¿A quien creen que Evelia le pida ayuda?
EveliaDespués de encontrarme con el hombre que espero me ayude, regreso a la villa en contra de todos mis deseos para encerrarme de nuevo en esta habitación la cual se ha convertido en una parte importante para mantenerme cuerda.Esta ventana que creo que debió ser construida para brindarle luz a la habitación, para mí representa un portal hacia otra realidad, un vistazo a la magnitud de este mundo, la infinidad de posibilidades que hay allá afuera, lo cual me inspira a seguir luchando por eso que tanto anhelo.En una parte de esa inmensidad debe haber un espacio para mi familia y para mí, para que podamos estar felices, tranquilas y en paz,Después de cenar unos panecillos con leche decido bañarme y en la privacidad de este lugar veo como unos cuantos meses me han arrancado gran parte de mi juventud, sin tomar en cuenta todas las cicatrices que tanto he negado al mundo que existan.Mis ojos se encuentran opacos, sin vida, sin alegría, rodeados de ojeras por la falta de sueño y exceso
Oliver— Por favor no te detengas— susurra Evelia entre gemidos entrecortados.— No lo haré. — Declaro al mismo tiempo que la tomo entre mis brazos y la coloco en un sillón que tengo en la oficinaAsí acostada frente a mí, completamente desnud* decido embriagarme de su figura perfecta y apetitosa.Sus ojos color gris se encuentran brillosos y dilatados, muestra clara que ella también esta disfrutando de lo que estamos haciendo.—Oliver…— Pide ella de nuevo.Eso me hace sentir poderoso, finalmente la tengo a mi merced.— shhh— La silencio, — Solo dame un segundo más, solo uno más.Me acerco a sus piernas, rosándolas de manera tan delicada, que noto cómo se va erizando la piel ante mi contacto, toda ella es maravillosa.El ambiente es cálido, y el silencio de la noche nos envuelve de manera tan placentera que se vuelve una cómplice más entre este derroche de caricias.Navego entre las curvas de su cuerpo, explorando cada centímetro de ella, entre besos y caricias, hasta llegar a sus l
EveliaAbro los ojos y me siento desorientada.— ¿Dónde estoy? — pregunto pero no me hago escuchar, veo lo que me rodea y veo que estoy en una habitación de hospital“¿Qué me ha pasado? ¿Por qué estoy aquí?” pienso, pero conforme mi cerebro se va normalizando los recuerdos, o fragmentos de ellos se encuentran dejándome pistas.Estaba en mi habitación pero un dolor intenso en el estómago me despertó, las piernas débiles y ganas de vomitar, aunado a eso escalofríos en todo el cuerpo.Recuerdo sentirme desesperada, en busca de ayuda y no encontrar a nadie, Oliver no estaba en su habitación y el chofer no me escuchaba.Una flashazo llega a mí, el momento en el que mire mis piernas con sangre y cuando estuve a punto de chocar contra otro auto.Cuando llegue al hospital y después de eso… después de eso absolutamente todo se volvió negro, mis sentidos se apagaron y yo… yo no recuerdo nada más.Comienzo a desesperarme, ¿qué me sucedió? La máquina que registra mis latidos comienza a sonar de ma
«Necesito reorganizar mi vida esto no puede seguir así», iba pensando mientras me movía entre las calles de la ciudad, tengo tanto tiempo de no detenerme por cinco minutos a observar mi alrededor que este lugar me parece completamente desconocido.Estoy frente al cristal de un exhibidor, me gusta un vestido pero algo más llama mi atención, la figura de un hombre alto, vestido de negro reflejado en el cristal, algo en su rostro me parece familiar aunque no logro descifrar qué es, tiene varias cuadras que lo he visto detrás de mí a cierta distancia, pero detrás de mí siempre.Mi corazón comienza a acelerarse, imágenes de ese rostro en mis recuerdos se van dibujando con claridad, no quiero creer que me haya encontrado, no después de tanto esfuerzo por mantenerme oculta, él hombre encargado de hacer realidad las órdenes del creador de mis pesadillas me ha encontrado, para regresarme con él.Comienzo a caminar de manera un poco más acelerada de lo normal, no quiero que se dé cuenta que lo
