Capítulo 3

Malú

Seguí sentada en el sillón sintiéndome como una pieza de exhibición a la que observaban constantemente. Me aterrorizaba y a la vez me decepcionaba saber que el chico al que tanto deseaba era en realidad un mafioso. Y lo que es peor, un mercader... pero de mujeres.

Me mira atentamente, se quita las gafas y las deja en la mesa de al lado, se bebe el vodka y le da otra calada al puro, apagándolo poco después. No sabía qué hacer... No sabía si llorar, gritar o intentar matarlo. Pero, ¿qué podía hacer una chica regordeta como yo con un hombre musculoso e innegablemente delicioso como él? ¡Absolutamente nada!

- ¡Deja de pensar asi Malu! ¡No pierdas la concentración! Este tipo no es el Vincenzo Torricelli que siempre te gustaba mirar y soñar cuando hojeabas esas revistas de famosos. Este tipo es el jefe... o capo, como suelen llamarle los ilatianos. Parpadea y todo el mundo está a sus pies. Ordena y pronto está hecho. Manda... Y luego se sacia... Oh como me gustaría ser saciada, devorada y totalmente utilizada por este hombre. ¡¡¡Ahhhhhh!!! Maluuuuu... - Me regaño mentalmente cuando oigo su voz ronca, firme y muy... pero que muy sexy hacia mí provocándome sensaciones inigualables y también un susto sin igual.

Miro en su dirección y él me observa como una fiera que estuviera a punto de masticar a su presa diciendo:

- ¿Cómo te llamas? - Preguntó mirándome.

- María Luiza Fernández, pero mis allegados me llaman Malú. Pero seguro que no será tu caso. - Le contesto, pero temblando por dentro

- Prefiero llamarla María Luiza, pero en cuanto a intimar, eso es otra conversación. Ten en cuenta que para ti soy y siempre seré llamada Jefa. ¿De acuerdo Maria Luiza? - habla con firmeza

- ¿Puedo elegir? - me mira como si formara un signo de interrogación en su mente y antes de que diga nada, continúo - Por tu semblante la respuesta es no. Y la mía a su pregunta es Sí Señor... ya entendí su orden.... ¡JEFE!

El sigue mirándome fijamente y eso me causo mucho miedo.

- ¡Oh m****a! ¡Ahora si que te mueres Malu! ¿Por qué tienes que hablar más que tu boca chica? Respira... respira y respira Maria Luiza... todo estara bien... todo pasara y pronto despertaras de esta pesadilla. - Cierro los ojos, respiro hondo y me asusto con tu voz cerca de mi oído que me hizo gritar en el momento del susto.

- Ahhhhhh... ¿Qué me vas a hacer? ¿Voy a morir? - Disparo sin pensar

- No te preocupes Maria Luiza, no he hecho nada. ¡hasta ahora! - me dice, y yo tiemblo de miedo

Da la vuelta al sillón para que yo esté frente a él y me sujeta la nuca con su mano grande, suave y muy cálida, hablando muy cerca de mis labios....

- ¿Sabes cómo me llamo Maria Luiza?

- No. Qué mentira, Malú, claro que lo sabes. ¿Por qué no se lo has restregado en la cara ahora mismo?

No sé lo que me pasa, nunca he tenido tanto miedo, y menos delante de un hombre. Pero, este tío ya me destrozó sólo en esas fotos imagínate así... cara a cara...". Respira e inspira Malu... No pierdas la concentracion.. ¡Concéntrate!

Pienso y el continua con sus mentiras:

- Me llamo Lorenzo, pero aquí nadie me llama por mi nombre, sólo jefe. ¿Entiendes Maria Luiza? - dice y siento que la rabia se apodera de mis pensamientos

- ¡Eso es demasiado! ¿Incluso utiliza el nombre de su hermano para intentar engañarme? Ahora se dará cuenta. Si cree que voy a aceptar todo esto tranquilamente, está muy equivocado. Mi papá... qué decepción con este hombre. ¿Cómo pude ser tan engañada por este hombre travieso, delicioso y delicioso? Maluuuuu... No pierdas la concentración... Respira e inhala... -pienso y me asusto con tu voz de nuevo en mi oído.

