Unas horas antes de la desaparición de los pequeños.Después de que Sahira viera a Maryam con el Rey, la rabia y el miedo la invadieron a partes iguales, terminando por ir a reclamar a Lothaire para que se diera prisa en fabricar el veneno, pero él le dijo que le era imposible terminar en una semana.— ¿Y qué pasará si decide volver al palacio antes y llevarse a la zorra de mi hermana y esos bastardos con ella?— Tu trabajo es darme ese tiempo, entretenerlos hasta entonces — Aseguró el gemelo de Darius realmente molesto porque no le dejaran trabajar tranquilo, odiaba que lo apresuran cuando se trataba de su trabajoSahira caminaba de un lado al otro nervioso ante esa posibilidad, observando la forma en que Lothaire destilaba aquel líquido púrpura que caía poco a poco en una probeta y entendió que era imposible que él adelantará el proceso, pero ella sí podía hacer algo para evitar que el rey huyera de su destino o que terminara descubriendo la verdad antes de tiempo.— Es la hora de i
Era el momento de ir a por Darius y evitar que pasara demasiado tiempo con Maryam y se diera cuenta de todo antes de que pudieran terminar con él, aunque a mitad de camino tuvo una idea. ¿Y si mejor se llevaba a los niños y así podía atraer a Maryam hasta ella y retenerla hasta que terminaran con el rey?Cuando llegó a la playa que estaba frente a la casa de Maryam no tuvo más que esperar para que una pelota llegara hasta ella.— Chuta Mami — pidió uno de los niños muy emocionado al ver a su madre llegando tan pronto a casa.Pero cuando Sahira chutó la pelota, esta se fue hacia el agua, por lo que todos corrieron rápidamente a atraparla antes de que las olas se la llevaran hacia adentro y la perdieran del todo.A Sahira poco le importaba lo que pudiera pasarle a los niños, de hecho si algo le sucedía mejor para ella, menos gente se tenía que llevar, así que caminó hasta la casa donde sabía que estaría su madre y abuela de los niños y entró en ella muy emocionada.— ¡Mamá! Tenemos que
Algo no estaba bien,a Maryam le había dado tiempo de preparar el pastel, hornearlo, decorarlo y además que se enfriara por completo y ni los niños ni su mamá llegaban.Al Menos habían pasado 3 horas, quizá más ¿Y sí, el mismo asesino que había matado a Alí les había hecho algo a sus hijos? Al fin y al cabo su padre era el Rey.Maryam estaba muy asustada, no sabía qué hacer ni dónde debía buscar a sus hijos, y lo peor de todo es que no tenía forma de contactar con Darius para decirle que sus hijos habían desaparecido. ¿Qué haría ahora?Maryam empezó a buscar desesperada por todos lados alguna pista de donde podrían estar sus hijos, hasta que decidió ir a esa cueva a la que sabía les gustaba ir a buscar cangrejos con la esperanza de que estuvieran allí.El pequeño se encontraba cada vez más convencido de que esa mujer que se parecía a su madre no lo era. Su madre no lo habria dejado y se hubiera ido con sus hermanos y abuela. Su verdadera madre ya estaría buscándolo, por lo que él estab
El rey se agachó y reviso al muchacho que realmente estuviera bien, era su hijo, suyo, así que solo le quedaba ir a rescatar a sus otros tres hijos y luego asegurarse de que jamás les volvería a pasar nada malo, pero primero debía aclarar la situación con su madre, así que se levantó y la encaró de nuevo.— Lo hiciste, olvidaste a los niños y no solo eso, jamás me contaste nada de ellos, los escondiste de mí todos los años que estuviste viviendo en palacio.Darius sabía que estaba siendo injusto al echarle en cara aquello, sabía que él abusó de ella y posiblemente por ello mantuvo a los niños alejados de él, y aunque su parte racional le decía que no debía guardarle rencor en ese momento en el que estaba alterado no podía evitar que esas cosas que le dolían salieran.— Yo nunca viví en palacio, ni siquiera supe que eras el rey hasta que me lo dijiste el otro día y te disculpaste por….— Maryam bajó la mirada observando a su hijo y viendo como este estaba muy atento a lo que decía.El r
