Nunca imaginé que Javier tuviera una hermana, y una muy hermosa; se notaba que sus padres eran muy buenos en eso de crear hijos.—¡Bell! ¡Qué bonito nombre! ¿Por qué nunca la habías traído a casa?—No es lo que crees, Ana. Ella solo es… —se silenció—una amiga y nada más.—Pero, ¿qué fue lo que te pasó? —se acercó a su hermano y tocó algunos de sus golpes.—¡Detente! Eso duele… —se quejó Javier.—Ya veo por qué te gusta ella; ¡eres una salvaje en la cama! —me señaló.—No, no es lo que te imaginas —aclaré—. Solo vine a ayudarlo… él y yo no pasamos la noche juntos.—¡Vaya manera de ayudarlo! ¿Eres alguna de sus alumnas o algo así? —preguntó.—¡Deja de hacer tantas preguntas! —espetó Javier—. Mejor ayúdame a subir a mi habitación. Gracias por todo, Bell; nos vemos pronto —asentí, me despedí de Ana y salí de su casa. Creo que todo esto se estaba poniendo incómodo.¡Maldita sea! ¿Cómo iba a pedir un taxi si no tenía mi móvil? Así que caminé y caminé hasta encontrar una estación de bus.Una
—Pero mira, ese hombre está para comer lentamente con miel y chocolate ¿Verdad Bell? ¿Bell donde estas? —me encontraba agachada bajo el mostrador —¿Qué haces ahí? —Por favor Riana, toma su orden. Él es Dominic y no quiero que me vea —Desde que lo vi entrar por la puerta, me escondí, no quería tener ninguna conversación con Dominic Nolan el jefe de la Mafia Irlandesa.—¡Que! Esa bomba sexy es Dominic Nolan, uno de tus musos inspiradores—¡Shhh! Si, no quiero que sepa que trabajo aquí.—Bueno, lo tendré que entretener, algo que no será difícil, ese hombre está guapísimo.—No exageres, no es para tanto, no está tan guapo. —Mi amiga se movió del lugar, me levanté de manera lenta y los observé. Dominic hablaba y Riana se notaba un poco nerviosa, ambos miraron hacia mi dirección y yo me agaché nuevamente. Riana llegó a los pocos segundos en donde me encontraba.—Quieres que tú tomes su orden. —indicó mi amiga. —¡Diablos! —Creo que él no está por casualidad aquí—. ¡Maldita sea! Primero e
El móvil de Dominic interrumpió su respuesta.—¡Aló! —respondió. Mientras tanto, yo solo esperaba que se le olvidara mi propuesta—. Sí, estoy en un restaurante —continuó al teléfono—. No, no estoy con ninguna zorra, estoy con tu escritora favorita.¿Diara? ¿Hablaba con Diara?—Si quieres, te la puedo comunicar para que me creas.¡Dios mío! Era una completa estúpida. ¿Cómo pude pedirle algo así a Dominic? Él tenía novia; Diara era una gran persona, y no podía traicionarla de esa manera.Me levanté de la mesa en busca de la salida. Lo mejor era huir en ese momento. Apresuré mis pasos para tomar un taxi y escapar lo más lejos posible.—¡Hey! Bell, ¿a dónde vas? —Sentí la mano de Dominic en mi brazo, impidiéndome caminar. Ya me encontraba fuera del restaurante—. ¿No vas a esperar mi respuesta?—Es una tontería, ¡olvídala! No estaba en mis cabales cuando te lo pedí —dije, intentando caminar de nuevo, pero su mano aún me detenía.—Lo que me dijiste allá adentro, ¿es cierto?—¿Qué cosa?—Que
Dormí increíblemente bien; esa enorme cama era tan cómoda. Lo primero que hice después de levantarme fue acercarme al balcón. El sol empezaba a salir y se filtraba entre las ramas de los árboles. Respiré profundo; el aire fresco y puro me llenaba de energía.Revisé mi reloj: era bastante temprano, pero estaba lejos de casa, así que decidí preparar un desayuno para Dominic. Aunque, honestamente, no se lo merecía después de casi darme un infarto anoche y poner en riesgo mi vida.Me puse los zapatos, me lavé la cara y arreglé un poco mi cabello antes de salir. Tomé mi móvil y miré los mensajes. No había nada nuevo de Javier, pero no podía evitar sonreír. La última vez, él había sido quien inició la conversación, no yo.Riana probablemente me llamaría en cualquier momento para pedirme explicaciones, pero hoy era mi día libre en la cafetería, así que no la vería.Bajé al primer piso y busqué la cocina. La casa estaba en completo silencio por dentro, aunque aún veía a los vigilantes fuera.
