MalúVincenzo llegó justo cuando me disponía a tumbarme en la cama. Me agarró de la cintura, haciéndome estremecer, pero rápidamente encontré la manera y saqué fuerzas del más allá para tumbarme de inmediato, cubriéndome con la sábana. De esa forma alejé al menos por unos instantes esa tentación del infierno que ese hombre representa para mí. Ángel ya se había marchado, pues necesitaba prepararse para otra noche en esta prisión y yo me enfrentaba al peligro sin siquiera poder escapar. Bajo la mirada, dándome cuenta de que entonces él se aleja y se sienta en un sillón.- ¿Así está mejor María Luiza? - preguntó fríamente acercándose.- ¡Un poco jefe! - respondo secamente- ¿Tienes hambre? - pregunta levantándose y sentándose en el borde de la cama, yo me alejo un poco más.- No mucha. - respondo sin mirarle- Necesitas comer para ponerte fuerte, no quiero que te quedes sin fuerzas y te desmayes cuando estés en la cama conmigo mientras te poseo. - Habla con frialdad y eso me causa repug
VincenzoDos semanas después...Después de dos semanas ya estaba loco deseando tener a Maria Luiza en mi cama, en mis brazos y devorarla de todas las maneras posibles. No soportaba dormir en la misma cama que ella y no hacerla mía. No poseerla me estaba volviendo loco. Aquella chica me volvía loco de deseo, de lujuria y hasta el punto de cometer una locura sólo porque deseaba devorarla tan ardientemente. Este deseo por una chica tan inexperta no debería suceder, pero entiendo que sucede porque es el alimento fresco de la época.Hoy me levanté muy excitado, más que de costumbre y por eso decidí cumplir un fetiche con ella. Más que rápido hice algunas llamadas y preparé todo. Me preparé y me senté en el sillón a tomar café y esperar a que se despertara. La miré y sólo hablé conmigo mismo: Esta chica traviesa es seductora incluso durmiendo.A pesar de toda esta inocencia es un peligro para mi cordura, así que tengo que seguir actuando con ella como siempre hice con todas las que pasaro
VincenzoDespués de deleitarme con el maravilloso cuerpo de Maria Luiza, estaba agotado, aunque continuaría si ella no fuera tan débil e inexperta. Pero, eso con el tiempo estoy seguro que cambiará.Así que voy a resolver otras cuestiones y una de ellas es demostrar quién manda. Creo que cuando damos oportunidades a ciertas personas piensan que abrimos la guardia y que pueden hacer lo que quieran, pero yo soy Vincenzo Torricelli y no todos tienen esa misericordia de mi parte y si la tienen es única.Eso es lo que voy a hacer ahora mismo....Ahora mismo quiero darle una lección a Rebeca y ponerla en su sitio de una vez por todas. Si pensaba que podía cuestionarme estaba completamente equivocada. Yo hago lo que quiero, con quien quiero y a la hora que quiero.El hecho de que la deje estar a mi lado no le da derecho a cuestionar nada, para mí sigue siendo la misma zorra de hace años que recibí como moneda de cambio, la diferencia de que ella consiguió saldar su deuda conmigo.Y si querí
MALU Abrí los ojos lentamente y ya era de día... Vincenzo dormía de cara a mí, lo miré durante un rato sólo pensando: Cómo quería entender por qué se había convertido en este hombre grosero. No es que me importe, pero es cuanto menos curioso.Lo que me lleva a creer o suponer que tal vez algo le sucedió tan intenso y fuerte que lo convirtió en un ser tan perverso como ese. Y, si sucedió debió ser algo horrible, para convertirlo en lo que es hoy.¿Hay alguna razón para que sea así? ¿O es que la maldad y la perversidad no tienen explicación?Por ahora, no puedo responder a estas preguntas ...Porque no tengo forma de compararlo con nada. Sólo conozco un lado de él que odio más que nada, y para ser honesta no puedo imaginarlo siendo una buena persona... ya no.Cuando recuerdo que admiraba, adoraba su imagen en aquellas revistas, creyendo que era como un príncipe en su caballo blanco, me dan ganas de darme una paliza, de lo tonta que era.Hoy después de conocerlo, su imagen de guapo es
