Capítulo 2

MALU

Rebeca se le acercó toda sonriente y ofrecida, se paró delante de él y rápidamente le dio una palmada en el culo. Luego la abrazó y le dio un beso rápido sin quitarnos los ojos de encima. Me molestó, pero no supe por qué hasta que me di cuenta de que iba a ser peor de lo que pensaba.

- "Ahí están las chicas, jefe... -dijo mirándonos con desdén.

- Hum... ¡Magnífico! A ver qué tenemos hoy... Y espero que sean mujeres que merezcan la pena y no como la última hornada. - Dijo mirándonos

- ¡Están buenísimas, jefecito! ¡Te lo garantizo! - Dijo Rebeca dándole una palmada en el hombro.

- "Eso espero, sino ya sabes lo que le va a pasar a tu familia. ¿No es verdad Rebeca? - habla el hombre y noto que la cara de Rebeca cambia en el mismo momento.

Lo que antes era altivez dio paso a una mirada de miedo que confieso me hizo feliz. Era bueno saber que la m*****a mujer tenía el culo pegado y también sabía lo que era sentir miedo igual que nosotros. Salí de mis pensamientos con la insoportable voz de Jairo gritando:

- Uno por uno vengan aquí en frente.... - dijo Jairo.

Y así se hizo. Una a una fueron pasando al frente. El jefe miraba a las chicas, a veces les pasaba la mano por el cuerpo y les decía lo que tenía que hacer cada una.

Yo ya estaba muerta de miedo pensando que pronto llegaría mi turno... No quería que me entregaran a Jairo. Algunas chicas iban a ser strippers, otras camareras y por supuesto si algún cliente las quería tendría que ir con ellas... y pronto llegó mi turno.

Rebeca me dijo que me acercara, yo con las manos temblorosas y abrazada y con la cara roja de tanto llorar hice lo que me dijo.

- Jefe, este lo quería para mí, creo que me lo merezco.... - Jairo dijo.

- Cálmate, cálmate... Déjame verla... -dijo acercándose a mí.

Tomó mis manos y soltó una de la otra con fuerza, deslizó su mano que era grande en mis brazos quitándome la chaqueta, mi piel tembló de miedo. Me llevó el pelo hacia atrás y volvió a bajar con sus manos por el escote de mi blusa y tragué en seco, las lágrimas corrían por mi cara.

A pesar del miedo y de mirarle de cerca, tuve la sensación de que le había visto en alguna parte... sólo que no recordaba dónde.

Me saca de mis delirios la insoportable voz de Rebeca....

Pero, sí... Sólo pueden ser delirios, si no, ¿de dónde le conocería?

Parece ser muy rico e importante, la gente como yo sólo lo conocería en una situación desgraciada como en la que me encuentro.

- "Esta niña es una mosquita muerta, entrégasela pronto a Jairo y él le enseñará lo que les pasa aquí a las niñas asustadas...". - Dijo Rebeca y mi corazón se aceleró al instante.

No dijo nada, sólo continuó su análisis de cada centímetro de mi cuerpo. Por primera vez en mi vida sentí mi cuerpo estremecerse, mis manos sudar, un escalofrío que me llegaba desde el coxis hasta la columna vertebral provocándome sensaciones indescifrables. Me devoró y me desnudó sólo con su mirada. Estaba hipnotizada por aquel hombre y sentía que le conocía de algún sitio. ¿Pero de dónde? ¿De dónde iba a conocer a un hombre así viviendo en un tugurio? ¡Nunca!

- Despierta y despierta a tu realidad Malu, este hombre es tu verdugo a partir de ahora y no tienes opciones. De hecho, pensándolo bien, las tienes, acostarte con él o que te mate. - Pienso mientras sigue rodeándome

No sabía que era peor, morir o perder mi virginidad con un viejo cerdo borracho. Hasta que fue con este delicioso y misterioso hombre como este no me pude quejar.

- ¡Cállate Malu! Parece que la mirada devoradora de este tipo te ha hipnotizado y ya estás diciendo tonterías.

Sigo en mi trance con él recorriendo mi cuerpo y salgo en el mismo momento en que siento que se detuvo detrás de mí. Puso mi pelo a un lado y pasó sus dedos por mi hombro derecho, yo temblaba de miedo, su otra mano subió por mi muslo y se detuvo en mis nalgas dándole un suave apretón. Le miré intensamente por encima del hombro y respiré hondo rogándole que continuara .... Luego volvió a mí diciendo:

- Te diré qué hacer con ella en un minuto.... - Me dijo. - Ahora Rebeca, explica lo básico a todas las "ragazze" (chicas).

