Sintió tanto miedo al escuchar al señor Andrake pronunciar esas palabras tras dejar un rastro de quemazón en su cuerpo, ante su contacto experimento ciertas cosquillas en su lugar sagrado, podría jurar que le había encantado esa sensación, más debía reprimirse, de seguir así todo podría complicarse. Trataría de pasar desapercibida hasta lograr encontrár una oportunidad para marcharse de ese lugar, volver al convento sería la mejor opción.
No durmió también como esperaba, sintió toda la noche innumerables voces llamándola, al señor Andrake profanando su cuerpo con su enorme serpiente rozándose contra sus muslos, sus ojos reflejaban un destello rojo casi diabólico, jadeaba al sentir su piel caliente, desde el mundo onírico se extrapolaron las sensaciones, sus piernas se rozaban con urgencia queriendo mitigar esa sensación que le percibía como una tortura, queriendo mitigar el ardor en su intimidad, ese pequeño punto vibraba, no aguanto más y se tocó por instinto natural. —¡Oh!, señor Andrake, esto es pecado.—Susurro con los ojos aún cerrados, el palpitar desbocado en todos sus puntos erógenos y la humedad cubriendo su piel hambrienta, no aguanto más la intensidad de sus deseos y despertó agitada. Saco su mano de entre sus pliegues, sus finos dedos estaban lubricados. Fue corriendo al baño a lavarse la manos, de paso se echó agua fría en la cara y en los hombros. Medito, se interrogó asi misma ¿qué le estaba pasando?, de tanto fuego que sintió en su interior sentia su boca seca y su cuerpo deshidratado. Comprobó que la cama estaba húmeda, como si hubiera sudado una fiebre unos minutos atrás, más la realidad era otra. Más bien parecía haber sido poseída por un demonio de lujuria. Encendió la luz y empezó a cambiar las sábanas, al terminar, no sé contuvo y decidió bajar al primer nivel, intento no hacer ruido mientras tocaba con parsimoniosos pasos cada peldaño de la rústica escalera de madera. La oscuridad no la ayudaba mucho, casi pierde el equilibrio pero gracias a sus buenos reflejos y el entrenamiento que había tenido con Ana una de sus compañeras de habitación en el convento tenía cierta agilidad para escurrirse. Ellas solían hacerlo casi todas la noches después de tocar la campana para dormir, se iban muy obedientes a su habitación, esperaban 2 horas despues para volver a salir, ya cuando las monjas estaba dormidas, ella por lo regular era la que vigilaba mientras Ana se robaba el vino de la madre superiora, lo autodenominaba como elixir de la vida, sin el cual no podía conciliar el sueño, ya que tenía el poder de aplacar sus demonios internos. Cuando estuvo en la cocina se sintió más segura, abrió la nevera, tomo un vaso y se sirvió un poco de agua. Fue maravillosa el alivio, cuando el agua fresca paso por garganta. Tomo otro vaso, luego trato de ordenar todo para volver a la habitación, no le gustaba ser abusiva, bastante con esas personas tenerla en su casa. Para ella tomarse ciertas atribuciones de andar por la casa a altas horas de la noche, merodeando y abusando de su confianza. Volvió a subir, cuando estaba casi en la puerta frente a la recámara, escucho un murmullo, sintió curiosidad, no provenía del interior de eso estaba casi segura, más bien del exterior. Si algo debía trabajar en ella era la curiosidad, le costaba frenar su imprudencia, camino hacia el balcón, de paso se agacho antes de abrir levemente el cristal del ventanal y salir con cautela. Miro hacia abajo, no había nadie; luego un grito ensordecedor la estremeció al punto de engranojarla, tuvo incluso que taparse la orejas. Solo fue algo que disparo al aire, el hombre del balcón cercano. Le dejo de prestar atención cuando lo vió entrar nuevamente. —¡Ohhh si, dame placer perra!.