Los días fueron pasando, Cecilia estaba viviendo bien en la casa de los Escalante siendo cuidada y mimada por sus siervos y cuando pasaba sus tardes en el palacio por Mariana, que día con día se debilitaba más y más, y a pesar de ser verano y que el calor era bastante abrasador, ella tenía que usar chales y capas abrigadas.-Doña Mariana creo que debemos entrar al palacio-Gracias por preocuparte por mí, mi querida Cecilia – acariciando aquella carita-Su majestad usted ha sido como una madre, es claro que debo preocuparmeMariana le dedica una sonrisa a Cecilia, desde la distancia Alfonso observa y un suspiro resignado escapa de sus labios.-¿Pasa algo? – diciendo Diego mientras se acerca-Pasa, querido hermano…que no acepto el castigo que Dios me ha enviado, he sido un buen monarca, un excelente esposo, nunca tuve amantes por más mujeres bellas que me presentaron y más campañas militares que he liderado lejos de mi esposa, pero Dios, me ha castigado…quitándome a mi tesoro más precia
-Alfonso…-¡¿Por qué me presionas?! ¡Mariana entiende, yo no puedo tomar a otra mujer como reina! ¡no puedo! – rompiendo en llanto-No quiero que te quedes solo ¿Qué te cuesta entender eso? ¡entiende por Dios me estoy muriendo!- ¡No vuelvas a decir eso! – haciendo que Mariana baje la cabeza por el miedo – ¡no acepto que te estés muriendo! ¡¿Por qué no puedes entender?!-Alfonso – acercándose y acariciando la mejilla de su esposo – entiende, ya estoy muriendo, y nada puedes hacer – empezando a toserAlfonso corre y le proporciona un pañuelo a su esposa el cual se mancha rápidamente de sangre, y luego recibe un vaso de agua de parte de su esposo.-Mariana…-Esposo, quiero que vuelvas a amar…-No creo que pueda – recibiendo un beso en los labios-Podrás…tendrás una buena vida con aquella a la que escogí para ti-Manipuladora…-Desde siempre – dando una sonrisa, mientras recibe un besoAl día siguiente, Alfonso se dirige a ver a Mariana, para invitarla a dar un paseo los dos, pero al ent
Mientras en la ceremonia llega un joven que toma asiento al lado de Cecilia y toma su mano para saludarla, Isaac hierve en celos, cosa que notan Ana y sus padres.-¿Cómo estás?-Alejandro, pensé que estarías en Barcelona…-Vine en cuanto supe de la muerte de Doña Mariana, pedí al cochero que acelerara la marcha, para llegar a tiempo al velorio – diciendo en un susurro – y tú dime, supe que te casaste…¿has estado bien?-Sí Alejandro pero si quieres más tarde podemos hablar-Me parece bien – dando una sonrisaIsaac apenas mira y siente el enorme deseo de romperle la cara al hombre que esté tan cerca de su propiedad.Las horas pasaron, Alfonso dio la orden de dar un refrigerio a los asistentes al velorio de su esposa, entonces es ahí cuando Alejandro decide acercarse a Cecilia para hablar con ella, pero es increpado por Isaac quien lo mira con total hostilidad.-¿Quién demonios eres y qué quieres con mi esposa?-Mucho gusto, Alejandro Andrés Santana y Martín del Campo, Duque del Infantad
Mariana es sepultada en el panteón real, al lado de los anteriores reyes, y a lado de sus tres hijos que murieron a las pocas horas de haber nacido, Alfonso agradece a todos por su asistencia a las honras fúnebres de su esposa, y pide quedarse a solas junto a la tumba de su querida Mariana, Cecilia antes de irse se acerca al rey y le deja un dije de Santa Teresa de Ávila…-¿Qué?-Es para que cuide de usted su majestad – dando una adorable sonrisa – gracias por dejar que Doña Mariana usara la falda que bordé para ella-Se veía preciosa con aquella falda, gracias a ti por bordarla – Cecilia da una sonrisa antes de marcharseAlfonso da una sonrisa mientras se coloca el collar con el dije de Santa Teresa y lo guarda entre sus ropas – hasta que vengas por mí, mi amor…cumpliré tu voluntad…ella será mi reinaY con la elegancia que caracteriza al rey de España, Alfonso da media vuela y se marcha de la tumba de Mariana.Cecilia llega a la mansión Escalante, en donde Lorena le informa que Aleja
