Diego se coloca de pie y se queda mirando hacia Alejandro quien apenas se pone nervioso, y se queda mirando como el hombre simplemente lo contempla, como buscando cualquier cosa para decirle que no…-Bien, Don Alejandro, Duque del Infantado, acabas de pedir permiso para cortejar a mi hija así que seré directo y franco ¿Qué le puedes ofrecer?Alejandro apenas mira a Cecilia quien con una sonrisa, le dice que hable – sé que mimos y atenciones tiene con usted, después de todo es miembro de la familia real, ella es princesa, pero yo puedo darle respeto, fidelidad y sobre todo amarla como merece.El sonrojo de Aurora no hace sino aumentar.-Bien, debes saber que no solo estoy yo para cuidar de mi hija, mi hermano su majestad, adora a su sobrina…así que…-Respetaré el hecho de que su majestad me honrara con un compromiso matrimonial, nunca seré como Fernando Córdoba, su majestad, yo respetaré y honraré mi unión con su alteza Doña AuroraLos gemelos apenas se miran, y Alfonso se queda mirand
Así los tres empiezan a hablar y andar por todo el jardín, bajo la atenta mirada de las doncellas de Cecilia y Aurora y los esclavos de la señora de Escalante, y desde una distancia prudente, Alfonso y Diego apenas observan y los gemelos dan una sonrisa.-¿Qué te parece el Duque?-Se ve un buen muchacho…considero que es digno para ser el esposo de Aurora-Entonces querido hermano esperemos que el señor Duque haga una correcta pedida de mano, porque debe ser algo a la altura de la familia Belmonte y Sacristán…Diego apenas da una sonrisa.-Bien Doña Aurora, por lo que me dice usted no conoció a su madre-Ella murió cuando nací – mirando a Alejandro con ojitos de cachorro-Mi madre también murió al poco de haber nacido yo – tomando la mano de Aurora y besando su dorso – pero fui criado por un buen padre y una tía maravillosa – dando una sonrisa a CeciliaCecilia le regresa la sonrisa…-Bien, ustedes tienen mucho de qué hablar…- ¿Eh? – diciendo Alejandro y Aurora-Iré a ver los rosales
La joven prepara un guisado de carne acompañado de arroz y ensalada de puerros, con vino blanco para acompañar, después de haber terminado de preparar la cena, ella le pide a sus doncellas que le sirvan la cena y la suban a la habitación, pues no compartirá mesa con la familia Escalante.Cuando Isaac regresa del cuartel se encuentra con sus padres y amante, quienes están disfrutando de la cena, y Ana está preparada para robarle a Cecilia el mérito de la cena.-Mi amor hice tu guisado favorito…-No mientas – Ana queda en shock-Pero…-Tú no sabes ni hervir agua – sonriendo – ¿crees que he olvidado cuando preparaste el pescado para la pascua? Casi me envenenas…-Lo siento – diciendo Ana mientras baja la cabeza-Madre ¿Quién hizo la cena?-Tu esposa, al menos tiene excelente gusto culinario, cocina delicioso-Coincido con tu madre, al menos esa infeliz sabe cocinar, y espero Ana que tú aprendas…porque a Isaac no le gusta mucho lo que cocina el cocinero de la familiaAna apenas se muerden
A los pocos minutos, Cecilia despierta y ve a sus esclavos y doncellas preocupados por ella, mientras escucha a Javier gritando que matará a Felipe por atreverse a agredirlo.-¿Felipe, que hiciste?-Prometí a Doña Mariana cuidar de usted – los ojitos de Cecilia se llenan de lágrimas-Doña Cecilia, Don Javier, ¿va a matar a Felipe?-No, no lo permitiré – mirando a sus damas – ayúdenme a vestirmeY así mientras Santiago y Felipe miran para otro lado, mientras Clara y Lorena están cambiando a Cecilia y ya cuando esta estuviese lista, quitan la barricada y abren la puerta.-¡¿Dónde está ese infeliz?!-Si tocas a Felipe, aunque sea un solo cabello ¡le contaré a su majestad lo que quiso hacerme!Javier queda en shock…-¡No te atreverás! ¡además su majestad no le creerá!- ¡¿Eso cree?! ¡soy la protegida de su majestad Alfonso Belmonte! ¡así que si le digo lo que usted me quiso hacer, estoy segura de que su familia se irá a la ruina! ¡y me concederá la dicha de que este maldito matrimonio sea
