NECESITO UN DOMINIC EN MI VIDA
JAVIER —Si te gusta tanto ¿Por qué no vas con ella? —mencionó Pablo—Ella no me gusta —Respondí —¿Quién es la víctima esta vez? —se burló Carlos, el hermano de Pablo. Los tres estábamos en la cafetería de Maggy, desde hace años visitábamos este lugar, era muy acogedor y qué decir de la comida, era muy buena y después de la implementación del área de lectura, me encantó aun más el lugar. —No hay ninguna víctima, son imaginaciones de tu hermano —Respondí—¡Ja! Eres pésimo mintiendo, acepta que te gusta la pequeña Bell —¿Bell? ¿Quién es ella? —Preguntó Carlos —Esa pequeña mesera pelirroja, amiga de mi novia —respondió Pablo. Carlos sin disimulo, vio hacia ella, quien se encontraba sirviendo otras mesas. —Ella no me gusta —Repliqué. Ella no podía gustarme, aunque Bell era diferente a muchas chicas que había conocido, no puedo negar que al principio pensé que solo era una chica tímida, con muy baja autoestima, pero aquella noche que le habló de una manera despectiva a Peter, supe que
Desde hace varios minutos, Javier y sus amigos no paraban de verme, tenía el presentimiento que ellos hablan sobre mi y eso fue afirmado cuando el hermano de Pablo me llamó a la mesa. Conocía a los idiotas como él, me llamaban por cualquier excusa, al menos Javier me había defendido.Después de una hora Pablo y su hermano Carlos se retiraron quedando solo Javier. Vi como él se levantó de la mesa y fue al área de lectura, tomó uno de mis libros y se sentó a leerlo.—Mira, Javier está leyendo uno de tus libro —No te imaginas la vergüenza que siento, que él esté leyendo uno de mis libros me pone nerviosa.—No tienes por qué, tus historias son geniales, sobre todo las escenas sexuales, provocas toda clase de sensaciones con cada línea.—Pero es vergonzoso, no podré verlo de la misma manera —Estaba segura que él estaba pensando barbaridades sobre mí. Mientras observaba a Javier, recibí un mensaje de Dominic, quien me indicaba que me esperaba afuera —. Dominic ya está aquí —Mencioné Le h
Aún me parece increíble, como si hubiera pasado ayer, la primera vez que vi a Dominic Nolan. Yo tenía catorce años, una edad en la que mi experiencia amorosa se limitaba a suspirar por personajes ficticios. Y entonces, mi hermano Martín decidió traer a casa a su “nuevo mejor amigo”. ¿Su nombre? Dominic Nolan, un chico de diecinueve años que parecía salido de una novela de romance adolescente. Podría decir, con total vergüenza, que fue mi primer gran amor platónico. Ah, porque yo trataba de captar su atención con todas mis fuerzas… ¿Él? Él apenas notaba que existía.Mi adoración llegó a niveles tan extremos que, sí, me convertí en una escritora en ciernes por él. Me lancé al mundo de la Nube, publicando historias tan ridículas que si las leyera hoy, probablemente me pondría colorada de vergüenza. ¡Escribía desde el móvil! Historias en las que Dominic y yo éramos protagonistas de cuentos ingenuos: el príncipe y la princesa, el chico malo y la chica nerd, mi primer beso, mi primer novio…
—Buenos días Chicago, son las seis de la mañana, el clima es fresco, ideal para pasar por una dona y un café...—¡Maldito radio! —Bufé, mientras con mi mano lo apagaba —¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno... ! —Me senté en la cama y estiré mi cuerpo. —Buenos mi amor, ¿Qué tal pasaste la noche? —Acerqué mi mano y toqué su pelo, estaba suave como me gustaba, creo que el baño del día anterior había sido perfecto —No seas perezoso, voy a irme al trabajo y quiero que te quedes despierto —Al parecer mis caricias funcionaron y empezó a despertar ¡Miau! maulló —Eso es Sheldon, buenos días mi amado gatito —Me levanté de la cama de prisa, tenía todo mi tiempo programado, así que no podía darme la dicha de quedarme otro rato junto a mi gato. Vivía sola en un pequeño apartamento en Chicago, bueno tenía a Sheldon quien era mi fiel acompañante. Después de la muerte de mi hermano, todo cambió en mi casa, las peleas entre mis padres se volvieron más constantes y vivir en casa era insoportable. En la es