—¿Perra?, que raro ella aún no había visto ningún canino en ese lugar, con lo que le gustaban esos amigables animalitos, ya lo estuviera cuidando. Miro hacia los lados a ver si lo veía. Su enfoque se quedó paralizado a la izquierda, donde había otro balcón y en esas sus ojos quedaron pasmados, sintió sus pupilas dilatarse ante la imágen intensa que capto. Trato de ocultarse detrás de una planta ornamental que estaba como artículo decorativo, sembrada dentro de un macetero. Todo se hizo más claro, el evento se estaba desarrollando en el balcón paralelo. Los enfoco, sintió un aplauso y la luz de se encendió, como si quisieran ser visto. Se llevó una mano a la boca al ver con sorpresa como la mujer se tragaba con su boca la enorme serpiente, subía y bajaba, una y otra vez, el hombre que no era más que el señor Andrake hacia muecas extrañas, yacía recostado en un sillón, se congeló, a pesar de estar corrompiendo sus ojos y su mente, lo vió más como una materia de biología humana. Nunca hubiera sospechado que esa serpiente era para eso, probablemente de esa forma quedaban embarazadas las mujeres. —¿¡Le gusta señor Andrake!?.—Escucho preguntar a la mujer, con cierta agitación. El no contesto más bien noto como se paró y después la tomo de los cabellos para hacerla levantarse tambien, parecía agresivo, la empezó a desnudar con el frente a su ubicación, observo los grandes pechos de la mujer, después toda su piel expuesta, el también se desnudó, trago en seco al verlo. Su asombro aumento cuando la puso como si fuera una yegua e introdujo su serpiente entre sus muslos. —¡Ay que rico mi Alpha, eres el mejor!.—¿Acaso el pecado les parecía algo bueno?, tampoco entendío porqué lo llamo 'Alpha', sintió vergüenza ajena, más no pudo despegar sus ojos. —¿Te gusta Angélica?.— Abrió los ojos, al parecer se habia dado cuenta que estaba en ese lugar. —¡Ohhh, sí!, es el mejor.—Respiro profundo, la joven parecía tener su mismo nombre, un insulto para ella compartirlo con esa pecadora. Sus pechos brincaban, el la chocaba fuertemente con violencia, parecía que la quisiera matar, más ella parecía gozosa y pedía más. Pronto vió cesar sus macabros choques, con rapidez la obligo a hincarse el tomo la serpiente en sus propias manos, como si la quisiera ahorcar, empezó a frotarla. —Abre la boca puta.—Acaso su nombre no es Angélica, ¿por qué ahora la llamaba "puta"? no entendía nada. Tampoco entendío cuando el cuerpo de Lexter se sacudió e luego hizo vomitar a la serpiente dentro de la boca de la pecadora. Ella hasta se lamió los labios, parecía que le había gustado su sabor. Ana no mintió, la serpiente placentera no era tan mala, y solía dormir después de vomitar. Entro en si, al ver que estos se volvían a poner sus prendas de vestir, trato de escabullirse con cuidado, en unos segundos ya volvía a caminar hacia la habitación muy confundida, por todo lo que había visto, cuando se dispuso abrir la puerta con suavidad, sintió un viento feroz. Luego escucho la voz del señor Andrake susurrarle al oído. —¿Te gusto lo qué viste?—Lo que le impacto más en ese instante no fue esa pregunta insultante que revelaba que el siempre fue conciente de su presencia en ese lugar de que fue expectadora de su comportamiento inmoral, más bien fue el brillo rojo de sus ojos igual o a la vez más terroríficos que los de su sueños.—¿Te gusto lo que viste?.— Parecía asustada, lo que no deslucia su belleza, incluso el intrinsico olor a miedo lo exitaba en ella, le daba un tono más herbal a su aroma. Eso enloquecía a su lobo Devil.Le había entregado un espectáculo memorable a la monjita, desde la lejanía sintió su excitación, su olor se volvió más afrodisíaco, lo indujo a follar con más urgencia a la loba que le ofrecía placer en esos instantes.—Señor Andrake.—Apenas escucho lo que dijo.—Solo debes decir la verdad, la cual creo que es un sí.—No me avergüences, sabe que esas cosas son extrañas para mí, me disculpa me iré acostar.—La agarro del brazo, su piel se sentía extremadamente fresca.—Mejor de hay sera nuestro encuentro Angélica, no te arrepentirás. ¡Te lo juro!.—Despues de decir eso la libero, está huyo como una pequeña rata asustada, se encerró en la habitación. Era su luna, la deseaba como a nada, más sentía que una parte de ella no le pertenecía, como si su vínculo estuviera dividido. Era todo un mi
