—Mucho gusto señorita Bell —Dominic extendió su mano. Yo miraba su mano, su cara y aún no podía creer que estaba delante de mí —¿Señorita?
—¡Eh! si… mucho gusto … — Extendí mi mano y tomé la suya. Su mano estaba fría, lo que causó escalofríos por todo mi cuerpo. Él solo apretó mi mano y después se sentó frente a mi, no mostró ni siquiera un gesto de sorpresa de su parte, significaba que… no me recordaba.
Pero solo por el hecho de tenerlo frente a mí, cada fibra de mi cuerpo, cada nervio parecía reaccionar a su presencia. Estaba nerviosa, de eso no había duda y eso no era bueno para mí, ni para nadie.
—¡Bell! ¿Qué te sucede? — Preguntó Diara
—Nada… nada todo esta bien
—Desde que mi novio llego no le has quitado la vista de encima —Me avergoncé y agaché mi cabeza —No te avergüences, sé que mi novio es el hombre más guapo que hayas visto, sus características son tan parecidas a los rasgos de algunos de tus personajes, es como si te hubieras inspirado en él —¡Dios mio! solo me imaginé a Dominic como sería de adulto, hice un par de novelas como lo recordaba, pero nunca creí que mi imaginación me llevaría tanto a la realidad
—No, nunca. Mis musos son modelos de revistas, al menos que tu novio sea un modelo, pero no creo, lo recordaría... —Cuando estaba nerviosa, hablaba hasta por los codos y de todo lo que decía, la mayoría de cosas eran mentiras —¿Saben que? Mejor iré al baño, regresó en un momento —Me levanté de la mesa y casi corrí a los baños.
—¡Santo Cristo! Estoy horrible —exclamé al verme en el espejo, mi cabello estaba despeinado, mi ropa, no tenía excusa para ello, tenía una de mis sudaderas más antiguas —Felicidades Bell, te reencuentras con Dominic y estás vestida como toda una vagabunda.
¡Dios mío, ¡Dominic! Tanto tiempo sin verlo, y… y resulta que es novio de una de mis fanáticas, solo espero que él no haya leído mis libros. ¡Vamos Bell! hoy es el mejor día para mentir, olvida las terapias, olvida todo, si quieres salir viva de esta comida.
¡Estaba loca! Él ni siquiera me recordaba, solo serían unos minutos, una preguntas y listo ¡Tú puedes Bell! Me refresqué un poco, mojando mis manos y poniéndolas en mi mejilla y en toda mi cara.
Me acomodé mi cabello, la sudadera y salí para regresar a la mesa. Mientras llegaba a ellos pensaba en lo guapo que se veía, nunca imaginé que estaría tan guapo, cabello dorado, ojos verdes y qué decir de su cuerpo, detrás de ese traje elegante que traía puesto, estaba segura de que se ocultaba un sexy y caliente cuerpo.
Bell aleja esos pensamientos, es el novio de una de tus fans.
—¿Todo bien Bell? — Preguntó Diara
—Sí, todo perfecto — Mentí, ya que por dentro solo quería salir corriendo de ese lugar.
—Primera pregunta —: inició Diara — ¿Por qué Little Liar? Tu nombre es hermoso, ¿Por qué utilizas ese sobre nombre?
Little Liar significaba pequeña mentirosa, era el apodo que mi hermano utilizaba conmigo, por eso escogí ese sobrenombre — Bueno, eso es fácil, para mi cada una de mis historias son como pequeñas mentiras, cada una tiene entre sí esas falacias que nos hacen soñar, el hombre o mujer perfecta, que un hombre malvado se convierte en príncipe, muchas de esas cosas son mentiras, que todos desearíamos que fueran reales.
—¡Wow! Bell, ¡Me encanta! — Miré hacia Dominic, quien parecía muy concentrado en su teléfono, ni siquiera nos ponía la más mínima atención. —Siguiente pregunta: ¿Qué te inspiró a escribir?
—Muchas experiencias Diara, creo que no hay una razón única para escribir — Aunque yo sí tenía una razón y esa razón estaba frente a mi Dominic Nolan, todos los sueños locos que tenía acerca de él los escribía en mi móvil o computadora, fue así que empecé a escribir.
Así transcurrió el tiempo y Diara no paraba de hacerme preguntas y en todas siempre respondía con una mentira, al menos la mayoría —¿Tienes alguna otra pregunta? — Interrogué, me sentía demasiado incómoda con ella y Dominic, aunque él en toda la conversación no prestara ni la más mínima atención.