- ¿Entendiste todo Maria Luiza?

- ¡Si JEFE! Entendí todo y no hace falta que grites porque no estoy sorda. Estoy prisionera, pero tengo todos mis sentidos en perfecto estado. - Hablo sin pensar y me regaño mentalmente.

- 'Oh Maria Luiza... Ya veo que vas a dar muchos problemas. Pero pronto aprenderás la lección y quién manda aquí. - El habla y yo sigo pensando

'Pobre bastardo y mentiroso... ¡aún no has visto nada Vincenzo bastardo! Concentrate Malu... ¡Concéntrate! - Salgo de sus pensamientos hablando de nuevo

- Y otra, ¿puedes llamarme Malu si no es mucho pedir?

- Bueno Malu... Aquí solo hago lo que quiero y contigo no será diferente. Así que para mí siempre serás María Luiza y punto. Si te gusta o no me da igual. Estas buena, pero no lo suficiente para cambiar a un hombre como yo. - dice bajando las manos del sillón, apartándose y poniéndose de espaldas a mí y haciendo que me muerda los labios al ver ese culo perfecto paseando delante de mí....

- Hostia puta, ¿no podía ser mi carcelero viejo, barrigón, desgarbado y feo? Pero no, el diablo tenía que enviarme a este cachondo que me vuelve loca.... Que guapo es mi jefecito. Concentrate Malu... Concentrate... ¡No olvides que es Vincenzo Safado! - Salgo de mis pensamientos con tu voz

- Maria Luiza se que tu no querias estar aqui y que fuiste enviada por las manos del Trueno como pago de una deuda con La Casa. Así que para solucionar tu problema y también el mío, me quedaré contigo.... - Habla y rápidamente le interrumpo asustada

- ¿Qué es lo que has dicho? - Pregunté incrédula y con la duda de si era un regalo o un castigo.

- ¡Eso es lo que has oído Maria Luiza! ¡Me quedaré contigo todo el tiempo que desees! - mi nombre nunca sonó tan sexy como en boca de Vincenzo Safado... Concentrate Malu... Céntrate... Me regaño y él continúa

- Voy a quedarme contigo un tiempo hasta que haya satisfecho todos mis deseos más salvajes y luego veré lo que puedes hacer por aquí. - Habla como si fuera lo más normal del mundo

- No quiero tener ningún problema con Rebeca.... - Le dije

- ¿Problemas? ¿Por qué iba a tenerlos? Aquí mando yo, soy el dueño, el jefe y ella, como todo el mundo, hace lo que yo digo, lo que yo quiero o si no la castigan como a todos los que trabajan en mis establecimientos.

No dije nada más, me limité a escuchar y a agachar la cabeza. ¿Qué podía hacer sino aceptar? Era mejor ser suya que estar en manos de esos clientes viejos, borrachos y enfermos que en una erección pueden sufrir hasta un infarto. Aunque no valiera nada, seguía siendo un hombre hermoso, joven e innegablemente delicioso.

- Presta atención, esta no es la mansión de tus sueños, ni mucho menos tu patio de recreo. El lema aquí es trabajar. Sepan que no soy el tipo de hombre romántico y apasionado que trata a las mujeres con cariño. Si haces algo mal te castigaré, si me molestas o vuelves a ser maltratada como hace un momento sufrirás las consecuencias. Asi que MARIA LUIZA, se una buena chica y no tendremos problemas entre nosotros. ¿lo has entendido? - dice y yo solo respondo débilmente

- ¡Si Jefe! - dije resoplando sin mirarlo

- Ahora vete al baño, dúchate, haz todo lo que tengas que hacer, coge un jersey del cajón, póntelo y vuelve aquí... no tardes.

Me quedé allí de pie, asustada, sin ningún sitio al que huir ni nada que hacer para librarme de él.

