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Luna de Venganza
Luna de Venganza
Por: Laurann Kleypas
Capitulo 1 : Alfa o verdugo.

— No puedo creer que mañana por fin haremos la ceremonia de iniciación.

La voz del padre de Melissa la hace sentir una vez más extraña, a pesar de estar feliz por estar de vuelta en su manada, esta vez para quedarse, el motivo la hacía sentir un poco mal. Miro el caldo en su plato sintiendo que de repente ya no se sentía tan apetecible. Su madrastra rechistó haciéndola mirar hacia ella.

—¿No estás feliz?

La chica no dijo nada porque prefería no hacerlo, volvió a bajar los ojos hacia el plato mientras su padre hablaba de lo único que parecía importarle. Melissa se sentía como una moneda de cambio pero parecía que nadie se daba cuenta de eso.

— Es un honor para todos — dijo su padre — después de todos estos años estamos a punto de firmar el pacto de paz con la manada vecina.

— Gracias a dios terminaremos con esto de una vez — la voz de su madrastra es amargada — nuestra hija incluso se tomó el trabajo de ir a organizar todo con la familia del alfa Gavin—miró a Melissa—¿Por qué tu no luces feliz?, deberías ser la mas emocionada.

—Tiene razón hija—el padre de Melissa la miró—esta es la boda que todos han esperado, básicamente estás teniendo un honor extremadamente especial—niega—incluso tu hermana se fue para preparar la ceremonia.

—Si , padre—dijo la chica alzando la mirada—solo me siento un poco conmocionada con todo…

—Deberías sonreír más, parece que estamos mandándote al matadero y no a la casa de la familia del nuevo alfa King.

Melissa frunció el ceño sintiéndose aún peor, sabía cómo eran las leyes de la manada, comprendía también que era su deber. Pero no le agradaba en lo más mínimo que ella estuviera en medio de todo aquello, incluso sin pedirlo. Porque tenía que aparentar felicidad si ni siquiera conocía al hombre con el que la casarían.

Melissa había aceptado su destino, pero esperaba al menos conservar la posibilidad de sentirse como quisiera. Su vida había sido difícil los últimos años, tenía demasiadas cosas que la asustaban y afectaban, así que una ceremonia en la que nunca tuvo posibilidad de opinar realmente no le interesaba.

La chica dejó su cuchara antes de ponerse en pie, realmente no deseaba seguir escuchando de cuanto necesitaban todos de ella después de que fuese expulsada de su manada junto a su madre solo para no molestar a la luna de su padre, una mujer que, aunque trataba de ser amable con ella, era más que evidente aborrecía que fuera la primogénita, la hija mayor de su alfa.

Melissa realmente no sentía que eso fuera un honor, ni siquiera sabía cómo iba a contarle a su futuro marido su secreto. Sin embargo, se prometió ir un paso a la vez y lo único que necesitaba en ese instante era alejarse de la cena familiar, donde ella realmente no era un miembro deseado.

— Me gustaría ir a mi habitación padre — dijo la muchacha inclinando la cabeza — creo que aún tengo un poco de jet-lag, así que, si me disculpan, me gustaría lucir bien en la mañana…

—Ahí está esa actitud—dijo su madrastra—no se como podrá ser una buena esposa comportándose así, seguro su madre no le enseñó modales.

—¡No hable de mi madre!

Grito la chica haciendo que su padre la mirara con el ceño fruncido. Melissa tragó antes de inclinar ligeramente la cabeza para disculparse antes su padre y su madrastra.

—Lo siento, estoy un poco sensible y cansada, realmente solo quiero irme a la cama padre.

— Quería que fuéramos a correr juntos hija — dijo su padre— hace años que no veo a tu lobo y debemos hablar de…

— Quizás mañana padre — dijo sintiéndose un poco avergonzada — hoy ni siquiera me siento con fuerzas para respirar.

Su padre la miró durante un momento, pero luego asintió, así que ella agradeció en silencio que pudiera escabullirse lejos del comedor. Subió las escaleras entrelazando sus manos. Ella también llevaba demasiado tiempo sin ver a su loba, tanto, que ni siquiera sabía si seguía dentro de ella. La tristeza de eso la hizo tener que detenerse a unos pasos del último escalón.

Se apoyó en la tallada barandilla de la escalera junto a su derecha y se recordó que tenía un problema importante, uno que en algún momento conseguiría solucionar o al menos eso esperaba ella. Caminó por el pasillo, hacía la única puerta al final de este, la abrió con la llave que siempre llevaba colgado de su cuello y ese olor familiar la hizo sentir un poco mejor.

Esta habitación había sido de su madre, luego fue de ella y seguiría siendo de ella por el resto de su vida. Prendió las luces antes de salir al balcón. La nieve que cubría el borde de su balcón la hizo suspirar. Por alguna razón, la nieve de Alaska le parecía mucho más hermosa que la de su pequeño pueblo en Londres.

