—¡Vamos, no seas amargada, no tardo! —grita Livy en mi oído derecho.
La música electrónica retumba en mis oídos y siento que me voy a desmayar en cualquier momento, mis labios se sienten pastosos, mis piernas son como dos enormes gelatinas e incluso mis movimientos resultan lentos, mi cerebro no logra procesar bien las cosas y en cambio me envía imágenes en modo cámara lenta.
—Tal vez deberíamos irnos… no… no me siento muy bien —digo intentando alejarme de la barra.
Livy es mi mejor amiga, una morena de veinte años, cabello oscuro que le llega hasta la cintura y un par de ojos caoba que cautivan a cualquiera, era perfecta, solo tiene un defecto; es una zorra tira todo y como plus, una alta consumidora de diferentes clases de droga. El ritmo palpitante de la música me da jaqueca y el vestido entallado que hasta hace apenas dos horas atrás me parecía el más sexy y provocador, ahora lo siento como un pedazo de tela vieja y estorbosa.
—No me hagas esto, el tío está buenísimo, solo será un polvo de cinco minutos ¿sí? —el enojo se cruza por sus facciones y solo asiento en silencio dejando que me dé un beso en la mejilla, para luego desaparecer entre el mar de gente que baila y restriega sus cuerpos.
El tipo de la barra me observa con el ceño fruncido, sirve un trago y de soslayo estudia mis movimientos, termino lo que queda de mi copa y me pongo de pie con dificultad, camino hasta el corredor que lleva directo al área de sanitarios, el ácido estomacal sube por mi garganta y temo vomitarle a alguien, por lo que apresuro el paso olvidando el hecho de que mi visión y el resto de mis sentidos no están al cien por ciento.
Llego hasta una puerta blanca y entro, localizo la taza limpia de baño y sin poder más comienzo a devolver todo el alcohol ingerido, odiando la idea de ser débil y haberme dejado embaucar por mi mejor amiga, venir aquí porque quería desahogarse por despecho fue su idea, y quien debería estar llorando y en este estado es ella, no yo, que estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida.
Pronto sería mi graduación, trabajaría en la empresa de mi padre; quien era dueño de una empresa textil y petrolera en los Estados Unidos, era estudiante de tercer año de medicina en la Universidad, y mi sueño de ser escritora también se estaba realizando, una de mis historias recién será publicada por una de las editoriales más grandes del país, así que no solo seré la contadora de papá, médico especialista en cardiología, sino, escritora a punto de subir a la fama. Alzo la mirada y detallo mi reflejo con estudiada conciencia, mi cabello rubio largo está desordenado, dándome un aire de vagabunda en contraste con el verde de mis ojos y las ligeras pecas que adornan mi pálida piel.
Me doy un respiro, cierro los ojos y trato de ordenar mis ideas, el mareo disminuye, la risa de alguien me hace espabilar y salir de mi ensimismamiento, al baño entran dos chicas, Rusas, una de ellas es guapísima, sus ojos grises son como dos piedras lunares que danzan sobre el delineado oscuro y difuminado de su maquillaje, me ven pero no dicen nada, están en su propio mundo. Mientras que la otra, es una pelirroja sin gracia.
—¿De verdad te lo vas a tirar? —pregunta la roja a la morena.
—Por supuesto que no, estoy comprometida —por el rabillo del ojo veo como alza la mano y le enseña un enorme anillo de diamantes—. En unas semanas me casaré con el hombre más maravilloso del mundo.
—Y peligroso…
—Shhh.
—Bueno, pero lo puedes tomar como una despedida de soltera adelantada, vamos, el tío está para comérselo, a más tu hombre no se enterará —insiste la amiga y deduzco que es una perra por proponerle cosas sin sentido y tentativas a la morena.
—No lo sé ¿sabes lo que les hacen a las infieles en…?
La voz de la morena se apaga mientras sale del baño junto con su amiga, inhalo y exhalo, saco mi teléfono móvil y observo la hora, frunzo el ceño al ver una llamada perdida de mi padre, él nunca me llama a estas horas y mucho menos cuando sabe que he salido a divertirme, él estaba en los Ángeles, California, y yo en San Francisco, mi madre había muerto en un accidente de avión en donde murieron más de 200 personas, cuando yo tenía apenas dos años, por lo que mi mundo se reduce a mi padre y yo, mi única familia, y a mis veinte años, estaba bien con ello.
