Diecinueve años después
Idris se despertó con el sonido de un mensaje de móvil, y se incorporó en la cama con la sensación de que algo malo sucedía. Si alguien le hubiera preguntado, no habría sabido decir de qué se trataba, pero lo cierto es que la sensación le recorría las entrañas. Agarró su teléfono móvil,y vio un mensaje con una fotografía adjunta que hizo que su orgullo se partiera en pedazos. En la fotografía estaba el hombre que le había prometido fidelidad y seguridad, llevando a otra muchacha en brazos, y eso fue mucho más de lo que pudo soportar.
Por supuesto, necesitaba confirmar personalmente que era cierto, por lo que salió de su cuarto aún en pijama, y bajó las escaleras a toda velocidad. No se molestó en saludar a nadie, simplemente bajó los escalones sin saludar a los presentes, y sin fijarse en como todos murmuraban que su aspecto no era el usual. Cuando comprobó que el mensaje era verídico, y que el hombre que había marcado su cuerpo, en señal de compromiso, llevaba a otra mujer en brazos, decidió que su tiempo en esa manada había terminado.
Subió los escalones de dos en dos, cerró la puerta de su habitación de un portazo, y se giró sorprendida hacia la puerta cuando vio como ésta se abría. En el vano estaba su madre, Alana, mirándola con una expresión triste que le sorprendió, ya que no sabía que su madre también hubiera sido testigo de la humillante experiencia que acababa de vivir.
- Hola Idris.- su tono neutro no reveló la intensidad de los sentimientos que quemaban su interior, e Idris prefirió no decir nada.
- Hola, mamá, pasa, por favor, ¿qué haces aquí? No te esperaba esta mañana.
- Bueno, yo tampoco tenía intención de venir, de hecho, pensaba que te vería directamente en el desayuno, pero a la luz de los acontecimientos, me gustaría saber como te encuentras.
- ¿Tú también lo has visto?
- Si, Idris, lo he visto. Sabes que yo no te mentiría, y prefiero confesarte que he visto todo, y que estoy segura de que ese hombre no es para ti. Pero creo que ya te dije anteriormente que ese hombre no era para ti, ¿no es cierto?
- ¿Has venido solo a decirme que ya me habías avisado? Porque ahora mismo preferiría que no me reprocharas nada.
- No, mi niña, sé porqué querías aparearte con el Alfa, pero siempre te dije que era innecesario que te sacrificaras por nuestra posición en la manada.
- Ya lo sé, pero me sentía atraída por él, y no sé, supongo que me fascinó el hecho de haber sido elegida por un Alfa. No imaginaba que sería un bastardo.
- No hables así de él, Idris, algún día lo comprenderás, él ha encontrado a su pareja, y cuando tú hagas lo mismo, perderás la cabeza, no podrás pensar en nada más.
- Yo no me enamoraré jamás, me apararé para subir de posición, y me aseguraré de que vivamos como nos merecemos, mamá.
Me acerco a mi madre, y beso su mejilla, que aunque hermosa, ya no es tan firme como solía ser cuando yo era niña.
- Idris, no puedes castigarte a ti misma por lo que a mi me sucedió, eso no es justo, y además, ya sabes que tú no eliges cuando aparece tu compañero destinado.
Yo la observo fijamente, y veo que aún queda un leve rastro de tristeza en su voz cuando dice que a mi no tiene que pasarme lo mismo que a ella, y no la creo. Ella confió en el hombre equivocado, se enamoró, dejó que se colara en su piel, que entrara en nuestras vidas, y luego la rechazó públicamente cuando supo que no teníamos dinero, que éramos pobres. Y lo que es peor, como lobos, estamos destinados a una pareja única, y mientras esa pareja siga viva, no podremos conectar realmente con nadie más, por lo que ella, no solo se ha visto condenada a la humillación pública, sino que también se ha visto obligada a vivir sin pareja, pues su pareja destinada la repudió en su ceremonia de apareamiento, pero no, a mi, no me sucederá lo mismo.