Caída la noche y aún no le daba la orden a Elioth para que se la llevara a una ciudad apartada, con algo de dinero podria recomenzar una nueva vidad o quizás llevarla nuevamente al convento, la habia escuchado expresar en varias ocasiones que eso era lo que más deseaba.Decidió ir hablar con ella, sentía que también debía saber el porqué de su decisión, la casa ya estaba a oscuras, todos dormían, menos ellos dos, su aroma y vínculo le permitía sentir su exaltado corazón desde algunos metros, aunque notaba su aroma más sensual, un aire afrodisíaco más potente de lo usual. Tal vez ideas de el, al ser el solsticio de primavera, ya mañana le esperaba un bosque más brillante y colorido. Su lobo Devil solía sentirse más relajado en esa época, incluso aplacar su irá momentánea Salió de su habitación, respiro profundo.Al abrir la puerta, la observo sentada en la cama, se cepillaba su larga cabellera una y otra vez, no parecía sentir asombro por su llegada. Incluso lo saludo con dulzura como
Ese día era su cumpleaños número 18, solo ella en ese lugar extraño lo sabía, de haber estado aún en el convento las monjas le hubieran horneado una tarta. Debía resignarse 'penso', esa etapa de su vida había quedado en el pasado.Aún tendida en la cama, con los rayos del sol penetrando por la ventana, reflexionaba, su cuerpo hoy lo sentía ligeramente extraño. Se paró, cuando tocó el piso, recordó al señor Andrake y sus maniobras extrañas la noche anterior, habían sido demasiado para ella. Trato de despejar su mente de esas imagenes pecaminosas y fue a tomar un baño, después de este se vistió, y considio a su salida de la habitación con un delicioso aroma a chocolates con un ligero toque a licor y algunas notas de café. Sabía de alcohol, gracias a la madre superiora, tenía muchas botellas elegantes de estas en su oficina.Respiro profundo tratando de dejarse guiar por esa hipnótica fragancia, parecía estar dispersa por todas partes, más no encontraba al portador. Se resigno y bajo a
Fueron dos cuerpos noctámbulos durante la primera madrugada de primavera, con la única diferencia que solo vagaron en el colchón y los variados rincones de la habitación, Andrake haciendo intensos clavados en su cuerpo.Angélica lo había hechizado, al despertar, la luz del día le molestó, despues la agradeció, ese cuerpo parecía brillar ante el resplandor que se colaba con atrevimiento por la línea del ventanal de madera, observo todo su cuerpo. La inigualable experiencia que habían compartido, en definitiva no podía renunciar a ella, tenía una idea en mente; tampoco podía darle la espalda a Sharon, las reglas de su manada eran sagradas, al ser la futura madre de su primogénito debía protegerla y convertirla en su luna, todos la aceptarían por ser loba, en cambio Angélica solo era un enigma, uno que empezaba adorar. Se levantó, debía recomponerse, le tocaba buscar a Sharon, en tanto debía comunicarse con su beta para que llevará Angélica al pueblo más cercano, aunque estaba atestado