Miro una vez más la pantalla, busco el número de mi padre, que resulta ser el primero de la lista, cuando me entra la llamada de Livy.
—¡Eh, perra! —su exceso de entusiasmo me da la respuesta anticipada a lo que está a punto de soltarme.
—Déjame adivinar —resoplo—. Te vas a ir con el tío al que le acabas de dar una dulce lambida en alguna parte de este sitio, y quieres que tome un maldito taxi de regreso a tu jodido departamento.
Su risa anodina me hace enfadar, pero no se lo hago saber, discutir con Livy a veces resulta más agotador que convivir con ella, y esta son la clase de cosas por las que me pregunto el por qué soy su jodida amiga. Debería abandonarla como ella siempre hace cada que un miembro dispara en su dirección.
—¡Por eso te amo! —exclama con un toque dramático al final.
—Bien, solo quiero que quede clara una cosa —replico—. El día que aparezca mi cuerpo tirado en algún lugar de m****a cuando vuelva a salir contigo, lo lamentarás y tú, zorra altanera, tendrás toda la culpa.
Vuelve a soltar una sonrisa escandalosa, por el otro lado de la línea se cuela una voz masculina. Murmuran algo y blanqueo los ojos exasperada.
—No te va a pasar nada, tengo que colgar, no me esperes despierta —dice apresurada y me manda un beso tronado para luego colgar sin más.
«Joder, m*****a zorra»
Marco el número de mi padre y mi corazón salta al notar que me responde solo al segundo timbre, señal de que algo va mal.
—Cariño, que bueno que eres tú ¿estás bien? ¿En dónde estás? —me ametralla con preguntas que ya sabe.
—¿Sucede algo malo, papá? —interrogo con cautela.
Su silencio ensordecedor me da la respuesta que necesito y se siente como patada en mí estómago. Abro la boca para decir algo, cuando una ola de gritos, sonidos de detonaciones de disparos y más, me deja muda.
—¿Qué sucede cariño? —pregunta mi padre exaltado y salgo del baño.
La música se ha detenido, la gente comienza a correr con histeria a mi alrededor, varias personas chocan contra mi cuerpo, estoy en el tercer piso y camino a prisa hacía el balcón, en donde puedo admirar a un grupo de treinta hombres con pasamontañas, armados, disparando a diestra y siniestra a toda persona que se cruce por su camino, la sangre me hace reaccionar y moverme rápido buscando un sitio en el que pueda mantenerme a salvo.
—¡Papá, tengo que colgar, hay hombres armados, están asesinando a la gente! —le explico breve y rápido, caminando en dirección contraria a donde se mueve todo el mundo.
—¡Cariño, sabes qué hacer, regresa a salvo a casa! —demanda y mi pecho se hincha de orgullo al demostrar que confía en mis habilidades, inteligencia e instinto de supervivencia.
—Te llamo luego.
No era superhéroe, tampoco tenía súper poderes, pero sí una serie de habilidades que con los años he mejorado, como defensa personal, informática, el hermano de mi madre trabaja para la CIA, por lo que desde muy pequeña me enseñó a defenderme, a usar armas y a ser buena en la logística de las cosas.Me dirijo a la planta baja en donde hay un baño con salida al exterior, rebusco en mi bolso mi arma y trato de camuflajearme entre la gente que llena de pánico, corre en todas direcciones mientras los hombres disparan matando a diestra y siniestra, una chica cae a mi lado cuando le dan un tiro en la cabeza, el siguiente disparo me pasa rozando el brazo, levanto mi arma, apunto y disparo, odio hacer esto, pero logro llegar hasta mi destino.Entro al bañ
EDMONMoscú, Rusia 11:00 pm.Inhalo el humo y exhalo convirtiéndolo en una cortina densa que rodea mi alrededor, las zorras no satisfacen mi pupila, no son la gran cosa y sigo pensando porque mierda acepté venir a este sitio. Observo la hora que marca mi reloj de mano cada cinco minutos, mientras Lukyan; lo más cercano que tengo a un amigo, deja que una perra rubia con culo de muñeca, le dé la noche de su vida, al tiempo que otra le besa el cuello.La música estalla en mis oídos, mis ojos se clavan en la escena que muestra y el ácido estomacal sube por mi garganta, sé que tiene el corazón roto, su novia Sasha; una morena cubana con la que mantuvo una relación d
EDMONChaqueo los dedos y enseguida uno de mis hombres me acerca mi Tablet, comienzo a teclear en nuestro sistema especial el nombre del amigo del Boss, y me aparece primero solo la información que está disponible solo para el público.Al parecer es un empresario textil importante de los Estados Unidos, las últimas noticias acerca de él, aseguran que su empresa acaba de sufrir un déficit, lo acusan de robarse más de cinco billones de dólares de la empresa y de los socios, al parecer la policía lo busca y... tecleo las imágenes para conocer a su maldita mocosa pero al dar el clic, resulta que la información ha sido borrada.Ladeo una sonrisa, apago el aparato estado seguro de que eso es obra de
CHASTITYFortalezaLebedev: Moscú, Rusia.Los gritos a las afueras de la habitación en la que estoy, me hacen refunfuñar debajo de las sábanas con olor a lavanda, escucho golpes de puerta, palabras altisonantes pero no me muevo, intento volver a sumirme en la oscuridad de mi sueño hasta que…—¡No, no lo harás!Esa voz… abro los ojos de golpe cuando un fuerte golpe aporrea la puerta de mi habitación. Saco medio cuerpo de la comodidad y estiro mis brazos hacia arriba, me pongo de pie y me tomo la calma necesaria que se requiere para terminar de despertarme.
