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Cole
Normalmente a mí no me trataban así, sin importar que supieran que era el jefe, todos me respetaban y está chiquilla veinte años menor que yo no iba a venir a faltarme el respeto.
—Soy tu jefe, dueño de esta empresa, dueño de todos, inclusive dueño de ti —le dije con insolencia, no sé porque era tan fanfarrón con una chica grosera y altanera, en vez de explicar que soy su empleador.
Pero no pude evitarlo, noté como un escalofríos recorrió su cuerpo y mi sonrisa se ensancha más. Es mía, eso era un jodido hecho.
—No tengo dueño, mi jefe es Alessandro Dubois o Nancy —dijo con soberbia, levantando el mentón.
—Yo soy el jefe de todos, muñequita —aseguré de modo engreído— Alessandro en mi sobrino y solo un encargado.
—No soy una muñequita —espetó enojada, con las mejillas rojas de la ira— esto está mal — intentó respirar profundo tratando de calmarse y su pecho subió y bajo apretando su escote haciendo que sus tetas se vieran deliciosas, lo que me hizo apretar mis manos en puños y mi polla saltar a la vida— lo siento, pero tenía entendido que Alessandro era mi jefe, nadie me habló de usted.
¡Contrólate, joder!
No sé por qué era tan divertido sacarla de quicio, se veía muy linda, toda sonrojada y, deliciosamente enojada, con sus cejas casi juntas en medio, sus labios haciendo un mohín enojado, los agentes inmobiliario se quedaron atentos a nuestra diatriba, los ignoré, mi mañana cambio tan de repente que me sorprendí y una emoción recorrió mi cuerpo.
—Veo que llegaste puntual —cambié de tema para darle un respiro e ignorar sus confusiones, mientras la repasaba de pies a cabeza— aunque, pierdes el tiempo discutiendo conmigo.
Parecía estar acostumbrada al escrutinio al que la sometía y que yo aparentemente no podía evitar ni disimular, era una cosita muy hermosa quería quitar ese envoltorio y ver que tenía como un niño con su regalo de Navidad, hasta descubrir cómo se veían esas curvas al desnudo. Luego de babear un poco más por mi aparente secretaria, aclaré mi garganta para despejar mi cerebro de la neblina sexual en que la metió la sexy rubia.
—Si quiere recojo mis cosas y me largo. No necesito este tipo de tratos— dijo, con dientes y puños apretados.
—Tienes razón, sin embargo, comenzaste tú— le lancé la bola a su tejado, porque es la verdad es quien llegó altanera.
—Y me disculpo por eso, no es excusa, pero no lo conocía, además un jefe no debería verse como tú —habla tuteándome.
—¿Cómo yo? ¿cómo me veo? —pregunté divertido.
—No lo sé, así... —mordió sus grueso labio inferior— con tatuajes, chaqueta de cuero, y esa cara y... Lo siento eso estuvo de más —intentó retractarse, aparecieron dos puntos rojos en sus mejillas de la vergüenza.
No le dije nada, pero sonreí y me levanté haciéndole señas con mis manos para que se sentará en la silla.
—Hemos perdido una eternidad en esta diatriba, que te parece si mejor comenzamos de cero —extendiendo mi mano me presente— Soy Cole Dubois, dueño de esta pequeña, pero prospera empresa de bienes raíces.
—Me llamo Valentina Sorrento, pero puede llamarme Tina y desde hace unos meses soy la secretaria de Alessandro Dubois —sacó una sonrisa pequeña extendiendo su mano, mi mano prácticamente se la tragó en cuanto la tomé y la electricidad pasó con el toque.
—Tres meses... Ya veo —la vi un poco más, reflexioné un poco qué hacer con la mujer frente a mí— te espero en mi oficina en diez minutos. No llegues tarde.
Le guiñe el ojo y me fui a mi oficina, para pensar como un pervertido si lleva o no ropa interior, de qué tipo y qué color...
Encontré en Valentina Sorrento una nueva obsesión.
Luego de unos minutos Alessandro llegó a mi oficina.
—Tío —dijo Alessandro, levanté la ceja y me le quedé viendo.
—¿Por qué nadie sabe que soy el jefe? —pregunté hundiendo el ceño.
—¿Quién? ¿Tina? Ella es nueva, seguro no preguntó —se excusó.
—¿Entonces es ella quien peleó con un cliente? —cuestioné levantando una ceja.
La chica se ve altanera, pero no como para discutir con una extraña de la nada.
