-¡¿Cómo te atreves?! ¡ahora mismo te quitarás ese vestido! ¡maldita!
- ¿Te olvidas ante quien estás?
-Majestad…
Y Jimena recibe una potente bofetada de parte de Mariana…
-Quien haya escogido este harapo para Doña Cecilia – arrojando el vestido – más le vale que por decisión propia de un paso al frente
Los Escalante y Carlos apenas se miran.
-¿Van a hablar? ¿o tengo que empezar a retirar títulos?
Jimena da un paso al frente – yo escogí el vestido pero majestad debería saber que esta infeliz…
-Yo sé todo…así que a mí no me tienes por qué aclarar las cosas
Jimena se muerde el labio.
-Esta fiesta ridícula se ha acabado, Cecilia criatura…ve y descansa, lamento no poder hacer nada por ti, pero cuenta con mi amistad y mi protección
Ana queda en shock y muere de envidia al saber que ahora Cecilia será cuidada por la mismísima reina.
La noche cae, y Cecilia está sola en su habitación, después de todo, Isaac no fue a verla, está muy ocupado intimando con Ana, Cecilia está mirando su rostro lleno de moretones, así que toma un poco de maquillaje y se lo aplica en el rostro, luego se retira el vestido que le dio la reina, y se coloca su camisón de dormir, dejando ver parte de los azotes, y con su corazoncito roto, y sus ilusiones hechas pedazos Cecilia se dirige a dormir…
-¿Qué no vas a ir a cumplirle a tu esposa?
- ¿Cumplirle? – empezando a reír – Ana no seas tonta, ya le hice el favor que se dé por bien servida
-Querido mío, ¿Qué vas a hacer con esa estúpida?
-Sencillo, esperaré un poco y alegaré que me fue infiel…y solicitaré la anulación
-Perfecto “todo tu dinero será mío y de mi padre”
…
Cecilia ha despertado durante la madrugada, sintiéndose sola y desamparada, se gira para ver si su esposo está a su lado pero tristemente descubre la cama vacía, así que simplemente se abraza a sus piernas mientras deja que sus ojitos derramen lágrimas, al alba ella despierta y se acomoda lo mejor que puede, y así baja a la cocina para tener el desayuno listo para Isaac, cuando ve a Jimena y esta se acerca y de una bofetada la arroja al suelo.
-Infeliz ¡¿Quién te crees para no atender a mi hijo?!
- ¿Eh?
- ¡No te hagas, Isaac tuvo que levantarse a hacerse el desayuno! ¡¿Qué no sirves para nada?! – pateando a Cecilia
Isaac baja y da una sonrisa pues su mentira ha funcionado, así que simplemente se acerca y frena a su madre – basta madre, esta tonta ha aprendido su lección
Cecilia apenas mira, y con cada accionar de Isaac, esa ilusión que tenía hacia él se está acabando poco a poco…
-M*****a zorra…¡ve a hacer algo de provecho! ¡no quiero ver tu pútrida cara!
Y Cecilia con cuidado se coloca de pie y se marcha, pero antes escucha a su suegra hablar – ¿Qué harás con esa estúpida?
-Madre, cuando tenga asegurado el título de Carlos, me desharé de Cecilia, y me casaré con Ana
-Esa mujer es más decente que esa perra…
-Claro que es más decente – tomando las manos de su madre – así que descuida, solo aguantemos estos meses, confiemos en que Carlos de nuevo tenga una niña…
Y Cecilia cabizbaja se marcha…
…
-Esposo…
-Para que mi esposa me hable así, es que quiere algo – sonriendo – dime ¿Qué deseas?
-Invitar a una comida a Cecilia de Escalante
-Ya veo, te has encariñado con ella…
-Me contó su infortunio, y no es justo lo que ha sufrido, merece una amiga
-Está bien, pediré al cochero y al alférez real que vayan por ella ¿Cuándo lo deseas?
-Hoy mismo, es más tengo varios vestidos que le pueden quedar a esa pobre muchacha
-Ahora mismo cumpliré la voluntad de mi esposa – tomando aquella mano para besarla – dime ¿Cómo está tu salud?
