Capítulo diecinueve. Señales del Universo El vino se desparramó sobre la mesa al mismo tiempo que la copa se volvía añicos en el suelo. Tyler comenzó a toser para combatir la sensación de ahogo, pero la misma no desaparecía. Él simplemente no encontraba la manera de respirar. El inglés se había percatado de que el cuerpo de Diane destilaba tensión desde el primer momento en que se habían visto en la mañana y él lo había percibido. En el fondo presentía que ella necesitaba decirle algo y que tenía miedo de hacerlo a la misma vez, sin embargo, aquellas dos palabras jamás atravesaron su mente ni por asomo. Embarazada. Diane estaba embarazada. Tendría un hijo… ¡Él tendría un hijo! Porque era suyo. De otra forma ella no se lo hubiera contado así. Repetía las frases una y otra vez en su cabeza sin poder creerlo. —No sé cómo sucedió — continuó la mujer una vez superado el ataque de ahogo —. Recuerdo habernos protegido esa noche… Él también lo recordaba, aunque habían hecho el amor tan
Capítulo veinte. El mejor soborno El día de regresar a casa para Ana Lucía y Andrés llegó y en la mansión hub0 movimiento desde el amanecer, buscando dejar todo listo para recibir al nuevo integrante de la familia junto a sus padres.Diane se movía de un lado hacia el otro sin descanso, cuidando de cada detalle como la perfeccionista que era. Además, los nervios eran un buen incentivo para poner mayor empeño en sus labores. Aquel día también tenía planeado anunciar su embarazo a la familia y las tripas brincaban en su estómago de solo pensarlo. Para colmo, Tyler iba a la fiesta con retraso, puesto que según la última llamada que le había hecho, todavía estaba en el set de grabación de su programa.—Juro que si no llega...—¿Ya estás otra vez con tus amenazas? — el chef apareció a sus espaldas en ese preciso instante.—¡Hasta que apareces! — Diane reaccionó de una forma muy exagerada. Incluso estaba dispuesta a golpearle... e iba a hacerlo —. ¡Prometiste hacer el gazpacho y mis padres
Capítulo veintiuno. El sueño hecho realidad. ¡Malditą fuera! ¿Qué demonios había pasado? Diane sintió los labios hinchados además de los latidos del corazón bombeandole en la garganta. Había perdido el sentido en cuanto Tyler se lanzó a su boca como una bestia hambrienta y... —¿Alguien va a responderme? — la voz de la señora Julia la trajo de regreso a la realidad y casi se cae debido a la brusquedad del giro, pero Tyler la sostuvo. La pareja se quedó de frente a la expresión acusatoria de la anciana y mientras el chef mostró una amplia sonrisa, la joven enrojeció tanto que el rubor se extendió hasta la piel del pecho y las orejas. —El... gazpacho... — Diane no conseguía formular una oración coherente, aunque el motivo principal no era el bochorno, sino la roca rozando su trasero... Tyler estaba empalmado hasta las narices. —Ya está listo — completó Tyler tratando de esconder la diversión ligada con excitación —. Diane ha sido una excelente Sous — chef. —Sí, ya veo — la cocin
Capítulo 1. El Precio de la libertadThalía no dejaba de observar la ciudad de Londres por la ventanilla del auto a medida que el mismo avanzaba. No quería hacerlo, pero no tenía otra opción. Su hermano estaba en problemas y como era habitual, su padre la había obligado a limpiar el desastre. Sin embargo, Christian West había llegado demasiado lejos. —Tienes que convencer a Praxis de que retire los cargos contra tu hermano —le había exigido su padre—, a como de lugar. Su destino estaba cada vez más cerca. El reloj seguía avanzando. El servicio de seguridad de Stratos había inspeccionado su coche y su persona, y enviado una foto suya a la planta ejecutiva donde, según le habían informado, la esperaban. Tenía diez minutos antes de ser considerada un riesgo para la seguridad.Había creído que jamás volvería a encontrarse con Praxis Stratos.Se alisó la falda lápiz y evitó asomarse al espejo del coche para comprobar su maquillaje por enésima vez. No tenía sentido. Iba a enfrentarse a é