- ¿A qué esperas? Sólo vete... -dijo sin paciencia

Me levanté y fui, hice lo que me dijo y entré en el baño. Me duché, hidraté mi cuerpo y me perfumé con una de las colonias que había en el lavabo. Volví vestida con el camisón blanco y las bragas del mismo color que encontré en el cajón, que por cierto tenía varios camisones y lencería de todos los colores. De pie frente a él, esperé a que dijera algo, estaba incómoda porque aquel jersey casi dejaba ver mis bragas, era de seda y además marcaba muy bien mis pechos.

Se levantó y se acercó a mí.

- Una pregunta importante... ¿Eres virgen Maria Luiza? - Preguntó y me quedé helada.

Estaba nerviosa y la respuesta no salía de mi boca.

- Responde a mi pregunta. ¿Eres virgen?

Dije que sí con la cabeza, tragando en seco.

- ¡Qué carajo! - Dijo... - Ven conmigo...

Me agarró del brazo sacándome de la habitación, bajó las escaleras y llegó al salón, me soltó con todo casi haciéndome caer.

- ¡Jairo! - Gritó enfadado.

- Si Jefe... - Dijo viniendo de fuera.

- Coge a esta chica y haz lo que ya sabes que tienes que hacer.... - dijo el jefe.

- ¿Qué? ¿Lo juras? ¿Es virgen? ¡Qué belleza! Ven con papá, ¡chica buena! - Dijo excitado.

- No, no, por favor, por favor... - Estaba llorando.

- Vamos Jairo, no tengo todo el día.... - Dice el jefe y siento que se me congela el corazón

- ¡Sí jefe! ¡Ahora mismo! Vamos... - Dijo agarrándome del pelo y tirando de mí.

- ¡No! No por favor te lo ruego, no no.... - Dije llorando e intentando soltarme de él, pero me agarraba del pelo con fuerza y me dolía.

Mis ojos buscaban ayuda, pero todos estaban de brazos cruzados solo observando todo, mientras él me arrastraba por todo el pasillo.

- Vamos caliente, te va a gustar, te lo voy a hacer duro y se acabará rápido... - dijo sacándome.

Vincenzo lo miraba todo, pero no se movía, ni siquiera tenía expresión alguna. Esto me causaba dolor, sufrimiento, decepción por haber estado enamorada de una imagen durante todos estos años y ahora me trataba como si fuera basura... nada. Las lágrimas caían de mis ojos sin control....

Jairo me sacó y me llevó a un rincón del jardín, yo lloraba y trataba de soltarme de él, me inmovilizó contra la pared, yo forcejeaba y gritaba.

- ¡Suéltame, suéltame! - Luché y le apuñalé en vano.

- Las que se resisten y las salvajes son las que más me gustan, ¿sabes? - dijo, besándome y mordiéndome el cuello.

Sentí asco, intenté soltarme pero él era más fuerte que yo y me sujetó.

- No, suéltame, cabrón asqueroso, suéltame. - Grité y en un intento de escapar le mordí el brazo corriendo hacia el salón y la cabrona de Rebeca se detuvo justo delante de mí ayudando a Jairo a sujetarme de nuevo.

- Puta... ¡Mira lo que has hecho! - Dijo con rabia agarrándome de nuevo por el pelo.

Lloré mucho, porque me estaba doliendo mucho y lo peor era ver a Vincenzo ahí parado sin ayudarme. Siempre le gustaba decir en sus eslóganes que las mujeres son los bienes más preciados de esta tierra. Ahora me doy cuenta de por qué decía eso... Porque para él no somos más que bienes de lujo que se pueden negociar sin regateos.

- Me las vas a pagar, zorrita.... - Me dijo Jairo dándome una bofetada en la cara haciéndome caer al suelo.

Caí con las manos en la cara y un poco mareado, todo estaba un poco borroso, porque esa bofetada dolía demasiado. Jairo era un hombre fuerte, alto y con una fuerza fuera de lo común. Todavía estoy tirado en el suelo cuando escucho un grito.

