Aprendizaje y reflexiones.

Comprendió lo relevante que era el tiempo en su nueva vida como mortal. Los días y noches eran diferentes y hubo veces en las que experimentó sensaciones insólitas al estar despierto hasta altas horas de la madrugada, como sentir el fluir de la sangre por sus venas o el latir frenético de su corazón al rememorar a cierto paciente, a cierto chico cuyo nombre no podía olvidar por más que quisiera. Sin embargo, también sentía el peso acrecentando por causa de las mentiras y engaños y aquella sensación de agobio que se adueñaba de sí cuando todo mutaba a un presentimiento lúgubre.

El tiempo siguió avanzando, los días pasaron a ser semanas y cuando —por razones del propio destino— volvió a encontrarse con el chico, aquellas semanas se convirtieron en un mes.

No supo qué pensar o cómo reaccionar ante las circunstancias de la vida o las casualidades del destino porque aquel cúmulo de emociones y sensaciones comenzaron a eclosionar en algo mucho más férreo, en algo que intuyó desde un princip
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