Capítulo 2. Un millón de euros—Me tendrás a mí, Praxis —contestó Thalia.Praxis vio latir el pulso en el cuello de Thalia. Si no supiera la verdad, pensaría que estaba desesperada. Pero todo eso, como tres años atrás, no era más que un engaño.—Creo que subestimas tus encantos —observó él con crueldad—. ¿De verdad crees valer más de un millón de euros?—Por supuesto —ella palideció aunque se mantuvo firme.—No pretendo insultarte —mintió Praxis—, pero jamás pagaría por algo que podría conseguir gratis. Y en abundancia.—Y yo que pensaba que preferías mantener amantes —espetó ella—. Dudo que te salga gratis.—¿Una noche para saldar la deuda de tu hermano? Eso no me atrae —Praxis se encogió de hombros—. Pero ¿una amante? ¿Durante el tiempo que yo decida? Eso es otra cosa. Aunque más… fatigoso.Thalia apretaba los labios y empezó a cerrar los puños antes de dejar caer las manos.—Maravilloso —contestó ella con una ligereza claramente falsa, ya que ella misma era falsa, por mucho que rea
Capítulo 3. Un Esposo para Mamá Praxis repasaba los planos una vez más. Odiaba el campo y quería marcharse de Bibury cuanto antes. Sin embargo, para eso tenía que convencer a los propietarios de los terrenos que le faltaban por comprar. —Solo míralo, Owen —el griego apartó la vista del periódico cuando escuchó aquella voz infantil femenina. Entonces se encontró con dos niños frente a él, mirándolo de pies a cabeza como si lo evaluaran y al mismo tiempo cuchicheaban entre ellos—. No sonríe y viste de negro. ¿Por qué viste de negro, señor? ¿Se ha muerto su perrito también?Praxis miro hacia los lados más de una vez para comprobar que la niña le hablaba a él y no a alguien más.—¿Me hablas a mí? —le preguntó.—¿Y a quién más? —la niña bufó mientras se soplaba el flequillo que me caía en la cara—. ¿Ves a alguien más aquí? También es medio tonto, Owen. No nos sirve. Praxis frunció el ceño y no supo por qué sintió curiosidad por la pareja de pequeños. No debían de pasar los cinco años y
Capítulo 4. El Padre de los NiñosTras un leve desvanecimiento, Thalia se había medio convencido de que Praxis no era más que producto de su imaginación.Pero no.Ahí estaba, en el mismo lugar. El demonio en persona, tan incongruente en un restaurante de campo que casi se rio ante lo absurdo.Casi. Había muy poco en ese delicioso hombre que le provocara ganas de reír.Pasó una eternidad sin que apartara la mirada de él, que la correspondía con toda la fuerza de su feroz mirada.Thalia tuvo que esforzarse por rechazar las imágenes que amenazaban con invadirla. El recuerdo de lo sucedido entre ellos hacía ya demasiado tiempo como para recordar cada detalle. Sin embargo, ella no podía olvidarlo.—Thalia West, sí que eres tú —al fin habló Praxis. Su voz era como ella la recordaba. Inquietante. Peligrosa—. Explícame qué hace una heredera de Londres trabajando como camarera aquí.—Da la casualidad de que poseo un talento innato para la atención al cliente —respondió ella en su tono más aleg
Capítulo cinco. A vivir conmigo.—¿Qué? —Thalia sintió que el color abandonaba su rostro.—Una pregunta sencilla, aunque poco delicada. No utilizamos protección, Thalia. Y si esos niños tienen cinco años…Thalia sentía el pulso latir contra ella.—¿Por qué hablamos de esto? ¿Y a ti qué te importa, Praxis? De todos modos, me he mudado a otro lugar muy lejos de ti y ha pasado demasiado tiempo. No necesito nada de lo que tú puedas dar…Ella se interrumpió, horrorizada.La realidad la golpeó con fuerza. Y se sintió engullida en la ferocidad de la mirada de Praxis.Sentía como si él se hubiese lanzado contra ella. ¿Deseaba que lo hubiera hecho?¿Tanto anhelaba su contacto? Ya conocía la respuesta. La sufría cada noche por más de cinco años.—¿Se trata del nuevo intento de tu familia para chantajearme? —preguntó él con frialdad, aunque en su mirada ardía el desprecio—. Esto no terminará tal y como imaginas, Thalia. Te lo aseguro.Los peores temores de Praxis se habían hecho realidad. Y segu