Birgrem cabezeaba en el asiento del vagón privado en el tren rumbo a la costa, no le gustaba viajar en tren, era ruidoso, estaba lleno de humanos y más que nada el traqueteó del tren le daba sueño. Junto a él en el vagón sus compañeros conversaban animadamente, Birgrem los escuchaba hablar entre sueños y se preguntaba cuándo le empezó a gustar esa vida. Sus habilidades sociales eran muy malas por no decir pésimas, él se había alejado de todos hacia siglos, la maldición lo había convertido en un ser solitario, huraño y taciturno, y ahora estaba allí viajando en un tren lleno de humanos junto a un grupo de cazadores, humanos y mestizos. «Ella ha cambiado mucho mi vida» pensó antes de soltar un fuerte ronquido y dormirse por completo, en el vagón los cazadores le miraron medio molestos, el ronquido los había tomado desprevenidos y todos habían dado un respingo. Se alegraron al notar que el karhu estaba muy dormido, habían visto como molestaba a Zinnia y no querían ser otro bla
La mujer que corría por los callejones tratando de evadir al hombre encorvado que caminaba arrastrando una pierna detrás de ella, apenas si llevaba prendas de ropa que cubrieran bien su anatomía o dejarán algo a la imaginación. Una trabajadora nocturna, una mujer que vende su cuerpo a cambio de unas pocas monedas o un plato de comida, Glulk, que así era el nombre del llyffant, prefería comer a ese tipo de mujeres. Ningún humano hacia ningún alboroto cuando aquellas mujeres aparecían muertas o simplemente no aparecían, nadie las extrañaba, no le hacían falta a nadie y ninguna persona decente que las conociera admitiría conocerlas. Glulk apreciaba el sabor de la infidelidad y la lujuria que aquellas mujeres tenían, la mujer que corría delante de él empezaba a cansarse, su boca seguía abriéndose en gritos inaudibles y en su rostro solo había desesperación, ¿Por qué nadie iba a ayudarla? ¿Acaso nadie escuchaba sus gritos desesperados? ¿Su vida en verdad no era importante para nadi
Samaki guió a los cazadores al fondo del barco para hacer la entrega de las mercaderías solicitadas por ellos, en el camino el tanniir hablaba animadamente con Hyllen, Birgrem caminaba en silencio detrás de ellos. La puerta de la bodega se abrió y un fuerte olor a humedad y algas le llegó al oso quien frunció la boca en una clara muestra de disgusto, adentro se encontraban varias cajas con algas que brillaban en la oscuridad, recipientes con lo que parecían huevecillos traslúcidos que temblaban, un cajón tenía un grupo de huesos de forma extraña y cada hueso era de color tan oscuro que parecía que estuviesen cubiertos de brea. Birgrem permaneció afuera de la bodega, el olor era simplemente insoportable para su delicado olfato, una vez que Hyllen revisó toda la mercadería y se aseguró de que estuviera todo y en perfecto estado le pagó al capitán del 'Sarhafer' lo acordado, guardó todo en una gema de almacenamiento y regresaron a cubierta. Samaki decidió averiguar por la loba y empe
Los cazadores vieron alarmados al tigre de Shmaut correr hacia Birgrem, aún era de noche, pero estaban en un puerto humano, llenó de humanos y alguno podía girar su rostro y ver a un tigre atacar a un hombre solo. Birgrem lanzó la tira al aire y Shmaut saltó para atraparla, en cuanto la tuvo en su boca cambió, la tira era muy pequeña para su tigre y pensaba saborearla con gusto. Con una pirueta Shmaut resbaló por el entablado del muelle, sus ojos estaban cerrados y sus mejillas hinchadas por el pescado, un ronroneo se escapó de su garganta al saborear aquel manjar. Unos minutos después Birgrem y Shmaut escuchaban los reproches y advertencias de Hyllen, la mitad de la caja de salmón había desaparecido en ese momento dentro del estómago de los dos cambia formas. Ninguno de los cazadores comió mucho, no en comparación de Birgrem y Shmaut, de regreso al hotel el maoren le informó a Hyllen sobre las desapariciones de las trabajadoras nocturnas. Hyllen decidió que debían inves
