No era superhéroe, tampoco tenía súper poderes, pero sí una serie de habilidades que con los años he mejorado, como defensa personal, informática, el hermano de mi madre trabaja para la CIA, por lo que desde muy pequeña me enseñó a defenderme, a usar armas y a ser buena en la logística de las cosas.
Me dirijo a la planta baja en donde hay un baño con salida al exterior, rebusco en mi bolso mi arma y trato de camuflajearme entre la gente que llena de pánico, corre en todas direcciones mientras los hombres disparan matando a diestra y siniestra, una chica cae a mi lado cuando le dan un tiro en la cabeza, el siguiente disparo me pasa rozando el brazo, levanto mi arma, apunto y disparo, odio hacer esto, pero logro llegar hasta mi destino.
Entro al baño en el que hay cinco cuerpos desangrados en el piso, entro al cubículo cuando el grito de Livy me hace detenerme en seco.
—¡Chas!
Joder.
Salgo y abro la puerta, me asomo y la veo caminando como jodido zombie, llena de sangre, con el cabello enmarañado, la gente sigue presa del pánico, nuestros ojos se encuentran y veo que trae en la mano un cuchillo, uno que siempre suele cargar en su bolso como arma para defenderse. Me ve y corre hacia mi dirección.
—¡Joder, creí que te habían matado! —me envuelve en un abrazo de oso.
—Ahora no hay tiempo de esto, Livy, tenemos que salir de aquí.
Ella asiente y la dirijo al cubículo en el que me metí antes, hay una ventana que da a la calle y en la que una persona menudita cabría, para nuestra fortuna, somos delgadas y fácilmente cabemos, dejo que salga primero, me subo a la taza y cuando estoy por salir, alguien me toma de la cintura deteniendo mi huida. Giro y me encuentro con un tipo calvo, sus ojos están inyectados en sangre, pero eso no es lo que me llama la atención, sino, el tatuaje que se tiene en el cuello.
—La bratva —susurro y su rostro se descompone.
—¿Cómo sabes…?
Aprovecho su idiotez y le lanzo una fuerte patada en el rostro, una que termina clavándole mi tacón en la mejilla, saco mi arma y le disparo en el cuello, dejar cabos sueltos no es bueno y mucho menos algo que haga, salgo por la ventana y para cuando piso suelo, corro con mi mejor amiga hacia una de las calles adyacentes, tomamos un taxi y ella teclea rápidamente en su celular.
—Esto es de locos, lo postearé en i*******m —dice y blanqueo los ojos.
Pasan los minutos y cada vez las piezas en mi cabeza encajan menos, cuando llegamos al apartamento de Livy, la desgraciada ni siquiera se despide de mí, solo me lanza un beso cuando se encuentra al otro lado de la acera, como siempre, me toca pagar, le doy la dirección al señor del taxi y mientras nos ponemos en marcha, decido marcarle a mi padre, quien no responde, hago cinco intentos más y obtengo la misma respuesta, mis nervios crispan, mi corazón comienza a galopar y las manos me sudan.
Llegamos, pago el servicio de taxi y corro hacia mi casa cuando noto que todas las luces están apagadas, los tacones me estorban, me los quito en el camino, la puerta principal está abierta, mostrándome claramente que el sistema de seguridad ha sido violado, entro, mis ojos se acostumbran rápidamente a la oscuridad, las cosas no están desordenadas, dejo mi bolso en el piso, agarro mi arma con cuidado y camino lentamente.
Paso por la estancia principal, estoy a nada de gritarle a mi padre, pero al ver un bulto en el suelo, corro en su dirección.
—¡Papá!
Mi padre está tirado sobre la alfombra que trajo de París, con una nota en la mano, un arma y su celular al otro extremo de la estancia, como si él lo hubiera lanzado contra la pared, medio se despierta y al verme me envuelve en sus brazos.
—Cariño, estás bien —intenta ponerse de pie y le ayudo dejando que recargue su cuerpo sobre el mío.
—¿Qué ha pasado?
Dejo que se siente el uno de los sofás que trajo desde Italia y me acomodo a su lado, la luz de la luna se filtra a través de los enormes cristales que sirven como ventanales sin cortinas, que rodean el área, el silencio es demasiado perturbador y los segundos pasan cuando él me mira fijamente.
—Alguien me ha jugado sucio, cariño, la empresa ha sufrido un déficit y me echan la culpa, lo que acaba de pasar es solo una amenaza de la mafia italiana —me explica y frunzo el ceño, en especial porque nosotros no somos de los que tienen problemas con las mafias.
—¿Mafias?
—Es largo de contar, ya habrá tiempo para eso, lo importante es que tenemos que salir del país, buscar refugio y protección —se pone de pie rompiendo la hoja que descansaba hasta ahora en su mano, no me molesto en preguntar por su contenido, es más que obvio que es una amenaza.
—¿Y no hay nada más que hacer? Quiero decir… podríamos hablar con la policía y explicarles.
—Creo que es demasiado tarde para eso, cariño.
—Entonces…
Mi padre suelta un suspiro lleno de exasperación, se acerca a mí colocando sus manos sobre mis hombros, como cuando era pequeña y estaba a punto de darme una mala noticia o una regañina, y entonces sucede, dice las palabras que estaban a punto de cambiar el rumbo de mis planes, de mi vida y de mi todo.
—Nos vamos a Rusia, el Boss nos está esperando.
