37° Noche de caza.

Aunque Lia había dormido casi toda la noche en la habitación del quinto piso con Oliver, se sentía extrañamente cansada, el orgasmo le había arrancado la energía y ahora estaba somnolienta, y si quería resistir la noche de caza fantasmas que harían las gemelas con Sam debía dormir un poco.

Oliver se la pasó mirando a Esther y ella a él en un coqueteó silencioso y discreto, pero Lia lo notó, y eso le llenó el cuerpo de rabia y celos. CELOS. Esa era la palabra, sin adornos y sin no aceptarlo, celos.

Los sintió dentro del estómago y del pecho. Oliver se había acostado con ella una hora entes y en ese momento estaba coqueteando con la prima del mesero y eso la lleno de rabia.

— Lo que yo veo es que Oliver te mira después de darle una mirada a mi prima — le contó Felipe cuando se alejaron lo suficiente — tal vez esté intentando darte celos — Lia pensó que era una técnica que él ya había usado en varias ocasiones en el pasado, cuando se acostó con su amiga y con la otra mujer en la cama que
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