-No he vuelto a toser, el médico dice que podría estar mejorando pero es honesto, este brote de energía – empezando a sollozar – esposo cuando no esté, busca a alguien
-Te he dicho que no toques ese tema…
-No quiero que te quedes solo, busca una buena mujer que te quiera, que te ayude a gobernar
El hombre hace una venia y da una sonrisa a su esposa…
…
Hacia el mediodía el carruaje real llega a la mansión de los Escalante, el alférez real baja y pregunta por Cecilia, su suegra dice que la mujer no está que seguramente está con alguno de sus amantes, cuando el hombre sin preguntar se mete a la fuerza a la casa y busca a Cecilia hasta que la encuentra encerrada en los establos, con manchas de sangre y su cabeza sangrando, pues Javier la atacó solo porque ella le preguntó qué quería de almuerzo…
-Espero Doña Jimena que tenga una excusa para esto
-Esa mujer debió caerse de las escaleras ¿verdad querida?
Pero Cecilia niega todo en el acto, y se esconde detrás del alférez real – vamos a ver lo que dirán sus majestades
-Espera…
-Fue Doña Mariana quien envió por la joven…
Jimena queda en shock.
-Entonces me arreglaré, no puedo dejar que mi nuera vaya sola a alguna parte, con su historial…
-Yo solo tengo la orden de llevar a Cecilia de Escalante al palacio real – tomando a Cecilia y se la lleva
Jimena apenas frunce el ceño – m*****a zorra…
…
-Gracias
-Por nada señora, ahora tengo que llevarla al palacio real
-Pero no me puedo presentar a sus majestades así…
-Antes de ver a sus majestades será acomodada para verlos, no se preocupe – sintiendo pena por la joven que aún sangra por la cabeza
Así Cecilia es conducida hacia una habitación en donde se da un baño a conciencia y un médico revisa su herida en la cabeza, curándola para que deje de sangrar, se le coloca un vestido rojo mostrando sus hombros, y su cabello es dejado suelto, así que ella se dirige hacia la sala del trono en donde al entrar ve a los reyes y estos le dedican una sonrisa.
-Majestades, Doña Cecilia de Escalante
-Majestades – haciendo una reverencia – un placer poder verlos
-El placer es mío, pequeña – acercándose y besando la frente de Cecilia – te ves preciosa
-Gracias Doña Mariana
-Bien tengo que atender asuntos de gobierno, esposa puedes pasar tu día con tu protegida
-Gracias esposo…vamos querida te tengo varios regalos
- ¿Eh?
Y así Mariana lleva a Cecilia a su habitación de té, en donde hay varios cofres con vestidos, joyas, y lo más importante dos doncellas y dos esclavos eunucos…
-Doña Mariana, pero dirán en mi casa
-Para eso, las doncellas llevan en sus prendas el escudo real de Alfonso – sonriendo – y solo te servirán a ti, a nadie más…
-Gracias, pero ¿Por qué es tan amable conmigo?
-Porque eres pura de alma, y porque lo que te hicieron Isaac Escalante y Fernando Córdoba no tiene nombre – frunciendo el ceño
-Yo al menos pensaba que Isaac me estimaba – sollozando – solo se casó para sanar su conciencia
-Pequeña no te aflijas – sonriendo – encontrarás a quien de verdad te valore
- ¿Eh?
-Bien vamos a comer algo, no solo te traje para darte regalos, mereces los mejores mimos
Cecilia se sonroja de golpe…
Cuando cae la tarde Cecilia regresa a la mansión, siendo escoltada por el alférez real y sus dos esclavos que van montados en caballos, Jimena y Ana están en shock, y Ana está por reclamar todos los regalos de Cecilia cuando el esclavo de nombre Santiago desenfunda su espada y la coloca en el cuello de Ana.
