Ciudad humana de Goldbek.
Los cazadores llegaron a las afueras de la ciudad justo después del amanecer, las puertas estaban cerradas, aún faltaba una hora para que la ciudad fuera accesible. Como casi todas las ciudades humanas, Goldbek estaba rodeada de un alto muro, legado de la era antigua, los humanos habían mantenido los muros incluso siglos después de que las criaturas de la noche y los monstruos desaparecieran de sus vidas. Zinnia echó un fugaz vistazo a su cazador, Julted se veía un poco pálido, los temblores ya habían cesado, el ataque del staigat había sido demasiado fuerte para él, Julted era el único sobreviviente de toda su aldea, una manada de svinja, animales similares a cerdos de más de un metro de alto con un cuerno dentado sobresaliendo de su frente, el pelaje de un svinja es duro como el metal y está afiliado, corta todo a su paso y los animales son violentos y carnívoros, además son bestias mágicas, su inteligencia es baja, pero tienen la capacidad de hablar y moverse en dos patas como una burla grotesca de un humano. La aldea de Julted había sido atacada por una manada de svinja, las bestias habían acabado con todos en la aldea y los habían devorado en una especie de sangriento festival, nadie sabe cómo o por qué Julted conservó su vida, para cuando la noticia llegó a oídos de los cazadores la aldea se había convertido en una gigantesca tumba abierta. Encontraron a Julted quién solo tenía unos pocos años de vida vagando solo, sucio y hambriento entre los restos de los aldeanos, fue llevado de regreso y fue nombrado Julted, el niño no hablaba y no parecía poder recordar nada antes de ser encontrado. El ataque del staigat debió de remover recuerdos profundamente enterrados en su memoria, gracias a todo su entrenamiento el cazador no perdió la cordura, pero se veía que estaba enfermo, un mal momento en especial por la misión en la que estaban. Los cazadores se dirigieron a una posada lo más lejos del cementerio, no querían alertar a quien fuera que estuviera causando estragos en aquel lugar, antes del anochecer se pusieron en marcha, Julted fue dejado atrás en la posada, necesitaban que uno de ellos pudiera regresar con las noticias en el peor de los casos. ...... Cementerio ancestral. Mausoleo central. Birgrem abrió los ojos, podía sentir sus presencias extrañas, ¿Un vampiro? no, no lo era, al menos no del todo, se concentró en la otra presencia, era un lycan, no lograba reconocer que era lo que sentía extraño en el lycan, sacudió la cabeza con desánimo, al parecer aquellos seres tampoco serían una amenaza para él. Sus huesos crujíeron cuando se levantó, detestaba dormir en aquel sitio frío y duro, pero en un mausoleo es difícil encontrar algo cómodo, los músculos de su espalda se tensaron y se marcaron a través de su ropa cuando soltó un profundo bostezo. Los pasos de Birgrem resonaban en el silencio del cementerio, en el negro cielo la luna brillaba débilmente detrás de unas delgadas nubes, Birgrem se lamió el labio inferior, sus enemigos estaban cerca, esa noche podría distraerse un poco. ....... El equipo llegó a las grandes y viejas puertas del cementerio, al entrar sintieron un escalofrío bajar por sus espaldas, se dividieron en dos grupos, Zinnia tomó su lobo y se marchó con uno de los cazadores hacia el este del cementerio mientras Kaldem se fue con el otro cazador hacia el norte, recorrerían todo el lugar y se encontrarían en el gran mausoleo ubicado justo en el centro. Fisk caminaba con un par de dagas curvas en las manos, junto a él, el lobo de Zinnia olfateba el aire, la voz distorsionada del cazador salió por detrás de su máscara sin rasgos. — ¿Percibes algo, alfa? Los lycans en su forma de lobo pueden hablar telepáticamente entre ellos, Zinnia es un lobo mágico y esa cualidad le da la capacidad de hablar con otros seres telepáticamente además de otro lycan. — Percibo una presencia, pero... no logro ubicarla ni logro reconocerla. Del otro lado del cementerio Kaldem estaba en la misma situación, había descubierto la presencia de un ser poderoso, pero no sabía qué ser era ni dónde estaba, junto a él, Hyllen revisaba con mucha atención una lápida, después de mucho se puso en pie y chasqueó la lengua. — ¿Qué ocurre? preguntó Kaldem aún observando en la distancia. — Una de las lápidas lleva el sello de los malditos. Kaldem apartó su mirada del punto al que había observando fijamente y preguntó: — ¿Estás seguro? Los malditos, no son una raza, son seres que viven presos de alguna maldición irrompible, muchos de ellos se ven