MaluAparcó el coche y algunos guardias de seguridad nos seguían desde lejos. Entramos en un edificio enorme, debía de tener unas treinta plantas.Cogimos el ascensor y subimos a la última planta. Entramos en una enorme sala de reuniones, había muchos hombres esperándole, todos acompañados de una mujer a su lado. Sólo mujeres bien vestidas con cuerpos envidiosos.- Buenos días señores, siento llegar tarde.... - dijo Vincenzo, sentándose en la silla del extremo de la mesa. Me paré a su lado y empezó la reunión con los hombres. Hablaron de muchas cosas, sinceramente no presté atención a nada. Solo podía hacer planes en mi cabeza y pensar que esta sería una gran oportunidad para escapar. Pronto me puse en acción para intentar escapar de este monstruo.- Jefe, necesito ir al baño... - Le dije al oído.- Un segundo señores... - Dijo mirándome de reojo sin paciencia.... - No puedo hacerlo ahora Maria Luiza, estoy en una reunión de trabajo. ¿No te has dado cuenta? - dice en voz baja pero fi
MalúVincenzo sigue arrastrándome escaleras arriba y antes de llegar arriba sólo oigo la voz de Rebeca que intenta decir algo, pero el ogro la detiene en el mismo momento. - ¿El pequeño Chef y yo? - Rebeca intenta hablar, pero él me detiene rápidamente mirándome con furia - Entonces Rebeca, entonces... - dijo gritandoEntró en la habitación tirándome toda dentro, caí al suelo y me levantó del brazo con fuerza haciendo que me golpeara con todo su cuerpo. Su mirada era puro odio y la mía aún más.- ¿Te has vuelto loca niña? ¿Cómo puedes hablarme así delante de esas mujeres? ¿Te gusta jugar con la muerte? - Gritó.- ¡No puedes acostarte conmigo y luego con ella! ¡No puedes! - Grité yo también.- Puedo hacer lo que quiera, aquí no mandas nada, al contrario... Me perteneces, eres de mi propiedad, mi objeto de placer y nada más. - Grita y yo voy a por él como una fiera salvaje - Te crees el macho, ¿verdad? ¿Crees que estás entre el bien y el mal? ¿Y que puedes disponer de la gente a tu a
MaluYa estaba anocheciendo, así que me duché, elegí un conjunto sexy, me maquillé y me alisé el pelo. Bajé las escaleras y ya habían llegado algunos hombres. Vincenzo estaba en su rincón reservado con Rebeca colgada de él.Me enfurecí al ver aquello y, sobre todo, al recordar su actitud brusca conmigo. Pero me mantuve altiva e intenté no mostrar mi enfado. No le tenía celos, me daba rabia que fuera tan tacaño que acabara con una y luego con la otra.Fui al bar y me tomé una copa. Un refresco, porque no estaba acostumbrada a beber. Pero, como decía mi querido cocinerito: A todo se acostumbra uno en la vida. Pronto todo sería diferente para mí.Sigo en el bar bebiendo y observando el movimiento cuando Ángel se me acerca abrazándome de lado con una sonrisa en la cara.- Amiga... Niña loca... ¿Qué has hecho? Ya sé lo del lío...- "Oh amigo hice lo peor de mi vida y ahora estoy perdida..." dije nerviosa. - Dije nervioso - Tranquilo... yo te ayudare con todo. Sigue los pasos del maestro a
MaluNo paro de verlo y realmente este Marcus es muy guapo. Pelo castaño, barba, cuerpo definido, cara de chulo como todos los de aquí, pero era guapo y perfecto para destruir a Vincenzo.Miré a Angel y ella asintió, señalando al hombre que había visto y deducido que era el hijo de Frederick.... Así que era él, ahora solo tengo que encontrar la forma de llamar su atención.Salieron del reservado y se dirigieron a una de las mesas que había en la pista de baile. Me levanté, me armé de valor y fui hacia ellos. Vincenzo me miró fijamente, pero no me importó. Al acercarme me hice la distraída y choqué con Marcus.- Hola... lo siento señor... realmente soy un torpe. ¿Le he mojado? - Digo en voz baja, mirándolo de arriba abajo.- Hola... Todo está bien princesa. No lo mojaste, pero aunque lo hubieras hecho, una mujer tan hermosa como tú tendría una eternidad de perdón. - Dijo sonriendo, deteniendo sus ojos en mí y mirándome fijamente como si me fuera a tragar.- 'Estaba distraída, lo siento