—Ja… Javier —mi móvil cayó al suelo. Javier estaba parado frente a mi apartamento y no podía cerrarle la puerta en la cara, era demasiado tarde. Intenté levantar mi teléfono pero Javier pretendió hacer lo mismo, así que nuestras frentes chocaron nuevamente. —Lo siento —me disculpé —¡Hola Bell! —Dijo entre risas, mientras masajeaba su frente al igual que yo. Yo aún seguía enmudecida de la impresión —¿Puedo pasar? —preguntó —S… si… claro —me hice a un lado y lo dejé pasar. —Muy bonito tu apartamento —Comentó —Gracias —Musité. El miraba toda la casa y yo lo veía a él —¡Toma asiento! —Indiqué. Me senté en uno de mis sillones y él se sentó en otro frente a mí —¿Cómo es que … conoces mi dirección? —Pregunté, aunque la respuesta ya la conocía, Riana y su bocota. —Solo la escuché por casualidad y bueno pasaba por el lugar y decidí pasar a saludarte —Respondió. Al parecer no era la única que mentía, pero aunque Riana no me hubiese avisado, esa era una mala mentira, nadie anda por ahí dici
Todo el camino hacia la universidad fue silencioso, lo único que nos acompañó era la música del estéreo de su auto. Aún no podía creer que iba en el auto de Javier, y más aún no podía creer la manera tan tranquila que él se había tomado la noticia de que yo era quien escribía ese tipo de libros, esperaba alguna reacción como burla, o más interrogantes sobre lo que hacía, pero él se había tomado todo esto con calma. Todo lo contrario se había ofrecido a ayudarme. En ocasiones lo veía de de reojo y sobre todo mis ojos encaran ver cuando él hacía el cambio de velocidades en el auto, sus músculos resaltaban, mis manos traviesas querían tocar, pero mi mente cuerda las detenía.—Hemos llegado —Anunció, estaba tan concentrada en su rostro y cuerpo que no me había percatado en el momento que llegamos a la universidad. Bajamos del auto y lo primero que hice fue mirar alrededor, el lugar era tal cual lo recordaba, sus grandes edificios; sus tranquilas áreas de descanso, se veían especialmen
Solo fue un par de segundos, pero eso me bastó para afirmar lo mucho que me gustaba Javier y No solo eso, me estaba enamorando como una loca. Esos dos pequeños segundos mariposas invadieron todo mi cuerpo, no, no eran mariposas, eran como abejas picoteando mi interior, dos segundos que sentí volar al cielo y regresar. Además las palabras “Es mi novia” esa frase me debilitó por completo. —Lo lamento Bell —Fue lo primero que dijo, al separarse de mí. Yo estaba muda y helada, no sabía qué responder —¡Vamos!, te llevaré a conocer los talleres —Él abrió la puerta y ambos salimos de su oficina, noté que Javier estaba tenso y yo me encontraba igual. Por más que quisiera olvidar el beso era imposible, sus labios sobre los míos, fue un momento corto, pero para mí fue más que satisfactorio. Caminamos por los pasillos y él hablaba y me explicaba cosas, pero mi mente estaba perdida en mis pensamientos, en ese beso. No tengo idea de cuánto tiempo estuvimos caminando por la universidad, pero pod
JAVIER —Si te gusta tanto ¿Por qué no vas con ella? —mencionó Pablo—Ella no me gusta —Respondí —¿Quién es la víctima esta vez? —se burló Carlos, el hermano de Pablo. Los tres estábamos en la cafetería de Maggy, desde hace años visitábamos este lugar, era muy acogedor y qué decir de la comida, era muy buena y después de la implementación del área de lectura, me encantó aun más el lugar. —No hay ninguna víctima, son imaginaciones de tu hermano —Respondí—¡Ja! Eres pésimo mintiendo, acepta que te gusta la pequeña Bell —¿Bell? ¿Quién es ella? —Preguntó Carlos —Esa pequeña mesera pelirroja, amiga de mi novia —respondió Pablo. Carlos sin disimulo, vio hacia ella, quien se encontraba sirviendo otras mesas. —Ella no me gusta —Repliqué. Ella no podía gustarme, aunque Bell era diferente a muchas chicas que había conocido, no puedo negar que al principio pensé que solo era una chica tímida, con muy baja autoestima, pero aquella noche que le habló de una manera despectiva a Peter, supe que