Capitulo 6

- ¿Me estás prometiendo la luna? - le pregunto, dudando por completo de sus palabras. Todo lo que diga, me parece irreal.

Él sonríe.

-No te estoy prometiendo la luna, tú eres mi luna.- busca tomar mi mano, y aunque quiero dársela, la quito y comienzo a caminar.

Mi luna.

Cada vez siento que estoy cayendo en un universo que no es mío. Doctor Strange anda haciendo jugadas de las suyas, y la que está pagando el precio soy yo.

-Espera, te puedes perder.- llega a mí lado y yo lo miro mal. Él sonríe divertido y me señala con la mano hacia donde ir.

-Eres muy risueño, algo que no esperé ver en un hombre de tu edad y menos con tu... Condición.- ni siquiera sé cómo decirle a lo que ví.

Trato y trato de no pensar en esto. No darle vida a un recuerdo que no tiene sentido, pero una y otra vez vuelve. La forma en que su cuerpo se movió frenético por un segundo antes de que el pelo comenzara a brotar por todos lados. Su caída en cuatro patas y sus ojos violetas en una mirada furiosa, tan diferente a la que tiene ahora.

Y lo peor, es que tantas veces he tenido sueños tan similares, que no me es imposible pensar que todo eso es un sueño.

- ¿Condición? No tengo una condición... Bueno, tal vez sí. Soy un hombre lobo, puedo transformarme bajo decisión propia y obligatoria, ya que ciertos factores pueden afectarme, como la luna o la ira, por ese motivo, la serenidad es mi aliada.

-Asi que si te doy una cachetada, ¿Puede que te transformes? - el trata de hablar, pero cierra la boca por un segundo antes de que las palabras salgan.

-Puede ser, pero no lo hagas. No quiero asustarte.- asiento y sigo caminando, deteniendome cuando llegó a un lugar... Hermoso.

Cómo sacado de un cuadro de esos que venden en la calle, donde muestran un paisaje lleno de color y romance aunque no salgan personas que demuestren amor, porque simplemente la imagen lo grita con sus trazos perfectos.

Y este lugar, merecía ser plasmado. Desde una choza marrón, con flores cayendo, hasta unos asientos de madera colgantes que daban vista al mar. Sin embargo, la belleza no terminaba ahí, alrededor de esa choza, había una piscina que plasmaba naturaleza pura con un fondo de lago, y una cascada a unos metros.

Había perros corriendo por ahí, libres, jugando entre ellos. Había un doberman, un Rottweiler y un cane Corso. Perros imponentes que desaparecieron de la vista cuando un lobo enorme apareció entre los árboles que no tapaban la vista del mar.

El lobo era de un color blanco, y su pelaje se movía libre con el viento.

-Ven, vamos.- ignore la voz de Uzziel, solo para ver cómo el lobo se convertía en una mujer... Una mujer completamente desnuda, con el cabello blanco, la piel morena y una confianza que impone como no tienen idea.

Un hombre con uniforme aparece y le ofrece una bata que ella toma, se coloca y sigue caminando hasta perderse por una puerta.

¿En serio acabo de ver eso?

-Eso del mundo diferente empezó más rápido de lo que pensé.- dirijo mi mirada hasta Uzziel.- Y por muy interesante que sea, tengo hambre y prefiero conocer de estas cosas después de comer.- él asiente y me señala la choza.

-Lo que mi luna pida.- aunque mi corazón salta, no lo demuestro. No puedo hacerlo.

-Por favor, basta con eso. Realmente no me conoces.- camino sobre el puente de madera y las ganas de lanzarme al agua son grandes, pero sigo caminando y me siento en una silla. El se sienta al frente de mí y un segundo después aparecen varios empleados que traen todo tipo de comida. Le sonrío a todos y mis ojos se llenan de gula cuando aprecio el banquete que puedo degustar.

- Emma me dijo todo lo que te gustaba, así que fué lo que pedí... Tus gustos son bastante... Venezolanos. Aunque he de admitir que nunca he probado la mayoría de estos. La hallaca se ve magnífica.- sonrío, porque es lo primero que coloco en mi plato.