Aunque extrañaba a su madre, debía admitir que su loba y ella adoraban la tierra donde vivieron los primeros seis años de su vida. Se acercó al balcón para dibujar su nombre en la nieve que lo cubría, se dijo que pronto sería una mujer casada, con un chico que escuchó era guapo, cosa que de un modo u otro la consolaba.

Cerró los ojos para respirar la brisa de la noche, pero frunció el ceño cuando olió algo extraño en el ambiente, escudriño en la oscuridad rodante en el jardín y su corazón se congeló cuando seis lobos aparecieron de la nada. Su respiración se detuvo cuando vio a los tres ejecutores que custodiaban la casa de su padre ser asesinados.

La muchacha abrió y cerró sus ojos tratando de algún modo de comprender lo que estaba pasando, pero estaba en pánico. Corrió dentro de casa para intentar avisar a su padre, pero cuando llegó al final de la escalera vio a su padre volar por los aires. Un inmenso lobo gris manchó de rojo la alfombra en el suelo, se acercó al inerte cuerpo de su padre que ni siquiera había podido cambiar y vio como clavaba sus colmillos en él.

Un gemido escapó de ella, el lobo sangriento junto al cuerpo de su padre abrió aún más sus fauces y la pobre chica en la escalera tembló. Pudo ver la maldad en sus ojos, la rabia dominante que poseía aquel hombre. Ella quería correr, quería salir de ahí lo antes posible, pero no era capaz de cambiar, lo sabía, así que solo corrió escaleras arriba.

— ¡Qué es todo esto!

Escuchó a su madrastra gritar, corrió hacia el lugar del que venía la voz, la mujer en medio del pasillo la vio. Ella asustada corrió a sus brazos ajena completamente al abrecartas en su mano y realmente pensó que estaba a salvo.

— Han matado a mi padre — lloró asustada— hay un lobo en la escalera y no sé qué está pasando, no sé por qué están haciendo esto o quien les permitió entrar, estoy asustada...

— Tranquila mi niña — dijo la malévola mujer — te prometo que todo saldrá bien, te juro que vamos a salir de esta situación en unos…

La voz de su madrastra se detuvo, ella sintió una ligera brisa antes de ver al cuerpo de dicha mujer caer al suelo bajo las patas de un inmenso lobo negro y Melissa no pudo seguir en pie cuando ese animal clavó con saña sus garras en el cuello de la mujer. Su corazón latió apresurado con un pánico que le congelaba hasta los huesos.

Ella tragó grueso, el sabor de la sangre que salpicó su rostro solo la hizo temblar aún más, pero de repente, la sintió. Su loba aulló en su interior. Sintió el calor abrasador quemar en su vientre y estuvo segura de que sus garras se extendieron cuando el lobo de ojos pálidos volteo sus ojos hacia ella.

Ese olor en el aire era extraño, Melisa no sabía qué era exactamente lo que era, pero su loba parecía ansiarlo. El lobo negro gruñó paralizándola. Sus ojos fijos en los del animal se sintieron cautivados y cuando esté colocó su nariz directamente sobre los pliegues de su vestido, justo en el vórtice de sus piernas. Ella tembló.

— No me mate por favor — suplicó asustada — yo… Yo no hice nada yo…

Unos pasos se escucharon en las escaleras, el lobo se apartó de ella para gruñir a quien sea que estuviera en ese lugar y cuando volvió Melissa se espantó. Ya no era un lobo el que estaba de pie, desnudo frente a ella. Era un hombre, uno con ojos brillantes que parecían estar completamente fuera de sí.

El hombre extraño la tomó de la mano, Melissa trató de escapar, pero no fue capaz debido a su fuerza y sobre todo a que sus pies parecían estar clavados sobre el suelo.

— ¡Usted mató a mi familia! — gritó — ¡No sé quién eres o porque lo has hecho! — ella forcejeó— pero voy a contarle a todo el mundo, voy a hacerlo pagar por…

— Tú no vas a decir una palabra — dijo tomándola de la mano — nunca vas a decir una palabra contra tu alfa, no serías capaz.

— Usted no es mi alfa, es el asesino de mi padre y le prometo que voy a matarlo.

— No vas a hacerlo — dice él sin chistar — ahora, cierra la boca.

Ella jadeó, se resistió como pudo, pero ese hombre la arrastró hacia la habitación de sus padres y la lanzo a la cama sin ningún remordimiento. Su loba aulló a pesar de llevar años sin decir nada dentro de su mate. Melissa tembló cuando su ropa fue rasgada y aunque su cuerpo ansiaba de alguna forma que él hiciera mucho más que eso, ella sabía que debía escapar pero no era capaz de hacerlo por algún motivo así que esa voz en su conciencia siguió cuestionando si podría hacerlo.

— ¡Bésame! — exigió el hombre sobre ella — ¡Ahora!

— ¡No! — gritó la chica tratando de liberarse aunque sus deseos eran otros— ¡Nunca voy a hacer nada con usted a voluntad!, ¡Nunca! — Melissa sintió la fuerza de su cuerpo cubrir el de ella — voy a vengarme y vas a arrepentirte — ella lo miró a los ojos — voy a vengarme, ¡Se lo juro!

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