Aunque Lia había dormido casi toda la noche en la habitación del quinto piso con Oliver, se sentía extrañamente cansada, el orgasmo le había arrancado la energía y ahora estaba somnolienta, y si quería resistir la noche de caza fantasmas que harían las gemelas con Sam debía dormir un poco.Oliver se la pasó mirando a Esther y ella a él en un coqueteó silencioso y discreto, pero Lia lo notó, y eso le llenó el cuerpo de rabia y celos. CELOS. Esa era la palabra, sin adornos y sin no aceptarlo, celos.Los sintió dentro del estómago y del pecho. Oliver se había acostado con ella una hora entes y en ese momento estaba coqueteando con la prima del mesero y eso la lleno de rabia.— Lo que yo veo es que Oliver te mira después de darle una mirada a mi prima — le contó Felipe cuando se alejaron lo suficiente — tal vez esté intentando darte celos — Lia pensó que era una técnica que él ya había usado en varias ocasiones en el pasado, cuando se acostó con su amiga y con la otra mujer en la cama que
Lia y Portia casi que se abrazaron una al lado de la otra, el hotel se llenó de un grito agónico que las dejó medio paralizadas.— Corran — repitió la voz de la niña a través del aparato, su voz llegaba cargada de estática, pero era entendible.Portia fue la primera en moverse, con las manos un poco temblorosas se agachó cuando el grito se detuvo y agarró el aparato.— ¿De quién era ese grito? — le preguntó Lia a la muchacha — no parecía a Helene ni a Esther — la exmodelo se encogió de hombros, parecía estar relajada, aunque un poco nerviosa.— ¿Crees que esto funcione? — le preguntó señalando el aparto. Lia recordó la voz de la niña cuando le pidió ayuda la noche anterior, y sí, era la misma, así que asintió con la cabeza.— Vamos a la habitación — le señaló Lia, era donde había pasado la noche con Oliver, ahí los había guiado la niña y por alguna razón pensó que era un lugar seguro.Cuando entraron en el cuarto, estaba a oscuras, Portia movió el interruptor, pero no pasó nada, y cua
Lia corrió con el corazón acelerado por las escaleras, con una mano arrastraba a Portia y con la otra sostenía con firmeza el celular y la linterna.— Lia estoy cansada — le comentó la muchacha, pero ella no se detuvo, no quería arriesgarse a parar y que otro grito de Oliver la hiciera volver, así que apretó con más fuerza la mano de Portia y no se detuvo hasta que abrió la puerta del primer piso. Se sintió liberada un poco, pero exhausta.Apoyó las manos en las rodillas flexionadas para recuperar el aliento. Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera había sudado, el ambiente era frio y eso ayudó a que el ardor en la garganta aumentara. Portia soltó una carcajada y Lia la miró como si estuviera loca.— No puedo creer que me hubiera arrastrado un fantasma — dijo — tanto que criticaba a las actrices de las películas de terror he hice lo mismo, grité como una tonta — Lia negó.— Cualquiera hubiera hecho lo mismo — pero Portia negó.— No tú… qué valiente eres, Lia — Lia negó con la
Lia dejó caer las cosas que tenía en las manos al suelo. El celular rodó a un metros de ella y levantó las manos hacia Eliver que le apuntaba con el arma. Tenía los ojos tan enrojecidos que parecía que gotearan sangre. La ropa estaba muy sucia y rasgada, como si se hubiera rodado por una colina y la expresión de locura le hizo temblar las piernas.— Eli… Eliver, ¿qué haces? — le preguntó Lia, miró alrededor para buscar ayuda, pero estaba completamente sola, los trabajadores de la remodelación estaban al otro lado del edificio, aunque gritara no llegaría a tiempo.— Quiero que tomes tú celular y llames a Oliver — le dijo el hombre, tenía la voz temblorosa, como si estuviera lleno de miedo, pero Lia sabía que estaba lleno de drog4 — ¡Llámalo! — le gritó cuando vio que Lia no se movía y ella tomó el celular y llamó al número de Oliver — dile que estoy aquí, dile lo que hago — cuando Oliver contestó parecía agitado, estaba en los termales sacando la tal reliquia indígena.— Olí, ven al ho