—Es ella, tío Cole —asintió mirando a otro lado.
—¿Cuál fue su castigo? ¿Por qué sigue aquí si es tan irreverente y grosera? —fui directo al grano.
—Necesita el trabajo y me suplicó que no la echara a la calle —dijo con una sonrisa de suficiencia.
6ValentinaPeino y seco con un secador mi melena larga y rubia luego de ducharme esa mañana, mi cabello es un rubio natural, largo y ondulado, luego de quedar a gusto con el resultado voy a vestirme rápido.—Te ves bien, nena —me dije a mí misma en el espejo y luego reí alegremente. Ya no me sentía tan mal por haber terminado con el idiota de mi jefe, de hecho, me siento aliviada por no haberme acostado con él.Decido al final dejarme el cabello suelto, a veces mi cuerpo llama mucho la atención, nunca me gusto eso de llamar la atención, todos me veían como un objeto que solo se admira y eso me sacaba de quicio, aunque ya estaba acostumbrada a ese hecho. Me puse la mejor ropa que tengo para ir al trabajo y salí de mi habitación temporal.Estaba muy emocionada y busqué a Valeria en la cocina, desayunamos entre cuentos y risas, le cuento un poco de lo que es mi trabajo el día de hoy.—No es nada complicado, Valeria solo soy la secretaria en la oficina de agencias de bienes raíces, fue e
7Valentina“¡Alguien que me calle!” pensé. Mi boca siempre ha tenido este caso grave de vida propia.El jefe irradia molestia, pero no me lo hace saber concretamente.—Bien, termina lo más que puedas, de ahora en adelante vas a llegar directo a mi oficina para arreglar esto —ordena, poniéndose de pie de manera fluida, mi mirada pecadora vaga por su esculpido cuerpo y santo Dios— y espero no estes de vaga, odio eso.Se alejo de mí y solté un respiro que yo no sabía que estaba conteniendo.—Por supuesto, que pesado eres ¿crees qué soy una irresponsable de mierda? —me levanté de un salto, puse mis manos en la cadera y él cruza las manos en su pecho y yo continué sin poder detenerme hablé en perfecto español— mire es mejor dejar las cosas así —espeté molesta, por segunda vez en el día y por culpa de mi jefe.—¿Qué dijiste? —pregunta— dilo en mi idioma, princesa —enmarcó la palabra “princesa”—Que aquí estaré como usted me ordena, muy puntual, no pensaba dejar mi trabajo a medias, señor —
8Valentina—Ya sé todo, los chismes corren rápido como pólvora en este lugar, me dijeron que pusiste a mi feo hermano en su lugar y que mi hijo adoptivo anda de grosero con la nueva secretaria —habla rápido aclarando y esperando a ver mi reacción, pero puse mi mejor cara de póker— no te conozco, pero soy tu fan.—¿Hermano? ¿hijo adoptivo? —pregunté sin saber bien que decir.¡Ja! Y yo que pensé que era la novia del jefe, mi yo interno se emociona porque no es una novia modelo del jefe, jamás admitiré eso, aunque no sé muy bien porque.Devuelvo mi atención de nuevo a la chica y me presento obviando mi verdadero apellido, aunque Sorrento, es el apellido de mi madre.—Hola, mucho gusto soy Tina, en realidad es Valentina Sorrento, pero de la otra forma es mejor para mí —le regalé una sonrisa grande— en cuanto a su familia... —hice una mueca.Decidí desde ya que ella me cae bien y me relajo un poco a su alrededor.—Lamento lo de mi hermano y mi hijo, no están acostumbrados a que le digan q
9ColeEsa mujer lograba lo que ni un hombre apuntándome con un arma podía. Sacarme de sus casillas.“Lo siento señor ¿Lo siento? Ella no siente nada” aún estoy molesto por su diatriba y luego venir con disculparse conmigo. La chica es la más hermosa e inocente que he conocido en mi vida, sin embargo, no le contesté. No pude.¿Qué iba a decirle?Era una chica demasiado insolente y altanera, y su belleza me distraía mucho, en vez de despedirla me dieron ganas de sentarla en mis rodillas y hacerla pagar, mi miembro pulsa por la maravillosa idea.—Esta bien, señor —me preguntó un empleado y solo asentí y lo despedí.“¿Qué es lo que le pasa? Lo que pedí no es tan difícil o ¿sí?” pienso molesto, no estoy acostumbrado a que me discutan mis órdenes y ella lo ha hecho desde que la conocí.Cuando salí de la oficina vi a mi hermana hablando no solo con el personal, de nosotros dos ella era la más sociable, le encanta el chisme y ponerse al día, así que la evito a toda costa mientras me pongo al
