Lia no quería soltarse de Oliver, en el hospital le habían dado de alta y se calificó su ataque como una arritmia por coagulo, pero todos los presentes sabían qué había sido exactamente.El empresario tenía el rostro cansado, como si hubiera corrido una tremenda maratón y Lia no se quedaba atrás, todas las emociones de la noche la tenían con las rodillas temblorosas.— No puedo creer aún que nos hubiera atacado un fantasma — dijo cuando estaban en el auto de Sam.— Pues, yo no puedo creer que te hubieras enfrentado así contra él — le dijo Felipe desde el asiento del copiloto.— La verdad, les pierdes el miedo cuando sabes que lo único que pueden hacer es empujar y murmurar cosas — le contó Lia — cuando encontré el cuerpo de Mia Coleman comenzó a golpearme, pero cuando se fue no sentí dolor, ni lo siento ahora, es como si sus puños fueran algo mental nada más… como si te atacara un perro sin dientes, es incómodo, pero no te hace daño.— A menos de que meta su mano en tu pecho — le dijo
Lia estaba al otro lado del comedor, se encontraba con Sam ayudándole a ver algunas cosas de la página web que habían creado para el hotel y Felipe no hacía más que bufar porque su prima Esther había decidido pasar un par más cuando su padre entró por las puertas del hotel.Las remodelaciones del hotel habían terminado y Lia no podía estar más contenta, Las Cumbres habían adquirido una nueva vida y los turistas comenzaron a llegar poco a poco.Oliver se las había ingeniado para traer un grupo de periodistas paranormales al hotel hacía unas semanas, y cuando se estrenó la entrevista donde Lia, Portia y él contaron todo lo que vivieron esos dos días, el hotel se había llenado de una sarta de turistas paranormales.En la entrevista Oliver fue muy claro al pedirle a las mujeres que dijeran que los hechos para normales sucedían solo en el último piso y así lo hicieron, así que los clientes normales que retornaron cuando se reinauguró el hotel se limitaban a pedir cualquier piso menos el o
Felipe dejó el plato sobre la mesa y la muchacha le dio las gracias con un gesto que bien podía ser interpretado a un coqueteó y él regresó a la cocina donde Sam estaba atascándose con una taza de atún con pollo y tomate. — Pero si almorzaste hace una hora — le dijo y el abogado se encogió de hombros. — Estoy en volumen, ahora que Oliver casi que está viviendo con Lia, nuestras casas están a diez minutos, entrenamos juntos — Felipe dejó la bandeja en el lugar y comprobó el comedor, todos los clientes estaban bien atendidos y almorzando, así que se sentó en la banca desde donde podía observarlo todo y Sam se sentó junto a él. Las cosas se habían detenido bastante, el día en que Oliver casi muere el abogado ya lo tenía casi desnudo en el suelo de su casa nueva cuando entró la llamada de Lia, de ahí en adelante si acaso había podido robarle un par de besos fugaces en alguna esquina. Pero el hecho de que regresaran los clientes y que Sam tuviera que ir a la ciudad cuatro días a la seman
Lia bajó de la camioneta de Sam con la mano de Oliver bien apretada contra la suya. Se sentía nerviosa, como si estuviera a punto de conocer a su suegro, aunque supiera que no era así.Los padres de Oliver habían muerto en un accidente cuando era más joven y Lia no había visto de ellos más que un par de fotografías.La puerta del consultorio se abrió sin emitir ningún sonido y Oliver caminó hacia la recepción para anunciarse. Lia se sentó en una banca larga en la sala de espera.— ¿No notaste raro a Felipe? — le preguntó Oliver cuando se sentó a su lado.— Si — dijo Lia — no he hablado mucho de eso con él, pero parece que las cosas con Sam van demasiado lentas. Ahora tú y él son amigos, ¿Qué le pasa? — Oliver entrelazó los dedos con los suyos.— Bueno, este mes mataron a su primo, hace uso años, eran como hermanos, además, su trabajo en la ciudad… la verdad no sé por qué compró esa casa en el bosque, casi ni le queda tiempo — desde que todo quedó legalmente perfecto en el negocio de L