—Te tengo una última pregunta ¿Cómo te inspiras para escribir esas escenas tan candentes? Déjame decirte que he practicado muchas de esas escenas con mi novio — No era necesario saber esos detalles —¿Tienes novio o estás casada? Estás muy joven para estar casada
¡Dios mío! aún era virgen
—¡Eh bueno! ... — Miré a Diara y después a Dominic, quien ahora si nos prestaba atención, sentía mi cara arder ante la pregunta —Solo tengo un novio, vivimos juntos
—¿En serio? ¿Cuál es su nombre? —Diara por favor para de preguntar
—¡Sheldon! se llama Sheldon, tenemos tres años de vivir juntos, somos inseparables, hacemos todo juntos y él me ha ayudado en muchas de mis escenas —Los ojos de Diara brillaban, como bebé frente a un dulce, la cara de Dominic era incrédula, su ceja levantada como si hubiera descubierto mi mentira. Sheldon era mi gato, pero no era mentira que teníamos viviendo tres años.
—Pues espero conocerlo algún día, me encontraría felicitarlo, porque ha sido inspiración de muchas escenas sexuales.
Si supiera que su novio había sido la inspiración de esas escenas.
—Tal vez será en otra ocasión.
—No quisiera interrumpirlas, señoritas, pero debo irme — Después de una hora en la mesa, él decidía irse.
—¡Claro mi amor! No te preocupes por mí, llegaré al hotel — Dominic se despidió con un beso en la boca de Diara y conmigo solo hizo una seña con su cabeza, al menos podría respirar. — Sé que mi novio a veces puede ser intimidante, pero en fondo es un buen hombre
—¿Tiene mucho tiempo siendo novios?
—Dos años, nos conocimos en circunstancias muy peculiares, al principio se rehusaba a lo que sentíamos, pero cuando ambos nos declaramos nuestro amor, nunca pudimos separarnos, él es un amor, sé que no se le nota, pero de verdad es maravilloso.
—Diara, tengo que regresar a casa, mañana me tengo que levantar temprano para ir a trabajar
—¿Trabajas? — Preguntó
—Si, Diara, la venta de mis libros no son suficiente para vivir, tengo un trabajo y si no me voy en este momento, no me levantaré temprano. Te agradezco por la cena
—Bell, no es nada. Me encantó conocerte, estaré unos días en la ciudad, tal vez podamos tener una nueva reunión y conocer a tu novio Sheldon...
—No creo que será posible, él se irá de viaje, y yo no sé cómo estaré de tiempo, pero puedes enviar mensajes y te digo
—¡Claro! — Me despedí de Diara y corrí hacia la estación del metro. No aceptaría otra cena con Diara, no quería encontrarme con Dominic, ya era suficiente con el día de hoy. Que él regresara a mi vida solo me recordaba a mi hermano, me costó mucho aceptar su muerte y ver a Dominic trajo a mi memoria esos fatídicos momentos.
Llegué a mi edificio y tomé el ascensor, mis manos estaban sudadas, eso solo indicaba que me encontraba nerviosa y estresada, se suponía que quería hablar con una persona sin mentirle, eso creí que sería mi cena con Diara, pero fue todo lo contrario.
Todas las falacias que salieron de mi boca solo fueron para impresionar a Dominic, un hombre frío que ni siquiera me prestó atención, aunque Diara quisiera describirlo como un hombre romántico, estaba segura que aun tenía su mal carácter.
Llegué a mi apartamento y dejé mi mochila en la entrada —¡Sheldon ya regrese! —Grité desde la puerta —¡Sheldon! —Lo busqué en la cocina y no estaba, ni en la sala, tampoco en el baño. De seguro estaba en mi habitación.
Encaminé mis pasos, de seguro el pobre tenía hambre y fue en busca de comida. Me quité la sudadera al solo entrar y después me dirigí a la lámpara que estaba en mi cómoda. ¡Dios mio! —Sentí que el alma salió de mi cuerpo. —¿Qué rayos hace aquí?
—Hola Bell, estaba conociendo a Sheldon. —Dominic estaba sentado en mi cama y en sus brazos tenía a Sheldon —Veo que aún sigues siendo una pequeña mentirosa....
