Capítulo dieciséis. No se puede tener todo en la vida Tyler sostuvo a Diane en cuanto se percató del temblor en las piernas dela joven.—Vamos — le rodeó los hombros con sus brazos y caminó hacia el vestidor privado para cambiarse.En ningún momento dejó de sostenerla, puesto que temía que se desplomase en cualquier momento. La preocupación se había instalado en su pecho junto a otro sentimiento, el cual todavía no podía definir con claridad.Una vez más, la joven empresaria debió aceptar la oferta del chef de conducir por ella. Se encontraba muy nerviosa. El parto de Ana Lucía se había programado para dentro de una semana. Diane sabía que su madre ya había cumplido los nueve meses, por lo que no existía riesgo de prematuridad. Sin embargo, no era lo mismo una cesárea programada que un parto improvisado. Además, habían varios factores como los pequeños traumatismos del accidente, la tensión arterial y la edad de su madre, lo cuales podrían resultar peligrosos. Por ello todo se había
Capítulo diecisiete. Lo hemos logrado Aquella mañana todo parecía diferente. Diane no sabía la razón, pero algo en su interior le decía que a partir de aquel día, la vida le cambiaría por completo. Era ridículo y Diane se rio de sí misma al pensarlo. No obstante, al escuchar una corta frase el mundo se le puso de cabeza:—Bueno, estás embarazada...Sentía que todo le daba vueltas.—Ess...o... eso es... — titubeó sin saber muy bien cómo demonios respiraba — imposible...—Técnicamente no. Tienes de cinco a seis semanas de gestación, Diane.'La primera noche con Tyler.'Las palabras del doctor no podían ser ciertas. Ella lo había intentado por años y ningún tratamiento había funcionado. Además, recordaba haber utilizado protección aquella noche. Era imposible…, pero al ver la pequeña mancha en la pantalla, las dudas se disiparon: de verdad estaba embarazada.—Tienes un poco de anemia, la cual debemos corregir o puede ser peligrosa — escuchó la voz del médico al salir de su estado de ens
Capítulo dieciocho. La mejor cita del mundo... con el peor final Tyler había pensado muy bien cómo planificar la salida. Había sido todo un reto. ¿Qué podría sorprender a una mujer rica, dueña de hoteles y sitios turísticos? Al final, optó por lo sencillo.Apenas salieron los primeros rayos del sol, la citó a orillas de la Laguna del Duque, uno de los sitios más asombrosos de Madrid.La vio aparecer en el lugar pactado vestida con unos simples vaqueros, una sudadera con capucha y zapatillas deportivas a juego. Él le había recomendado llevar ropa cómoda, pero no imaginó que incluso con aquella simple vestimenta, se vería tan guapa y seductora.En más de una ocasión había idealizado a Diane de la Concepción como una diosa de la antigua mitología griega y no cualquiera: se debatía entre Hera o Afrodita, o tal vez una combinación de todas, puesto que también tenía algo de Atenea. Su sola presencia conseguía iluminar el paisaje en derredor.—Buenos días, sexi feminista.Ella sonrió al ver
Capítulo diecinueve. Señales del Universo El vino se desparramó sobre la mesa al mismo tiempo que la copa se volvía añicos en el suelo. Tyler comenzó a toser para combatir la sensación de ahogo, pero la misma no desaparecía. Él simplemente no encontraba la manera de respirar. El inglés se había percatado de que el cuerpo de Diane destilaba tensión desde el primer momento en que se habían visto en la mañana y él lo había percibido. En el fondo presentía que ella necesitaba decirle algo y que tenía miedo de hacerlo a la misma vez, sin embargo, aquellas dos palabras jamás atravesaron su mente ni por asomo. Embarazada. Diane estaba embarazada. Tendría un hijo… ¡Él tendría un hijo! Porque era suyo. De otra forma ella no se lo hubiera contado así. Repetía las frases una y otra vez en su cabeza sin poder creerlo. —No sé cómo sucedió — continuó la mujer una vez superado el ataque de ahogo —. Recuerdo habernos protegido esa noche… Él también lo recordaba, aunque habían hecho el amor tan