EVELIA CARPIO—Gracias— susurro, ya que yo tampoco tengo mucha fuerza en este momento, con la poca energía que me queda me levanto de la cama y comienzo mi camino directamente al comedor.Las paredes, los cuadros, incluso los floreros eran los mismos que diez años antes, nada en esta casa había cambiado, nada en esta casa había mejorado.Al llegar al comedor y presentarme en la entrada, Adriana mi hermana sentada como una marioneta en la mesa, me vio e inmediatamente quiso levantarse., pero un ruido fuerte y estridente nos hizo encogernos a todas.Leonel, mi padre, había golpeado la mesa con el puño cerrado con toda la fuerza que le permitía su brazo.—Compórtate como una señorita educada Adriana, no quiero esta clase de situaciones, recuérdalo.Leonel ni siquiera volteó a ver en ningún momento a mi hermana, dando por hecho que ella obedecería… y así fue.Adriana bajó la cabeza y visiblemente temblorosa, se sentó de nuevo como si nada de eso hubiera sucedido.—Bienvenida hija —dijo
OLIVER GEACOMAN— ¡No quiero hacerlo!— Grito furioso.Estoy caminando como león enjaulado en mi oficina, mi abuelo, Rodrigo Geacoman se mira desesperado pero no creo que lo esté más que yo.—Tranquilízate Oliver, tranquilízate, esto es algo que ya sabías desde hace mucho tiempo, no entiendo por qué te pones así, ya es hora que dejes de lado el libertinaje y formes una familia. No es bueno andar de cama en cama.— Afirmó seguro de lo que decía.Me da risa su cinismo.— ¿Por qué me pongo así?— le pregunto sarcástico— puede ser tal vez porque tú estás eligiendo con quién me voy a casar, cuándo y todo esto como una especie de jueguito.—No —contestó mi abuelo seguro de su respuesta— no es un juego, tú aún eres muy joven y no sabes de la vida, además te estoy dejando decidir.—Por Dios abuelo ¡¡tengo treinta y cinco años no soy un niño!! Yo puedo tomar mis propias decisiones.—No referentes a mi empresa, no puedes si quieres ser Ceo permanente en la multinacional Geacoman, si lo deseas ten
EVELIA CARPIOToda la cena me mantengo siendo yo misma, con la actitud que me caracteriza, y sé que eso es justo lo que Leonel odia, por lo que disfruto doblemente hacerlo.La cena se está desarrollando como debería, mi hermana Adriana siendo perfecta hasta en su forma de limpiarse los labios, cuando sabe perfectamente que están impolutos, hasta el adonis en el que se ha transformado la lagartija que recuerdo hace muchos ayeres, quién se ha mantenido atento a ella.Me pica la espalda, Leonel me golpeó de nuevo un poco antes de iniciar toda esta farsa, pero esta vez me abrió más la piel, llegó hasta las costillas y siento que me quema por dentro, él asegurándose como siempre, debo reconocer, de golpear donde pueda ser cubierto.El monstruo siempre ha sido precavido en esos detalles, dar en lugares que no sean visibles, porque ante todos debe ser el hombre perfecto y por lo tanto, sólo merece la familia perfecta, no menos.A pesar del dolor, tengo que comer, tengo que terminarme todo
OLIVER GEACOMANMe encuentro decidido no entiendo por qué Evelia se empeña en alejarme, no puedo decirle frente a todos que quiero ayudarla, que ambos podemos ayudarnos.Después de aclarar que sí quiero casarme con ella y no con su hermana, se crea un silencio un tanto incómodo para todos.—Entiende hija —dice Leonel —él se ha enamorado de ti, ha quedado prendado de…— Se quedó trabado, se notaba que estaba buscando un calificativo aceptable para continuar su oración y no lo encontraba.—Su carisma —dijo mi abuelo, a fin de cuentas él sí era una persona a quien Oliver le fuera de agrado.— ¡Claro carisma!— continuó Leonel un poco confundido porque ésa fuera la razón.Había olvidado un detalle, en ese momento me levanto, saco un anillo de mi bolsillo y se lo presento a Evelia.Ella abre los ojos asombrada, parece que no se esperaba un anillo de compromiso en un compromiso, «en dónde tendría la cabeza esta muchacha» pienso intrigado.—Es el anillo que usó su madre y mi esposa —susurró mi