Capítulo 2.
Celebración. Una gran celebración se lleva a cabo, donde todos los amigos y familiares están reunidos para compartir con Franco un año más de vida. —65 años viejo, ¿quién lo diría? —afirma Orlando. —El abuelo ya está viejo y parece de 30. —Replica Zoe, tomando el brazo de su abuelo con orgullo. —Déjense de juegos, ¿dónde estaban que ni siquiera sus padres tenían idea? —pregunta Franco con seriedad. —Buscando un regalo para ti. —Confirma Leandro, quien le entrega un maletín negro.— Cortesía de la casa, lo mejor para nuestro jefe. Todos sus nietos se reúnen para ver su reacción al abrir el maletín. —Armamento ruso, ¿de dónde lo sacaron? —pregunta Franco, sorprendido al reconocer el arma en el enorme maletín. — De unos rusos que entraron a nuestro territorio, Alessandra desde la base identifico a los hombres en nuestro territorio, intentaron no llamar la atención y era evidente que algo importante se traían entre manos, se vieron con un cuerpo del gobierno y los estuvimos siguiendo por días, supimos que traerían una mercancía al país con ayuda de cuerpos del gobierno, nos infiltramos, confirmando dos camiones con…— las chicas arrojan dos maletines dejando ver su contenido.— Lingotes de oro y muchas Beretta AR70/90 creemos que Rusia tiene contactos con el gobierno y han hecho un intercambio de lingotes de oro, por armamento, trayendo con ellos el arma que tienes en tus manos, un potenciador con alto alcance para arrojar pequeños misiles. —Estos son armas de guerra, seguro tuvieron mucho trabajo hoy. ¿Alguien los vio? —pregunta Franco un poco preocupado. —No, usamos antifaz; Alessandra ingresó a las cámaras de seguridad y nos aseguramos de eliminar cualquier rastro de nosotros del sistema. Todos los involucrados están muertos, no voy a permitir que los rusos tomen posesión en Italia, menos con ayuda de ningún político, eso no va a pasar. Si ellos quieren guerra, eso les daremos; si realmente quieren pelear contra nosotros, deberán hacerlo de frente —dice con seguridad y firmeza Leandro—. No te preocupes, abuelo, lo tengo bajo control, disfruta de tu regalo. —Bien hecho, muchacho, todos me enorgullecen, han hecho un buen trabajo en equipo; sigan así, unidos, que esa será la base que mantenga a esta familia. —¡Por el abuelo! —Todos levantan sus copas. —Salud… —dicen todos al unísono. Leandro disfruta con su abuelo de la celebración; todos están bailando, comiendo y platicando, pero Maximiano no se queda con la idea de que solo son armas y lingotes. —¿Qué traían los rusos para el intercambio? —¿Solo armas? —pregunta Maximiliano a su hijo, quien se pone muy serio. —No, esperábamos un cargamento que el gobierno le ayudaría a pasar con sustancias, pero no llegó o está por llegar; lo averiguaré, pero por ahora me concentro en el objetivo de no dejarlos pasar. Si lo harán, será para enfrentarnos. —En ese caso debemos estar atentos. Italia es nuestro territorio, pero podrían entrar por cualquier lugar; sus intentos fallidos no siempre… las cosas les saldrán mal. Tenemos que estar preparados; lo hablaremos otro día en la reunión de socios. Bien hecho, nos da una ventaja en armas que los Iguala; es un cargamento muy valioso, has hecho lo correcto. Leandro se siente feliz porque su padre está orgulloso de él. Su familia completa lo está y lo respeta, eso es lo que más le importa. —¿De qué hablan mis dos hombres? —pregunta Yarianny, curiosa. —Por ahora todo está bien, no te preocupes… —Maximiliano besa su hombro. —Ha llegado tu admiradora, hijo. —Leandro voltea su mirada hacia Irene, quien lo ve de lejos de manera coqueta. Leandro la enfoca con seriedad. Él e Irene han tenido un romance antes, momentos incómodos, pero nada fuera de lo normal, ya que ella es la ahijada de su abuelo. No quiere lastimarla y él no es un hombre que piensa en nada serio por ahora. —¿No te gusta Irene, hijo? —pregunta Yarianny, quien se enfoca en sus hijos. Bruno es un coqueto, pero no está enfocado en nada más que querer seguir los pasos de su hermano; quiere ser piloto y ayudar en las operaciones. Zoe es más como Emma, le gusta involucrarse, pero su sueño más grande es ser azafata como su madre y tiene un talento nato que la acompaña, pero nada que