Tomé el auto y fui sin rumbo, manejé por largo rato sin percatarme de tiempo ni lugar, hasta que me alertó la lucecita que me avisaba que estaba solo con la reserva del tanque.—¡Puta madre! Solo eso me faltaba, que idiota que soy.Estaba fuera de la ciudad y francamente no me ubicaba muy bien, por fortuna quedé cerca de un hotel modesto a orilla de la carretera y entré a preguntar por la estación mas cercana. —Unos veinte kilómetros mas adelante hay una que está abierta las 24 horas —me dijo el joven que atendía en recepción —eran ya cerca de las once de la noche y me sentía un poco perdida, ni de broma llegaría veinte kilómetros mas solo con la reserva. —¡Joder! Solo a mi me pudo pasar esto.—¿Disculpe? —Nada, pues deme una habitación.—Claro señorita, ya mañana podrá tomar un camión o vemos la manera de auxiliarla.—Gracias.Me llenó una hoja simple con mis datos y le pedí para una llamada, mi teléfono se había descargado y quizá Julián me habría estado llamando. Desconfió un poc
—Te escucho, princesa —insistió. —Me gustaría correr riesgos, hacerlo en algún lugar público —le dije sin titubeos.—Excitante.—Lo se. También me llama la atención un trío ¿Sabes?—¡Genial! Tú, yo… ¿Y quién mas? ¿Hombre? ¿Mujer?No podía creer que pasé de ser la esposa de alguien para quien disfrutar del sexo era eyacular dentro de mi sin importar si yo me sentía cómoda o no, a estar con alguien para quien eyacular era algo simple y llano, para Julián eso no era el fin, era solo parte de algo, y podía venir a mitad de la sesión o al final o simplemente en ambas ocasiones, no terminaba de asombrarme su capacidad para recuperarse entre un round y otro, me resultaba increíble estar con un hombre que no tenía el mínimo inconveniente en compartirme con alguien mas.—No lo se, nunca me lo había planteado como una posibilidad, solo me llamaba la atención y ya.—Pero ¿hombre o mujer?—¿Aceptarías que otro hombre entrara en nuestra vida?—No. Aceptaría que otro u otros te follaran, quizá mien
—¿Te gusta, mi amor? —Sentí su cuerpo envolver el mío con ternura por la espalda, amaba lo respetuoso que era cuando Emilio estaba presente, nunca me dio un beso mas allá de la mejilla para no causarle conflicto, pero ahora, justo ahora me tenía presa en su abrazo suave y tierno y mi hijo sonrió al vernos.—Me encanta, es hermoso.—Ven, vamos a sentarnos que ya viene la cena.Julián sabía perfectamente mis gustos, me resultaba increíble que una persona que tiene apenas meses de conocerte sepa mas de tu vida que alguien que ha estado en ella por años, ahí caigo que la atención que ponen a tus palabras y gestos lo es todo, él sabía que la carne de cerdo era mi debilidad, en todas sus formas y pidió unos medallones al vino, para Emilio una hamburguesa con papas, por supuesto él estaba feliz.Durante la cena lo descubrí mirándome en repetidas ocasiones, me hacía sonrojar aún, me conocía desnuda por completo y en posiciones muy reveladoras y seguía teniendo el mismo efect
—Hola Mandy ¿cómo estás?Mi amiga Vera que hacía meses no sabía de ella me escribió y me dio tanto gusto leerla.—¡Hola, que gusto saber de ti!—A mi también me da gusto, pero mejor te llamo ¿va?Enseguida entró su llamada y comenzamos a charlar como si nos hubiéramos dejado de ver ayer.—No sabía que estabas de regreso, yo ando ahora en San Luis, pero en un par de semanas iré a la boda de una prima, me encantaría verte.—A mi también, me dices y nos vemos para comer o algo.—Dime cómo te ha ido, Mandy. Asumo que si estás en Valladolid de nuevo es porque tú y Arturo se separaron.—Así es Vera, hace unos meses lo dejé —suspiré recordando aquel momento en el que al fin me armé de valor para ir a recuperar mi vida —tomé a mi hijo y me vine a casa, entré a trabajar y han pasado cosas —le dije en un tono que dejaba ver que mi vida iba muy bien.—¡Hija de la chingada! —Me dijo emocionada y no pude evitar reír, ella fue la persona que me corrompió y grac
