La cena llega poco después de que hacemos el pedido, y debo admitir que el servicio a la habitación no decepciona. La mesa está cubierta con dos cajas de pizza humeante, una de muzzarella con albahaca fresca y otra mitad napolitana, mitad pepperoni. A un costado, dos copas y una botella de vino tinto que Alejandro descorcha con la destreza de alguien que claramente está acostumbrado a este tipo de cosas.Nos sentamos en la pequeña mesa del balcón, donde la brisa nocturna es cálida y el sonido del mar en la distancia le da un aire casi romántico a la escena. Casi.Alejandro llena mi copa con calma y luego hace lo mismo con la suya antes de levantarla en el aire, con ese gesto elegante que domina tan bien.—Por sobrevivir otro día de este matrimonio de mentira —declara con media sonrisa.Sonrío y choco mi copa contra la suya con un tintineo casi burlón.—Por eso —replico con diversión—, y por todas las personas que creyeron que éramos reales.Él resopla, divertido, y bebe un sorbo de vi
El sol se filtra a través de las cortinas blancas cuando empiezo a despertar. Me estiro lentamente, disfrutando la comodidad de la cama, y dejo escapar un suspiro de satisfacción… hasta que abro los ojos. El sillón está vacío. Levanto la cabeza y miro alrededor, pero la habitación está completamente en silencio. Cero rastros de Alejandro. De nuevo.Ruedo los ojos y me dejo caer de espaldas contra la almohada. ¿Acaso este hombre tiene un sensor interno que le dice cuándo debería desaparecer antes de que yo me despierte? Pero, a diferencia de ayer, esta vez no me molesta. De hecho… me conviene.Sonrío para mí misma y me incorporo de un salto. Si Alejandro tiene derecho a desaparecer, yo tengo derecho a planear mi propia diversión. Y hoy, mi diversión tiene un objetivo muy claro. Me levanto y camino hacia la maleta, hurgando entre la ropa hasta encontrar la prenda exacta que estoy buscando.El vestido que Claudia insistió en que comprara. La tela se desliza entre mis dedos mientras lo so
El sol está en su punto más alto cuando me acomodo en la reposera con un suspiro de satisfacción. La arena está caliente bajo mis pies, y la brisa marina ayuda a contrarrestar el calor abrasador. Me pongo las gafas de sol y dejo que el sonido de las olas y las risas distantes de otros turistas me envuelvan.Después de todo, si esta noche tengo que dar la mejor actuación de mi vida, al menos quiero estar relajada.Me recuesto y cierro los ojos, dejando que el sol bese mi piel mientras disfruto de la sensación de no tener que pensar en nada. El plan es simple: no moverme en absoluto hasta que sea estrictamente necesario, pero, por supuesto, mi plan no dura mucho.Siento una sombra cubrirme de repente y una presencia familiar junto a mi reposera. Abro un ojo con pereza, y ahí está él, de pie con la brisa revolviendo su cabello oscuro y una bolsa de papel en la mano.—¿No te cansas de hacerte la lagartija al sol? —pregunta Alejandro con su típica expresión de fastidio moderado.—¿No te ca
«Necesito vacaciones con suma urgencia», pienso mientras realizo mi rutina matutina: ir al baño, cepillarme los dientes, darme una ducha mientras sufro porque la calefacción no funciona, tomar un té de manzanilla con pan y salir corriendo para no llegar tarde al trabajo.Después de dos autobuses y un taxi, siento que mi estrés está por alcanzar su límite. No puedo creer que llevo tres años trabajando en una agencia de viajes y aún no he tenido vacaciones.La rutina en la agencia es agotadora: atender a clientes que buscan organizar sus vacaciones soñadas, resolver problemas de reservas, lidiar con cambios de itinerarios. Todo se ha convertido en una especie de tormento diario. Además, las interminables reuniones y las exigencias de mi jefe, Alejandro, quien siempre parece estar un paso por delante y espera que todos sigamos su ritmo, no ayudan.Finalmente llego a la oficina, justo a tiempo para evitar una reprimenda.—Buenos días —saludo con una sonrisa forzada, ocultando mi falta de