obligados a vagar durante miles de años sin poder morir, viendo cómo cada ser querido es consumido por el tiempo y ellos se quedan solos. Si los disturbios ocasionados eran obra de un maldito lo mejor sería salir de ahí y sellar el sitio, algunas de las maldiciones no solo afectan al maldito, con el tiempo se vuelven una plaga o una enfermedad y todo aquel que tenga contacto con uno de los malditos pronto deseará la muerte. Kaldem sacó de su cinturón lo que parecía un lápiz y lo apuntó al cielo, una bengala estaba en su interior, lo mejor era dar la señal y retirarse, antes de poder activar la bengala recibió un golpe tan violento que lo lanzó varios metros hacia atrás, Hyllen retrocedió con las dagas curvas frente a él, no había sentido al enemigo acercarse. La voz serena de Birgrem se escuchó sobre los trozos de piedra que caían de las lápidas que Kaldem había destrozado al caer: — No es de buen gusto irse sin de saludar. Kaldem se retiró un mechón de cabello y miró a su interlocutor, el hombre era mucho más grande que él y mucho más poderoso, un cambia formas sin duda alguna, vio los ojos marrones y escuchó el gruñido, era un oso, un karhu.El rugido del oso se extendió a lo largo y ancho del cementerio, Zinnia y Fisk se dirigieron a toda velocidad hacia su origen, al llegar pudieron observar a un gigantesco karhu dando zarpazos en todas direcciones, Kaldem estaba logrando esquivar por el momento al oso. — No parece estar luchando en serio. comentó Fisk mientras buscaba un lugar para usarlo como soporte y servir de respaldo a sus compañeros. Zinnia gruñó y se adelantó, era verdad el karhu no estaba atacando con fuerza, ¿Estaba menospreciando a Kaldem por ser un dragnir? o… Una trampa, debía ser una trampa, Zinnia aulló en su carrera contra el karhu, Kaldem poco a poco había estado moviéndose en la dirección que el oso quería. Kaldem escuchó la señal de Zinnia, pero siguió esquivando, Hyllen estaba mal herido entre las lápidas, debía tratar de alejarlo lo más posible antes de regresar por el cazador o el karhu los mataría a los dos. Kaldem estaba llegando a una zona cubierta por maleza, estaba tan alta que apenas
Kaldem sujetó a Fisk y saltó hacia atrás justo en el momento en que el terreno se desplomaba bajo sus pies, un siseo de rabia subió por su garganta, ahora sería imposible buscar a Zinnia. — ¡Demonios! Espero que no hayan quedado enterrados. Fisk exclamó viendo la nube de tierra que se elevaba frente a ellos. El cielo empezó a clarear, Kaldem ordenó detenerse, no podían encontrarlos a ellos dentro del cementerio a esa hora, levantarían sospechas y necesitaban hacer un mejor plan, llevaban bastante tiempo tratando de encontrar una forma de bajar para buscar a Zinnia y Hyllen estaba herido. En la posada Julted ayudaba a su compañero a vendar su brazo, los golpes en sus costillas no eran graves, ninguna costilla estaba rota o trizada, el dolor era lo más molesto, pero se había dislocado un brazo, no lo había notado debido a la adrenalina, Hyllen hacia muecas de dolor mientras Julted lo vendaba, con el brazo frío tardaría en acomodar su brazo y era más complicado su tratamiento
Birgrem deambuló por décadas buscando al encapuchado para pedirle que le dejara morir, cuando finalmente lo encontró aquel sujeto estaba agonizando, él había aceptado cambiar su muerte por la maldición del encapuchado. Birgrem empezó a vagar buscando un sitio al cual pertenecer, pero el tiempo no se detiene y todo a su alrededor iba cambiando, los sobrenaturales lo evitaban, nadie quería estar cerca de un maldito, así fue empujado a vivir entre los humanos y los mestizos, pero todos a su alrededor iban envejeciendo y muriendo. Hacia cien años atrás se encontró con una bruja que aceptó averiguar qué clase de maldición tenía y cómo romperla a cambio de que él acabara con la vida de sus enemigos. Birgrem aceptó, no tenía nada que perder, si tenía suerte los enemigos de la bruja serían lo suficientemente fuertes como para matarlo, al final regresó con las cabezas de sus enemigos. La bruja tardó casi tres años en descubrir que tipo de maldición tenía, una poco alentadora, no había f
