El mago Uther fue en busca de ayuda a pesar de que Zinnia le aseguró que estaba todo bien, Limber observaba con el ceño tan fruncido que sus ojos casi habían desaparecido detrás de sus cejas, como Halquen y dos lycans más tiraban en vano de los brazos del karhu intentando liberar a Zinnia. La loba esquivaba la mirada aguda de su padre mientras su loba gimoteaba para calmar al lobo de su padre que no había dejado de gruñir desde que entró en la habitación. Después de muchos intentos inútiles Limber sacó a todos de la habitación y se quedó con el mago, ya que estaban en esa situación bien podían aprovecharla y averiguar lo más posible sobre el karhu. El mago Uther se puso serio y empezó a recitar hechizos y a cantar encantamientos, su rostro se iba poniendo cada vez más duro a medida que los hechizos de volvían más complicados. Zinnia estaba muy cansada y muy molesta con ella misma, no podía creer que ella sola se hubiera metido en los brazos del oso otra vez, quería llorar,
— ¿Sabes en dónde estás karhu? preguntó Limber sentándose junto a Uther. — En el comedor, desayunando después de la última misión, alfa, ¿Dónde más estaría? Si quieres que vaya a otra misión con Zinnia deberás esperar a que termine de comer. Uther estaba tan emocionado que empezó a conjurar un hechizo en ese mismo instante, Birgrem gruñó y siguió comiendo, el mago era realmente molesto, útil, pero muy molesto a veces. Uther chasqueó la lengua, no encontraba nada anormal en el karhu, al igual que la noche en que lo estuvo revisando no encontró nada anormal con su mente, tan solo parecía estar más estable. — No hay nada malo con él. anunció Uther haciendo un puchero, detestaba cuando todo iba bien. Birgrem levantó la mirada y con un gruñido preguntó: — ¿Qué demonios estaría mal conmigo? — Pues todo… respondió el mago enseguida. — … para comenzar no deberías conocerme y en segundo lugar no deberías estar aquí, no deberías saber en dónde está el comedor ni na
Kaldem observaba a Zinnia dar vueltas frente a él mientras le ponía al corriente de lo ocurrido en el comedor, le hubiera gustado asombrarse ante lo que ella le decía, pero esa emoción no había nacido junto con él. — No te parece absurdo. casi chilló Zinnia. — La verdad... no. Tiene bastante sentido si lo ves objetivamente. La loba soltó un gruñido de exasperación, el dragnir estaba haciendo gala de su temperamento impasible justo en el momento en que ella necesitaba un aliado. — Estabas actuando demasiado extraño cerca del oso, ahora sabemos el porqué y por lo tanto puedes tomar cartas en el asunto. Zinnia se sentó abatida, ¿Qué cartas en el asunto iba a tomar? ella apenas conocía al karhu, no le interesaba conocer al karhu y mucho menos estaba dispuesta a pagar una deuda, una promesa hecha por uno de sus ancestros a un clan que ya no existía y cuyo único integrante vivo está maldito. Su padre no había dicho nada al respecto, se había encerrado con Uther en la sal
El oso se acomodó en una silla y esperó a que el lycan hablara, Limber le explicó que no había ningún registro sobre la promesa de la que hablaba, pero que si estaba el registro de la visita de su ancestro a su clan. — ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones Birgrem? preguntó el alfa después de terminar su explicación. — Ninguna alfa Limber… respondió sonriendo ampliamente. — … aunque creo que esa pregunta debía hacerla yo. Halquen estaba un poco harto de la actitud del oso y con un gruñido le pidió que se explicara, Birgrem no tuvo ningún problema le preguntó la razón de que no lo hubieran expulsado cuando está vez se quedó dormido después de la misión en el cementerio. — ¿Esta vez, de qué hablas? preguntó Halquen sin comprender el razonamiento del oso. — Recuerdo que cuando llegué por primera vez te dije que si lograbas sacarme me marcharía y aún no lo has hecho, ¿qué número de intentó fue éste? — Hubiera sido la segunda oportunidad. respondió Halquen. — ¿La segund
