Capítulo diecisiete. Lo hemos logrado Aquella mañana todo parecía diferente. Diane no sabía la razón, pero algo en su interior le decía que a partir de aquel día, la vida le cambiaría por completo. Era ridículo y Diane se rio de sí misma al pensarlo. No obstante, al escuchar una corta frase el mundo se le puso de cabeza:—Bueno, estás embarazada...Sentía que todo le daba vueltas.—Ess...o... eso es... — titubeó sin saber muy bien cómo demonios respiraba — imposible...—Técnicamente no. Tienes de cinco a seis semanas de gestación, Diane.'La primera noche con Tyler.'Las palabras del doctor no podían ser ciertas. Ella lo había intentado por años y ningún tratamiento había funcionado. Además, recordaba haber utilizado protección aquella noche. Era imposible…, pero al ver la pequeña mancha en la pantalla, las dudas se disiparon: de verdad estaba embarazada.—Tienes un poco de anemia, la cual debemos corregir o puede ser peligrosa — escuchó la voz del médico al salir de su estado de ens
Capítulo dieciocho. La mejor cita del mundo... con el peor final Tyler había pensado muy bien cómo planificar la salida. Había sido todo un reto. ¿Qué podría sorprender a una mujer rica, dueña de hoteles y sitios turísticos? Al final, optó por lo sencillo.Apenas salieron los primeros rayos del sol, la citó a orillas de la Laguna del Duque, uno de los sitios más asombrosos de Madrid.La vio aparecer en el lugar pactado vestida con unos simples vaqueros, una sudadera con capucha y zapatillas deportivas a juego. Él le había recomendado llevar ropa cómoda, pero no imaginó que incluso con aquella simple vestimenta, se vería tan guapa y seductora.En más de una ocasión había idealizado a Diane de la Concepción como una diosa de la antigua mitología griega y no cualquiera: se debatía entre Hera o Afrodita, o tal vez una combinación de todas, puesto que también tenía algo de Atenea. Su sola presencia conseguía iluminar el paisaje en derredor.—Buenos días, sexi feminista.Ella sonrió al ver
Capítulo diecinueve. Señales del Universo El vino se desparramó sobre la mesa al mismo tiempo que la copa se volvía añicos en el suelo. Tyler comenzó a toser para combatir la sensación de ahogo, pero la misma no desaparecía. Él simplemente no encontraba la manera de respirar. El inglés se había percatado de que el cuerpo de Diane destilaba tensión desde el primer momento en que se habían visto en la mañana y él lo había percibido. En el fondo presentía que ella necesitaba decirle algo y que tenía miedo de hacerlo a la misma vez, sin embargo, aquellas dos palabras jamás atravesaron su mente ni por asomo. Embarazada. Diane estaba embarazada. Tendría un hijo… ¡Él tendría un hijo! Porque era suyo. De otra forma ella no se lo hubiera contado así. Repetía las frases una y otra vez en su cabeza sin poder creerlo. —No sé cómo sucedió — continuó la mujer una vez superado el ataque de ahogo —. Recuerdo habernos protegido esa noche… Él también lo recordaba, aunque habían hecho el amor tan
Capítulo veinte. El mejor soborno El día de regresar a casa para Ana Lucía y Andrés llegó y en la mansión hub0 movimiento desde el amanecer, buscando dejar todo listo para recibir al nuevo integrante de la familia junto a sus padres.Diane se movía de un lado hacia el otro sin descanso, cuidando de cada detalle como la perfeccionista que era. Además, los nervios eran un buen incentivo para poner mayor empeño en sus labores. Aquel día también tenía planeado anunciar su embarazo a la familia y las tripas brincaban en su estómago de solo pensarlo. Para colmo, Tyler iba a la fiesta con retraso, puesto que según la última llamada que le había hecho, todavía estaba en el set de grabación de su programa.—Juro que si no llega...—¿Ya estás otra vez con tus amenazas? — el chef apareció a sus espaldas en ese preciso instante.—¡Hasta que apareces! — Diane reaccionó de una forma muy exagerada. Incluso estaba dispuesta a golpearle... e iba a hacerlo —. ¡Prometiste hacer el gazpacho y mis padres