- ¡Basta Jairo! - dijo Vincenzo acercándose a nosotros con las manos en los bolsillos, mirando tranquilo.... - No golpees a las chicas en la cara, no quiero que queden marcadas? - dijo fríamente

- Lo siento jefe, pero esa zorra me ha mordido sin yo dejarla y se estaba resistiendo. - Dice Jairo agarrándose la cara

- ¿Has aprendido a dominar a una mujer? - dijo Vincenzo sarcásticamente fumando

- ¡No jefe! Pero, no es una mujer, ¡es un demonio! - Dijo Jairo enojado

- Levantate Maria Luiza... - Vincenzo ordena mirándome

- No puedo... Me duelen mucho las piernas y estoy mareada. - Dije jadeando y me salía sangre por la comisura de los labios.

Él no dijo nada, simplemente me cogió del brazo y me subió de nuevo por las escaleras. Recorrimos el enorme pasillo hasta llegar de nuevo a su habitación.

- Ve al baño y límpiate la cara, luego vuelve aquí...' dijo fríamente. - dijo fríamente

Fui llorando, me lavé la cara y me limpié la sangre con un algodón, me puse un poco de medicina en la herida que me quedaba y volví a su habitación.

- Ya has visto que aquí si no haces lo que te dicen lo pagas, ¿no? - Dijo y yo no contesté.

- Ahora te vas a quedar aquí, luego te vas a poner uno de los vestidos que hay en el armario, te vas a maquillar y vas a disimular ese moratón, te vas a poner muy guapa, porque vas a bajar a ver cómo debes actuar en el salón.

Después de eso salió de la habitación, me tiré al suelo y lloré, lloré horrores, no tenía fuerzas ni para levantarme. Mi vida se convirtió en una pesadilla, no tenía salida, o hacía lo que tenía que hacer o moriría de tanto castigo.

Sé que me quedé allí en el suelo hasta que llegó la hora de arreglarme y bajar. Elegí un atuendo, un vestido negro corto con mangas largas.

Me maquillé mucho ocultando la marca de mi cara, me dejé el pelo suelto y con un poco de volumen. Me puse un par de tacones y ya estaba lista.

Alguien entró en la habitación a continuación, miro y veo que era Rebeca. Me dijo que bajara diciendo que la casa ya estaba llena.

- Sonríe y cambia esa cara de mosquita muerta, ¿entiendes? - me dijo.

Asentí y bajamos.

En la casa sólo trabajaban mujeres, el resto eran todos hombres.... bebiendo, bailando con las chicas, tirando dinero a las bailarinas de barra y algunos en la zona vip.

Bajé las escaleras y me fui al bar con Rebeca. Enseguida se fue a recibir a unos americanos que habían llegado. En cuanto se fue, una chica se paró a mi lado y empezó a charlar.

- Hola... eres nuevo aquí ¿verdad? - me preguntó.

- Sí, soy... - Respondí sin humor

- Soy Angel... encantada de conocerte. - dijo, extendiendo la mano

- Mi nombre es Maria Luiza, pero puedes llamarme Malu. - Contesto aceptando el saludo

- Eres una chica afortunada. ¿Lo sabías, Malu? - Ella dijo.

- ¿Por qué dices eso Ángel? - Pregunto incrédula

- 'Malu, ¿crees que es cualquiera la que se queda en la habitación del jefe y usa las cosas que tiene allí? - Dijo ella.

- Ni siquiera sé por qué me eligió a mí, hay mujeres mejores, como tú por ejemplo. Y yo ni siquiera quería estar aquí. - Digo con tristeza

- 'Ay chica, si te eligió, disfrútalo, hace mucho que no lo hace, la única fue la naija de Rabeca. - Ángel habla y yo no puedo creer que me haya dado cuenta de cómo podría aprovecharme de ser elegida.

- No quiero quedarme aquí Ángel, me escaparé en cuanto pueda. - Digo pensativa

- ¿Si puedo, querida? Porque aquí nos vigilan las 24hrs. - Angel dice

- Encontrare la manera... - Digo yo.

