EDMON
Chaqueo los dedos y enseguida uno de mis hombres me acerca mi Tablet, comienzo a teclear en nuestro sistema especial el nombre del amigo del Boss, y me aparece primero solo la información que está disponible solo para el público.
Al parecer es un empresario textil importante de los Estados Unidos, las últimas noticias acerca de él, aseguran que su empresa acaba de sufrir un déficit, lo acusan de robarse más de cinco billones de dólares de la empresa y de los socios, al parecer la policía lo busca y... tecleo las imágenes para conocer a su m*****a mocosa pero al dar el clic, resulta que la información ha sido borrada.
Ladeo una sonrisa, apago el aparato estado seguro de que eso es obra de mi padre, ayudar a una m*****a rata no es propio del Boss de la mafia rusa, por lo que debía haber algo más oculto detrás de Alexander Adams y estaba a punto de averiguarlo. Le mando un mensaje a Lukyan avisándole que me retiro, verlo desnudo o con una sucia boca sobre su polla no ayudaría en estos instantes.
—Llama a los criados y diles que preparen una habitación para una niña de... —me dirijo a uno de los hombres que me acompañan—. Pongámosle ocho o diez años tal vez.
El tipo asiente con la cabeza y nos ponemos en marcha, me subo a mi camioneta y espero a que el maldito chofer arranque, marco el número de Viera pero no me responde, odio cuando hace eso, se supone que debe estar dispuesta para mí las veinticuatro horas. Hago cinco intentos más y termino por lanzar el móvil por la ventanilla, uno de mis defectos era que no soportaba la espera y si las cosas no se hacían como yo quería, la gente lo pasaba realmente mal.
Cuando llegue me encargaré de follarla por el culo par que entienda que debe obedecer y no hacer lo que quiera. Los minutos pasan y me impaciento, cierro con tanta fuerza los puños, que los nudillos se me blanquean. Al llegar al jodido aeropuerto, nos dirigimos a nuestra zona privada, desde donde se puede observar con nitidez el jet privado de mi padre. Bajamos del auto y camino en dirección de un hombre que parece tener la edad del Boss, su porte es tal y como en la foto de la noticia en internet.
Alexander Adams es un hombre alto, de hombros anchos, rubio caramelo, tez pálida y ojos de un color verde apagado, habla con uno de los hombres que están ayudando con el equipaje y al girar nuestras miradas se cruzan, no recuerdo mucho de él, me parece que una vez lo vi en la oficina de mi padre, cuando era un niño.
—¿Edmon Lebedev? —pregunta con asombro.
Intento recordar las palabras de mi padre para no darle un tiro en la cabeza, no sonrío, en su lugar asiento rápido, estira su mano en mi dirección con la intención de saludarme pero al ver que no respondo, se retracta.
—Soy el Underboss de la Bratva, mi padre me ha informado de su llegada —comienzo con impaciencia—. Personalmente los llevaré a la fortaleza, ¿y su hija?
—Ah, cierto —sonríe y dirige su atención hacia la puerta abierta del avión—. ¡Chas, cariño, baja ya!
«Esto me está tocando las pelotas»
—¡Ya bajo!
Esa voz... Un momento... Levanto la mirada y mis ojos se anclan en una mujer, es una chica, a lo mucho debe tener veinte años, alta, rubia, sus ojos son de un verde distinto al de su padre, parecen estar llenos de vida, sus labios rosados, barbilla partida, sus curvas llaman mi atención, trae puesto unos shorts cortos, una sudadera y un par de zapatillas converse, es guapa pero es la clase de mujer que pone celosa a Viera. Me preparo para los berreos de una chica de su edad, cuando su padre se desvanece y ella corre empujando a todos, me acerco y chasqueo los dedos para que mis hombres se hagan cargo, pero la chica lo impide.
—Yo lo hago.
Saca de su mochila un frasco, abre la boca de su padre y le coloca una pastilla debajo de su lengua, observo como llena de tranquilidad toma sus signos vitales hasta que Alexander abre los ojos.