la vincule con la mafia, no es su mundo; piensa diferente y tiene el sueño de ser directora de su agencia de viajes como lo es su madre. La única preocupación de Yarianny es Leandro; está en la mafia desde muy joven y no sale con nadie, está rodeado de mujeres hermosas que le dan todo lo que necesita, sin embargo, en el fondo ella quiere que él piense en alguien real, que no piense como lo hacían su abuelo o su padre. En este negocio, incluso una mujer puede ser un problema y, además, le cae muy bien Irene; seguramente juntos serían muy buen equipo. Ella se preocupa por lo solitario y distante que es Leandro; nada la haría más feliz que verlo con alguien como Irene. —Hola, buenas noches, señor Maximiliano. —¿Cómo está, señora Yarianny? —Irene enfoca su mirada en Leandro, quien la mira discretamente. — Irene, buenas noches, querida, bienvenida —dice Yarianny, siendo amable. —Muchas gracias. Me alegro de verlos. Leandro, ¿cómo estás? —Muy bien, ¿Y tú? —pregunta Leandro, siendo cortés. —Maximiliano, quiero hablar con mi suegra de algo importante. ¿Si nos disculpan? Ambos se marchan, dejando a Leandro con Irene, quien lo mira con una pequeña sonrisa. —Esperé tu llamada, pensé que nos veríamos de nuevo —Irene, un poco coqueta, acariciando la corbata de Leandro. —Estaba ocupado, pensé que habíamos quedado en que no sería nada serio. ¿Aún así esperas mis llamadas? —responde siendo directo y firme en cada palabra. —Lo es, sin presiones en eso quedamos, sin embargo es bueno saber de ti. ¿Eso es malo? —Para nada. Vamos, nos esperan. —Señala en dirección del centro del lugar para reunirse con el resto. Irene se mueve lentamente, siguiéndolo como de costumbre; para ella, Leandro es más que una obsesión. Está enamorada de él desde que eran niños. Solo recibir su atención y tener una complicidad juntos es lo que a ella más la emociona. Mientras que para Leandro no deja de ser solo una amistad, si bien ella es hermosa, no siente con ella esa atracción que desea, como si en esa complicidad faltara algo. Por ello evita estar mucho tiempo solo con ella; no quiere enviar señales equivocadas a su abuelo o a Gabriel. Ellos siempre andan diciendo lo importante que es saber elegir a una pareja en este mundo, lo que significa la unión familiar, y no es algo que se pueda tomar a la ligera. Por eso él intenta evitar cualquier malentendido con Irene, ya que no la ve como su compañera y ya se lo ha dejado saber, aunque ella no se rinde. —Vengan, chicos, vamos a bailar. —Alma, quien es muy animada, trae junto a Zoe a todos al centro del lugar para bailar. Irene baila con las chicas, divirtiéndose como de costumbre. La escena es presenciada por Gabriel y Franco, quienes han logrado llegar hasta este momento y poder disfrutar de sus hijos y nietos reunidos en esta gran ocasión. —Escuché el desastre que dejaron tus nietos esta noche; no he de preguntar sabiendo quién ha sido el líder del caos —dice Gabriel tras llevarse un sorbo de su trago a la boca. —Él hace las cosas a su manera, pero es un buen muchacho, ha demostrado su temple; no todos tienen el valor de llevar a cuestas a la familia. Quiero asegurarme de que, en el tiempo que tengo con vida, veré a mis nietos formados en sus metas, que todos se establezcan. — La lucha contra los rusos ha sido una batalla dura desde tu regreso, Franco; quizás ya es momento de cederle el paso a tus hijos y nietos. Yo también me siento cansando de esta vida, y quisiera simplemente alejarme así como tú lo hiciste una vez. — Con mis sobrinas y sus esposos acechando no habrá paz; buscan venganza y no sé hasta dónde son capaces de llegar. Tomar un descanso ahora no está en mis planes; me quedaré con ellos. La familia unida es la que nos ha mantenido en el poder. —Tienes una buena familia, Franco Bernaldi, lo hiciste bien, dos especiales en doctorado, abogados, agentes... Este mundo no se espera tanto, están preparados para cualquier cosa y además tienes a tu sucesor; si eso no es ganancia, entonces no sé qué será. Luchaste mucho, hermano, te mereces lo que has logrado. Franco apoya su mano en el hombro de Gabriel con expresión de orgullo. —Gabriel, Paola te busca. —Me voy, no quiero que se irrite, las mujeres embarazadas