Capítulo 11 Aires nuevos
Apenas abrió sus ojos, Elizabeth divisó una silueta contra el ventanal de la habitación, era Federico.

—Buenos días, señor Alvear— Saludó con total naturalidad como si la noche anterior, no hubiese sucedido absolutamente nada.

Él se volteó para mirarla, parecía no haber dormido muy bien. Su aspecto demacrado mostraba haber pasado una mala noche o una noche de juergas.

—¿Preparaste todo como ordené? — dijo fríamente.

Ella asintió con la cabeza, no se atrevía a hablarle.

— Sí señor—dijo suavemente.

Federico le tomó el rostro, tenía una mirada tan vacía, que hacía confundir a Lizzy.

—Si quieres volver a tu casa, vuelve no pienso retenerte a la fuerza— fue firme y desinteresado al decirlo.

Elizabeth quedó helada. ¡Jamás esperó algo así de él! De repente, una sensación gélida la invadió. ¿Qué iba a pasar con su tío?

él pareció adivinar sus pensamientos.

—No haré nada contra tu tío. ¿Quieres irte?, vete. Si decides seguir a mi lado, te estaré esperando afuera. Si en media hora no bajas, es p
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