-Espero Don Carlos, que tenga una buena explicación…- ¡Esa perra!-Un insulto más, y Doña Mariana sabrá de su comportamiento vergonzosoCarlos apenas se muerde los labios…-Excelencia, usted debe saber que esa infeliz…-Lo mismo va para usted, Sofía de ArrayanesLa joven baja la cabeza forzosamente, porque toda España sabe que el alférez real es el hermano gemelo del rey de España…y ambos saben poner caras que causan terror.Al poco Cecilia baja, luciendo un hermoso vestido rosa y su cabello peinado en una cola alta…el alférez real se acerca y luego de hacer una venia conduce a la joven al carruaje…-¡Regresa Cecilia!-Lo siento padre, pero Doña Mariana ha pedido verme y no puedo negarme – y así el carruaje parteCarlos y Sofía ingresan en la mansión, y los esclavos de Cecilia los ignoran y salen de la casa para dirigirse a atender los rosales que la joven plantó en el jardín…Carlos se encuentra con Javier y estos empiezan a hablar acerca de la dote de Cecilia…mientras que Sofía y J
-Me duele la cabeza – empezando a llorar…-Tranquila – mirando a Lorena – ve ahora mismo por un médico – luego dirige la mirada hacia Santiago – ayúdame a llevar a Cecilia a mis aposentosLos dos siervos hacen una reverencia, Santiago se acerca y luego de hacer una reverencia a Cecilia, la toma en brazos y junto con Mariana entran al palacio, Lorena se ha dirigido a buscar al médico, Alfonso y Diego se enteran y se dirigen a ver a la joven, quien está en la cama de la reina siendo atendida por un médico, mientras simplemente no deja de llorar.-Mariana ¿Qué pasa? – entrando en la habitación…-Querido, le conté a Doña Cecilia lo que pasó hace unos momentos y tuvo un fuerte dolor de cabeza…Alfonso se acerca y ve a Cecilia llorar sin poder calmarse, así que toma asiento en la cama y toma la mano de la joven, cosa que complace a Mariana…-Deja de llorar, calma, estás segura…-Majestad, es que…recordé…Todos quedan en shock.-¿Qué recordaste? – diciendo Aurora mientras se acerca a Cecilia
-¡Maldito esclavo!-Nunca volverás a faltarle al respeto a mi señora…-Santiago-¡Maldita infeliz, no solo me difamas con sus majestades, permites que un esclavo inmundo me ponga un mano encima! – colocándose de pie y saca su fustaFernando golpea a Santiago, quien se mantiene de pie, y con su mirada hostil – vaya con que la perra no supo educarte – sonriendo de modo siniestro-¡No tienes ningún derecho a golpear a Santiago!Pero Fernando vuelve a golpear al esclavo haciendo que este sangre por la mejilla.-Oh, vamos, ¿tu sangre es igual a la mía? – empezando a reír- ¡Basta, déjalo!- ¡Cállate perra! – pero su rostro es girado y vuelve a caer al suelo – ¡¿Qué te pasa Isaac?!Cecilia queda en shock, al ver a Isaac mirando a Fernando como poca cosa, Cecilia corre hacia Santiago saca su pañuelo y empieza a limpiar las heridas del esclavo, mientras sus ojitos derraman lágrimas – ¿estás bien Santiago?-Sí, Doña Cecilia…no se preocupe por este esclavo- ¡¿Por qué te metes?!-Estabas import
Por un momento Isaac abre los ojos, pero se encuentra solo en aquella habitación, y solo una persona llega a su mente, su esposa Cecilia – Cecilia…ven…Y vuelve a caer desmayado……Cuando Cecilia llega al palacio, Mariana se la lleva a su sala de té, en donde empieza a hacerle un interrogatorio completo, para así darle información a Alfonso para que conquiste a la joven, y Cecilia dulce e inocentemente le da todos esos datos a Mariana, quien simplemente mira a la joven y sabe que ella es perfecta para el cargo de reina y sobre todo para sanar el corazón de Alfonso cuando ella ya no esté.-Vaya no eres muy exigente con la comida…-Lo único que no me gusta es el caldo de rabo de toro…y el hígado…por lo demás puedo comer sin problema – dando una sonrisa-Lo tendré en cuenta, a Alfonso le encanta el hígado, pero poco el caldo de rabo – sonriendoCecilia le regresa la sonrisa……-Su majestad…- ¿Qué pasa?-Los Córdoba vinieron…-Me imagino qué es lo que quieren, hazlos pasarLos padres de