Zinnia pronto sintió el pelaje del oso contra su cuerpo y pudo sentir el calor que emanaba el animal, ¿Estaba loco?, la aplastaría en aquel lugar, apenas había espacio para moverse. La tierra crujió a su alrededor y escuchó como la tierra empezaba a deslizarse, las rocas rodaban y una nube de tierra se elevó, el suelo cedió debajo de ella y Zinnia contuvo un grito, iban a caer otra vez. Sintió la enorme zarpa del oso debajo de ella sujetándola contra el karhu mientras todo a su alrededor se desplomaba, la gravedad tiró de ella y supo que estaban cayendo. Unos minutos más tarde Zinnia notó que el aire ya no estaba tan viciado y sus pies tocaban tierra firme, la zarpa del oso se convirtió en la mano firme del hombre y el pelaje del oso dio paso al fuerte pecho de Birgrem. Zinnia escuchó a su loba gemir suavemente con el contacto y se mordió el labio, ¿Qué le pasaba a su loba? Él es un enemigo ¿O no? La risa de Birgrem la sobresaltó, ¿Pudo escuchar a su loba?, él es un karhu no
Birgrem caminaba con paso tranquilo, dejaba que sus pies lo guiaran, después de vivir tantos años había aprendido a dejar que su instinto lo llevara cuando su mente no podía recordar. Era difícil recordar cada día de siglos de existencia vacía, muchos de esos recuerdos nunca se grabaron con suficiente fuerza en su mente y el tiempo mismo se encargó de borrarlos, otros los perdió en sus múltiples intentos por acabar con la maldición y otros recuerdos no estaba seguro si eran de él o de alguien más. Zinnia caminaba en silencio detrás del karhu, el oso era extraño, no parecía estar muy interesado en nada de lo que ocurría a su alrededor, si ella hubiera estado en su lugar probablemente no lo hubiera dejado con vida, nunca sabes cuándo un enemigo herido o moribundo puede dar un golpe mortal. Llevaban caminando lo que parecían ser horas, su loba se movió inquieta, al parecer ya era de noche, bajo tierra no podía ver el cielo, pero su loba podía sentir la fuerza de la luna incluso en aqu
Birgrem cayó hacia adelante totalmente inconciente, Fisk se acercó y con cuidado lo volteó con el pie, el hombre roncaba en ese momento, con incredulidad el cazador se inclinó sobre el karhu y levantó uno de sus párpados cerrados, el hombre soltó un fuerte ronquido. — Vaya, es la primera vez que un prisionero luce tan cómodo después de ser capturado. Zinnia lo observó y frunció la boca, en la cueva después de caer también estaba muy cómodo en aquel lugar, el karhu era realmente extraño, todo un misterio tomando en cuenta de que era capaz de colocar sellos mágicos. Fisk regresó a la ciudad en busca de Hyllen y Julted, no podían llevar al karhu inconsciente todo el camino de regreso y además levantarían sospechas. Birgrem era tan grande que tuvieron que colocarlo sólo en un caballo, Hyllen montó con Julted y partieron de regreso al castillo, no podían permitir que el karhu quedará libre, no hasta que respondiera por sus crímenes. Dos días después el karhu seguía durmiendo, Kald
Limber estaba de pie frente a la ventana de su estudio, desde ahí podía ver con claridad el patio del castillo y vio al equipo de Zinnia regresar con un prisionero. Los cazadores se alejaron con la caballos, desde ahí podía ver que lucían cansados, el prisionero no parecía violento, podía ver que lo traían sin esposas, Limber soltó un gruñido bajo cuando el prisionero levantó el rostro y sus ojos se cruzaron. Halquen, el beta de Limber entró en ese momento y al escuchar el gruñido de su alfa se acercó a la ventana, vio al prisionero mirando directamente hacia ellos, que extraño, la ventana estaba estructurada de tal manera que desde el patio no se podía ver al interior del estudio. ¿Sabía el prisionero que lo estaban observando? Unos minutos después la puerta del estudio se abría y Zinnia entraba seguía del prisionero y Kaldem cerraba la comitiva, los lycans olieron claramente el aroma del oso del hombre. Limber mide casi dos metros de altura y el karhu era mucho más alto, el
— No creo que importe si en verdad nos conocimos en alguna “vida pasada”, el problema es ahora. — ¿Tu loba ha dicho algo? Zinnia puso los ojos en blanco, su loba estaba aún más confundida que ella con toda la situación, deberían intentar averiguar un poco más sobre la maldición del karhu, existía una pequeña posibilidad de que después de caer se activara algo y afectara a Zinnia. ….. Limber esperó a que Zinnia y Kaldem estuvieran un par de pisos lejos de ahí antes de hablar: — Me temo que deberé pedirte que te marches. — Jejeje, que poca hospitalidad, lobo, en especial porque ella dijo que debía venir y quedarme aquí. — Lo dijo en calidad de prisionero. aclaró el beta. Birgrem se encogió de hombros, al parecer el oso se encogía mucho de hombros ante cualquier situación o pregunta, Limber soltó su aura de alfa y gruñó: — Ya que no puedes revertir lo sucedido a mis cazadores, debes marcharte, un maldito no es bienvenido entre nosotros. Birgrem se rascó la b