Lia no supo cómo interpretar la mirada del capitán, tenía una expresión fría y amargada al mismo tiempo y la mano de Oliver se apretó contra la suya.Helene tenía una maleta en el hombro como si fuera un trozo de leña y eso le pareció gracioso a Lia hasta que entraron al comedor.La joven gemela dejó las maletas que traían los tres cerca de la entrada y caminó hacia su hermana que hablaba con el capitán y Oliver de a mano de Lia llegaron con ellos.— Capitán Olarte — lo saludó Oliver y el hombre le tendió la mano.— Señor Back, Señora De la cruz. Un gusto verlos — Portia, que se veía muy atractiva con los trajes que escogía para el trabajo que era una mescla entre rebeldía y estilo modesto, tomó a Helene de la mano y se la llevó para enseñarle al resto del equipo.— ¿Todo está bien? — le preguntó Lia sentándose en frente y el capitán observó la limonada que tenía en la mesa frente a él.— Pues, no muy bien la verdad — le dio un largo trago a la bebida — ¿Contrataron a su hermana como
Oliver no podía dejar de sentirse observado, era una sensación extraña que lo tuvo despierto gran parte la noche. ¿Quién lo quería muerto y por qué? Trató de recordar a algún socio con el que hubiera tenido un altercado, una discusión personal o algo, pero no. Oliver siempre había intentado ser un hombre amable, únicamente los meses que estuvo casado con Lia se salió de control, ¿sería algo de esa época? Pero, ¿qué para una venganza tan personal y con tanta paciencia? ¿acaso Lia había despertado la atención de un calculador criminal? Fue al baño varias veces presa de una sed que lo acometía cada hora, pero cuando Lia despertaba él fingía dormir. No quería preocuparla, debía ser fuerte tambien por ella… y también debía prepararla para lo peor. Cuando se levantó esa mañana estaba tan cansado que hubiera podido dormir hasta el mediodía, pero debía trabajar y no demostrar debilidad, si el acosador los estaba acechando debía verse fuerte y entero. Así que se duchó con el agua más fría qu
Portia meditó la posibilidad de encargar otro lote de arroz, habían tenido una excursión a las ruinas de los restos de la civilización indígena que había habitado en los bosques que rodeaban las cumbres y se hospedaron ahí, y ahora estaba tras la recepción comprobando las reservas para averiguar si valía la pena comprar más arroz, pero después de consultarlo con doña Clara, la encargada de la cocina, llegaron a la conclusión de que no.Oliver había llegado temprano esa mañana con Lia y se acercó para saludarla. Portia pudo ver como el semblante de Oliver mejoró durante esas semanas, se había convertido en un hombre completo y radiante e irradiaba esa felicidad a todos lo que lo rodeaban, nunca lo había visto tan feliz, pero los últimos días, con la presión del asesino escondido en las sombras, habían opacado un poco su brillo.— ¿Cómo van las reservas para el día de la inauguración? — le preguntó y ella miró en la pantalla del computador.— Pues, no cabe nadie más — dijo, eso la tenía
Lia había dejado a Portia con el rubio alto enojado, le pareció graciosa la cara que la muchacha tenía y Lia pensó que era buena idea que aprendiera a lidiar con clientes difíciles, así que salió por el comedor hacia el patio y ahí se encontró con Oliver que se preparaba para ir a los termales.Lia lo abrazó por detrás y sintió algo duro en medio de su pecho. Así que se volvió y le quitó dos botones de la camisa.— Aquí no, cariño — le dijo él en broma y Lia le dio un golpecito en el hombro.En medio del pecho colgaba una piedra plana un poco más grande que una moneda y Lia la acarició con las yemas de los dedos.— Es como la que nos dio Helene la noche de los espíritus — Oliver tomó y miró el medallón.— Se supone que es para protegerme — Lia apretó los labios y le dio un beso a los nudillos de Oliver cuando levantó el medallón.— No sirvió la última vez — Oliver le devolvió el beso en la frente y se guardó el medallón dentro de la camisa y Lia le prendió los botones.— A ella la pon