Diego se coloca de pie y se queda mirando hacia Alejandro quien apenas se pone nervioso, y se queda mirando como el hombre simplemente lo contempla, como buscando cualquier cosa para decirle que no…-Bien, Don Alejandro, Duque del Infantado, acabas de pedir permiso para cortejar a mi hija así que seré directo y franco ¿Qué le puedes ofrecer?Alejandro apenas mira a Cecilia quien con una sonrisa, le dice que hable – sé que mimos y atenciones tiene con usted, después de todo es miembro de la familia real, ella es princesa, pero yo puedo darle respeto, fidelidad y sobre todo amarla como merece.El sonrojo de Aurora no hace sino aumentar.-Bien, debes saber que no solo estoy yo para cuidar de mi hija, mi hermano su majestad, adora a su sobrina…así que…-Respetaré el hecho de que su majestad me honrara con un compromiso matrimonial, nunca seré como Fernando Córdoba, su majestad, yo respetaré y honraré mi unión con su alteza Doña AuroraLos gemelos apenas se miran, y Alfonso se queda mirand
Así los tres empiezan a hablar y andar por todo el jardín, bajo la atenta mirada de las doncellas de Cecilia y Aurora y los esclavos de la señora de Escalante, y desde una distancia prudente, Alfonso y Diego apenas observan y los gemelos dan una sonrisa.-¿Qué te parece el Duque?-Se ve un buen muchacho…considero que es digno para ser el esposo de Aurora-Entonces querido hermano esperemos que el señor Duque haga una correcta pedida de mano, porque debe ser algo a la altura de la familia Belmonte y Sacristán…Diego apenas da una sonrisa.-Bien Doña Aurora, por lo que me dice usted no conoció a su madre-Ella murió cuando nací – mirando a Alejandro con ojitos de cachorro-Mi madre también murió al poco de haber nacido yo – tomando la mano de Aurora y besando su dorso – pero fui criado por un buen padre y una tía maravillosa – dando una sonrisa a CeciliaCecilia le regresa la sonrisa…-Bien, ustedes tienen mucho de qué hablar…- ¿Eh? – diciendo Alejandro y Aurora-Iré a ver los rosales
La joven prepara un guisado de carne acompañado de arroz y ensalada de puerros, con vino blanco para acompañar, después de haber terminado de preparar la cena, ella le pide a sus doncellas que le sirvan la cena y la suban a la habitación, pues no compartirá mesa con la familia Escalante.Cuando Isaac regresa del cuartel se encuentra con sus padres y amante, quienes están disfrutando de la cena, y Ana está preparada para robarle a Cecilia el mérito de la cena.-Mi amor hice tu guisado favorito…-No mientas – Ana queda en shock-Pero…-Tú no sabes ni hervir agua – sonriendo – ¿crees que he olvidado cuando preparaste el pescado para la pascua? Casi me envenenas…-Lo siento – diciendo Ana mientras baja la cabeza-Madre ¿Quién hizo la cena?-Tu esposa, al menos tiene excelente gusto culinario, cocina delicioso-Coincido con tu madre, al menos esa infeliz sabe cocinar, y espero Ana que tú aprendas…porque a Isaac no le gusta mucho lo que cocina el cocinero de la familiaAna apenas se muerden
A los pocos minutos, Cecilia despierta y ve a sus esclavos y doncellas preocupados por ella, mientras escucha a Javier gritando que matará a Felipe por atreverse a agredirlo.-¿Felipe, que hiciste?-Prometí a Doña Mariana cuidar de usted – los ojitos de Cecilia se llenan de lágrimas-Doña Cecilia, Don Javier, ¿va a matar a Felipe?-No, no lo permitiré – mirando a sus damas – ayúdenme a vestirmeY así mientras Santiago y Felipe miran para otro lado, mientras Clara y Lorena están cambiando a Cecilia y ya cuando esta estuviese lista, quitan la barricada y abren la puerta.-¡¿Dónde está ese infeliz?!-Si tocas a Felipe, aunque sea un solo cabello ¡le contaré a su majestad lo que quiso hacerme!Javier queda en shock…-¡No te atreverás! ¡además su majestad no le creerá!- ¡¿Eso cree?! ¡soy la protegida de su majestad Alfonso Belmonte! ¡así que si le digo lo que usted me quiso hacer, estoy segura de que su familia se irá a la ruina! ¡y me concederá la dicha de que este maldito matrimonio sea