Los días fueron pasando, Cecilia estaba viviendo bien en la casa de los Escalante siendo cuidada y mimada por sus siervos y cuando pasaba sus tardes en el palacio por Mariana, que día con día se debilitaba más y más, y a pesar de ser verano y que el calor era bastante abrasador, ella tenía que usar chales y capas abrigadas.-Doña Mariana creo que debemos entrar al palacio-Gracias por preocuparte por mí, mi querida Cecilia – acariciando aquella carita-Su majestad usted ha sido como una madre, es claro que debo preocuparmeMariana le dedica una sonrisa a Cecilia, desde la distancia Alfonso observa y un suspiro resignado escapa de sus labios.-¿Pasa algo? – diciendo Diego mientras se acerca-Pasa, querido hermano…que no acepto el castigo que Dios me ha enviado, he sido un buen monarca, un excelente esposo, nunca tuve amantes por más mujeres bellas que me presentaron y más campañas militares que he liderado lejos de mi esposa, pero Dios, me ha castigado…quitándome a mi tesoro más precia
-Alfonso…-¡¿Por qué me presionas?! ¡Mariana entiende, yo no puedo tomar a otra mujer como reina! ¡no puedo! – rompiendo en llanto-No quiero que te quedes solo ¿Qué te cuesta entender eso? ¡entiende por Dios me estoy muriendo!- ¡No vuelvas a decir eso! – haciendo que Mariana baje la cabeza por el miedo – ¡no acepto que te estés muriendo! ¡¿Por qué no puedes entender?!-Alfonso – acercándose y acariciando la mejilla de su esposo – entiende, ya estoy muriendo, y nada puedes hacer – empezando a toserAlfonso corre y le proporciona un pañuelo a su esposa el cual se mancha rápidamente de sangre, y luego recibe un vaso de agua de parte de su esposo.-Mariana…-Esposo, quiero que vuelvas a amar…-No creo que pueda – recibiendo un beso en los labios-Podrás…tendrás una buena vida con aquella a la que escogí para ti-Manipuladora…-Desde siempre – dando una sonrisa, mientras recibe un besoAl día siguiente, Alfonso se dirige a ver a Mariana, para invitarla a dar un paseo los dos, pero al ent
Mientras en la ceremonia llega un joven que toma asiento al lado de Cecilia y toma su mano para saludarla, Isaac hierve en celos, cosa que notan Ana y sus padres.-¿Cómo estás?-Alejandro, pensé que estarías en Barcelona…-Vine en cuanto supe de la muerte de Doña Mariana, pedí al cochero que acelerara la marcha, para llegar a tiempo al velorio – diciendo en un susurro – y tú dime, supe que te casaste…¿has estado bien?-Sí Alejandro pero si quieres más tarde podemos hablar-Me parece bien – dando una sonrisaIsaac apenas mira y siente el enorme deseo de romperle la cara al hombre que esté tan cerca de su propiedad.Las horas pasaron, Alfonso dio la orden de dar un refrigerio a los asistentes al velorio de su esposa, entonces es ahí cuando Alejandro decide acercarse a Cecilia para hablar con ella, pero es increpado por Isaac quien lo mira con total hostilidad.-¿Quién demonios eres y qué quieres con mi esposa?-Mucho gusto, Alejandro Andrés Santana y Martín del Campo, Duque del Infantad
Mariana es sepultada en el panteón real, al lado de los anteriores reyes, y a lado de sus tres hijos que murieron a las pocas horas de haber nacido, Alfonso agradece a todos por su asistencia a las honras fúnebres de su esposa, y pide quedarse a solas junto a la tumba de su querida Mariana, Cecilia antes de irse se acerca al rey y le deja un dije de Santa Teresa de Ávila…-¿Qué?-Es para que cuide de usted su majestad – dando una adorable sonrisa – gracias por dejar que Doña Mariana usara la falda que bordé para ella-Se veía preciosa con aquella falda, gracias a ti por bordarla – Cecilia da una sonrisa antes de marcharseAlfonso da una sonrisa mientras se coloca el collar con el dije de Santa Teresa y lo guarda entre sus ropas – hasta que vengas por mí, mi amor…cumpliré tu voluntad…ella será mi reinaY con la elegancia que caracteriza al rey de España, Alfonso da media vuela y se marcha de la tumba de Mariana.Cecilia llega a la mansión Escalante, en donde Lorena le informa que Aleja