El aroma a chocolates con un ligero toque a licor y algunas notas de café, estaba impregnado en su piel como una segunda capa, cuando abrió sus ojos no pudo evitar reírse al recordar su atrevimiento, no, aún no entendía cómo había sido capaz de entregárse con tanto abandono, más no se arrepentía, le fascinó esa sensación que acababa de experimentar, fue idílica. Rodo varias veces por la cama, el dolor que sentía entre sus piernas, las manchas de sangre no la espantaron, solo fueron las pruebas de que no había estado soñando "todo fue real". Se levantó, seguido fue a ducharse, después de terminar con su rutina de aseo y vestirse, decidió salir, cuando abrió la puerta se encontró sorpresivamente a doña Sofía parada frente a está con una bandeja de comida. —¡Hola primor!, te traje el desayuno.—Fue una hermosa sorpresa.—Gracias doña Sofía, no debió molestarse, ya pensaba bajar.—La señora era muy amable con ella, a veces sentía un poco de pena por sus atenciones, más siendo una simple r
—Su voz me resulta familiar.—Peco de malos modales, al no presentarse primero, la penetrante voz, la indujo a un ligero retroceso en el tiempo, pero aún sin coordenadas fijas.—Lo dudo jovencita, mí nombre es Bruna, un placer conocerte.—Le extendió la mano, le asustó ver sus uñas tan largas, disimulo su perturbación y recibió el saludo.—Angélica, disculpe por no haberla saludado antes, me correspondía como su invitada.El contacto no fue desagradable, sintió uno tibio regocijo. La mujer seguía mirándola con sobrada dulzura, como si fuera un tierno animalito exótico.—Hermana espero que cuides bien de ella, de antemano te pido tener buenas atenciones, mi jefe, el señor Andrake sabrá recompensar tu amabilidad.—A Bruna no le agrado esa sugerencia de doña Sofía, más cuando menciono el nombre de su amado.—Como lo desees hermanita.—Le hizo ademanes de dejadez molesta, con sus largas manos.—Tu bien portada, siempre vendré visitarte, no te preocupes es gruñona, pero al final es un pan dulc
Todo daba vueltas, leves punzadas de dolor en su pecho se repetían, flashback de imágenes que parecían vividas la atacaron.—¡No, basta!.—Coloco ambas manos en su cabeza. Para tratar de esquivar su tormento.—¿Princesa qué te pasa?.—Esa voz la empezó a calmar, a la vez por un sentimiento de familiaridad extraño. Trato de recuperar su compostura. Cuando volvió abrir sus ojos no solo Bruna la observaba, varias personas en el pueblo, sus caras parecían no tener ninguna idea agradable en mente, como si fueran bichos extraños y malditos se fueron a cercando.—Debemos irnos, hemos llamado mucho la atención, además no soy bien vista por estos lares.— Luego de la confesión de Bruma se irguió y la tomo de la mano. Por piedad del destino Bruna la sostenía cuando sintió algo tocar su espalda, dolió, tanto como la humillación que sentía, acrecentó su tristeza. La manzana rodó.Su cuerpo se volvió a resentir por más golpes, ¿dónde estaba la piedad?, una lágrima escapó de sus ojos, la tormenta en
Dos semanas sin ver Angélica parecían haber sido un total infierno, después de ir por Sharon y llevarla a su casa a vivir, como futura madre de su primogénito, tenía planeado escaparse para buscar su dulce monjita, la ausencia de su olor lo estaba desquiciando. Los planes no salieron como lo esperaban, su padre llegó de sorpresa, al igual que Shakman, Alpha de la manada "Luna dorada" hermano de Sharon, al parecer habían recibido un mensaje sobre el estado de embarazo de la loba. El rey Alpha Leus, llegó a sus dominio con una implacable petición, le sugirió desposar a Sharon en el próximo ritual de apareamiento y volverla la luna de su manada, no dudaba que ella hubiera mandado ese comunicado en complicidad con su hermano Shakman, sabían lo que significaba esa unión, el poder que tenia su padre en el mundo, el era su único heredero, de ella convertirse en su luna se volvería la reina luna. Debía reconocer que era una loba ambiciosa, con ese embarazo pensó haber sellado su triunfo.An