¡Maldita sea! Sentía que mi corazón saldría de mi pecho y no solo eso, sentía que mi alma ya había abandonado mi cuerpo y estaba escondida en el armario —¿Do… Dominic? —titubeé —¿Qué haces aquí? ¿Cómo… cómo es que entraste? —Dominic soltó a mi gato y se puso de pie. Su presencia erizaba mi piel y provocaba que mi corazón latiera con tal frenesí, que sentía que estaba en una gran carrera —Eres tan predecible Bell, dejar la llave bajo el tapete ya no es una buena técnica —Su mirada recorría toda la habitación, mientras tanto yo lo observaba detenidamente. Dominic seguía siendo guapo, al parecer el paso de los años le habían asentado muy bien —. Tu novio es demasiado peludo —Se burló —¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes en dónde vivo? —Volví a insistir, su mirada regresó a mí, sus ojos me recorrían de pies a cabeza.—Tenía curiosidad de ver en donde vives. Tenía años de no saber de ti, sí que eres escurridiza, le pregunté a tus padres sobre tu residencia, pero se negaron a decirme —Era lógi
—Lo lamento Bell, pero eres una mitómana —Yo no podía ser una mitómana, me negaba al resultado que la psicóloga me estaba diagnosticando. La mitomanía era una enfermedad y yo me negaba a estar enferma. —Eso no puede ser cierto, mentir es algo común en el ser humano, todos lo hacemos, ¿Acaso usted no ha mentido? —Claro que lo he hecho, el ser humano miente por naturaleza, pero cuando se convierte en una necesidad; cuando las dices como algo normal y no sientes ni un solo remordimiento; cuando es parte de tu vida, eso es ser una mitómana —Estaba enmudecida, estaba enferma, era una mentirosa compulsiva —Esto parece algo inofensivo, pero no es así, cuando tus mentiras dañan a las personas que te rodean; cuando lastimas sus sentimientos, el único afecto no serás solo tú, sino ellos, se sentirán traicionados. Así que Bell, trataremos la manera de controlar tu mitomanía, trataremos la manera que puedas relacionarte con la sociedad sin necesidad de mentir. Nunca iba a regresar a la socieda
Iba en el hombro de Dominic, tenía muy buena vista de su trasero, me daban ganas de tocarle uno de sus glúteos o tal vez los dos. ¡Bell Concentrate! —¡Dominic bájame! —Grité, pero este no se detenía. De pronto escuché gritos y varias personas reunidas en un lugar —¿Qué sucede? ¡Dominic! —Por más gritos; por más ruegos, este hombre no se detenía, sus pasos avanzaban hacia la salida. El cambio de clima fue notable al encontrarnos en la calle, el aire helado de la noche golpeó nuestros cuerpos. Lo siguiente fue sentir como Dominic me bajaba de su hombro y me colocaba en un sillón. Se trataba de un auto. —Ahora te quedas ahí, no quiero que salgas huyendo. —¡No puedes hacerme esto! —Grité, quería regresar al baño, Javier prometió que volvería por mí. —¡No insistas Bell! —Espetó. Sentí un mareo, así que me recosté en el sillón, mi cuerpo se elevaba de temperatura, sentía demasiado calor, toqué mi frente, esta empezaba a sudar. Sentí cómo Dominic tomó su lugar; arrancó el auto y empez
Todo el camino hacia la policía, mi pensamiento eran: Riana, Pablo y Javier. ¿Qué habían hecho para llegar a ese lugar? —Bell, tranquilízate —mencionó Francisco, aún seguíamos en su auto e íbamos hacia la estación de policía —Estoy tranquila —Respondí —Tu pie no dice lo mismo —Mire hacia mis piernas y en efecto mi pie derecho no paraba de temblar —De seguro no es algo complicado, saldrán pronto —eso esperaba. Llegamos a la estación y corrí hacia el lugar —Buenos días, quiero información sobre Riana, Pablo y Javier; al parecer se encuentran encerrados desde anoche.—Déjeme ver —el policía se dirigió hacia su computadora. Francisco llegó a mi lado; ambos esperábamos por la misma respuesta —¡Cierto! son los peleoneros, mandaron a un chico al hospital, por sus peleas pero no se preocupen ellos saldrán en un momento, ya pagaron la fianza. —¿En serio? Gracias a Dios —¿Quién habría pagado la fianza? bueno eso no era lo importante en estos momentos, sino ¿A quién habían enviado al hospit