Capítulo veintiuno. El sueño hecho realidad. ¡Malditą fuera! ¿Qué demonios había pasado? Diane sintió los labios hinchados además de los latidos del corazón bombeandole en la garganta. Había perdido el sentido en cuanto Tyler se lanzó a su boca como una bestia hambrienta y... —¿Alguien va a responderme? — la voz de la señora Julia la trajo de regreso a la realidad y casi se cae debido a la brusquedad del giro, pero Tyler la sostuvo. La pareja se quedó de frente a la expresión acusatoria de la anciana y mientras el chef mostró una amplia sonrisa, la joven enrojeció tanto que el rubor se extendió hasta la piel del pecho y las orejas. —El... gazpacho... — Diane no conseguía formular una oración coherente, aunque el motivo principal no era el bochorno, sino la roca rozando su trasero... Tyler estaba empalmado hasta las narices. —Ya está listo — completó Tyler tratando de esconder la diversión ligada con excitación —. Diane ha sido una excelente Sous — chef. —Sí, ya veo — la cocin
Capítulo 1. El Precio de la libertadThalía no dejaba de observar la ciudad de Londres por la ventanilla del auto a medida que el mismo avanzaba. No quería hacerlo, pero no tenía otra opción. Su hermano estaba en problemas y como era habitual, su padre la había obligado a limpiar el desastre. Sin embargo, Christian West había llegado demasiado lejos. —Tienes que convencer a Praxis de que retire los cargos contra tu hermano —le había exigido su padre—, a como de lugar. Su destino estaba cada vez más cerca. El reloj seguía avanzando. El servicio de seguridad de Stratos había inspeccionado su coche y su persona, y enviado una foto suya a la planta ejecutiva donde, según le habían informado, la esperaban. Tenía diez minutos antes de ser considerada un riesgo para la seguridad.Había creído que jamás volvería a encontrarse con Praxis Stratos.Se alisó la falda lápiz y evitó asomarse al espejo del coche para comprobar su maquillaje por enésima vez. No tenía sentido. Iba a enfrentarse a é
Capítulo 2. Un millón de euros—Me tendrás a mí, Praxis —contestó Thalia.Praxis vio latir el pulso en el cuello de Thalia. Si no supiera la verdad, pensaría que estaba desesperada. Pero todo eso, como tres años atrás, no era más que un engaño.—Creo que subestimas tus encantos —observó él con crueldad—. ¿De verdad crees valer más de un millón de euros?—Por supuesto —ella palideció aunque se mantuvo firme.—No pretendo insultarte —mintió Praxis—, pero jamás pagaría por algo que podría conseguir gratis. Y en abundancia.—Y yo que pensaba que preferías mantener amantes —espetó ella—. Dudo que te salga gratis.—¿Una noche para saldar la deuda de tu hermano? Eso no me atrae —Praxis se encogió de hombros—. Pero ¿una amante? ¿Durante el tiempo que yo decida? Eso es otra cosa. Aunque más… fatigoso.Thalia apretaba los labios y empezó a cerrar los puños antes de dejar caer las manos.—Maravilloso —contestó ella con una ligereza claramente falsa, ya que ella misma era falsa, por mucho que rea
Capítulo 3. Un Esposo para Mamá Praxis repasaba los planos una vez más. Odiaba el campo y quería marcharse de Bibury cuanto antes. Sin embargo, para eso tenía que convencer a los propietarios de los terrenos que le faltaban por comprar. —Solo míralo, Owen —el griego apartó la vista del periódico cuando escuchó aquella voz infantil femenina. Entonces se encontró con dos niños frente a él, mirándolo de pies a cabeza como si lo evaluaran y al mismo tiempo cuchicheaban entre ellos—. No sonríe y viste de negro. ¿Por qué viste de negro, señor? ¿Se ha muerto su perrito también?Praxis miro hacia los lados más de una vez para comprobar que la niña le hablaba a él y no a alguien más.—¿Me hablas a mí? —le preguntó.—¿Y a quién más? —la niña bufó mientras se soplaba el flequillo que me caía en la cara—. ¿Ves a alguien más aquí? También es medio tonto, Owen. No nos sirve. Praxis frunció el ceño y no supo por qué sintió curiosidad por la pareja de pequeños. No debían de pasar los cinco años y