-¡¿Qué crees que haces?!-Esto no le pertenece, es de mi señora- ¡Esa perra no es señora de nadie! ¡tú serás mi esclavo! ¡así que te ordeno!-¿Usted, ordenarme? – empezando a reír – yo sirvo a Doña Mariana de Belmonte y a Doña Cecilia de Escalante usted no es nadie, salvo una mujer indigna que se está entrometiendo en un buen matrimonio-¡¿Quién te crees?!- ¿Vas a contradecir una orden de su majestad?Ana y Jimena apenas se muerden los labios.-Por favor lleven todo esto a mi habitación…- ¡No dejaré que eso pise el cuarto de mi hijo!-Yo no hablaba de ese lugar – dejando a Jimena en shock – por favor, lleven todas mis cosas a la habitación del fondo…no compartiré cama con un infielJimena se queda pasmada…Cecilia se dirige hacia la habitación, que está destartalada y en terrible condiciones, pero junto con sus doncellas y esclavos se encargan de dejar la habitación en condiciones, cuando Isaac llega en el acto Ana y Jimena se quejan así que el hombre se dirige a reclamar a Cecilia
-Sí señor vizconde ¿Qué desea?-Quiero ver a mi esposa – diciendo aquello con tono autoritario-Doña Cecilia está tomando un baño, si desea esperarla…cuando esté visible podrá verla-Es mi esposa, si yo quiero…-Claro, como esa noche en su fiesta ¿verdad? – Isaac queda en shock…- ¿De qué demonios hablas?-De nada, de nada en particular señor vizconde, solo de cosas que escuché de Doña Cecilia, y no creo que ella sea de las personas que mienten…-Dile a Cecilia que la espero en la sala…-Con gusto señor vizconde – y así cierra la puerta- ¿Qué dijo? – mientras da la espalda a su dama, Clara su otra doncella está lavando con cariño su cuerpo-La espera en la sala, Doña Cecilia…-Seguramente me quiere reclamar que su majestad me mime tanto…-Doña Cecilia, sus heridas…-No sanaron bien, mi padre no mandó por un médico para atenderme…Las dos doncellas apenas se miran…Al cabo de casi una hora, Cecilia baja hacia la sala, siendo escoltada por sus dos damas, llevando un vestido color marfi
-Espero Don Carlos, que tenga una buena explicación…- ¡Esa perra!-Un insulto más, y Doña Mariana sabrá de su comportamiento vergonzosoCarlos apenas se muerde los labios…-Excelencia, usted debe saber que esa infeliz…-Lo mismo va para usted, Sofía de ArrayanesLa joven baja la cabeza forzosamente, porque toda España sabe que el alférez real es el hermano gemelo del rey de España…y ambos saben poner caras que causan terror.Al poco Cecilia baja, luciendo un hermoso vestido rosa y su cabello peinado en una cola alta…el alférez real se acerca y luego de hacer una venia conduce a la joven al carruaje…-¡Regresa Cecilia!-Lo siento padre, pero Doña Mariana ha pedido verme y no puedo negarme – y así el carruaje parteCarlos y Sofía ingresan en la mansión, y los esclavos de Cecilia los ignoran y salen de la casa para dirigirse a atender los rosales que la joven plantó en el jardín…Carlos se encuentra con Javier y estos empiezan a hablar acerca de la dote de Cecilia…mientras que Sofía y J
-Me duele la cabeza – empezando a llorar…-Tranquila – mirando a Lorena – ve ahora mismo por un médico – luego dirige la mirada hacia Santiago – ayúdame a llevar a Cecilia a mis aposentosLos dos siervos hacen una reverencia, Santiago se acerca y luego de hacer una reverencia a Cecilia, la toma en brazos y junto con Mariana entran al palacio, Lorena se ha dirigido a buscar al médico, Alfonso y Diego se enteran y se dirigen a ver a la joven, quien está en la cama de la reina siendo atendida por un médico, mientras simplemente no deja de llorar.-Mariana ¿Qué pasa? – entrando en la habitación…-Querido, le conté a Doña Cecilia lo que pasó hace unos momentos y tuvo un fuerte dolor de cabeza…Alfonso se acerca y ve a Cecilia llorar sin poder calmarse, así que toma asiento en la cama y toma la mano de la joven, cosa que complace a Mariana…-Deja de llorar, calma, estás segura…-Majestad, es que…recordé…Todos quedan en shock.-¿Qué recordaste? – diciendo Aurora mientras se acerca a Cecilia