- Ok jefe... entonces perras. - Rebeca intenta hablar y él la interrumpe.

- He dicho ragazze (chicas) y no puttanas (putas). Cappicce (¿Entiendes) Rebeca? - habla fríamente

- Sí, jefe. Pero siempre las he tratado así. - Rebeca responde sin humor por haberle llamado la atención delante de nosotros.

- Eso era antes de que llegaran estas ragazze. A partir de ahora, cada una de ellas será llamada por su nombre de guerra. No por ser acompañantes de lujo van a ser tratadas como basura. ¿Entendido? - dijo duramente mirando a Rebeca y me doy cuenta de que todas sonríen. Nos miran enfadados, pero siguen hablando.

- Entonces... Chicas... Harás lo que se te ha asignado, si algún cliente quiere algo más deberás obedecer y nunca olvidar que ellos siempre tienen la razón. A final de mes recibiréis lo esperado, aquí tendréis disponibilidad en todo lo relacionado con vuestra integridad física, porque siempre tendréis que estar guapas.... Tienes que hacer ejercicio para mantenerte en forma, tienes que evolucionar tu cuerpo, tu lenguaje, tu vocabulario, aprender otros idiomas y a medida que vayas evolucionando también irás subiendo de rango. No toleramos las peleas, las ofensas entre vosotros. Pelea y serás castigado en el acto. Incumplan órdenes y serán castigados ejemplarmente. No hagas lo que quieren los clientes y serás castigado... Como ya te habrás dado cuenta, yo coordino todo aquí en La Casa. Obedecedme, haced lo que yo diga y si no lo hacéis seréis castigados de la peor manera posible. - dice mirándonos a los ojos y sobre todo a los míos después de que su guapo jefecillo me haya metido mano por todo el cuerpo delante de todos.

Sigue caminando delante de nosotras diciendo:

- 'Habrá un médico que os examinará cada semana, os dará medicamentos anticonceptivos y velará por la salud de todas vosotras. Y aprended dos reglas importantes en este negocio que os llevarán a la ruina en poco tiempo. Regla número uno: No te quedes nunca embarazada y la más importante de todas que hace que cualquiera de nosotras sea igual a las demás mujeres. Regla número dos: Nunca te enamores.

¿Los hombres quieren tu amor, tu tiempo, tu atención y tu cuerpo? Pues tendrán que pagar por ello.

- Bien hecho Rebeca... - Dijo el jefe, sentado en su sillón fumando su puro y analizándome sin pestañear, pero sin dejar de hablar:

- Jairo es el encargado de supervisar vuestro trabajo "ragazze", si tenéis algún problema con algún cliente buscadle e informad de todo, porque él lo solucionará... Ahora, Rebeca os indicará dónde os alojaréis.... - dijo fríamente el jefe, pero su belleza era para volver loca a cualquier mujer.

- ¿Y la mosca muerta de allí? ¿Qué hago con ella? - Dijo señalándome.

- Llévate esa a mi habitación... - Dijo haciendo que me quedara helado

- ¿Qué? ¿Qué quieres decir? Estás de broma, ¿verdad Vincenzo? - Rebeca gritó incrédula y me hizo recordar de dónde lo conocía.

- 'Escucha, no vuelvas a decir mi nombre en el salón y no vuelvas a lanzar ataques de celos como si tuvieras derecho a hacerlo. ¿Lo has entendido? - agarra con fuerza el brazo de Rebeca y gruñe las palabras en un tono bajo, pero en el fondo todos sabíamos de qué se trataba

Rebeca se queda paralizada sin decir palabra y él sigue hablando, pero esta vez más alto.

- Qué has oído Rebeca. Llévate a la niña a mi habitación. ¡¡¡YA!!! - grita y ella se pone roja de ira

- Joder jefe, pensaba que me la ibas a dar? - Dijo Jairo.

- Lo dijo bien... lo pensó. Pero pensó mal como siempre. Ahora llévala a mi habitación Rebeca, es una orden. - dice y siento que se me congela el corazón

- Sí, jefe... ¡Usted es el jefe! - dijo muerta de rabia, tirándome del brazo - ¡Vamos chica!

Subimos las escaleras, me apretó del brazo y tiró de mí por el enorme pasillo, al llegar a la última puerta abrió y me metió dentro, me soltó del brazo y siguió analizándome de arriba abajo.

- No se que vio el jefe en ti, vuelas muerta sin gracia .... - Dijo cogiéndome de la barbilla y yo giré la cara y ella continuó - ¡Te advierto que es mío! Si te pasas de lista y te ofreces acabaré contigo zorra.