Nunca imaginé que Javier tuviera una hermana, y una muy hermosa; se notaba que sus padres eran muy buenos en eso de crear hijos.—¡Bell! ¡Qué bonito nombre! ¿Por qué nunca la habías traído a casa?—No es lo que crees, Ana. Ella solo es… —se silenció—una amiga y nada más.—Pero, ¿qué fue lo que te pasó? —se acercó a su hermano y tocó algunos de sus golpes.—¡Detente! Eso duele… —se quejó Javier.—Ya veo por qué te gusta ella; ¡eres una salvaje en la cama! —me señaló.—No, no es lo que te imaginas —aclaré—. Solo vine a ayudarlo… él y yo no pasamos la noche juntos.—¡Vaya manera de ayudarlo! ¿Eres alguna de sus alumnas o algo así? —preguntó.—¡Deja de hacer tantas preguntas! —espetó Javier—. Mejor ayúdame a subir a mi habitación. Gracias por todo, Bell; nos vemos pronto —asentí, me despedí de Ana y salí de su casa. Creo que todo esto se estaba poniendo incómodo.¡Maldita sea! ¿Cómo iba a pedir un taxi si no tenía mi móvil? Así que caminé y caminé hasta encontrar una estación de bus.Una
—Pero mira, ese hombre está para comer lentamente con miel y chocolate ¿Verdad Bell? ¿Bell donde estas? —me encontraba agachada bajo el mostrador —¿Qué haces ahí? —Por favor Riana, toma su orden. Él es Dominic y no quiero que me vea —Desde que lo vi entrar por la puerta, me escondí, no quería tener ninguna conversación con Dominic Nolan el jefe de la Mafia Irlandesa.—¡Que! Esa bomba sexy es Dominic Nolan, uno de tus musos inspiradores—¡Shhh! Si, no quiero que sepa que trabajo aquí.—Bueno, lo tendré que entretener, algo que no será difícil, ese hombre está guapísimo.—No exageres, no es para tanto, no está tan guapo. —Mi amiga se movió del lugar, me levanté de manera lenta y los observé. Dominic hablaba y Riana se notaba un poco nerviosa, ambos miraron hacia mi dirección y yo me agaché nuevamente. Riana llegó a los pocos segundos en donde me encontraba.—Quieres que tú tomes su orden. —indicó mi amiga. —¡Diablos! —Creo que él no está por casualidad aquí—. ¡Maldita sea! Primero e
El móvil de Dominic interrumpió su respuesta.—¡Aló! —respondió. Mientras tanto, yo solo esperaba que se le olvidara mi propuesta—. Sí, estoy en un restaurante —continuó al teléfono—. No, no estoy con ninguna zorra, estoy con tu escritora favorita.¿Diara? ¿Hablaba con Diara?—Si quieres, te la puedo comunicar para que me creas.¡Dios mío! Era una completa estúpida. ¿Cómo pude pedirle algo así a Dominic? Él tenía novia; Diara era una gran persona, y no podía traicionarla de esa manera.Me levanté de la mesa en busca de la salida. Lo mejor era huir en ese momento. Apresuré mis pasos para tomar un taxi y escapar lo más lejos posible.—¡Hey! Bell, ¿a dónde vas? —Sentí la mano de Dominic en mi brazo, impidiéndome caminar. Ya me encontraba fuera del restaurante—. ¿No vas a esperar mi respuesta?—Es una tontería, ¡olvídala! No estaba en mis cabales cuando te lo pedí —dije, intentando caminar de nuevo, pero su mano aún me detenía.—Lo que me dijiste allá adentro, ¿es cierto?—¿Qué cosa?—Que
Dormí increíblemente bien; esa enorme cama era tan cómoda. Lo primero que hice después de levantarme fue acercarme al balcón. El sol empezaba a salir y se filtraba entre las ramas de los árboles. Respiré profundo; el aire fresco y puro me llenaba de energía.Revisé mi reloj: era bastante temprano, pero estaba lejos de casa, así que decidí preparar un desayuno para Dominic. Aunque, honestamente, no se lo merecía después de casi darme un infarto anoche y poner en riesgo mi vida.Me puse los zapatos, me lavé la cara y arreglé un poco mi cabello antes de salir. Tomé mi móvil y miré los mensajes. No había nada nuevo de Javier, pero no podía evitar sonreír. La última vez, él había sido quien inició la conversación, no yo.Riana probablemente me llamaría en cualquier momento para pedirme explicaciones, pero hoy era mi día libre en la cafetería, así que no la vería.Bajé al primer piso y busqué la cocina. La casa estaba en completo silencio por dentro, aunque aún veía a los vigilantes fuera.