La tormenta empeoraba, los fuertes truenos iluminaban el cielo oscuro, Lana se encontraba recostada en la cama, estaba muy preocupada, solo podía mirar por momentos a la ventana pequeña que había en el lugar, llevaba un par de horas sufriendo de las contracciones, su suegro la revisaba de manera constante y su temor se agravo cuando le anuncio que estaba dilatando más.— Estas en trabajo de parto, Lana — dijo el rubio—, es muy probable que tengas al bebé aquí.— No quiero tener a mi hija aquí — respondió atravesando una fuerte contracción—— No tenemos opción, amor, pero yo estoy aquí contigo — Frederick tomo su mano de inmediato—, todo va a salir bien.Al verse sin mas opciones, los hombres movieron a Lana a otra de las habitaciones donde pudiera estar más cómoda, tenían que preparar todo para el alumbramiento, conforme pasaban los minutos el dolor de Lana se iba volviendo cada vez mas insoportable, aunque ella trataba de no quejarse llego a un punto en que no pudo más y emi
Lana amaba ser madre, sus mellizos eran la razón de su felicidad, cuando llegaron a casa fueron inundados con obsequios provenientes de todas las familias de la mafia, celebraban que la líder de los Bellic otorgara dos herederos, ella fue muy específica al decir que ambos tomarían el poder cuando fuera el momento, no quería rivalidad entre sus hijos, así que sería todo en partes iguales. Los primeros meses de vida de los mellizos fueron de adaptación para los padres primerizos, Frederick ayudaba muchísimo a su esposa, ella todavía no quería volver al frente del negocio familiar así que eran sus hermanos y su esposo quienes mas se ocupaban de esos asuntos. — Lamento la tardanza, mi amor, fueron demasiados cargamentos los de hoy— Frederick se iba sacando el saco en el camino una vez llego a casa. — Me lo imaginaba, es la temporada en que mas exportaciones se hacen — respondió la castaña que estaba sentada en la alfombra con los niños. — ¿Cómo se portaron hoy? — el rubio se l
No había nada que pudiera pesarle más a Mikkel Bellic que el rechazo de una mujer, no podía entenderlo, era apuesto y bueno con las palabras, pero nada de eso podía sorprender a Julieta que seguía rechazándolo en cada oportunidad, ella se enfocaba en hacer un buen trabajo, quería dejar satisfecha a Lana pues le había sido muy específica en que quería una decoración perfecta con las flores, el día antes de la boda estaba terminando de poner las flores en el camino al altar, estaba usando unos lentes oscuros esa mañana, algo curioso porque el día estaba muy nublado y estaba bajo unas carpas previamente instaladas por si llegaba a llover.— Sorprende un poco que uses lentes oscuros, en una mañana tan nublada — Mikkel se acercó, pero ella no respondió de forma inmediata —, no oculta los moretones ¿Quién lo hizo? — pregunto serio.— Me caí — respondió ella sin mirarlo.— No soy tonto — el chico le quito los lentes para observar mejor los golpes de la chica — ¿Quién lo hizo? Pregun
— Déjenme ver si entiendo todo esto — Lana y Hiro daban de vueltas por el departamento de Julieta—, estas embarazada, ok esa parte la entendemos ¿No?— Si — respondió Hiro—, lo que no entendemos es que planean hacer ahora.— Apoyare a Julieta sea cual sea su decisión — aseguro Mikkel.— Quiero tener al bebé— Julieta se miraba nerviosa—, pero no quisiera que piensen que busque amarrar a Mikkel con esto, no fue así.— Linda, jamás pensaríamos eso — Lana se sentó a su lado—, debes saber que cuentas con nuestro apoyo.— Yo no te dejare sola — Mikkel se puso en pie—, quiero que estemos juntos en esto, lo que dije antes era completamente cierto— Lo sé, gracias por apoyarme.Mikkel no fallo nunca a su palabra, estuvo comprometido completamente con Julieta, eso decepcionó a muchas mujeres, todas las amantes que tuvo en su momento odiaban a su novia y odiaban mas la idea de que por ella las había dejado a todas de lado, en algunas cenas importantes iba acompañado de su ch
Las campanas sonaban anunciando que la ceremonia daba inicio, al frente estaban dos personas, la mas joven era Lana, observaba fijamente el féretro que se encontraba justo frente a ella, su rostro cubierto por una fina tela era lo suficientemente obscura para esconder sus lágrimas, sus manos estaban hechas puños, a sus escasos 17 años estaba experimentando un mar de emociones que no serian las ideales para alguien tan joven; a su lado, un hombre de traje negro posaba la mano en su hombro.— Tienes que ser fuerte—susurro a su oído—, este es el precio por esta vida.— Solo quiero que los encuentren — dijo ella entre su dolor—. Búscalos— Aun no tienes el poder para ordenar.Fue entonces que quito el velo de su rostro, con una furia indescriptible alzo la vista al hombre, apretó los labios en un inicio, pero en un segundo cambio su posición, se le veía ma
Hiro quería gritar, esa mujer enfrente suyo era Venus, no, era Lana Bellic, su mujer ¿Cómo era posible? Estaba enfurecido y sin una sola explicación que fuera coherente en su mente.—¿Sorprendido? — pregunto ella con un porte inquebrantable.—Tú…tú…— fue lo único que atinaba a decir.—Los hombres pierden tan rápido la cabeza ante una mujer bonita que se creen todo — se burló, fue un golpe bajo para Hiro——Yo nunca mentí, jamás te mentí — se defendió.—Yo jamás dije la verdad— escupió como balas, ella y los guardias tras ella se acercaron a los tres hermanos— Enciérrenlos.—No hagas esto…— suplico el mayor de ellos, los ojos se le volvieron un rio de lágrimas—…te amo…<
Cuando Lana despertó, se encontraba en una cama de hospital, todo se veía borroso, pero conforme pasaron los segundos su imagen se volvió más clara para sus ojos, era de dia, asumió que serían como las once por la cantidad de luz que entraba a la habitación, le molestaba mucho que la luz diera directamente en su cara, le gustaba más la oscuridad porque asi podía dormir sin ninguna preocupación, realmente se despertó por eso.Ladeo la cabeza encontrándose con que su abuelo estaba a su lado, dormía con la cabeza apoyada en la mano, se preguntó cuanto tiempo llevaría ahí, luego bajo la mirada a su vientre, dolía, debía ser por el disparo.— Abuelo — lo llamo a lo que el hombre despertó.— Lana— el hombre se levantó de golpe y abrazo a su nieta—, estaba tan preocupado por ti— Lo siento
Su cabeza estaba apoyada en la ventana, en el primer semáforo le hablo a sus guardias, pensaba en muchas cosas y su acompañante estaba en silencio también, aun se preguntaba si el chico era de fiar o si solo mentía.—Llévenme ahí primero — les dijo y ellos afirmaron—, cuando lleguemos, tú quédate aquí.—¿Por qué? — pregunto él—Porque yo lo ordeno— finalizo ella.Ninguno de los dijo algo mas y al llegar al lugar que la mujer había indicado, el chofer bajo primero para abrirle la puerta, ella bajo de inmediato, se colocó unos lentes oscuros volteando luego hacia el chofer.—No tardo, por favor vigila todo — pidió a lo que el hombre afirmo en silencioFrederick se quedo observado a la figura femenina que se perdía en la entra