—Por fin se durmieron — Dijo Maryam entrando en la habitación del rey.Tras lo ocurrido, el rey se llevó a la chica y a los niños al hostal, aunque ella insistía en llevarlos a todos a su casa, aquella era la mejor opción, el hostal estaba rodeado y lleno de vigilancia por las tropas que Darius había mandado traer el día que encontró a Alí asesinado.Ella se había quedado calmando a sus hijos y durmiéndolos y él le pidió que cuando se quedaran dormidos pasara por su cuarto para que hablaran de todo lo que les hacía falta aclarar.— Maryam siéntate — pidió él invitándola a sentarse en uno de los sillones de la salita que había en un lado de la habitación.— Creo que fue un día muy duro, perdí a mi madre y mis hijos vieron como asesinaron a su abuela frente a sus ojos, necesito marcharme a descansar.Aseguró ella haciendo caso omiso a su ofrecimiento.— Necesito que te sientes, precisamente por eso no pudo dejar pasar ni un momento más para decirte todo lo que pienso y … Lo que siento p
Sus manos se movían impacientes y torpes, explorando el cuerpo de Darius, del hombre a quien se entregaría, deseando sentirlo dentro.— Bésame…Le pidió al sentir el roce de sus sexos, sus besos eran lo único que hacía que los nervios de la joven desaparecieran, lo único que parecía calmarla y hacerla olvidar cualquier miedo o duda que tuviera entregándose a lo que sentía. Alzó las caderas por un momento, haciendo posible que la dureza que parecía impaciente por penetrarla encontrara el camino correcto a su centro.— He deseado tanto tenerte así.—Aseguró Darius besándola con ternura mientras seguía frotándose contra ella, profundizando el beso en cada roce de lengua, en cada succión de labios, al ritmo de sus caderas, ansiando encontrar el lugar exacto en el que hundirse aprovechando el momento en el que ella se movió facilitando sus deseos y embistió lentamente, sintiendo como estaba tan nervioso como ella.Estaba demasiado impaciente como para poder contenerse, aún recordaba como la
A pesar de la noche tan perfecta que Maryam pasó junto a Darius, por la mañana tocaba enfrentarse de nuevo a la realidad y la realidad era que había perdido a su madre y debía darle una digna sepultura y consolar a sus hijos.Se levantó sin hacer ruido con la intención de correr a la habitación de los niños, pero fue interceptada por unos enormes brazos que la agarraron de la cintura y la devolvieron a la cama antes de que fuera capaz de salir de ella.— ¿Pretendías marcharte sin avisar?— preguntó el rey acorralándola entre su cuerpo y el colchón, algo inseguro por su comportamiento.Era cierto que la noche anterior se habían confesado sus sentimientos y se entregaron el uno al otro, pero el historial de huidas de Maryam tenían al rey algo temeroso por qué se hubiera arrepentido y lo sucedido solo fuera resultado del momento, ya que realmente ella podía estar confundida por la muerte de su madre.Maryam no podía estar más que feliz por lo que ocurría entre ella y el rey. Aunque en el
— ¿Qué vas a hacer conmigo? — preguntó Maryam una vez llegaron a la cabaña donde Lothaire la mantendría cautiva hasta conseguir lo que quería.— Nada grave, no me interesas tú, ni tus hijos, yo solo quiero el trono. Si él me da lo que quiero, yo le daré lo que él quiere, es decir, a ti.En ese instante, Maryam parecía congelada de un modo que no había visto a nadie más hacerlo jamás.El gemelo del rey estaba esperando su reacción cuando se dio cuenta de que ni siquiera respiraba, era como si el tiempo se hubiera detenido para ella y eso solo podía significar una cosa. Alguien realmente lo había hecho y por supuesto Lothaire sabía quién era ese alguien.— ¿Dónde estás, muéstrate?— Dijo él girando sobre sí mismo para ver toda la cabaña y lograr encontrar el lugar donde el demonio se escondía.No lo encontró en ninguna esquina, ni siquiera apoyado en una pared con actitud altiva como ya estaba acostumbrado. En el momento menos pensado, el demonio apareció justo frente a él, con el rostro
— Vamos Maryam tu querido rey, que pronto va a ser destronado para salvarte, espera por ti, no deberíamos llegar tarde, podría impacientarse.Lothaire estaba completamente seguro de que su hermano no dudaría ni por un momento en entregarle el reino a cambio de esa mujer, él era débil y el reino no se merecía a un dirigente débil, le estaba seguro de que deshacía un favor a todos sustituyendo a un monarca como Darius.— Eres despreciable, ni siquiera tienes lealtad con tus cómplices— Maryam acababa de descubrir que su hermana había sido asesinada en las manos de aquel hombre, era cierto que ella había querido asesinarla y se llevó la vida de su madre por delante, pero en su corazón quería pensar que él había tenido la culpa de todo, él la había persuadido para qué se comportara así.— Eres tan patética, tu hermana te odiaba por el simple hecho de ser más hermosa que ella, al menos mi ambición es justificada, aspiro a reinar en un país que me pertenece por derecho de nacimiento — dijo é
El demonio sonrió al escuchar a Asad, él no tocaría un solo pelo a Lothaire tal y como marcaban sus leyes, pero por fin podría torturarlo por toda una eternidad por haber osado desafiarlo, sería una novedad para él, un ser que se alimentaba de pasiones humanas consumido por ellas.Al demonio nunca le había interesado poseer un alma, no era de esos que las coleccionaba, prefería alimentarse de lo que los vivos podían aportarle, pero el alma de Lothaire era algo que ambicionaba y que no pensaba dejarse perder. Ese príncipe desterrado debía pagar por haberle arrebatado a Sahira.—¿Estás listo para marcharnos?— preguntó el demonio, buscando convicción en la mirada del soldado, ni siquiera necesitaba observarlo para oler en él la furia que crecía al darse cuenta de que los suyos estaban en peligro.Tal vez el demonio no había entendido hasta entonces esa necesidad que tenían los humanos de preservar a sus allegados, pero ahora podía entenderlo todo, no creía que lo que él sintiera fuera es
Asad observaba a Maryam llorando desconsolada sobre el cuerpo de su primo y Rey, Darius III. No, él no podía haber muerto. Por un momento se quedó bloqueado observando aquella imagen, no podía ser que él le hubiera quitado la vida a Lothaire y al final no hubiera logrado salvar a su rey.Caminó en silencio hasta ellos y se agachó justo al lado de Maryam atrayéndola contra su cuerpo para abrazarla y así consolarla por lo sucedido, el mismo se sentía desconsolado, los ojos le ardían por impedir que todas las lágrimas que amenazaban con salir, fueran liberadas, apenas había unos días que habían enterrado a Alí, pero no podía derrumbarse en ese momento.— No podrás salvarlo — Dijo Lothaire acercándose burlón hasta donde estaba su primo y a la mujer, quienes permanecían arrodillados en el suelo e intentando salvar a su hermano.— Eso ya no es asunto tuyo — dijo el demonio tras Lothaire esperando a que este se diera cuenta de lo sucedido, por fin llegaba su momento de gloria, por fin vería
Padme estaba algo angustiada porque llevaba demasiado tiempo sin saber de su hijo, el Rey Darius III.Desde que el monarca se marchó en busca de su hermano a una de las tierras que hacían frontera con el reino, no había vuelto a recibir noticias suyas, haciendo que su impaciencia se incrementara todos los días.A pesar de que ambos eran sus hijos, Padme sabía que Lothaire estaba hecho de otra pasta, que era igualito a su esposo, el anterior Rey, Darius no podría recordarlo porque él era muy pequeño cuando su padre falleció, pero el rey Darius II, era un ser despiadado en todos los sentidos, no solo con sus súbditos, también con su familia.Era un hombre que la maltrató y la sometió a múltiples abusos, culpándola de haber parido a dos hijos iguales, ya que él veía a los gemelos un problema de sucesión, un problema para la corona ¿Cómo se decidiría quién sería el futuro rey al haber nacido en el mismo día?Ese fue el principio de un sin número insufrible de abusos y maltratos que, como