Birgrem escuchaba el plan de los cazadores sin prestar nada de atención, estaba pensando en si habría alguna oportunidad de que las otras dos condiciones se dieran bajo la red de pelo de kiwa, chasqueó la lengua, no lograba recordar la última condición ni el nombre real de la red. Hyllen lo observó y frunció el ceño, con tono serio preguntó: — ¿Cuál es el problema con este punto del plan? por favor ilustranos ¿Cómo lo harías tú? Birgrem parpadeó confundido y bostezo abriendo la boca todo lo que pudo para ocultar su desconcierto, no había escuchado ni una sola palabra acerca del plan y ahora querían que él cambiará algún punto, imposible, no sabía que cambiar ni quería tomarse el trabajo de escuchar todo de nuevo para saber si debía cambiar o no aquel plan. Birgrem puso un gesto de disculpa y con tono sincero dijo: — ¡Oh! lo siento, tenía un pedazo de salmón entre los dientes, el plan está bien, sigan, no se preocupen por mí. Hyllen se apretó el puente de la nariz, est
Birgrem miraba con procuración al llyffant caminar delante de él arrastrando una pierna, él no era tan anciano para estar en aquel estado, la última vez que lo vio fue hace 250 años, era un renacuajo el equivalente a un adolescente humano, en este momento debía ser el equivalente a un humano alrededor de sus treinta años, no lucir como un anciano de ochenta. Glulk caminaba en silencio de regreso a las ruinas de la sala de la ofrenda, ese era el único hogar que le quedaba en aquel momento y estaba un poco nervioso, no quería que el karhu viera donde vivía, pero ya estaba ahí, además pronto iba a amanecer y no tenía a donde más ir. Cuando Birgrem vio hacia donde se dirigían frunció el ceño confundido y volteó su mirada hacia el muelle y la costa más allá, ¿Por qué se están alejando del mar? — Renacuajo, ¿Por qué nos alejamos del mar? ¿Ocurre algo con los barcos en el muelle? — Vamos, pronto va a salir el sol y sabes que a mi gente no nos gusta broncearnos. Birgrem siguió c
Hyllen caminaba arriba y abajo en la habitación del hotel, todos habían regresado después del amanecer como estaba acordando, todos menos Birgrem, al principio estaba furioso por la falta de colaboración del oso, pero cerca de medio día ya comenzaron a preocuparse. — ¿Creen que los del 'Sarhafer' fueron por él? preguntó uno de los cazadores. — No,... respondió Hyllen con firmeza. — ... el capitán Samaki es de confianza y ellos vieron la fuerza de Birgrem, no creo que se arriesguen a ser golpeados por el oso. La puerta se abrió y otro de los cazadores entró por su semblante traía malas noticias, al parecer encontraron el cuerpo carbonizado de una persona en un callejón poco transitado, lo que más había llamado la atención es que sobre el cuerpo habían pequeñas llamas de color rosa intenso que parecían no querer apagarse. El ya se había encargado de apagar aquel fuego mágico, por qué no era otra cosa que fuego fatuo abismal, entre los humanos se cuenta que en alta mar
Glulk se dio prisa y con mucho esfuerzo logró voltear a Birgrem, el oso lucía fatal, cuando Glulk despertó se encontró en el fondo del mar, sus branquias funcionaban otra vez y el dolor de su pierna había desaparecido, miró sus manos y vio que ya no estaba enfermo. ¿Cómo era posible? ¡Birgrem! ¿Dónde estaba el karhu? él debió de hacer algo en lugar de acabar con su miserable existencia como se lo pidió. El padre de Glulk siempre decía que el oso era un ser especial, no solo por su naturaleza sino por sus secretos, decía que el oso posiblemente tenía tantos misterios y secretos como el fondo del mar. Glulk escuchó muy lejos en la superficie voces humanas que llamaban al oso por su nombre, ¿Estaba el karhu en peligro por su culpa? odiaba a los humanos, los odiaba por todo lo que le hicieron y se odiaba por no haber tenido la fuerza de defenderse cuando fue atrapado y torturado. No iba a permitir que le hicieran lo mismo al viejo oso, él ya había decidido morir, no sabía que