10Cole Estaba en una reunión con Nancy, lo que me tenía aun más preocupado era su solicitud. Mi mente seguía envuelta en esa chica que sigue en mi oficina.“¿Habrá escuchado lo que hablé con mi subordinado?”—Necesito tiempo para hacer unos trámites, también es ese el motivo por el que te llamé —me habla Nancy.—De aquí a dos meses te faltaría poco para que tu hija nazca, así que no creo que vuelvas en pocos meses —apunté a la verdad no dicha.El gran elefante rosa en la oficina.—Lo sé, señor Dubois, pero sabe que necesito arreglar los papeles de mi migración y eso toma tiempo, voy a venir, pero parcialmente —me dice con algo de miedo.La miré largo rato tratando de descifrar que hacer y que no, no podía tenerla de un lado a otro, no soy tan hijo de puta… al menos con algunas personas.—Mejor tomate una excedencia hasta después que nazca tu bebé, —le dije como una orden, no aceptaba un no esta vez— te necesito aquí al 100% cuando regreses, yo me encargo del manejo esos mese
11Valentina—Oh ¿sí? —cuestiona mi jefe— ¡qué bien!Su alegría me daba escalofríos y no me gustó para nada, preferí irme de nuevo a mi cómodo y solitario nido lleno de un montón de papeles, menos mal que el innombrable no ha entrado a lo que en verdad era su oficina, sigo con mis cuentas y papeles por acomodar, esta vez me pongo audífonos y decido escuchar animals, de Maroon 5.Al cabo de un rato, Nancy entra y me hace señas, me quito los audífonos y me pide que vaya a una reunión, y ve mi cara de circunstancias.—Tranquila Tina, el señor Cole te va a llevar y a traer, la reunión es importante, es un pez gordo y normalmente se hace una transferencia, pero hay un problema con una de las cuentas y el cliente se siente más seguro viendo la casa por ellos mismos —suelta un suspiro cansancio, yo le sonrió para reconfortarla y tomo las llaves de la casa que me tiende y me apresuré a tomar mi cartera para salir.Rápidamente las coloco en mi bolsillo y le agarro las manos para tranquilizarla
1 Valentina se acomodó el cabello frente al espejo del pasillo, intentando calmar los nervios. La amiga de su tía la había acogido desde que llegó a Nueva York, pero no esperaba que la señora Giulia, le consiguiera un trabajo tan rápido. ¡Acababa de llegar de otro país! —Es solo un empleo como secretaria, cariño —le había dicho Giulia esa mañana, mientras Valentina desayunaba apresurada—. Pero es en una inmobiliaria importante. El jefe es un hombre encantador, se llama Alessandro Greco. Joven, guapo y, lo más importante, soltero. Valentina solo sonrió nerviosa. Lo último que quería era mezclarse con alguien. Estaba en Nueva York para empezar de nuevo, no para cometer los mismos errores del pasado. El primer día en la inmobiliaria fue un torbellino. Alessandro Dubois resultó ser tan guapo como prometía su nombre italiano: alto, con cabello oscuro y ondulado, y una sonrisa que podría derretir el hielo. —Bienvenida, Valentina —le había dicho en cuanto ella llegó a su oficina—
2COLEMe despierto cuando mi vuelo aterriza y la azafata me avisa batiendo las pestañas en mi dirección. Estaba devuelta al país solo por negocios que necesitaba finiquitar con el señor Arismendi, esperé que todos salieran para poder bajar, no me gustaba que las personas se pusieran a mis espaldas, vi un cabello rubio que llamó mi atención, pero en un abrir y cerrar de ojos el barullo de gente hizo que se me perdiera de vista, no le di más importancia y acomodé el maletín que tenía en mis manos para bajar y tomar un taxi, no le avisé a nadie que adelante mi viaje, quería ver como mi sobrino llevaba mis sucursales.Tengo cosas que hacer antes de volver al submundo, será un mes aburrido si tengo que pasearme por todos mis negocios legales antes de volver a mi verdadero mundo. Mis rutinas cuando estoy revisando el manejo de mis empresas es algo muy estricto y nunca me salgo del guion. Soy bueno con los números y me gusta hacer crecer mi patrimonio así que siempre es fácil hacer más y má