- Presta atención a lo que te voy a decir Malu... sé atrevida, el jefe te eligió a ti, sedúcelo, aprovecha todo lo que puedas, enamóralo y luego cuando menos se lo espere sales corriendo. Porque te dará carta blanca.... - Ángel dice

- ¿Qué quieres decir con carta blanca? - Pregunto confundido

- Te dará libertad cuando consiga todo lo que quiere contigo, entonces podrás huir. Sé sincera, es guapo, sólo es frío, pero una mujer puede volver loco a un hombre si quiere, a cualquier hombre.... Sedúcelo, haz que coma de tu mano y entonces tendrás libertad.... Rebeca solo no se fue porque le gusta y tiene el culo atado. Y aquí tienes otra ventaja de ser la elegida, sólo serás suya, no servirás a clientes. - Ángel habla y yo me quedo pensativo

- Deja de charlar y ponte a trabajar.... - dijo Jairo pasando a nuestro lado.

- Piensa en lo que te he dicho gato.... Tienes la oportunidad de librarte de todo esto si quieres Malú. Solo tienes que ser inteligente- dijo Ángel en voz baja y se fue.

"Y realmente estaba pensando... Si logro complacerlo, ¿realmente hará lo que dijo Ángel? Tengo que intentarlo, por mi libertad y él realmente es hermoso. El problema es ser fría y no mostrar ningún sentimiento, sólo frialdad.

Lo intentaré... no cuesta nada. Si me eligió es porque me quiere.

Tengo que perder el miedo, tengo que ser fuerte, atrevida, no dejaré que nadie me pise aquí, seré superior a todos, incluso a Rebeca. Tengo que hacerlo si quiero irme.

Al mismo tiempo cambié de postura, levanté los hombros y la cara, puse cara de superioridad, con mi autoestima ahí arriba, pedí una copa de champán en la barra y bebí un poco.

- ¡Qué asco! - fue horrible.

Nunca había bebido, pero necesitaba adoptar una pose. Entonces empecé a caminar entre la gente, los hombres me miraban de pies a cabeza y yo les sonreía discretamente levantando la copa como si saludara.

Caminé hasta las escaleras y me quedé junto a los escalones, observando todo.... Jairo se me acercó diciendo:

- Te ves deliciosa, ¿lo sabías? - Me dijo.

- ¿Cómo lo sabes si no lo has probado? - Le contesté mirándole con desconfianza

- ¿Cómo? ¿De una hora a otra te han maltratado? - Jairo dice mirándome

- He cambiado de personalidad. Al parecer, así es como funcionan las cosas por aquí. Dejé de luchar contra mi destino y simplemente decidí aceptarlo. Eso es todo. - Respondo tembloroso, pero mantengo la cabeza alta buscándole.... Vincenzo

- Me alegro de que hayas decidido aceptar las cosas. Hace mi vida mucho más fácil y sobre todo la tuya. ¿Sabes por qué? Porque más tarde voy a terminar el trabajo que el jefe me ha mandado hoy temprano y que no he podido hacer por culpa de tu esteria? - dijo con una sonrisa de lado.

Tragué en seco, había olvidado que cuando dije que era virgen Vincenzo no quería tener sexo conmigo, tendría que convencerlo de hacerlo y tendría que ser esta noche. ¿Pero cómo voy a hacerlo? No tengo ni idea, tengo que pensar, usar mi encanto, hacerme la inocente, no sé.... Pero este hombre no tiene sentimientos, no es el Vincenzo Torricelli de las portadas de las revistas del que siempre he estado enamorada. Él es un verdadero iceberg en esos 1,88 m de pura perfección.

¿Cómo voy a convencerle de que se quede conmigo esta noche?