se ponen tensas. Emma sonríe. —Tantos años y no se acostumbra—recalca Emma, aproximándose a su esposo. —Ya es un zorro viejo, ¿quién iba a pensar que Paola se iba a embarazar? —Quiero bailar una pieza con mi esposo, ¿será que aún logra llevarme el ritmo? —Estoy viejo, mujer, pero puedo llevarte el ritmo y mucho más. —El coqueteo es evidente. —¿Eso es una invitación? —Es un recordatorio de lo que le espera, señora Bernaldi; esta velada aún no termina para nosotros. —¿Qué se trae entre manos, señor Bernaldi? —Ya lo sabrás, mujer, no comas ansias.Capítulo 3. Reencuentro. Emma sonríe besando los labios de su esposo, siendo correspondida con la misma intensidad y pasión. La velada es maravillosa; la familia disfruta de los pocos momentos juntos, mientras que en Rusia, la desesperación y el enojo invaden a Aleksi y a Dacha. —Aún no puedo creer qué clase de grupo de inteligencia enviaste. ¿Cómo un niño de 24 años pudo derrotar un comando especial? ¿Se burlan de mí? —explota diciendo, muy enojada, con respiración irregular. —Calma, te sentirás mal después, no permitas que esto afecte al bebé en tu vientre, yo me haré cargo, ve a descansar. — Responde calmado Aleksi. —¿Calmarme? Quiero destruir a ese mocoso con mis propias manos. —Y lo haremos, solo debemos jugar su juego; ellos están vigilando cada paso que damos, pero eso no los hace perfectos, nadie lo es. Darán un paso en falso y ahí atacaremos. —Déjamelo a mí, hermano… —Replica el medio hermano de Aleksi. —¿Qué tienes en mente, Alirio? —pregunta el hombre fuman
Capítulo 4. Sorpresa. Leandro intenta alejarse para darle paso, pero su reloj queda enganchado de la tela de su vestido, lo que lo lleva a detenerla nuevamente. —Espera… —Al intentar tocarla, ella reacciona apoyando su pulsera contra su muñeca, sujetando su brazo, lo que emite una presión eléctrica que los recorre a ambos, sobre todo a Leandro, con una sensación desde su mano a su cuerpo, haciéndolo tensar. —¡Ah! —Leandro se paraliza, la mira fijamente de la misma manera que ella a él, se resiste un poco antes de caer de rodillas al suelo. Ella, al verlo de rodillas, lo mira con una mirada juguetona, mientras se acerca lo más cerca que desea. —¿Qué pasa? ¿Jamás te han dicho que no? Al ver a Leandro arrodillado, con la vena de su frente marcando la presión en su cuerpo, los chicos se mueven, lo que pone en alerta a la chica que los observa ser detenidos por Leandro al levantar su mano, impidiendo que intervengan sin quitar su enfoque de la chica que lo mira esbozando una peq
Capitulo 5. Salida no planeada. Los chicos hacen un bullicio alegres, llenos de elogios y siceeo hacia la pareja. — Ven, ven con nosotros querido, te vas a divertir. Sergio guía a Leandro junto a Selin, quien les presenta a sus amigas. — Chicas, él es Leandro. Leandro ella es mi prima Daniela, Victoria, Florencia y Sergio. — Es un placer Leandro.— Dicen todos al unísono. — El placer es mío, ¿Han ordenando ya? Ordenen yo invito está noche.— Responde acomodándose en el sofá. — ¡Oh por Dios! Un hombre que resuelve, ¿De dónde lo sacaste?— Pregunta Victoria encantada con Leandro. — Es un secreto.— Responde Selin acomodándose junto a Leandro. — Algo tuvo que hacer bien para que esté con nuestra domadora, no todos tienen esa suerte querido, disfrútala.— Sergio hace un gesto de meneo de caderas que hace reír a todos.— Bueno, ya lo escucharon, ordenen que el hombre paga. Todas emocionadas empiezan a ordenar buenas bebidas, sin saber quien realmente es Leandro. La noche co
Nota: Holaaa... soy Isabella tu escritora de sueños, te invito a seguirme en mi I*******m @Isabellacreadora16 No olvides que está historia es el segundo libro de mi serie, “Una esposa para el mafioso” que la pueden encontrar en Dre-ame o Sue-ñov-ela. Capitulo 6. Negocios. Selin sonríe ligeramente. Ambos continúan bailando, dos canciones más, y regresan al sofá, están pasándola increíble, la noche no parece terminar, actuando como una pareja, ella ríe apoyada del pecho de Leandro, mientras él la abraza enfocándose en las ocurrencias de Sergio y la prima de Selin. — ¡Madre mía! Amanecimos aquí.— Recalca Sergio, quien pone en alerta a Selin. — Tienes razón.— Replica ella un poco seria, viendo el reloj.— Es hora de irnos. Ella se levanta, todos empiezan a recoger sus cosas, Leandro sin preguntar nada más los acompaña a la salida. — Nos vemos en el trabajo chica.— Afirma su prima. — Cuídate. —Lo haré, cuídate tú también. Los hombres de seguridad aparecen para llevar a D