Alejandro apenas da una sonrisa mientras toma la mano de Aurora y da un delicado beso en su dorso.-Bien empecemos a preparar la boda-Doña Cecilia, estaría honrada de que usted fuera dama de mi boda-Estaré encantada Doña AuroraY ambas jóvenes se dedican una sonrisa.Al culminar la cena, Cecilia e Isaac regresan a la mansión Escalante, en donde Ana está esperando a Isaac, para restregarle en la cara a Cecilia que ella es la dueña del corazón de aquel hombre, pero cuando ve llegar a Cecilia queda en shock, primero porque se ve hermosa, segundo porque Isaac la está tratando como un caballero y tercero…y lo más importante, Cecilia ha llegado con regalos…-Isaac ¿Qué es esto?-El Duque del Infantado le dio todos estos regalos a Cecilia…Ana queda en shock.-¡¿Por qué?! ¡yo soy la que debería recibir regalos no esa maldita! – tratando de verse débil e indefensa-Ana, basta – girándose para ver a Cecilia – perdona la escena- ¿Qué escena? Solo es tu vulgar amante comportándose como lo que
Y así se dirigen hacia el palco que da a la pista de equitación, en donde varios hombres al servicio de Isaac están entrenando con sus caballos, cuando ven a Cecilia quedan en shock, pues lo dicho por Ana e Isaac se aleja de la realidad, Cecilia es hermosa, resplandece con luz propia, apenas pueden creer que esa joya sea esposa de alguien tan mezquino como Isaac Escalante.-¿Qué les pasa a esos hombres? No dejan de mirarme-Están conociendo a la esposa de su superior…- ¿Eh?-Claro he hablado de ti mucho, de lo mucho que te quiero – Cecilia se sonroja de golpe- ¿Qué cosas dices? – diciendo aquello con su sonrojo aumentando-Claro que te quiero Cecilia, por algo te hice mi esposa- ¿Eh? – quedando pasmada – ¿no lo hiciste por?-Claro que no, te quiero Cecilia…yo estoy enamorado de tiCecilia queda en shock, y desde la distancia los hombres de Isaac apenas solo sienten pena por la joven, que está siendo cruelmente engañada.…-Doña Jimena necesito su ayuda- ¿Par qué querida?-Quiero m
Durante lo que dura la ceremonia, todos pueden ver como la pareja se dedica una devoción y amor que no se puede ver en otros matrimonios, como el de Cecilia e Isaac, o el de los padres de Isaac, los anillos son bendecidos e intercambiados, los votos son proclamados y el cardenal bendice la unión del Duque del Infantado con la sobrina del rey de España.-Por el poder que me concede la santa madre iglesia, los declaro marido y mujer, el novio puede besar a la noviaY así Aurora recibe su primer beso de parte de su ahora esposo, quien está dichoso por su matrimonio.-La ceremonia ha terminado – girándose para tomar la tiara de Duquesa del Infantado – Doña Aurora Elena de Santana y Martín del Campo…reciba la tiara que la identifica como Duquesa del InfantadoAlejandro le retira la tiara de condesa y el cardenal deposita en la cabeza de Aurora la tiara de duquesa.Los aplausos y ovaciones no se hacen esperar, el matrimonio sale hacia su carruaje, siendo escoltados por las damas de Aurora,
La celebración pasa sin mayor contratiempo, al caer la noche el matrimonio se marcha a la mansión de Alejandro en Madrid, para así consumar el matrimonio, mientras que Cecilia e Isaac regresan a la mansión Escalante, en donde Cecilia vuelve a rechazar a su esposo, e Isaac vuelve a frustrarse pero bueno nada que Ana no pueda solucionar, pues ella, llamada por Javier y Jimena llega para ser el consuelo de Isaac, quien sin pensarlo la lleva hacia su lecho, mientras que Cecilia apenas escucha y no puede creer que ese sea el mismo hombre que durante el día la colma de halagos y regalos…-Soy una tonta ¿Por qué Dios mío…por qué le creo? – y así empieza a llorarMientras que Isaac, simplemente mantiene intimidad con Ana…Al amanecer Cecilia despierta, para tener el desayuno de Isaac listo, para que se marche con buen ánimo hacia el cuartel, cuando al entrar en la cocina se encuentra con Ana quien apenas batalla para tener el desayuno de Isaac listo.-¡¿Qué demonios haces acá?!-Acá vivo – le