- Me voy, mamá.
- ¿Cómo que te vas, Idris?
- Si, lo he decidido ya. Sabes que soy orgullosa, y que no podré salir de esta habitación con la cabeza alta si dejo que el Alfa me humille. Me iré de esta casa, y buscaré mi propio camino.
- Pero hija mia, es peligroso, ¿tú sabes la clase de mundo que hay ahí fuera?
- No, mamá, no lo sé, pero es hora de descubrirlo.
Mi madre se echó a llorar de una forma tan dramática, que no me quedó más remedio que acercarme a ella, y tratar de consolarla. Se fundió entre mis brazos, y me pidió que no me fuera de una forma casi demencial. Yo me mantuve firme, aunque he de reconocer que verla así me partía en dos por dentro. Yo nunca he querido otra cosa salvo una buena vida para mi, y para mi madre; pero hasta ahora, lo único que he hecho, ha sido darle trabajo y preocupaciones.- Idris.- dijo ella serenándose un poco.- si te vas a ir, no puedes hacerlo así, a lo loco, sin pensar, necesitas un plan.- Está bien, me parece razonable.- Si vas a abandonar esta casa, hay cosas que debes saber antes de irte.- ¿Qué clase de cosas? Ya sé que el mundo exterior es peligroso, pero sé cuidarme, y estoy perfectamente entrenada para vencer a cualquier lobo en batalla.- No me
Salir de la casa de la manada no fue difícil. Todos los miembros de seguridad con un mínimo de experiencia en el puesto estaban ocupados, por lo que salir de allí no fue muy complicado. Los pocos que quedaban al cargo de la manada eran muy jóvenes, e inexpertos, así que les dije como que no quiere la cosa que iba a hacer unos recados para el Alfa, y como mi cara les sonaba vagamente, me dejaron salir sin más preguntas.No es que el Alfa nos tenga retenidos, o nos prohiba salir de este recinto, de hecho, es más bien al contrario, él está de acuerdo con que vivamos nuestra vida libremente, y salamos fuera, o incluso abandonemos la casa. Pero en estos momentos no quería dar explicaciones, ya que sé que si hubiera dicho claramente que me iba para no volver, me hubieran atosigado a preguntas, y al final hubieran llamado a algún miembro de la manada con mayor nivel de responsabilidad, que me hubiera
- Hola, Bri, no te imaginas las ganas que tenía de verte.La mujer me miró de arriba a abajo, poniendo especial énfasis en mi cara, y después de escrutarse durante un par de minutos, se colocó las manos en las caderas, y me habló con toda sinceridad.- He de decirte la verdad, no tengo ni idea de quien eres.- Tranquila, es normal que no sepas quien soy. Soy Idris, me envía Alana.Me cuesta pronunciar su nombre, y busco la mejor forma de decir que nos conocemos, sin decirle que es mi madre, porque a estas horas, ya soy vagamente consciente de que ni es mi madre, ni yo soy la misma inocente de hace unos días.- Pasa, tenemos habitaciones libres, y aunque no las tuviéramos, para los amigos de Alana siempre hay un hueco.Brizna me lleva hasta una habitación con chimenea de leña, y el hecho de que esté encendida me reconforta, porque estoy helada después d
Me revuelvo entre las sábanas de mi cama, y cuando me doy por vencido, y sé que estoy completamente desvelado, doy un puñetazo sobre el colchón. Sé de donde proviene mi frustración, y es de esa loba con la que me he cruzado hoy en el bosque.Cuando la olí por primera vez, algo en su aroma me atrajo irremediablemente, tanto es así, que abandoné la misión que mis hombres y yo estábamos llevando a cabo en esos momentos, y me dediqué a perseguirla.No sé muy bien porqué lo hice, nunca antes me había ocurrido algo semejante. Soy un solitario, y por definición, no siento mucho entusiasmo ante la perspectiva de conocer a otros lobos. Es cierto que vivo dentro de una pequeña comunidad de lobos solitarios, juntos hemos formado un campamento en la parte alta de las montañas, donde nadie puede acceder, y vivimos tranquilamente. Pero esta asociación