Julián me anunció que sus padres estarían en la ciudad y aprovecharía eso para que nos conociéramos. —¡Ay Dios! Esto me pone de unos nervios.—No hay motivo, es solo una comida y ya.Para mi era mas que una simple comida, era conocer a mis futuros suegros y dada mi experiencia anterior era que temía ese suceso.Recuerdo la madre de Arturo cuando me conoció, me miró de arriba a abajo con total desprecio, le estaba robando a su bebé de veinticinco años y quien ella asumió que se quedaría a su lado por siempre y luego vine yo con un hijo en camino y fue como si representara la mas grande amenaza para ella. Recordaba sus constantes ataques e intrigas y me dio pavor pensar en otra persona así, especialmente cuando yo no era una mujer precisamente sin compromiso, tenía un hijo que no era de Julián y me aterró pensar en la sola posibilidad de enfrentarme otra vez a lo mismo. Él se dio cuenta cuando guardé silencio y dejó el sarten con los huevos en la mesa, se acercó a mi y me abrazó.—Te as
Me tomó de la mano y me llevó hacia el centro de la habitación y me besó con posesión, con desespero y yo solo me dejé hacer, comenzó a desnudarse, lo escuché luchando con los botones de su camisa y luego el silencio seguido de sus manos sobre mi, acariciaba con delicadeza cada parte de mi cuerpo y yo me derretía con cada roce de sus manos en mi piel, me empujó suavemente a un diván que alcancé a ver cuando di una rápida inspección a la habitación, me ayudó a recostarme y con su boca fue recorriendo cada parte de mi cuerpo, había una humedad increíble en mi piel que su boca iba dejando a su paso. Se me escapó un gemido que no supe si estaba permitido o rompía la segunda regla, pero no me iba a preocupar de ello porque de hacerlo estaría rompiendo la primera, así que solo disfruté cada caricia que su boca me regalaba, lo sentí avanzar sobre mi ligeramente y me abrió las piernas con delicadeza, estaba cerca del sitio que él amaba explorar y que a mi me enloquecía al sentirlo, se detuvo
El orgasmo me arrastró sin contemplaciones y creí que todo había terminado, nada mas alejado de la realidad, él apenas estaba comenzando, lo supe en cuanto sus dedos comenzaron a abrir camino en el orificio mas pequeño, me encantaba tenerlo dentro en todas las formas posibles, pero simplemente me sentía débil luego de tantas veces que me hicieron venir esa tarde, y ahora venía Julián con su tamaño imponente y sus vigorosas estocadas, y yo que no sabía negarme a ese tipo de placer, ese que por años solo podía soñar.—Amo verte tan deseosa, tan libre, tan puta y tan mía.—No, espera… —un hilo de voz salió de mis adentros cuando sentí la punta presionar en medio de mis nalgas y no esperó, se dejó ir sin clemencia, me tomó las manos y me obligó a levantarme para quedar de rodillas delante de él, sus movimientos fueron mas pausados, casi románticos, pero mantenían un ritmo y yo estaba a su merced, parecía estar crucificada y sufriendo, salvo que el gozo era lo único que me podía describir
—Amor —me dijo un día mientras íbamos de regreso a casa —tenía planeado un fin de semana por tu cumpleaños, ir a donde tú quisieras, pero ¿Qué crees? —¿Qué pasó? —Pensé en algo malo, un problema en la universidad o el despacho.—La abuelita te quiere festejar en su casa, dice que veinticinco no se cumplen siempre.Nos ganó la risa y a mi las lágrimas, mi abuelita era el ser mas amoroso y tierno, siempre cuidando de mi y ahora también de Julián y de Emilio.—Ay mi amor, perdón, es que ella siempre me organiza algo con toda la familia, me hace una comida y un pastel.—No, está bien —me respondió con una sonrisa hermosa, de esas que me mataban de amor, mi hombre comprendía todo —me encantará ser parte de algo así, tenemos toda una vida para ti y para mi.Si eso no era amor yo no sabía entonces qué era, un hombre comprensivo, atento, respetuoso, educado, que cuidaba cada momento de nosotros, que aceptaba a mi hijo como suyo, que compartía conmigo su vida de principio a fin, bueno y malo,