- Yo no quería estar aquí si me lo preguntas.... - Le contesté enfadada sacando fuerzas de no sé dónde

- Vaya, te has armado de valor para hablar, ¿verdad zorra? - dice sarcásticamente

- ¡Vete a la m****a, zorra! - Grito y ella me da una bofetada agarrándome fuertemente del brazo diciendo

- Sólo era una advertencia, zorra. Quiero que le rechaces todo lo que puedas. Si intenta acercarse, dale una forma de que te entregue. Si me cambia por ti te mato zorra...". - Dijo soltándome del brazo tirándome al suelo, saliendo de la habitación y dejándome sola.

Respiré hondo y lloré aún más pensando:

- ¿Qué quiere este tío conmigo?

Necesito salir de aquí, huir, encontrar una forma de desaparecer en el mundo. Tengo mucho miedo, no sé lo que me va a hacer ahora....

Miré alrededor de la habitación y era muy grande, con una cama enorme, era como una habitación de hotel de lujo como las que muestran en la televisión.... Todo era muy lujoso y refinado. No era hortera como esas habitaciones de motel de mala muerte que existen por ahí.

De repente se abrió la puerta y entró alguien, ni siquiera tuve el valor de mirar hacia atrás. Mi miedo mezclado con asombro no me permitieron tener ninguna reacción. Al pasar frente a mi vi que se trataba del jefe que estaba seguro ya conocía de alguna parte y cuando escuche el nombre Vincenzo estuve completamente seguro de quien se trataba. Era el hombre que me había fascinado desde que lo vi por primera vez en aquella famosa revista. Mi sueño de consumo, el hombre al que me entregaría sin dudarlo... pero ahora que sé quién está detrás de Vincenzo Torricelli me doy cuenta de lo tonta que fui y de otra fan deslumbrada que imaginaba que había un príncipe azul detrás de ese ser perverso, pero que aun así me excitaba sólo con su mirada.

Se acercó a un sillón de cuero negro, sacó un puro de una caja que había sobre la mesa auxiliar, se sacó un mechero dorado del bolsillo, lo encendió y se sentó. Me miró y dijo

- Sai come servire un uomo come me piccola?

- ¿Cómo? No le entiendo. - Hablo más nerviosa que nunca y él se levanta viniendo hacia mí susurrándome al oído poniéndome completamente cachonda.

- ¿Sabes cómo servir a un hombre como yo, nena?

Trago en seco, estremeciéndome al oír su voz ronca, caliente y sensual tan cerca de mi oído. Se da cuenta de mi situación y me muerde el nudillo de la oreja arrancándome un gemido al mismo tiempo.... - Ahhhhhhhhh...

Y me da la vuelta de golpe, quedándome frente a él a escasos milímetros de sus labios. Me quedo mirándole como hipnotizada y él me dice:

- ¡Sírveme un trago, nena! Por ahora es todo lo que quiero de ti, niña.

Trago en seco, siento su polla dura rozando mi cuerpo. Me aprieta el culo y me coge la mano diciendo: - ¡Tócala! Siéntelo. ¿Te gusta lo que sientes?

Yo salivaba ante aquella sensación única, mi coño suplicaba que lo tocara. Me acaricia el culo y de repente su rápida mano ya estaba en mi coño, haciéndome estremecer por completo. Abrí un poco más las piernas sintiendo su tacto y gimiendo suavemente:

- Ahhhhhh... delicioso...

Nunca había sentido eso ni nada parecido. Después de todo, aún era virgen. Ni siquiera había sido capaz de tocarme. ¿Por qué? Primero por vergüenza y segundo porque no sabía ni por dónde empezar.

Cuando pienso en apoyarme la mano en el hombro se detiene inmediatamente diciendo:

- ¡No tocar! ¿Capicce? - vuelve a decir algo que no entiendo, pero luego sigue hablando- ¡Ahora sírveme la bebida!

Asiento con la cabeza, aún jadeante, y me alejo, sirviéndole la bebida que me ha pedido. Vuelve a sentarse en el sillón con su mirada dominante y le paso inmediatamente el vaso que está sentado en el otro sillón.

Bebe rápidamente su vodka y me mira llamándome con la punta de los dedos. Me levanto y me acerco a él que habla haciendo que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo aún sin entender de qué se trataba. Pero, en el fondo sabía que estaba perdida y completamente jodida en manos de este hombre. Me mira con una pequeña sonrisa y solo dice:

- Preparati piccola, perché il divertimento è appena iniziato.

(Prepárate nena, porque la diversión acaba de empezar).

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