— ¿Quién eres?— pidió Ana al ver como aquella mujer que se parecía tanto a su hija mantenía a los pequeños atados y amordazados.Ella no estaba en una situación mejor, aquella mujer que se parecía tanto a su hija la tenía atada, pero ella no le puso una mordaza.— ¿De verdad todavía no descubres quien soy, madre?— Deja de mentir, tú no eres Maryam, no me llames madre, ella jamás trataría así a sus hijos.— Es verdad, no soy Maryam, pero si soy tu hija.La mujer negó, estaba segura de que por mucho que esa mujer se pareciera a su hija, ella no había tenido más que dos, y las dos eran muy distintas entre ellas.— Yo solo tengo dos hijas y tú no puedes ser…— ¿Sahira, eso ibas a decir, verdad?Si Ana no hubiera tenido las manos atadas se las estaría llevando a la boca en ese precisó instante, ¿Era posible que eso fuera cierto?Ana no podía creerlo, su hija, su amada Sahira se encontraba ahí frente a ella, las lágrimas de la mujer se hicieron presente, porque sin importar nada ella siemp
— Voy por ella — dijo Asad al ver que los niños ya estaban a salvo mientras Darius los desataba e intentaba calmar su llanto, le gustaría ayudarlo, pero debía asegurarse de que aquella mujer que se parecía a Maryam no la atacara de nuevo.— Pero…— El rey quiso protestar. Por un instante los celos hicieron que quisiera ser él mismo quien salvara a la chica, pero los llantos de sus hijos le hicieron ver qué tenía algo más importante que hacer ahí fuera. — Ve, no pierdas más tiempo, le dijo al fin.— Tranquilos, el tío Asad va a ir a buscar a su madre y yo no pienso permitir que nada malo les suceda — explicó Darius a los niños intentando calmar sus llantos.Nunca creyó que ver a alguien llorar, le doliera tanto como le dolía el llanto de sus hijos en ese instante, lo único que deseaba era hacer que esos ojitos nunca más se llenaran de lágrimas.Mientras el rey se dedicaba a desatar y abrazar a los pequeños para intentar calmarlos, no se percató de que alguien se acercaba peligrosamente
—Por fin se durmieron — Dijo Maryam entrando en la habitación del rey.Tras lo ocurrido, el rey se llevó a la chica y a los niños al hostal, aunque ella insistía en llevarlos a todos a su casa, aquella era la mejor opción, el hostal estaba rodeado y lleno de vigilancia por las tropas que Darius había mandado traer el día que encontró a Alí asesinado.Ella se había quedado calmando a sus hijos y durmiéndolos y él le pidió que cuando se quedaran dormidos pasara por su cuarto para que hablaran de todo lo que les hacía falta aclarar.— Maryam siéntate — pidió él invitándola a sentarse en uno de los sillones de la salita que había en un lado de la habitación.— Creo que fue un día muy duro, perdí a mi madre y mis hijos vieron como asesinaron a su abuela frente a sus ojos, necesito marcharme a descansar.Aseguró ella haciendo caso omiso a su ofrecimiento.— Necesito que te sientes, precisamente por eso no pudo dejar pasar ni un momento más para decirte todo lo que pienso y … Lo que siento p
Sus manos se movían impacientes y torpes, explorando el cuerpo de Darius, del hombre a quien se entregaría, deseando sentirlo dentro.— Bésame…Le pidió al sentir el roce de sus sexos, sus besos eran lo único que hacía que los nervios de la joven desaparecieran, lo único que parecía calmarla y hacerla olvidar cualquier miedo o duda que tuviera entregándose a lo que sentía. Alzó las caderas por un momento, haciendo posible que la dureza que parecía impaciente por penetrarla encontrara el camino correcto a su centro.— He deseado tanto tenerte así.—Aseguró Darius besándola con ternura mientras seguía frotándose contra ella, profundizando el beso en cada roce de lengua, en cada succión de labios, al ritmo de sus caderas, ansiando encontrar el lugar exacto en el que hundirse aprovechando el momento en el que ella se movió facilitando sus deseos y embistió lentamente, sintiendo como estaba tan nervioso como ella.Estaba demasiado impaciente como para poder contenerse, aún recordaba como la