia otra realidad, un vistazo a la magnitud de este mundo, la infinidad de posibilidades que hay allá afuera, lo cual me inspira a seguir luchando por eso que tanto anhelo.En una parte de esa inmensidad debe haber un espacio para mi familia y para mí, para que podamos estar felices, tranquilas y en paz,Después de cenar unos panecillos con leche decido bañarme y en la privacidad de este lugar veo como unos cuantos meses me han arrancado gran parte de mi juventud, sin tomar en cuenta todas las cicatrices que tanto he negado al mundo que existan.Mis ojos se encuentran opacos, sin vida, sin alegría, rodeados de ojeras por la falta de sueño y exceso
Oliver— Por favor no te detengas— susurra Evelia entre gemidos entrecortados.— No lo haré. — Declaro al mismo tiempo que la tomo entre mis brazos y la coloco en un sillón que tengo en la oficinaAsí acostada frente a mí, completamente desnud* decido embriagarme de su figura perfecta y apetitosa.Sus ojos color gris se encuentran brillosos y dilatados, muestra clara que ella también esta disfrutando de lo que estamos haciendo.—Oliver…— Pide ella de nuevo.Eso me hace sentir poderoso, finalmente la tengo a mi merced.— shhh— La silencio, — Solo dame un segundo más, solo uno más.Me acerco a sus piernas, rosándolas de manera tan delicada, que noto cómo se va erizando la piel ante mi contacto, toda ella es maravillosa.El ambiente es cálido, y el silencio de la noche nos envuelve de manera tan placentera que se vuelve una cómplice más entre este derroche de caricias.Navego entre las curvas de su cuerpo, explorando cada centímetro de ella, entre besos y caricias, hasta llegar a sus l
EveliaAbro los ojos y me siento desorientada.— ¿Dónde estoy? — pregunto pero no me hago escuchar, veo lo que me rodea y veo que estoy en una habitación de hospital“¿Qué me ha pasado? ¿Por qué estoy aquí?” pienso, pero conforme mi cerebro se va normalizando los recuerdos, o fragmentos de ellos se encuentran dejándome pistas.Estaba en mi habitación pero un dolor intenso en el estómago me despertó, las piernas débiles y ganas de vomitar, aunado a eso escalofríos en todo el cuerpo.Recuerdo sentirme desesperada, en busca de ayuda y no encontrar a nadie, Oliver no estaba en su habitación y el chofer no me escuchaba.Una flashazo llega a mí, el momento en el que mire mis piernas con sangre y cuando estuve a punto de chocar contra otro auto.Cuando llegue al hospital y después de eso… después de eso absolutamente todo se volvió negro, mis sentidos se apagaron y yo… yo no recuerdo nada más.Comienzo a desesperarme, ¿qué me sucedió? La máquina que registra mis latidos comienza a sonar de ma
EveliaNo tengo tiempo de procesar la información sobre que he sido envenenada, cuando una montaña de músculos me tapa la luz en los ojos.Loyola se encuentra mirándome tan cerca que soy capaz de ver el iris de sus oscuros ojos a la perfección.—Pequeña dime ¿quién te hizo esto? Que estoy dispuesto a hacerlo dar su último respiro mirándome a la cara el muy cabr0n…Un carraspeo interrumpe el dialogo de Loyola, el agente sigue con nosotros, solo que fuera de la habitación, “por lo visto no estábamos tan a solas como creí”.Loyola tose disimulando la incomodidad, para después gesticular sin hacer sonido «dime que yo lo mat0»Yo solo me encojo de hombros, no tengo la más mínima idea de quien podría haberlo hecho y sobre todo ¿cómo? ¿Cómo lo hizo? Para evitar caer de nuevo en esta situación.— Lo que puedo decir— Continúa el doctor— es que milagrosamente, porque no tengo otra explicación su bebé se mantiene aún con vida y dentro de su vientre.— ¡¿Bebé?!— Gritamos tan fuerte Loyola y yo a
Oliver.Llego a la cocina en la que sorpresivamente me recibe Adriana con un desayuno recién hecho, ella parece parte de una estampa de los años sesentas en la que tiene el vestido, mandil y demás utensilios.Prácticamente es la esposa perfecta para un hombre como yo, atenta, servicial y cooperativa, me quedo impactado ante el pensamiento que intrusivamente ha llegado a mí.Lo justifico al pensar que no es necesario que ella lo haga.—Adriana buenos días. — Me mantengo tranquilo, un dolor punzante de cabeza no me dejó descansar, y se mantiene persistente en su intento por volverme loco.— Oliver, buenos días — responde con una amplia sonrisa.- ¿Cómo amaneciste?Me acerco a la mesa observando el desayuno que se mira como de revista, tiene todo acomodado de manera correcta, cuidada, perfecta.— No es necesario que hagas todo esto— le aclaro, ya que es invitada de esta casa— Para eso está Luisa.Ella baja la mirada de manera tímida, su forma de ser tan diferente a Evelia me recuerda que