Oliver era un hombre fuerte, y se aferró a la vida con garras y dientes mientras llegó la ambulancia.— ¿Qué pasó? — preguntó Felipe, la voz le tembló con mucha evidencia — hay un cadáver aplastado en la entrada — Lia no tenía cabeza para explicarlo, por suerte había tenido la perspicacia de llamar a Sam.— El… el espectro del doctor Coleman le metió la mano en el pecho… — fue lo único que logró decir con la voz rota. La cara de Oliver estaba irreconociblemente oscura.La ambulancia llegó un minuto después y un grupo de para médicos tomó a Oliver y lo metió en la parte trasera del vehículo. Los trabajadores de la remodelación se arremolinaban en el lugar, pero Sam les ordenó que llamaran a la policía y no tocaran el cadáver, que se alejaran.Cuando las puertas de la ambulancia se cerraron con Lia ella tomó la mano fría de Oliver y la apretó.— ¿Qué tiene? — le preguntó al paramédico que puso un grupo de aparatos en el pecho desnudo de Oliver.— Tiene arritmia, es increíble que no haya
Lia no quería soltarse de Oliver, en el hospital le habían dado de alta y se calificó su ataque como una arritmia por coagulo, pero todos los presentes sabían qué había sido exactamente.El empresario tenía el rostro cansado, como si hubiera corrido una tremenda maratón y Lia no se quedaba atrás, todas las emociones de la noche la tenían con las rodillas temblorosas.— No puedo creer aún que nos hubiera atacado un fantasma — dijo cuando estaban en el auto de Sam.— Pues, yo no puedo creer que te hubieras enfrentado así contra él — le dijo Felipe desde el asiento del copiloto.— La verdad, les pierdes el miedo cuando sabes que lo único que pueden hacer es empujar y murmurar cosas — le contó Lia — cuando encontré el cuerpo de Mia Coleman comenzó a golpearme, pero cuando se fue no sentí dolor, ni lo siento ahora, es como si sus puños fueran algo mental nada más… como si te atacara un perro sin dientes, es incómodo, pero no te hace daño.— A menos de que meta su mano en tu pecho — le dijo
Lia estaba al otro lado del comedor, se encontraba con Sam ayudándole a ver algunas cosas de la página web que habían creado para el hotel y Felipe no hacía más que bufar porque su prima Esther había decidido pasar un par más cuando su padre entró por las puertas del hotel.Las remodelaciones del hotel habían terminado y Lia no podía estar más contenta, Las Cumbres habían adquirido una nueva vida y los turistas comenzaron a llegar poco a poco.Oliver se las había ingeniado para traer un grupo de periodistas paranormales al hotel hacía unas semanas, y cuando se estrenó la entrevista donde Lia, Portia y él contaron todo lo que vivieron esos dos días, el hotel se había llenado de una sarta de turistas paranormales.En la entrevista Oliver fue muy claro al pedirle a las mujeres que dijeran que los hechos para normales sucedían solo en el último piso y así lo hicieron, así que los clientes normales que retornaron cuando se reinauguró el hotel se limitaban a pedir cualquier piso menos el o
Felipe dejó el plato sobre la mesa y la muchacha le dio las gracias con un gesto que bien podía ser interpretado a un coqueteó y él regresó a la cocina donde Sam estaba atascándose con una taza de atún con pollo y tomate. — Pero si almorzaste hace una hora — le dijo y el abogado se encogió de hombros. — Estoy en volumen, ahora que Oliver casi que está viviendo con Lia, nuestras casas están a diez minutos, entrenamos juntos — Felipe dejó la bandeja en el lugar y comprobó el comedor, todos los clientes estaban bien atendidos y almorzando, así que se sentó en la banca desde donde podía observarlo todo y Sam se sentó junto a él. Las cosas se habían detenido bastante, el día en que Oliver casi muere el abogado ya lo tenía casi desnudo en el suelo de su casa nueva cuando entró la llamada de Lia, de ahí en adelante si acaso había podido robarle un par de besos fugaces en alguna esquina. Pero el hecho de que regresaran los clientes y que Sam tuviera que ir a la ciudad cuatro días a la seman