CAPÍTULO 39

Aitana sintió un peso en el estómago en el mismo momento en que salió de aquella oficina. Solo podía esperar a que Carlo entendiera su mensaje, pero más importante, esperaba que hiciera algo al respecto pronto.

Evadir a Hans esa noche fue extremadamente difícil, y solo lo logró haciendo algo que detestaba: comió todo lo que le daba asco y vomitó en sus zapatos pocos minutos después.

—¡Tienes que llevarme a un médico! No me siento bien, por favor —le suplicó, pero estaba bastante segura de que no conseguiría nada con eso.

—Ya estamos muy cerca de terminar con todo. Mañana a las ocho tendremos nuestro dinero y nos iremos para siempre —siseó Hans—. Entonces te llevaré al médico que quieras… solo espero por tu bien, Lianna que lo que tengas sea un virus, porque si te me apareces con otra cría del mil

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