Aunque estaba horriblmente agotada por el día anterior, me desperté antes de que amaneciera. Miré a mi alrededor, y al encontrarme en esta habitación extraña, una sensación de pena se instaló en mi alma. Sé que no tengo derecho a quejarme, pues he sido yo misma quien ha querido escapar de su casa, y quien se ha metido en esta situación; pero ello no impide que me sienta triste y abatida.Pienso en Alana, y me siento mezquina por haberla tratado con frialdad en nuestro último encuentro. En mi mente, ella es mi madre; y aunque biológicamente no lo sea… ¿realmente importa tanto? Ha sacrificado toda su juventud para sacarme adelante, lo que sin duda tiene aún más mérito, pensando que ni siquiera soy hija suya.Siento la cabeza abotargada con todos los pensamientos que la recorren, y deseo disculparme con ella; pero
En cuanto cruzo la puerta de la posada, Briana se acerca corriendo a mi.- Hija, menos mal que estás aquí, creí que te habían asaltado.Noto como ella me cubre con su cuerpo, y su agarre en mi brazo derecho es tan fuerte, que incluso me hace daño. Tira de mi hacia la cocina, y yo la sigo sin pronunciar palabra, pues puedo ver que no desea que lo haga. En cuanto cruzamos la puerta de la cocina, me veo inmersa en una enorme habitación con ollas borbotantes, platos sucios acumulados en la pila, y olores diversos combinándose.- ¿A qué ha venido eso, Bri?- Ay, Idris, es que acaban de llegar unos soldados de tu manada. Están preguntando a todo el que se encuentran en la sala.- ¿Y tú les has dicho algo sobre mi presencia aquí?- No, pequeña, ya te dije que cualquier amigo o familiar de Alana es bien recibido, ella me ha ayudado tanto a lo largo de e
Apenas han pasado un par de horas del encuentro en el río, y no puedo evitar pensar en la loba pelirroja. Sé que era ella, la chica de ayer, la valiente capaz de mantenerme la mirada a pesar de mi aspecto fiero.No es que a mi me guste dar miedo, pero ser un solitario me ha obligado a forjar mi cuerpo a base ejercicio y días de hambruna. No siempre fue fácil conseguir comida, y pronto aprendí que los más rápidos, y los más fuertes, eran los que más tiempo sobrevivían.Normalmente, los lobos más pequeños que yo, en especial las hembras, bajan la mirada y tratan de pasar desapercibidas, supongo que siendo un solitario, lo único que pueden pensar de ti es que eres una bestia capaz de cometer cualquier barbaridad.Pero ella no. Esa loba de inusual pelaje rojizo, ágil y bella, que se movía con movimientos gráciles en el lado contrario del río, me ha
Los dos días siguiente a mi llegada a la posada pasaron sin que me diera cuenta. Después del primer día, en el que Briana me recortó el cabello, y me lo tiñó de negro; ya no había motivo para resguardarme en mi habitación, y eso lo hizo todo más sencillo.Pude unirme al resto de huéspedes, y me sentí fascinada por las historias que me contaron. Yo nunca había salido de mi manada. Bueno, miento, lo hice en una ocasión, cuando destruyeron nuestro territorio inicial, y tuvimos que buscar un nuevo hogar. Pero ni siquiera en esos momentos nos aventuramos muy lejos. Siempre nos mantuvimos en el mismo bosque, escondiéndonos como podíamos, y visitando solo lugares conocidos.En cambio, aquí, en esta posada, cada cual tiene una historia, y todas ellas me fascinan. Me gustaría ser el hombre con la cara llena de cicatrices que ha recorrido los confines de la Tier