Perdida en mis pensamientos ni siquiera me doy cuenta de que viene hacia mí seguida de Rebeca colgada de su cuello. Su perfume se apodera del ambiente y me sorprenden sus manos rodeando mi cintura haciéndome estremecer. Acerca su boca a mi oído haciéndome tener sensaciones inexplicables por todo el cuerpo y me dice en un tono sexy que me hizo palpitar de deseo al mismo tiempo.

- Eres perfecta Maria Luiza... - Dijo mirándome de arriba abajo mordiéndose el labio inferior.

- Gracias jefe... - Sonreí de lado.

- Sube. No quiero verte más entre esos lobos. Ahora mismo voy... - dijo.

Yo solo asentí y subí escuchando a esa zorra hablar.

- "Pero jefe... -dijo Rebeca

- "Ve a hacer tu trabajo y dale la bienvenida a los americanos Rebeca...". Luego hablamos. - Dijo dándole una palmada en el culo que le puso mala cara y se fue.

Caminé hasta el dormitorio y entré, estaba nerviosa, tendría que encontrar la manera de que me cogiera ya, no quería que fuera con Jairo, me da asco, tendría que ser con él. Pero no sé nada de él, aparte de las mentiras que ponen los periodistas en las revistas de cotilleo. No sé cómo trata a una mujer, si maltrata, golpea, lastima, pero tendría que ser con él. El corazón parecía salírseme del pecho de los nervios. Finalmente abrió la puerta de la habitación y entró.

Es ahora Malu... es todo o nada, necesito usar lo que tengo... no es mucho, pero necesito intentarlo...".

Su mirada está bajo mi cuerpo, aunque fría también veo llamas.

No soy tan inocente, sé que me está desnudando con la mirada y eso significa que me desea....

Ángel puede tener razón y voy a usar eso a mi favor.

Viene caminando hacia mí y entonces dice:

- Al final del pasillo te espera Jairo.

El miedo me invade en el mismo instante y en un acto de desesperación por llamar su atención, indulgencia o lo que sea me arrojo a sus pies....

- Por favor, por favor jefe no me entregues a él. No quiero tener mi primera vez con alguien con quien no me sienta cómoda, me haga daño o en quien no confíe....

No es que confíe en ti pero no puedo evitar que mi primera vez sea con el bombón de mis sueños....

Me saca de mis pensamientos diciéndome:

- '¿Cómo sabes que no te haré daño Maria Luiza? No soy un ángel de luz como te imaginas. ¿No me digas que te sientes cómoda conmigo Maria Luiza? ¿Estás segura de que confías en mí? ¿El hombre que te compró como una mercancía de manos de ese traficante? - pregunta con una mirada un tanto curiosa

Con mi vida en sus manos, ¿qué puedo decir?

¿Confío plenamente en usted?

Por supuesto que no, eres una total decepción...

Pero por mi bien es mejor contestar algo que le guste.

En fin... Me trago la verdadera respuesta y digo la que me conviene en este momento.

- Sí, me siento cómodo y confío en ti jefe.... Sé que quieres hacer esto para tener algo de experiencia para cuando quieras usarme. Y lo entiendo, porque un hombre como usted puede tener musas y bellezas en cualquier momento que desee ... Yo sólo soy una pobrecita... Pero también en este momento quiero ser lo justo para satisfacerte. Así que te pido que ... Me enseñes... Dame la experiencia que quieres que tenga para satisfacerte. Sé mi primer... Por favor, no quiero tener que recordar esto de mala manera....

Me miraba, pero al mismo tiempo no podía leer lo que pasaba por su cabeza....

Parecía más excitado por todo lo que estaba diciendo que enfadado por mi osadía de exponer mis pensamientos.

Algo diferente estaba ocurriendo en aquella habitación... Algo que ninguno de los dos habíamos sentido antes. Su mirada era de misterio, pero también de fuego y deseo como la mía.

Se levanta, me coge del brazo y me pone de pie frente a él. Me mira profundamente a los ojos y lo único que puedo hacer es estremecerme por dentro preguntándome:

- ¿Qué va a hacerme ahora este demonio con forma de hombre? ¿Me matará de placer o me destruirá como a un insecto?" (...)

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