— Déjenme ver si entiendo todo esto — Lana y Hiro daban de vueltas por el departamento de Julieta—, estas embarazada, ok esa parte la entendemos ¿No?— Si — respondió Hiro—, lo que no entendemos es que planean hacer ahora.— Apoyare a Julieta sea cual sea su decisión — aseguro Mikkel.— Quiero tener al bebé— Julieta se miraba nerviosa—, pero no quisiera que piensen que busque amarrar a Mikkel con esto, no fue así.— Linda, jamás pensaríamos eso — Lana se sentó a su lado—, debes saber que cuentas con nuestro apoyo.— Yo no te dejare sola — Mikkel se puso en pie—, quiero que estemos juntos en esto, lo que dije antes era completamente cierto— Lo sé, gracias por apoyarme.Mikkel no fallo nunca a su palabra, estuvo comprometido completamente con Julieta, eso decepcionó a muchas mujeres, todas las amantes que tuvo en su momento odiaban a su novia y odiaban mas la idea de que por ella las había dejado a todas de lado, en algunas cenas importantes iba acompañado de su ch
Las campanas sonaban anunciando que la ceremonia daba inicio, al frente estaban dos personas, la mas joven era Lana, observaba fijamente el féretro que se encontraba justo frente a ella, su rostro cubierto por una fina tela era lo suficientemente obscura para esconder sus lágrimas, sus manos estaban hechas puños, a sus escasos 17 años estaba experimentando un mar de emociones que no serian las ideales para alguien tan joven; a su lado, un hombre de traje negro posaba la mano en su hombro.— Tienes que ser fuerte—susurro a su oído—, este es el precio por esta vida.— Solo quiero que los encuentren — dijo ella entre su dolor—. Búscalos— Aun no tienes el poder para ordenar.Fue entonces que quito el velo de su rostro, con una furia indescriptible alzo la vista al hombre, apretó los labios en un inicio, pero en un segundo cambio su posición, se le veía ma
Hiro quería gritar, esa mujer enfrente suyo era Venus, no, era Lana Bellic, su mujer ¿Cómo era posible? Estaba enfurecido y sin una sola explicación que fuera coherente en su mente.—¿Sorprendido? — pregunto ella con un porte inquebrantable.—Tú…tú…— fue lo único que atinaba a decir.—Los hombres pierden tan rápido la cabeza ante una mujer bonita que se creen todo — se burló, fue un golpe bajo para Hiro——Yo nunca mentí, jamás te mentí — se defendió.—Yo jamás dije la verdad— escupió como balas, ella y los guardias tras ella se acercaron a los tres hermanos— Enciérrenlos.—No hagas esto…— suplico el mayor de ellos, los ojos se le volvieron un rio de lágrimas—…te amo…<
Cuando Lana despertó, se encontraba en una cama de hospital, todo se veía borroso, pero conforme pasaron los segundos su imagen se volvió más clara para sus ojos, era de dia, asumió que serían como las once por la cantidad de luz que entraba a la habitación, le molestaba mucho que la luz diera directamente en su cara, le gustaba más la oscuridad porque asi podía dormir sin ninguna preocupación, realmente se despertó por eso.Ladeo la cabeza encontrándose con que su abuelo estaba a su lado, dormía con la cabeza apoyada en la mano, se preguntó cuanto tiempo llevaría ahí, luego bajo la mirada a su vientre, dolía, debía ser por el disparo.— Abuelo — lo llamo a lo que el hombre despertó.— Lana— el hombre se levantó de golpe y abrazo a su nieta—, estaba tan preocupado por ti— Lo siento
Su cabeza estaba apoyada en la ventana, en el primer semáforo le hablo a sus guardias, pensaba en muchas cosas y su acompañante estaba en silencio también, aun se preguntaba si el chico era de fiar o si solo mentía.—Llévenme ahí primero — les dijo y ellos afirmaron—, cuando lleguemos, tú quédate aquí.—¿Por qué? — pregunto él—Porque yo lo ordeno— finalizo ella.Ninguno de los dijo algo mas y al llegar al lugar que la mujer había indicado, el chofer bajo primero para abrirle la puerta, ella bajo de inmediato, se colocó unos lentes oscuros volteando luego hacia el chofer.—No tardo, por favor vigila todo — pidió a lo que el hombre afirmo en silencioFrederick se quedo observado a la figura femenina que se perdía en la entra
El camino no fue silencioso, Frederick le contaba a Lana como había sido su vida en el colegio del extranjero.—Es raro que alguien de la familia Lee sea tan…rubio como tú— confeso ella—Mi padre es rubio, de ojos azules, soy casi idéntico, salvo por el tamaño de mis ojos son pequeños como los de mi mamá.—Si, la conozco, cuando cumplí los dieciocho estuvo en mi fiesta, es una mujer muy agradable.—Lo es, ella siempre dijo que tu eres la mujer mas hermosa que ha visto, que, si pudiera escogerme una esposa, te escogería a ti.—¿Es eso una propuesta? — pregunto con un tono de broma, el hombre se puso rojo y que los guardias rieron bajo—N…no…como crees eso — exclamo muy nervioso—Acepto — dijo ella y el auto freno de golpe, todos los hombres dentro del auto voltearon a verla<
Por la mañana cuando Lana bajo a desayunar se topó con Frederick que estaba ya terminando sus alimentos, se encontraba aun revisando los contratos con una gran concentración, tanta que no se dio cuenta de la presencia de ella hasta que hablo.—Buenos días — dijo y él se levantó de inmediato—Lo siento, no te vi entrar—Esta bien, te mirabas muy concentrado de todos modos — dijo ella tomando asiento.—Te ves hermosa esta mañana— dijo él de forma sincera.—GraciasLa chica peino un poco su cabello hacia atrás, esto antes de comenzar a comer finalmente, no hablaron mucho porque el hombre estaba concentrado en terminar de señalar lo que no le parecía necesario de los contratos o alguna que otra irregularidad que viera en ellos, Lana por su parte no quitaba los ojos de él, se veía m
Estando en casa, era muy difícil que pudieran mantener las manos quietas, apenas pisaron la propiedad, Lana se fue encima de Frederick, a duras penas llegaron a la habitación de ella, la manera en que ese chico la poseía la volvía loca, solo quería tenerlo dentro, con sus manos recorriéndole el cuerpo, probar todas las posiciones que existieran y ser su mujer, principalmente sentirse su mujer.Ella reposaba sobre su pecho, escuchaba los latidos de su corazón, alzo la vista para ver esos preciosos ojos azules mirarla con detenimiento, se acerco a besarlo y él correspondió, la envolvió en sus fuertes brazos, la coloco bajo su cuerpo, al separarse recorrió su cuello con besos cortos.—Aun no me das mi regalo— dijo ella juguetona—Tal vez porque me ves y me quieres arrancar la ropa—¿Me dirás que te molesta?—Para nada&