CHASTITY
El helado de chocolate hace que salive por más, me he acabado dos tarros y no me importa, el antojo puede más que yo. Esa es la única realidad. Quisiera decir que Edmon está igual de feliz hoy, pero no, frunce el ceño cada que traza los planos de las nuevas armas, lleva encerrado en su despacho más de cinco horas.
—Mierda —susurro cuando siento que mi bebé me patea.
—¿Sientes molestias?
Su voz ronca y varonil hace que salga de mi ensimismamiento, siento que el aire me falta, pero no se lo digo, abrazo mi enorme barriga de nueve meses, tenemos planeado que nazca en dos semanas, por lo que Edmon ha preparado todo, aunque se ha vuelto un poco quisquilloso.
—¡Vamos, no seas amargada, no tardo! —grita Livy en mi oído derecho.La música electrónica retumba en mis oídos y siento que me voy a desmayar en cualquier momento, mis labios se sienten pastosos, mis piernas son como dos enormes gelatinas e incluso mis movimientos resultan lentos, mi cerebro no logra procesar bien las cosas y en cambio me envía imágenes en modo cámara lenta.—Tal vez deberíamos irnos… no… no me siento muy bien —digo intentando alejarme de la barra. Livy es mi mejor amiga, una morena de veinte años, cabello oscuro que le llega hasta la cintura y un par de ojos caoba que cautivan a cualquiera, era perfecta, solo tiene un defecto; es una zorra tira todo y com
No era superhéroe, tampoco tenía súper poderes, pero sí una serie de habilidades que con los años he mejorado, como defensa personal, informática, el hermano de mi madre trabaja para la CIA, por lo que desde muy pequeña me enseñó a defenderme, a usar armas y a ser buena en la logística de las cosas.Me dirijo a la planta baja en donde hay un baño con salida al exterior, rebusco en mi bolso mi arma y trato de camuflajearme entre la gente que llena de pánico, corre en todas direcciones mientras los hombres disparan matando a diestra y siniestra, una chica cae a mi lado cuando le dan un tiro en la cabeza, el siguiente disparo me pasa rozando el brazo, levanto mi arma, apunto y disparo, odio hacer esto, pero logro llegar hasta mi destino.Entro al bañ
EDMONMoscú, Rusia 11:00 pm.Inhalo el humo y exhalo convirtiéndolo en una cortina densa que rodea mi alrededor, las zorras no satisfacen mi pupila, no son la gran cosa y sigo pensando porque mierda acepté venir a este sitio. Observo la hora que marca mi reloj de mano cada cinco minutos, mientras Lukyan; lo más cercano que tengo a un amigo, deja que una perra rubia con culo de muñeca, le dé la noche de su vida, al tiempo que otra le besa el cuello.La música estalla en mis oídos, mis ojos se clavan en la escena que muestra y el ácido estomacal sube por mi garganta, sé que tiene el corazón roto, su novia Sasha; una morena cubana con la que mantuvo una relación d
EDMONChaqueo los dedos y enseguida uno de mis hombres me acerca mi Tablet, comienzo a teclear en nuestro sistema especial el nombre del amigo del Boss, y me aparece primero solo la información que está disponible solo para el público.Al parecer es un empresario textil importante de los Estados Unidos, las últimas noticias acerca de él, aseguran que su empresa acaba de sufrir un déficit, lo acusan de robarse más de cinco billones de dólares de la empresa y de los socios, al parecer la policía lo busca y... tecleo las imágenes para conocer a su maldita mocosa pero al dar el clic, resulta que la información ha sido borrada.Ladeo una sonrisa, apago el aparato estado seguro de que eso es obra de
CHASTITYFortalezaLebedev: Moscú, Rusia.Los gritos a las afueras de la habitación en la que estoy, me hacen refunfuñar debajo de las sábanas con olor a lavanda, escucho golpes de puerta, palabras altisonantes pero no me muevo, intento volver a sumirme en la oscuridad de mi sueño hasta que…—¡No, no lo harás!Esa voz… abro los ojos de golpe cuando un fuerte golpe aporrea la puerta de mi habitación. Saco medio cuerpo de la comodidad y estiro mis brazos hacia arriba, me pongo de pie y me tomo la calma necesaria que se requiere para terminar de despertarme.
CHASTITYViera la loca pisa firme, pasa a mi lado y me aparto, me da repelús que me roce con su asqueroso hombro esquelético, sale de la habitación y siento que por fin puedo respirar la paz, el mafioso está a punto de marcharse pero se detiene.—Te daré un consejo gratis, malcriada —dice en tono despreocupado.Mi cuerpo se tensa y la piel se me eriza, hay algo en su aura que ha cambiado y que ha convertido el ambiente en un campo magnético de hostilidad.—Viera creció en la Bratva, no la subestimes, no es una mocosa como tú o tus amigas, si yo estuviera en tu lugar tendría más cuidado con mis palabras a la hora de dirigirte a alguien de la organización, y tenme respeto, que no soy un crío con los que follas —me mira por encima del hombro.Sus ojos se posan en mis labios, bajan hasta mi pecho y frunce el ceño.&
CHASTITYEL silencio que le sigue es incómodo y me remuevo incómoda sobre mi asiento, tomo nota mental de no meterme con el Boss, y sinceramente no parece el tipo que quiera incluir en mi círculo social.—Siento lo ocurrido —dice dirigiéndose a mí—. Algunas personas olvidan que ustedes no saben las reglas y normas de la Bratva, respondiendo a tus preguntas, no, mi esposa murió hace años en una cacería, y Edmon es mi único hijo y heredero, es el Underboss y algún día no muy lejano el Boss.Giro a ver al mafioso de mierda y frunzo el ceño, desde que llegué no ha apartado la mirada de mí.—Mmmm.<
EDMONSi me pudieran describir en dos palabras, serían; oscuro y sin leyes, eso es lo que soy, crecí en la Bratva y para la Bratva moriré, un demonio sádico que lleva tatuado en cada espacio de mi piel la única norma que me dictaron desde que abrí los ojos por primera vez, preparado para tomar el cargo del Boss. Mi padre está orgulloso de mí, lo sé, me lo demuestra y yo le rindo lealtad, pleitesía. El deber vino antes que cualquier deseo infantil que tuviera, incluso antes que la familia.Dentro de los Lebedev hay quienes como carroñeros buscan quitarme el puesto bajo las sombras, pero los elimino de mi camino antes de que ensucien el apellido con sus errores. Yo no escogí esta vida, me escogió a mí y no me arrepiento de na