CHASTITYViera la loca pisa firme, pasa a mi lado y me aparto, me da repelús que me roce con su asqueroso hombro esquelético, sale de la habitación y siento que por fin puedo respirar la paz, el mafioso está a punto de marcharse pero se detiene.—Te daré un consejo gratis, malcriada —dice en tono despreocupado.Mi cuerpo se tensa y la piel se me eriza, hay algo en su aura que ha cambiado y que ha convertido el ambiente en un campo magnético de hostilidad.—Viera creció en la Bratva, no la subestimes, no es una mocosa como tú o tus amigas, si yo estuviera en tu lugar tendría más cuidado con mis palabras a la hora de dirigirte a alguien de la organización, y tenme respeto, que no soy un crío con los que follas —me mira por encima del hombro.Sus ojos se posan en mis labios, bajan hasta mi pecho y frunce el ceño.&
CHASTITYEL silencio que le sigue es incómodo y me remuevo incómoda sobre mi asiento, tomo nota mental de no meterme con el Boss, y sinceramente no parece el tipo que quiera incluir en mi círculo social.—Siento lo ocurrido —dice dirigiéndose a mí—. Algunas personas olvidan que ustedes no saben las reglas y normas de la Bratva, respondiendo a tus preguntas, no, mi esposa murió hace años en una cacería, y Edmon es mi único hijo y heredero, es el Underboss y algún día no muy lejano el Boss.Giro a ver al mafioso de mierda y frunzo el ceño, desde que llegué no ha apartado la mirada de mí.—Mmmm.<
EDMONSi me pudieran describir en dos palabras, serían; oscuro y sin leyes, eso es lo que soy, crecí en la Bratva y para la Bratva moriré, un demonio sádico que lleva tatuado en cada espacio de mi piel la única norma que me dictaron desde que abrí los ojos por primera vez, preparado para tomar el cargo del Boss. Mi padre está orgulloso de mí, lo sé, me lo demuestra y yo le rindo lealtad, pleitesía. El deber vino antes que cualquier deseo infantil que tuviera, incluso antes que la familia.Dentro de los Lebedev hay quienes como carroñeros buscan quitarme el puesto bajo las sombras, pero los elimino de mi camino antes de que ensucien el apellido con sus errores. Yo no escogí esta vida, me escogió a mí y no me arrepiento de na
EDMONGiro sobre mis talones, la imagen de la puerta de la piscina viene a mí y camino a prisa, aunque me pareciera atrayente la idea de los leones, el Boss se enfadaría, y defraudarlo no es una opción, no cuando soy el Underboss, su hijo, su legado, llego, abro la puerta y miro con el ceño fruncido el cuerpo nadando boca bajo sobre el agua, no se mueve, solo veo la melena rubia.Me quito los zapatos, el blazer y salto al agua, soy un excelente nadador, llego hasta ella imaginando el peor escenario, la tomo entre los brazos y ella se mueve rápido, no se estaba ahogando, no estaba muerta, nuestros ojos se anclan, las gotas de agua recorren su fino rostro de muñeca, su nariz está roja y sus labios hinchados.-¿Qu&ea