capítulo 14 Conociéndonos
Una vez que estuvo lista, Elizabeth bajó para comer algo, Federico la esperaba.

— ¡Oh, se ve todo muy rico! Melesia es una muy buena cocinera —exclamó sonriendo.

Federico asintió.

— Vengo muy poco por aquí, de niño solía venir con mis abuelos, cuando mi madre se fue...

Elizabeth soltó el tenedor y él de repente, dejó de hablar.

—¿Sí? —dijo ella, interesada.

— Olvídalo, son cosas pasadas. ¿Quieres ir a conocer los establos después?

Ella se quedó estupefacta. Se dio cuenta que era muy difícil lograr que ese hombre hablara de sí mismo.

—¡Oh sí! me gustaría —dijo como si nada hubiese pasado.

Federico la miró en silencio, con el ceño apenas fruncido. No respondió. No estaba seguro de querer ahondar en una conversación que removiera recuerdos dolorosos, ni en ella ni en sí mismo. Siguieron caminando, envueltos en una calma íntima.

Más tarde, salieron a caminar. Atravesaron un gran parque, ya que decidieron ir caminando hasta los establos en vez de usar algún vehículo, era septiembre el cli
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