El trío de cazadores se detuvo a un kilómetro de distancia, Birgrem frunció el ceño y volteó a ver a Zinnia, la loba también tenía el ceño fruncido, Kaldem por otro lado parecía indiferente, al ver la actitud de los cambia formas preguntó que ocurría. — Huele a muerte. respondió secamente el oso. Zinnia: — ¡Sigh! Parece que llegamos tarde. Birgrem: — ¿Tarde, bromeas? ¿Qué clase de idiota se mete en la guarida de una criatura asesina? Kaldem: — Uno no muy inteligente, debieron ser humanos buscando un refugio. Zinnia: — Inteligente o no ahora son víctimas de aquella criatura y es nuestro deber detenerla. Birgrem puso los ojos en blanco y no replicó, estaba seguro que ya había escuchado aquella excusa antes, pero era como si la escuchara por primera vez, si no fuera por el hecho de que se divertía con los cazadores no hubiera movido ni un solo dedo por vengar a las “víctimas” de la criatura. Solo los humanos pueden ser tan tontos como para meterse por su
Birgrem le seguía lanzando piedras a la criatura y fingía retroceder buscando una ruta de escape, el edderkop se relamió mientras un hilillo de baba caía al suelo, sus patas se flexionaron de una manera extraña y con un salto se lanzó sobre el karhu. En el rostro de Birgrem apareció una sonrisa de victoria, la criatura había caído en la trampa, la bestia cruzaba el cielo cuando Birgrem vio por el rabillo del ojo una sombra lanzarse contra el edderkop, su sonrisa de victoria cambio por un gesto de incredulidad, era el lobo de Zinnia el que estaba embistiendo a la criatura. La estaba embistiendo, no se había lanzado contra ella para arrancarle la cabeza o una pata, no, la estaba embistiendo para alejarla de él, Birgrem torció los ojos, ¿Qué estaba haciendo, lo estaba salvando? El edderkop giró en el aire debido a la embestida de la loba y cayó como si fuera un trapo viejo y sucio, Birgrem soltó un gruñido de advertencia, pero ya era demasiado tarde, la criatura ya estaba huyendo.
El grupo de cazadores entró al bosque llevando consigo a los hombres rescatados, Birgrem caminaba sujetando la cabeza de su caballo mientras lo consolaba por tener que cargar con aquellos humanos. Kaldem caminaba un poco más atrás y se sentía terriblemente avergonzado por el karhu, se llevan muy bien, pero el ligero desprecio que tenía el karhu por los humanos le provocaba vergüenza ajena. Comprendía muy bien el pensamiento del oso, después de todo él es un sobrenatural puro y para ellos los humanos son insignificantes, ya era bastante que el karhu no los despreciara completamente o los viera como simple basura a eliminar. Zinnia le lanzaba miradas asesinas al oso, colocó las riendas de su caballo en manos de Kaldem y se adelantó hasta cortarle el paso a Birgrem, él la miró parpadeando inocentemente. — Deja de hablar así de las víctimas, los humanos son débiles y nosotros como cazadores estamos en el deber de protegerlos, tú... ¿Qué iba a decirle? él en realidad no era u
Birgrem cabezeaba en el asiento del vagón privado en el tren rumbo a la costa, no le gustaba viajar en tren, era ruidoso, estaba lleno de humanos y más que nada el traqueteó del tren le daba sueño. Junto a él en el vagón sus compañeros conversaban animadamente, Birgrem los escuchaba hablar entre sueños y se preguntaba cuándo le empezó a gustar esa vida. Sus habilidades sociales eran muy malas por no decir pésimas, él se había alejado de todos hacia siglos, la maldición lo había convertido en un ser solitario, huraño y taciturno, y ahora estaba allí viajando en un tren lleno de humanos junto a un grupo de cazadores, humanos y mestizos. «Ella ha cambiado mucho mi vida» pensó antes de soltar un fuerte ronquido y dormirse por completo, en el vagón los cazadores le miraron medio molestos, el ronquido los había tomado desprevenidos y todos habían dado un respingo. Se alegraron al notar que el karhu estaba muy dormido, habían visto como molestaba a Zinnia y no querían ser otro bla