A pesar de la noche tan perfecta que Maryam pasó junto a Darius, por la mañana tocaba enfrentarse de nuevo a la realidad y la realidad era que había perdido a su madre y debía darle una digna sepultura y consolar a sus hijos.Se levantó sin hacer ruido con la intención de correr a la habitación de los niños, pero fue interceptada por unos enormes brazos que la agarraron de la cintura y la devolvieron a la cama antes de que fuera capaz de salir de ella.— ¿Pretendías marcharte sin avisar?— preguntó el rey acorralándola entre su cuerpo y el colchón, algo inseguro por su comportamiento.Era cierto que la noche anterior se habían confesado sus sentimientos y se entregaron el uno al otro, pero el historial de huidas de Maryam tenían al rey algo temeroso por qué se hubiera arrepentido y lo sucedido solo fuera resultado del momento, ya que realmente ella podía estar confundida por la muerte de su madre.Maryam no podía estar más que feliz por lo que ocurría entre ella y el rey. Aunque en el
— ¿Qué vas a hacer conmigo? — preguntó Maryam una vez llegaron a la cabaña donde Lothaire la mantendría cautiva hasta conseguir lo que quería.— Nada grave, no me interesas tú, ni tus hijos, yo solo quiero el trono. Si él me da lo que quiero, yo le daré lo que él quiere, es decir, a ti.En ese instante, Maryam parecía congelada de un modo que no había visto a nadie más hacerlo jamás.El gemelo del rey estaba esperando su reacción cuando se dio cuenta de que ni siquiera respiraba, era como si el tiempo se hubiera detenido para ella y eso solo podía significar una cosa. Alguien realmente lo había hecho y por supuesto Lothaire sabía quién era ese alguien.— ¿Dónde estás, muéstrate?— Dijo él girando sobre sí mismo para ver toda la cabaña y lograr encontrar el lugar donde el demonio se escondía.No lo encontró en ninguna esquina, ni siquiera apoyado en una pared con actitud altiva como ya estaba acostumbrado. En el momento menos pensado, el demonio apareció justo frente a él, con el rostro
— Vamos Maryam tu querido rey, que pronto va a ser destronado para salvarte, espera por ti, no deberíamos llegar tarde, podría impacientarse.Lothaire estaba completamente seguro de que su hermano no dudaría ni por un momento en entregarle el reino a cambio de esa mujer, él era débil y el reino no se merecía a un dirigente débil, le estaba seguro de que deshacía un favor a todos sustituyendo a un monarca como Darius.— Eres despreciable, ni siquiera tienes lealtad con tus cómplices— Maryam acababa de descubrir que su hermana había sido asesinada en las manos de aquel hombre, era cierto que ella había querido asesinarla y se llevó la vida de su madre por delante, pero en su corazón quería pensar que él había tenido la culpa de todo, él la había persuadido para qué se comportara así.— Eres tan patética, tu hermana te odiaba por el simple hecho de ser más hermosa que ella, al menos mi ambición es justificada, aspiro a reinar en un país que me pertenece por derecho de nacimiento — dijo é
El demonio sonrió al escuchar a Asad, él no tocaría un solo pelo a Lothaire tal y como marcaban sus leyes, pero por fin podría torturarlo por toda una eternidad por haber osado desafiarlo, sería una novedad para él, un ser que se alimentaba de pasiones humanas consumido por ellas.Al demonio nunca le había interesado poseer un alma, no era de esos que las coleccionaba, prefería alimentarse de lo que los vivos podían aportarle, pero el alma de Lothaire era algo que ambicionaba y que no pensaba dejarse perder. Ese príncipe desterrado debía pagar por haberle arrebatado a Sahira.—¿Estás listo para marcharnos?— preguntó el demonio, buscando convicción en la mirada del soldado, ni siquiera necesitaba observarlo para oler en él la furia que crecía al darse cuenta de que los suyos estaban en peligro.Tal vez el demonio no había entendido hasta entonces esa necesidad que tenían los humanos de preservar a sus allegados, pero ahora podía entenderlo todo, no creía que lo que él sintiera fuera es