—Deberías acompañarnos —Suplicaba mi amiga —Ya te dije que no, veré una serie en Netflix con Sheldon. —¡Mentira! Me dijiste que te prepararías para tu cena de mañana, Bell por favor trata de controlar tus mentiras —Como dije era algo que no podía controlar.—No quiero ir, sabes muy bien que Javier me pone nerviosa y cuando estoy nerviosa suelo mentir mucho, no quiero causar una mala impresión, las terapias están funcionando y en pocos mese espero tener una conversación tranquila con él. —Como quieras amiga, pero insisto, no entiendo que es lo que te llama la atención, el hombre se relaciona muy poco con las personas, ni siquiera tiene sentido del humor.—Es guapo Riana, muy guapo y no puedes negarlo… —Es guapísimo, pero su carácter me estresa. No suelta ni una sola sonrisa Sonreí ante su comentario, ya que yo ya lo había visto sonreír, solo cuando estaba leyendo algún libro.—Mejor vete y que disfrutes de la fiesta con los chicos —Me despedí de mi amiga y terminé de ayuda a Maggy
—Mucho gusto señorita Bell —Dominic extendió su mano. Yo miraba su mano, su cara y aún no podía creer que estaba delante de mí —¿Señorita? —¡Eh! si… mucho gusto … — Extendí mi mano y tomé la suya. Su mano estaba fría, lo que causó escalofríos por todo mi cuerpo. Él solo apretó mi mano y después se sentó frente a mi, no mostró ni siquiera un gesto de sorpresa de su parte, significaba que… no me recordaba. Pero solo por el hecho de tenerlo frente a mí, cada fibra de mi cuerpo, cada nervio parecía reaccionar a su presencia. Estaba nerviosa, de eso no había duda y eso no era bueno para mí, ni para nadie. —¡Bell! ¿Qué te sucede? — Preguntó Diara—Nada… nada todo esta bien —Desde que mi novio llego no le has quitado la vista de encima —Me avergoncé y agaché mi cabeza —No te avergüences, sé que mi novio es el hombre más guapo que hayas visto, sus características son tan parecidas a los rasgos de algunos de tus personajes, es como si te hubieras inspirado en él —¡Dios mio! solo me imaginé
¡Maldita sea! Sentía que mi corazón saldría de mi pecho y no solo eso, sentía que mi alma ya había abandonado mi cuerpo y estaba escondida en el armario —¿Do… Dominic? —titubeé —¿Qué haces aquí? ¿Cómo… cómo es que entraste? —Dominic soltó a mi gato y se puso de pie. Su presencia erizaba mi piel y provocaba que mi corazón latiera con tal frenesí, que sentía que estaba en una gran carrera —Eres tan predecible Bell, dejar la llave bajo el tapete ya no es una buena técnica —Su mirada recorría toda la habitación, mientras tanto yo lo observaba detenidamente. Dominic seguía siendo guapo, al parecer el paso de los años le habían asentado muy bien —. Tu novio es demasiado peludo —Se burló —¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes en dónde vivo? —Volví a insistir, su mirada regresó a mí, sus ojos me recorrían de pies a cabeza.—Tenía curiosidad de ver en donde vives. Tenía años de no saber de ti, sí que eres escurridiza, le pregunté a tus padres sobre tu residencia, pero se negaron a decirme —Era lógi
—Lo lamento Bell, pero eres una mitómana —Yo no podía ser una mitómana, me negaba al resultado que la psicóloga me estaba diagnosticando. La mitomanía era una enfermedad y yo me negaba a estar enferma. —Eso no puede ser cierto, mentir es algo común en el ser humano, todos lo hacemos, ¿Acaso usted no ha mentido? —Claro que lo he hecho, el ser humano miente por naturaleza, pero cuando se convierte en una necesidad; cuando las dices como algo normal y no sientes ni un solo remordimiento; cuando es parte de tu vida, eso es ser una mitómana —Estaba enmudecida, estaba enferma, era una mentirosa compulsiva —Esto parece algo inofensivo, pero no es así, cuando tus mentiras dañan a las personas que te rodean; cuando lastimas sus sentimientos, el único afecto no serás solo tú, sino ellos, se sentirán traicionados. Así que Bell, trataremos la manera de controlar tu mitomanía, trataremos la manera que puedas relacionarte con la sociedad sin necesidad de mentir. Nunca iba a regresar a la socieda