Capítulo veinte. El mejor soborno El día de regresar a casa para Ana Lucía y Andrés llegó y en la mansión hub0 movimiento desde el amanecer, buscando dejar todo listo para recibir al nuevo integrante de la familia junto a sus padres.Diane se movía de un lado hacia el otro sin descanso, cuidando de cada detalle como la perfeccionista que era. Además, los nervios eran un buen incentivo para poner mayor empeño en sus labores. Aquel día también tenía planeado anunciar su embarazo a la familia y las tripas brincaban en su estómago de solo pensarlo. Para colmo, Tyler iba a la fiesta con retraso, puesto que según la última llamada que le había hecho, todavía estaba en el set de grabación de su programa.—Juro que si no llega...—¿Ya estás otra vez con tus amenazas? — el chef apareció a sus espaldas en ese preciso instante.—¡Hasta que apareces! — Diane reaccionó de una forma muy exagerada. Incluso estaba dispuesta a golpearle... e iba a hacerlo —. ¡Prometiste hacer el gazpacho y mis padres
Capítulo veintiuno. El sueño hecho realidad. ¡Malditą fuera! ¿Qué demonios había pasado? Diane sintió los labios hinchados además de los latidos del corazón bombeandole en la garganta. Había perdido el sentido en cuanto Tyler se lanzó a su boca como una bestia hambrienta y... —¿Alguien va a responderme? — la voz de la señora Julia la trajo de regreso a la realidad y casi se cae debido a la brusquedad del giro, pero Tyler la sostuvo. La pareja se quedó de frente a la expresión acusatoria de la anciana y mientras el chef mostró una amplia sonrisa, la joven enrojeció tanto que el rubor se extendió hasta la piel del pecho y las orejas. —El... gazpacho... — Diane no conseguía formular una oración coherente, aunque el motivo principal no era el bochorno, sino la roca rozando su trasero... Tyler estaba empalmado hasta las narices. —Ya está listo — completó Tyler tratando de esconder la diversión ligada con excitación —. Diane ha sido una excelente Sous — chef. —Sí, ya veo — la cocin
Capítulo veintidós. Fuera de mi vida La confusión se adueñó de la expresión de Diane por unos minutos mientras las preguntas se le amontonaban en la cabeza. ¿Cómo se había enterado Ernesto? Y en todo caso, ¿cuál era el interés de él?Diane pensó que había dejado las cosas claras entre ellos en el último enfrentamiento, puesto que durante semanas, su ex novio no había vuelto a molestarla. Sin embargo, aquí estaba una vez más, cruzando los límites del ámbito profesional para preguntar algo fuera de lugar.Por ese mismo motivo, decidió pararle en seco:—Me temo que ese no es asunto tuyo, Ernesto.— Sabes que no es cierto — replicó el sujeto —. Solo dime la verdad, por favor. Necesito saberlo.La joven empresaria vio la mirada suplicante de su antigua pareja y suspiró. Debía cortar aquella relación tóxica de una vez. Por más que le rechazara, él continuaba negándose a dejarla ir. Tal vez la noticia de su actual estado lograría hacerle reaccionar y por consiguiente, alejarse de ella para
Capítulo veintitrés. Dile la verdad Tyler había terminado la grabación del programa antes de lo previsto y en vez de marcharse hacia el restaurante, había decidido salir en busca de la madre su hijo. Deseaba darle una sorpresa y llevarla a una cita improvisada. No obstante, el sorprendido había sido él al encontrarse la escena protagonista por el imbécil de Ernesto y su Diane, ¡su Diane!—No es lo que parece — intentó explicar Diane.—Sí, sí lo es — intervino Ernesto, aprovechando la oportunidad que se le presentaba.—¡Cállate y sal de aquí! — espetó su jefa furiosa —. Tyler, escucha…—¡Dile la verdad, Diane! Lo que querías de él ya lo tienes.—¿De qué hablas? — ella lo empujó sin dejar de observar a su actual pareja. Aquello era el colmo, su ex novio había perdido la razón. La culpa era suya, puesto que debía haber tomado cartas en el asunto hacía mucho tiempo.—Eso mismo me pregunto yo — intervino Tyler, contemplando la escena incrédulo.¿Cómo era posible que la inteligente de Dian