-¡Maldito esclavo!-Nunca volverás a faltarle al respeto a mi señora…-Santiago-¡Maldita infeliz, no solo me difamas con sus majestades, permites que un esclavo inmundo me ponga un mano encima! – colocándose de pie y saca su fustaFernando golpea a Santiago, quien se mantiene de pie, y con su mirada hostil – vaya con que la perra no supo educarte – sonriendo de modo siniestro-¡No tienes ningún derecho a golpear a Santiago!Pero Fernando vuelve a golpear al esclavo haciendo que este sangre por la mejilla.-Oh, vamos, ¿tu sangre es igual a la mía? – empezando a reír- ¡Basta, déjalo!- ¡Cállate perra! – pero su rostro es girado y vuelve a caer al suelo – ¡¿Qué te pasa Isaac?!Cecilia queda en shock, al ver a Isaac mirando a Fernando como poca cosa, Cecilia corre hacia Santiago saca su pañuelo y empieza a limpiar las heridas del esclavo, mientras sus ojitos derraman lágrimas – ¿estás bien Santiago?-Sí, Doña Cecilia…no se preocupe por este esclavo- ¡¿Por qué te metes?!-Estabas import
Por un momento Isaac abre los ojos, pero se encuentra solo en aquella habitación, y solo una persona llega a su mente, su esposa Cecilia – Cecilia…ven…Y vuelve a caer desmayado……Cuando Cecilia llega al palacio, Mariana se la lleva a su sala de té, en donde empieza a hacerle un interrogatorio completo, para así darle información a Alfonso para que conquiste a la joven, y Cecilia dulce e inocentemente le da todos esos datos a Mariana, quien simplemente mira a la joven y sabe que ella es perfecta para el cargo de reina y sobre todo para sanar el corazón de Alfonso cuando ella ya no esté.-Vaya no eres muy exigente con la comida…-Lo único que no me gusta es el caldo de rabo de toro…y el hígado…por lo demás puedo comer sin problema – dando una sonrisa-Lo tendré en cuenta, a Alfonso le encanta el hígado, pero poco el caldo de rabo – sonriendoCecilia le regresa la sonrisa……-Su majestad…- ¿Qué pasa?-Los Córdoba vinieron…-Me imagino qué es lo que quieren, hazlos pasarLos padres de
Los días fueron pasando, Cecilia estaba viviendo bien en la casa de los Escalante siendo cuidada y mimada por sus siervos y cuando pasaba sus tardes en el palacio por Mariana, que día con día se debilitaba más y más, y a pesar de ser verano y que el calor era bastante abrasador, ella tenía que usar chales y capas abrigadas.-Doña Mariana creo que debemos entrar al palacio-Gracias por preocuparte por mí, mi querida Cecilia – acariciando aquella carita-Su majestad usted ha sido como una madre, es claro que debo preocuparmeMariana le dedica una sonrisa a Cecilia, desde la distancia Alfonso observa y un suspiro resignado escapa de sus labios.-¿Pasa algo? – diciendo Diego mientras se acerca-Pasa, querido hermano…que no acepto el castigo que Dios me ha enviado, he sido un buen monarca, un excelente esposo, nunca tuve amantes por más mujeres bellas que me presentaron y más campañas militares que he liderado lejos de mi esposa, pero Dios, me ha castigado…quitándome a mi tesoro más precia
-Alfonso…-¡¿Por qué me presionas?! ¡Mariana entiende, yo no puedo tomar a otra mujer como reina! ¡no puedo! – rompiendo en llanto-No quiero que te quedes solo ¿Qué te cuesta entender eso? ¡entiende por Dios me estoy muriendo!- ¡No vuelvas a decir eso! – haciendo que Mariana baje la cabeza por el miedo – ¡no acepto que te estés muriendo! ¡¿Por qué no puedes entender?!-Alfonso – acercándose y acariciando la mejilla de su esposo – entiende, ya estoy muriendo, y nada puedes hacer – empezando a toserAlfonso corre y le proporciona un pañuelo a su esposa el cual se mancha rápidamente de sangre, y luego recibe un vaso de agua de parte de su esposo.-Mariana…-Esposo, quiero que vuelvas a amar…-No creo que pueda – recibiendo un beso en los labios-Podrás…tendrás una buena vida con aquella a la que escogí para ti-Manipuladora…-Desde siempre – dando una sonrisa, mientras recibe un besoAl día siguiente, Alfonso se dirige a ver a Mariana, para invitarla a dar un paseo los dos, pero al ent