Por la noche hago una videollamada con Claudia, mi mejor amiga, mientras cocino algo de arroz para cenar.—¿¡Cómo que vas a ser la esposa de tu jefe!? —repite Claudia, sus ojos abiertos llenan la pantalla de mi teléfono.—¡Su falsa esposa! —aclaro rápidamente, agitando la cuchara de madera como si pudiera dispersar la sorpresa—. Mira, lo que menos me importa es eso, yo solo quiero vacaciones… Estoy cansada del trabajo y de lo monótona que es mi vida. Además, tampoco va a ser tan difícil, ni siquiera tengo que darle besos ni dormir con él.Claudia ladea la cabeza, con expresión incrédula.—Pero ¿no te parece raro que te haya elegido a ti?—No, me dijo que es porque soy la única soltera y sin hijos de la empresa, y es cierto. También está Elena, la otra soltera, pero ya tiene sesenta años y dudo que quiera presentarle a alguien mayor a sus padres… —replico, revolviendo la comida con la cuchara de madera. Chasqueo la lengua al notar el arroz pegándose al fondo de la olla. El olor a quema
Llego a casa después del día agotador y me dejo caer en el sofá con una taza de té caliente en las manos. Mientras soplo la superficie del líquido para enfriarlo un poco, enciendo la computadora y abro mi cuenta bancaria para verificar el saldo antes de planear las compras que Alejandro sugirió.Cuando veo la cifra en pantalla, casi se me sale el corazón por la boca. Parpadeo, me froto los ojos y miro de nuevo, pero los números siguen ahí. En un acto reflejo, doy un sorbo al té y termino atragantándome. Comienzo a toser mientras intento procesar lo que estoy viendo.—¡¿Qué demonios?! —exclamo, dejando la taza a un lado mientras me llevo una mano al pecho.La transferencia reciente, con el concepto "Fondo para el viaje", ha añadido una suma tan ridícula a mi cuenta que parece irreal. Marco el número de Claudia casi sin pensarlo.—¿Qué pasa ahora, futura esposa de mentira? —me saluda con tono burlón.—¡Clau, me transfirió una fortuna! —le digo, caminando de un lado a otro como si el mov
No pude pegar un ojo en toda la noche, así que, cuando suena el despertador, simplemente lo apago y salto de la cama como si tuviera un resorte en el trasero. Hoy es el gran día, aunque todavía no entiendo cómo es que llegué a esta situación. ¿Realmente está pasando o solo es un sueño? Todo se siente extraño e irreal, como si estuviera flotando en una nebulosa. Viaje de ensueño gratis, vacaciones en una isla paradisíaca, todo a cambio de fingir ser la mujer de mi jefe. No, debo estar alucinando. Pero después de tomar una taza cargada de café, darme una ducha y pellizcarme un poco, me doy cuenta de que está sucediendo. De verdad acepté este trato. ¡Estoy loca!La idea de llamar a Alejandro y echarme atrás aparece en mi mente de una manera tentadora, pero no puedo. Necesito este viaje, el dinero y, para ser sincera, tampoco quiero enfrentar el horror de devolver todo lo que compré ayer. Así que, resignada, pido un taxi y dejo que el destino haga el resto. El conductor me ayuda a guardar
—Llegamos —dice una voz muy cerca de mi oído.En cuanto abro los ojos, me encuentro con el rostro de Alejandro a centímetros del mío, lo cual me hace sobresaltar. Él se da cuenta de nuestra cercanía y se aleja con rapidez y de manera un poco torpe.La madrugada nos recibe con una leve frescura cuando finalmente aterrizamos en Isla Nube. Me ayuda a bajar los últimos escalones del avión privado y una brisa suave acaricia mi rostro, trayendo consigo un aroma salino que me hace anticipar la cercanía del mar. La emoción y el cansancio se mezclan en mis sentimientos mientras nos adentramos en esta tierra desconocida.Alejandro me guía a través del pequeño aeropuerto de la isla, donde somos recibidos por un personal amable que nos ofrece bebidas refrescantes y toallas húmedas que acepto sin dudas.La atmósfera es tranquila y relajada, y siento cómo la tensión se disipa gradualmente de mis hombros con el primer trago a la bebida, la cual distingo que tiene ron y toques frutales. El personal n