EDMONMoscú, Rusia 11:00 pm.Inhalo el humo y exhalo convirtiéndolo en una cortina densa que rodea mi alrededor, las zorras no satisfacen mi pupila, no son la gran cosa y sigo pensando porque mierda acepté venir a este sitio. Observo la hora que marca mi reloj de mano cada cinco minutos, mientras Lukyan; lo más cercano que tengo a un amigo, deja que una perra rubia con culo de muñeca, le dé la noche de su vida, al tiempo que otra le besa el cuello.La música estalla en mis oídos, mis ojos se clavan en la escena que muestra y el ácido estomacal sube por mi garganta, sé que tiene el corazón roto, su novia Sasha; una morena cubana con la que mantuvo una relación d
EDMONChaqueo los dedos y enseguida uno de mis hombres me acerca mi Tablet, comienzo a teclear en nuestro sistema especial el nombre del amigo del Boss, y me aparece primero solo la información que está disponible solo para el público.Al parecer es un empresario textil importante de los Estados Unidos, las últimas noticias acerca de él, aseguran que su empresa acaba de sufrir un déficit, lo acusan de robarse más de cinco billones de dólares de la empresa y de los socios, al parecer la policía lo busca y... tecleo las imágenes para conocer a su maldita mocosa pero al dar el clic, resulta que la información ha sido borrada.Ladeo una sonrisa, apago el aparato estado seguro de que eso es obra de
CHASTITYFortalezaLebedev: Moscú, Rusia.Los gritos a las afueras de la habitación en la que estoy, me hacen refunfuñar debajo de las sábanas con olor a lavanda, escucho golpes de puerta, palabras altisonantes pero no me muevo, intento volver a sumirme en la oscuridad de mi sueño hasta que…—¡No, no lo harás!Esa voz… abro los ojos de golpe cuando un fuerte golpe aporrea la puerta de mi habitación. Saco medio cuerpo de la comodidad y estiro mis brazos hacia arriba, me pongo de pie y me tomo la calma necesaria que se requiere para terminar de despertarme.
CHASTITYViera la loca pisa firme, pasa a mi lado y me aparto, me da repelús que me roce con su asqueroso hombro esquelético, sale de la habitación y siento que por fin puedo respirar la paz, el mafioso está a punto de marcharse pero se detiene.—Te daré un consejo gratis, malcriada —dice en tono despreocupado.Mi cuerpo se tensa y la piel se me eriza, hay algo en su aura que ha cambiado y que ha convertido el ambiente en un campo magnético de hostilidad.—Viera creció en la Bratva, no la subestimes, no es una mocosa como tú o tus amigas, si yo estuviera en tu lugar tendría más cuidado con mis palabras a la hora de dirigirte a alguien de la organización, y tenme respeto, que no soy un crío con los que follas —me mira por encima del hombro.Sus ojos se posan en mis labios, bajan hasta mi pecho y frunce el ceño.&
CHASTITYEL silencio que le sigue es incómodo y me remuevo incómoda sobre mi asiento, tomo nota mental de no meterme con el Boss, y sinceramente no parece el tipo que quiera incluir en mi círculo social.—Siento lo ocurrido —dice dirigiéndose a mí—. Algunas personas olvidan que ustedes no saben las reglas y normas de la Bratva, respondiendo a tus preguntas, no, mi esposa murió hace años en una cacería, y Edmon es mi único hijo y heredero, es el Underboss y algún día no muy lejano el Boss.Giro a ver al mafioso de mierda y frunzo el ceño, desde que llegué no ha apartado la mirada de mí.—Mmmm.<
EDMONSi me pudieran describir en dos palabras, serían; oscuro y sin leyes, eso es lo que soy, crecí en la Bratva y para la Bratva moriré, un demonio sádico que lleva tatuado en cada espacio de mi piel la única norma que me dictaron desde que abrí los ojos por primera vez, preparado para tomar el cargo del Boss. Mi padre está orgulloso de mí, lo sé, me lo demuestra y yo le rindo lealtad, pleitesía. El deber vino antes que cualquier deseo infantil que tuviera, incluso antes que la familia.Dentro de los Lebedev hay quienes como carroñeros buscan quitarme el puesto bajo las sombras, pero los elimino de mi camino antes de que ensucien el apellido con sus errores. Yo no escogí esta vida, me escogió a mí y no me arrepiento de na
EDMONGiro sobre mis talones, la imagen de la puerta de la piscina viene a mí y camino a prisa, aunque me pareciera atrayente la idea de los leones, el Boss se enfadaría, y defraudarlo no es una opción, no cuando soy el Underboss, su hijo, su legado, llego, abro la puerta y miro con el ceño fruncido el cuerpo nadando boca bajo sobre el agua, no se mueve, solo veo la melena rubia.Me quito los zapatos, el blazer y salto al agua, soy un excelente nadador, llego hasta ella imaginando el peor escenario, la tomo entre los brazos y ella se mueve rápido, no se estaba ahogando, no estaba muerta, nuestros ojos se anclan, las gotas de agua recorren su fino rostro de muñeca, su nariz está roja y sus labios hinchados.-¿Qu&ea
EDMONEl Underboss ayudando a una esclava? ¿Es una esclava? ¿Cómo la puedo catalogar? Cuando estoy cerca de mi habitación me detengo, al recordar la promesa que le hice al Boss de hablar las cosas con ella, tal vez no es tan idiota y podamos llevar las cosas con calma, fingir que somos esposos, como ella dijo, no me meto en sus asuntos y ella tampoco en los míos. Vuelvo al área de medicina y antes de entrar escucho la risa de Lukyan, la puerta está entre abierta, me asomo como maldito crío, como si no fuera el Underboss y observo como él está ayudándole en lo que me pidió.—¿Sueles cortarte por diversión o porque pretendes excitarme? —ríe Lukyan.—