Asad observaba a Maryam llorando desconsolada sobre el cuerpo de su primo y Rey, Darius III. No, él no podía haber muerto. Por un momento se quedó bloqueado observando aquella imagen, no podía ser que él le hubiera quitado la vida a Lothaire y al final no hubiera logrado salvar a su rey.Caminó en silencio hasta ellos y se agachó justo al lado de Maryam atrayéndola contra su cuerpo para abrazarla y así consolarla por lo sucedido, el mismo se sentía desconsolado, los ojos le ardían por impedir que todas las lágrimas que amenazaban con salir, fueran liberadas, apenas había unos días que habían enterrado a Alí, pero no podía derrumbarse en ese momento.— No podrás salvarlo — Dijo Lothaire acercándose burlón hasta donde estaba su primo y a la mujer, quienes permanecían arrodillados en el suelo e intentando salvar a su hermano.— Eso ya no es asunto tuyo — dijo el demonio tras Lothaire esperando a que este se diera cuenta de lo sucedido, por fin llegaba su momento de gloria, por fin vería
Padme estaba algo angustiada porque llevaba demasiado tiempo sin saber de su hijo, el Rey Darius III.Desde que el monarca se marchó en busca de su hermano a una de las tierras que hacían frontera con el reino, no había vuelto a recibir noticias suyas, haciendo que su impaciencia se incrementara todos los días.A pesar de que ambos eran sus hijos, Padme sabía que Lothaire estaba hecho de otra pasta, que era igualito a su esposo, el anterior Rey, Darius no podría recordarlo porque él era muy pequeño cuando su padre falleció, pero el rey Darius II, era un ser despiadado en todos los sentidos, no solo con sus súbditos, también con su familia.Era un hombre que la maltrató y la sometió a múltiples abusos, culpándola de haber parido a dos hijos iguales, ya que él veía a los gemelos un problema de sucesión, un problema para la corona ¿Cómo se decidiría quién sería el futuro rey al haber nacido en el mismo día?Ese fue el principio de un sin número insufrible de abusos y maltratos que, como
Y las niñas, Padme después de tantos años todavía conservaba la espinita de no haber podido tener una hija con la que compartir esas cosas de mujeres, pero ahora tenía dos nietas, dos hermosas y educadas nietas que eran una perfecta combinación entre su hijo y Maryam.— ¿Quién es usted, señora?— preguntó el chico adelantando un paso a los otros, como si pretendiera proteger a sus hermanos y enfrentarse primero a lo que fuera, sin duda demostraba que era noble y valiente.Padme fue incapaz de disimular la sonrisa que esbozaron sus labios, tan pequeño y tan valiente, sin duda ese pequeño era su nieto y también el mayor de los cuatro, sin duda se llenaba de orgullo como abuela.— Yo soy su abuelita Padme, la madre de tu papá, el Rey.— aseguró la mujer — Y voy a cuidarlos hasta que su mamá y su papá vuelvan a buscarlos.Él otro niño y las dos niñas entonces se atrevieron a levantar la vista y todos la observaron curiosos y maravillados, aquella señora se veia muy guapa y elegante para ser
Con la muerte de Lothaire, el hermano del Rey, parecía que el peligro ya había pasado, pero era solo un espejismo que acabaría muy pronto, un espejismo qué no les permitiría llegar demasiado lejos.Cuando Darius, Asad y Maryam ya estaban regresando al pueblo para recoger sus cosas y marcharse al palacio con sus hijos, el rey empezó a experimentar un fuerte dolor que hizo imposible que fuera capaz de controlar los gritos que salían de su garganta.Aquello sucedió de golpe. Darius pasó de ser capaz de andar por su propio pie a caer al suelo, revolviéndose por el intenso dolor que lo recorría, era como si lava ardiente le circulara por las venas, como si se estuviera quemando de adentro hacia afuera y en algún punto todo su sistema fuera a colapsar a causa de esa horrorosa sensación que solo crecía y crecía sin pararA pesas de que era un hombre entrenado y su tolerancia al dolor era muy alta, aquel era un dolor demasiado fuerte como para que un ser humano lo resistiera y quedaba claro p