-Mis padres eran venezolanos. Así que era muy común tener esta comida siempre presente. Cuando nos mudamos a Estados Unidos, ellos montaron un restaurante, el cual no pude mantener porque era solo una niña y quedó a manos de un familiar suyo que nunca conocí.

- ¿Por qué dejaste Estados Unidos? - muevo una pasa lejos de la hallaca, porque es lo único que no me gusta.

-Por Emma. Ella es mi amiga desde los 12 años.- aunque trato de recordar esos tiempos con molestia, no puedo hacerlo. Emma es mi mejor amiga y por eso su traición duele tanto, aunque algo me está comenzando a decir que hay más en esa historia. De verdad vivimos muy buenos momentos.- Cuando cumplimos 18, ella consiguió una beca en la universidad de sus sueños, la cual quedaba en Barcelona y me convenció de irme con ella.

-Y ahora estás aquí.- asiento.

-Y ahora estoy aquí, secuestrada.- lo miro con acidez y sigo comiendo, porque por más que sea, este plato esta divino. Una de las mejores hallacas que he probado.

-¿Recuerdas algo del accidente de tus padres? - doy un bocado y asiento, tomando un sordo de jugo antes de responder.

-¿Quieres saber si te recuerdo realmente? - miro como el tenedor se aleja lentamente de sus labios y una sonrisa sin ánimos aparece en los míos.- Recuerdo esos ojos violetas, pero te vi lobo, y no eres el que chocó contra el auto y nos hizo volcar, eres el que me sacó del auto, por lo que ahora te pregunto, ¿Quién mató a mis padres y por qué estabas tú esa noche?

-No creo que sea una conversación para este momento.- llevo mi cuerpo hacia atrás y apoyo el tenedor en el plato.

-La sinceridad debe ser fundamental en esto. Admito que tengo curiosidad de ciertas cosas, pero no importa que tan interesante sea tu mundo, sigo prefiriendo el mundo que no mató a mis padres.- sus ojos no dejan de estar fijos en los míos, y veo un poco de molestia en los suyos.

- ¿Prefieres el mundo que te hizo pasar por loca? - su pregunta me molesta.

-Ese mundo no sabe de este, tiene sentido que lo hayan pensando. Muchas veces yo pensé que estaba loca.- alzo mis brazos señalando todo.- Esto no es normal, es cosa de locos.

-Y no has visto nada, por eso quiero que me dejes mostrarte todo. Quiero que veas que este mundo es mejor.- niego y me giro para ver caminar a la mujer de cabello blanco, ahora cubierta con un vestido blanco, con un gran escote en v y una gran apertura desde la cadera hasta los pies, mostrando que no tiene ni siquiera una tanga de su tono de piel. Su cabello blanco está recogido en una cola alta, y su mirada feroz está puesta en mí.

¿Y ahora?

-¿Se puede saber quién es ella, Uzziel? - llega a mí y algo comienza a gritar peligro, algo que queda comprobado cuando siento la tensión y preocupación de Uzziel como si fuera mía. Percibo su temor y aunque no lo planeaba, yo comienzo a sentir el mismo, como si fuéramos uno solo. Su mano hace un movimiento y sin pensarlo lo obedezco.

Me levanto y doy varios pasos lejos de esa mujer, que aunque el color blanco predomine en ella, lo único que siento es maldad.

-Ohh, ya sé. Ahora lo noto. Ella es tu alma gemela, la luna por la que me rechazaste.- me mira de arriba abajo.

-Alejate de ella, Hera. No es el momento ni el lugar.- sus ojos azules solo muestran ira... ¿No dijo Uzziel que la ira era un factor para la transformación?

¿Está mujer se va a transformar?

- Te dije. Te lo advertí.- le muestra sus dientes a Uzziel en un gruñido y Uzziel mueve la cabeza hacia un lado, por lo que yo retrocedo dos pasos más, pero la cerca de madera en la choza me detiene.-No debiste jugar conmigo... Yo no tenía la culpa.- me mira y sus ojos se ablandan un segundo antes de cambiar por completo a psicóticos.- Pero ella si la tiene.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo