Los Mellizos Comprados del CEO
Los Mellizos Comprados del CEO
Por: Paulina W
CAPITULO 1

―Esta es Juliette Evans ―dijo Robert sacando una fotografía de la carpeta ―Es una de las postulantes para su solicitud, señor.

Connor, que esperaba una rubia despampanante con cara y cuerpo de modelo, se quedó hechizado al ver a esa hada de cabello rojizo, ojos azules y sonrisa dulce. Parecía demasiado joven para ser una madre de alquiler.

Connor, era el presidente de Rotchild Company, una transnacional de gran prestigio a nivel nacional e internacional. Era un magnate brillante, un gran jugador de rugby y según la prensa gay. Ya que nunca se le había visto en compañía de mujeres.

―Robert, creí haberte dicho cuál era el tipo de mujer que se requería ―espeto Connor impacientado.

―Señor, la otra parte dijo que ella era perfecta, a pesar de no tener la edad estipulada, está dispuesta a firmar el contrato sin problemas. ―replico el asistente ―Pero, si gusta, puedo devolver el archivo y pedir que envíen otra.

Connor no dijo nada, así que su asistente asumió que no estaba de acuerdo con la postulante. Extendió su mano dispuesto a llevarse el archivo, cuando Connor, espeto.

―¡No! ¡Déjala! La quiero a ella.

El asistente retrocedió y asintió en silencio, preguntándose por qué un hombre como su jefe haría una cosa como esa. Perfectamente, podría tener a la mujer que deseara, no era necesario comprar un hijo.

―Señor… ¿Puedo hacerle una pregunta? ― dijo sin pensar.

Connor suspiró y se recostó en su silla de cuero.

―Sé lo que vas a preguntarme, Robert. Y te diré que no volveré a dejar que una mujer tenga tanto poder sobre mí o sobre los hijos que tengamos. Además, necesito este hijo…

―Entiendo ―susurro el asistente.

―Muchos matrimonios terminan divorciándose y en la mayoría la mujer se queda con los hijos ―continuo Connor ―Alquilar un vientre es la mejor manera de asegurarme la potestad de mi bebe; no es un acto impulsivo Robert. Lo pensé mucho antes de tomar la decisión.

―¿No cree que hubiera sido mejor conseguir a la mujer adecuada?

―¿Adecuada? ―bufo Connor ―No existe tal cosa, puedo garantizártelo.

Cuando Robert contacto a la empresa INTERFERTILITY, ellos enviaron muchas candidatas, pero Connor no se sintió atraída por ninguna, hasta ahora. Cuando vio la fotografía de Juliette, algo dentro de él se agitó, su corazón latió demasiado rápido y su estómago revoloteo como un adolescente.

«Deseo» supuso. «Sí, seguramente es porque me pareció atractiva y la deseo»

―¿Qué edad tiene? ―pregunto de repente.

―Diecinueve ―respondió Robert mirando su expediente.

―¿Es la última?

―Sí, señor. Las demás superan la edad establecida.

Connor pareció reflexionar un momento y después de decidirse, dijo.

―Aumenta el pago y contacta a la agencia. Diles que pagaré un 10 % más si la chica acepta concebir al bebe de manera natural.

Tal pedido sorprendió al asistente, sin embargo, no dijo nada. ¿Quién era él después de todo?

―Sí, señor. Llamaré de inmediato.

……………….

Un par de guardias de seguridad echaron violentamente a Juliette de su casa, esta tenía un nuevo comprador y necesitaban deshacerse de ella rápidamente.

—¡Largo! ¡¿Crees que esta sigue siendo tu casa?!

―Pero… pero, mis pertenencias aún están aquí… por favor…

—Tu padre está en la cárcel, y eres la hija de un criminal. ¡La casa ha sido vendida! ¡Largo de aquí!

Su vida estable había terminado por completo. Las maletas, que no ha tenido tiempo de terminar de empacar, fueron arrojadas a la calle sin contemplación. Sus cosas se esparcieron por el asfalto y una foto de su padre, se rompió al ser arrojada. Juliette tomo con manos temblorosas la fotografía y la guardo en el bolsillo de su chaqueta.

Pronto anochecería y además estaba lloviendo, los guardias de seguridad no la dejaron ni siquiera refugiarse en el cenador del jardín, sabiendo que los nuevos propietarios llegarían en cualquier momento, y una vez más la ahuyentaron.

—¿Cómo te atreves, apestosa, a seguir aquí? ¡Si no te largas llamaremos a la policía! ¡Piérdete!

Bajo el cielo nocturno y una lluvia torrencial, Juliette arrastro la maleta con las pocas pertenencias que le quedaban. Camino un largo rato, ya que ni siquiera tenía dinero para tomar el autobús.

Pensó todo cambió de la noche a la mañana y que su tranquila vida desapareció. Desde que su padre fue acusado de malversación de fondos, además de que fuera encarcelado, todos los bienes que le pertenecían fueron embargados y ahora no tenía dónde vivir, estaba sola y en la calle.

Quería llorar cuando pensaba en ello, su padre siempre había sido una persona decente, era imposible que fuera corrupto, debía encontrar la manera de reunir dinero y contratar a un abogado para sacarlo de la cárcel.

Estaba sumida en sus pensamientos que no se percató de los ladrones que caminaban tras ella y llevaban mucho tiempo echándole el ojo a su equipaje.

—Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? ¿Qué llevas en esa maleta, preciosa?

―¿Quiénes son? ¡Aléjense de mí! ―exclamo Juliette mirándolos asustada.

―Debe valer mucho dinero ―dijo uno de los hombres ― Es mejor que nos lo des todo a nosotros.

―¡No! ―ella se negó, eran sus últimas pertenencias, además que allí estaban algunos recuerdos de su madre. ―No tengo nada de valor, por favor, no me hagan nada. ―suplico.

― A mí me parece costoso el abrigo que llevas. ¡Dámelo rápido, entrégamelo! ―dijo uno aproximándose.

Juliette se lo quito lo más rápido que pudo y se quedó en jeans y camiseta.

Uno de ellos comenzó a detallar su cuerpo y pronto se formó una sonrisa lasciva en sus labios.

―Eres una cosita bonita, ¿quieres divertirte un poco?

Ella dio un paso atrás temblando.

―No se acerquen…

―¡No eres nadie para ordenarnos! ―y cuanto estaba a punto de abalanzarse hacia ella, un auto cruzo por la calle y él retrocedió.

Juliette aprovecho la oportunidad para echarse a correr, dejando atrás su maleta y sus recuerdos.

Cuando llego a casa de su amiga, estaba empapada, con los ojos hinchados y tenía fiebre.

―¡Santo cielo, Juliette! ¿Qué te paso?

Ella no dijo nada, solo la miro con tristeza y antes de que pudiera dar un paso, se desmayó.

Esa noche tuvo fiebre, su amiga cuido de ella y estuvo a su lado toda la noche.

―¿Te sientes mucho mejor? ―Raquel se acercó con una taza de sopa en su mano ―Vas a decirme que sucedió.

Después de que le contara lo sucedido, Raquel estaba furiosa, quería ir a la calle y buscar a los tipos, pero Juliette la detuvo y le dijo que no valía la pena.

―Lo único que me importa es sacar a mi padre. Él es inocente, lo conoces Raquel, sería incapaz de robarse ese dinero.

―Lo sé, lo sé. ―dijo su amiga consolándola. ―Pero un abogado no es barato, aquí en Seattle nada es barato y si quieres conseguir sacar a tu padre, tienes que conseguir al mejor.

Juliette se quedó pensando en cómo iba a conseguir dinero, su carrera universitaria aún no terminaba y ella no tenía un trabajo.

―Por lo pronto puedo darte algo de dinero, no es mucho, pero servirá para que al menos puedas llevarle comida a la cárcel ―sostuvo la mano de Juliette y la apretó con suavidad ―Puedes quedarte el tiempo que quieras, sabes que cuentas conmigo.

Juliette tenía ganas de llorar, se preguntaba donde estaba Dios en estos casos, y ¿Por qué permitía que tantas cosas malas le sucedieran?

Una semana después, Juliette había conseguido trabajo como maestra de piano, afortunadamente, su padre le enseño a tocarlo cuando era niña y desde entonces ha practicado y es buena tocando.

Sin embargo, lo que le pagaban no pagaría los honorarios del abogado y su padre no estaba bien de salud, tenía miedo que empeorara allí dentro.

Una tarde después de salir de trabajar, decidió recorrer algunas tiendas, quizás podría tener un segundo empleo y si el tiempo lo permitía un tercero, estaba decidida a reunir el dinero para salvar a su padre, después de todo era su única familia.

Pensaba en esto, cuando vio aviso en la esquina de un semáforo.

“INTERFERTILITY, AGENCIAS DE MADRES SUBROGADAS”

Leyó el contenido del aviso y se sorprendió cuando vio el porcentaje de ganancias.

«¿Vender mi vientre?»

Guardo el aviso y volvió a casa, esa noche visito la página web de la agencia y leyó las estipulaciones, sin detenerse a pensarlo, envió un correo a la dirección.

Un mes después recibió una llamada.

―¿Señorita Evans?

―Sí, soy yo.

―Felicidades, ha sido usted seleccionada.

Ella se congeló allí mismo, de hecho, creyó que no la llamarían.

―De… ¿De verdad?

―Por supuesto, hay un comprador. Sin embargo, tienes una oferta que hacerle. Por favor, venga cuanto antes a la agencia, para mostrarle el contrato y si está de acuerdo, entonces puede firmar.

Juliette apretó los labios y respiro lentamente para calmar su corazón.

―Está bien, iré a la agencia hoy mismo.

―Perfecto, gracias por confiar en INTERFERTILITY.

La voz femenina colgó y Juliette se quedó mirando a la nada un momento.

«Tienes que ser fuerte Juliette, es la única manera de salvarlo»

Guardo el teléfono y cuando fue la hora de salir del trabajo fue directamente a la agencia, se detuvo en la entrada y contuvo el aire, luego abrió la puerta que cambiaria su destino para siempre.

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