Capítulo 7. Juego de cazador. Leandro camina hacia la salida, alarmando a sus hombres que se mueven a su paso, escoltándolo hasta su camioneta blindada que no demora en arrancar, siendo perseguido por una caravana de cuatro camionetas que le siguen el paso. Leandro conduce hasta su departamento, donde toma una ducha y se prepara para salir, siendo abordado por una llamada de Franco a su celular. L: Abuelo. F: ¿Por qué me da la impresión de que ya conoces a esa mujer? Dime a ver, ¿es una de tus conquistas? Porque si es así, no funcionará, no se mezclan las relaciones con los negocios; ella es un negocio, déjala pasar. L: Cumpliré con mi palabra, no te preocupes. F: Bien, confío en que sabes lo que haces; no olvides que todas tus decisiones incluyen a la familia. L: Lo sé, tranquilo, conseguiré esa pieza, ya verás. F: Cuídate, hijo. L: Lo haré. Leandro cuelga la llamada, enfocando su atención en su peinado. Al terminar, Leandro se coloca su chaqueta y termina rociánd
Capítulo 8. Cita. Selin se queda en silencio unos segundos, y luego lo enfoca. —¿Por qué te importa tanto verme? Solo fue una noche, podrías ir con cualquiera, ¿por qué yo? —Tú no eres cualquiera, Selin, eres una caja de Pandora y quiero descubrir su contenido. —¿Y si no te gusta lo que descubrirás? —No le tengo miedo a los resultados, me guío por mi intuición. —¿Así? ¿Qué te dice tu intuición? —Muchas preguntas, es mi turno. Ella niega con una sonrisa. —¿Qué quieres saber de mí, Leandro? Leandro cambia su expresión, es un poco más serio, continúa la yema de sus dedos sobre la mesa, mientras la enfoca analizándola. —¿Qué te impide tener una relación? —Tengo mis razones —responde sin más. —¿Entonces es una costumbre salir con chicos de una noche? —Juegas, te diviertes y desapareces. —La enfoca con seriedad. Selin reacciona con un gesto incómodo. —¡Vaya! Creo que te di una mala impresión sobre mí. Creí que no podría ser diferente entre nosot
Capítulo 9. Evento. Leandro enfoca su visión en la fotografía de Selin. Son casi las 9 pm cuando Perales le informa sobre la llegada de Selin a su casa, dejando sorprendido a Leandro al saber que vive muy cerca de él. Era de esperarse que buscara los mejores lugares para vivir, pero alejada de la ciudad como él, ¿por qué? Él tiene sus motivos, ¿pero ella? Leandro recibe notificaciones de fotografías. La mansión es muy cómoda, de dos plantas, tiene un cercado eléctrico difícil de penetrar, con un enorme jardín y un enorme garaje, poca visualización hacia el entorno; ella mantiene la ventana cerrada. Su habitación tiene un balcón con vista hacia la enorme piscina en su jardín; también tiene un perro Doberman que la recibe animadamente. Toda una recopilación de datos de los 10 hombres de seguridad que tiene activados. Vive sola, tiene pocos sirvientes; nadie se queda en la casa: ella entra y los de servicio salen. Un orden controlado como si su privacidad fuera su prioridad. P: Aún
Capítulo 10. Escapé. Selin sonríe ligeramente tomando de su champán, mientras continúa observando una obra. —Eso dependerá de ti, Bernaldi. —En ese caso debo tomarme esto como un nuevo encuentro, ya sabes un poco más de mí… —Leandro observa a su alrededor mientras camina junto a ella, que ha servido como distracción, mientras le hace una señal a Alma para que acceda al pasillo superior. —Eso no cuenta, esa información la he obtenido por mi cuenta, usted simplemente se ha negado a darme esa información, lo que sé de usted es poco. —Sabes que soy un empresario, ¿te parece poco? En el caso de que quisieras buscarme, ya sabes dónde encontrarme. —En el caso de que quiera buscarlo—termina diciendo, mientras camina a la salida como el resto de las personas. Los están llamando para iniciar la subasta, lo que pone en movimiento a las chicas. Selin nota que él observa a una mujer, a quien le levanta su copa. —¿Puedo acompañarte? —pregunta él al ver que casualmente tienen asient