—¿Sucedió otra vez? —pregunta el hombre como si desmayarse de la nada fuera cosa del diario.
—Me encargué —responde la rubia.
—Gracias cariño.
Detallo el culo de la chica y mi miembro reacciona de un modo que no me agrada.
—Lo siento, Edmon, cosas de mi salud —la voz de Alexander me saca de mi ensimismamiento—. Ella es mi hija Chastity.
—Un placer, escuché que eres el Underboss de la mafia rusa —habla con naturalidad la rubia, quien a diferencia de su padre, no me tiende la mano y mucho menos le veo la intención de ser amable.
—Andando, mi padre ya debe estar en marcha —anuncio dándome la media vuelta.
Me dirijo al carro, Alexander es el primero en subir, dejo que la chica siga después pero antes de meterse, se detiene, gira y sin querer nuestros rostros quedan demasiado cerca. Huele a lavanda, su piel parece más tersa que la de Viera y mis ojos van directo a sus labios.
Abro la boca para decirle que se meta al jodido carro, cuando ella se me adelanta.
—No me mires, no me toques y mantente alejado de mí, yo no existo para ti y tu para mí, tampoco —dice en tono bajo para que no la escuche su padre y me cabreo—. ¿Entendiste?
Hace el amago de querer volver a meterse, pero esta vez soy yo quien la detiene agarrándola fuertemente del brazo.
—Aquí no das órdenes, no eres nadie y yo soy todo, soy el Underboss, así que ándate con cuidado, cría de m****a —bramo tensando el cuerpo—. ¿Entendido?
Ella frunce el ceño, me detiene la mirada y me suelta un pisotón que si no fuera invitada del Boss, le costaría la vida.
—Entendí, pero Underboss o no, para mí eres un hijo de perra.
Y diciendo esto se sube a la camioneta, algo me decía que ella iba a ser un dolor en las pelotas, pero si de algo estaba seguro, es que entre más lejos de mí, mejor.
CHASTITYFortalezaLebedev: Moscú, Rusia.Los gritos a las afueras de la habitación en la que estoy, me hacen refunfuñar debajo de las sábanas con olor a lavanda, escucho golpes de puerta, palabras altisonantes pero no me muevo, intento volver a sumirme en la oscuridad de mi sueño hasta que…—¡No, no lo harás!Esa voz… abro los ojos de golpe cuando un fuerte golpe aporrea la puerta de mi habitación. Saco medio cuerpo de la comodidad y estiro mis brazos hacia arriba, me pongo de pie y me tomo la calma necesaria que se requiere para terminar de despertarme.
CHASTITYViera la loca pisa firme, pasa a mi lado y me aparto, me da repelús que me roce con su asqueroso hombro esquelético, sale de la habitación y siento que por fin puedo respirar la paz, el mafioso está a punto de marcharse pero se detiene.—Te daré un consejo gratis, malcriada —dice en tono despreocupado.Mi cuerpo se tensa y la piel se me eriza, hay algo en su aura que ha cambiado y que ha convertido el ambiente en un campo magnético de hostilidad.—Viera creció en la Bratva, no la subestimes, no es una mocosa como tú o tus amigas, si yo estuviera en tu lugar tendría más cuidado con mis palabras a la hora de dirigirte a alguien de la organización, y tenme respeto, que no soy un crío con los que follas —me mira por encima del hombro.Sus ojos se posan en mis labios, bajan hasta mi pecho y frunce el ceño.&
CHASTITYEL silencio que le sigue es incómodo y me remuevo incómoda sobre mi asiento, tomo nota mental de no meterme con el Boss, y sinceramente no parece el tipo que quiera incluir en mi círculo social.—Siento lo ocurrido —dice dirigiéndose a mí—. Algunas personas olvidan que ustedes no saben las reglas y normas de la Bratva, respondiendo a tus preguntas, no, mi esposa murió hace años en una cacería, y Edmon es mi único hijo y heredero, es el Underboss y algún día no muy lejano el Boss.Giro a ver al mafioso de mierda y frunzo el ceño, desde que llegué no ha apartado la mirada de mí.—Mmmm.<
EDMONSi me pudieran describir en dos palabras, serían; oscuro y sin leyes, eso es lo que soy, crecí en la Bratva y para la Bratva moriré, un demonio sádico que lleva tatuado en cada espacio de mi piel la única norma que me dictaron desde que abrí los ojos por primera vez, preparado para tomar el cargo del Boss. Mi padre está orgulloso de mí, lo sé, me lo demuestra y yo le rindo lealtad, pleitesía. El deber vino antes que cualquier deseo infantil que tuviera, incluso antes que la familia.Dentro de los Lebedev hay quienes como carroñeros buscan quitarme el puesto bajo las sombras, pero los elimino de mi camino antes de que ensucien el apellido con sus errores. Yo no escogí esta vida, me escogió a mí y no me arrepiento de na
EDMONGiro sobre mis talones, la imagen de la puerta de la piscina viene a mí y camino a prisa, aunque me pareciera atrayente la idea de los leones, el Boss se enfadaría, y defraudarlo no es una opción, no cuando soy el Underboss, su hijo, su legado, llego, abro la puerta y miro con el ceño fruncido el cuerpo nadando boca bajo sobre el agua, no se mueve, solo veo la melena rubia.Me quito los zapatos, el blazer y salto al agua, soy un excelente nadador, llego hasta ella imaginando el peor escenario, la tomo entre los brazos y ella se mueve rápido, no se estaba ahogando, no estaba muerta, nuestros ojos se anclan, las gotas de agua recorren su fino rostro de muñeca, su nariz está roja y sus labios hinchados.-¿Qu&ea
EDMONEl Underboss ayudando a una esclava? ¿Es una esclava? ¿Cómo la puedo catalogar? Cuando estoy cerca de mi habitación me detengo, al recordar la promesa que le hice al Boss de hablar las cosas con ella, tal vez no es tan idiota y podamos llevar las cosas con calma, fingir que somos esposos, como ella dijo, no me meto en sus asuntos y ella tampoco en los míos. Vuelvo al área de medicina y antes de entrar escucho la risa de Lukyan, la puerta está entre abierta, me asomo como maldito crío, como si no fuera el Underboss y observo como él está ayudándole en lo que me pidió.—¿Sueles cortarte por diversión o porque pretendes excitarme? —ríe Lukyan.—
CHASTITYMis ojos no dejan de admirar a la mujer que me está sirviendo un trago dentro de una oficina que asegura es de ella. Es alta, me supera en belleza, en habilidades obviamente y en fuerza, sus ojos son de un azul intenso, si iris oscuro la hace parecer una especie de hechicera, su cabello castaño claro es largo hasta la cintura, parece más joven de lo que seguro es, lo que me hace recordar que el Boss había comentado que su esposa estaba muerta.—Creo que no me he presentado como es debido, y estoy segura de que el idiota de Grigori ha dicho que estoy muerta —me tiende el trago que no dudo en agarrar con desconfianza—. Ese capullo.—¿Quién es Grigori? —la pregunta se desliza de mis labios si
CHASTITYLos leones rugen y la piel se me pone de gallina, no soy un robot, soy humana y claro que me estoy meando en los pantalones, pero no iba a permitirme morir dejando a mi padre solo, con esta gente que debería estar encerrada en algún centro psiquiátrico.—No, son leones que llevan más de una semana sin probar alimento, están hambrientos, así que si yo fuera tú…Sus palabras se quedan suspendidas cuando uno de ellos corre en mi dirección, salta intentando arrancarme la cabeza, obligándome a agacharme, resbalándome, tomo el haladie con fuerza y se lo clavo en la cabeza al otro que viene por mí, sus colmillos quedan a pocos centímetros de mi brazo izquierdo, desencajo