Capítulo 2

Emprendí camino al baño como un auténtico zombie, al salir de mi pieza traté de espabilar para poder entrar correctamente a la puerta del baño. Si se preguntan ¿por qué?, pues les hago una breve descripción de mi casa, como soy hija única no comparto pieza y mi baño privado de momento está pendiente. Entonces, en la planta alta tenemos mi habitación, un cuarto para visitas, la pieza de mis padres y 3 baños; uno privado que le pertenece exclusivamente a mis padres, al cual se accede por su habitación, un baño para el cuarto de las visitas y el otro es el baño comunitario. Normalmente utilizó el baño de los visitantes porque el otro baño queda escaleras abajo. 

Como todo estaba demasiado oscuro prendí las luces del pasillo, de modo a poder distinguir bien las puertas, entonces veo la de mi ''baño'', voy directo hacia ella y veo la puerta entreabierta, por lo que empujo la puerta con una fuerza relativa en base a mis ganas de hacer pis, pero esta no se abre. Interiormente empecé un debate con mi cerebro, pensé; quizá no utilicé la fuerza suficiente, por lo que vuelvo a tratar de abrirla, esta vez forcejee con la puerta para entrar, pero tampoco puedo abrirla, a lo que pienso; de seguro uno de mis padres esta adentro, voy a su pieza, los veo durmiendo a los dos y vuelvo a pensar que esto es muy extraño pero no le hago demasiado caso, en mi mente solo estaba la idea de entrar y orinar, voy nuevamente al baño pero esta vez la empujo con todo mi cuerpo y empiezo nuevamente a forcejear con mi puerta. Miro al interior por la pequeña rendija, pero no veo nada por culpa de que los focos estaban apagados, luché unos minutos más, pero nada; por lo que me resigné a esa puerta y decido ir a la planta de abajo, al baño comunitario. Para estos momentos me estaba aguantando como podía porque sentía que me iba a explotar la vejiga si no orinaba pronto. Llegué al baño, pude entrar y al momento de empezar a hacer pis, siento como mis ideas se esclarecen no sin antes caer en cuenta de lo que acababa de pasar, entendí que acabé de pelearme con la puerta de mi baño y en teoría sin haber nadie dentro, un escalofrío subió por mí cuerpo.

Termino de hacer mis necesidades y voy directo a mi habitación no sin antes pasar por el frente de la puerta del baño con la que me acababa de pelear, iba a pasar de largo, pero junté coraje y entre sin mucho esfuerzo, encendí la luz y me puse a buscar algo o alguien. Al momento de salir siento el mismo escalofrío que el del sueño y logro divisar algo en la planta de abajo. Por lo que di media vuelta sobre mis talones y fui derechito a mi habitación, tardé un poco en conciliar el sueño, pero al cabo de unos minutos lo logré sin mucho esfuerzo.

No sin antes tener un último pensamiento referente a lo que acaba de pasarme. Me peleé con alguien que no es de este plano, en mi casa, por querer entrar al baño, fue una broma de muy mal gusto y muy cobarde de su parte, tengo miedo, aunque me da mucha fuerza mental saber que tengo el poder suficiente para empujarme con alguien que no pertenece al mundo de los vivos.

Y sin más quedé profundamente dormida.

En la mañana siguiente me levanté un poco desorientada, aunque dicho efecto duro pocos segundos, empecé a recordar todo lo ocurrido en la madrugada, se me pusieron los pelos de punta un buen rato, pero volví a la realidad de una manera drástica al percatarme de que si no me empezaba a preparar iba a llegar tarde al instituto.

Fui al baño, tomé una ducha y volví a mi habitación, al momento de empezar a vestirme siento como si no estuviese sola por lo que, me apresure en terminar de arreglarme. Al bajar saludo a mis padres los cuales ya estaban en medio desayuno, me vieron bajar las escaleras.

- Hola Lía dicen al unísono, dormiste bien anoche pregunto mi mamá  

- ¡¡Hola!!, dormí un poco mal, me levanté al baño para hacer pis, pero...antes de formular mi respuesta les pregunté, alguno de ustedes se levantó a eso de las 2 am para ir al baño? Ambos me contestaron que no, por lo que procedo a contarles a grandes rasgos lo que pasé anoche. Los dos me miraron con cara de que me lo estaba inventando, pero para desgracia y muy a pesar mío, no era ningún invento. Mamá me dijo que continuamos el tema después porque se me hacía tarde para ir al instituto, para suerte mía, es viernes por lo que al terminar las clases vendré a dormir, la trasnochada de anoche me está pasando un poco de factura y ni siquiera son las 08 am. Nos subimos con papá al vehículo y nos dirigimos a mi casa de estudios. Estando enfrente a mi instituto, me despedí de él con un abrazo. Nos vemos luego pa, a lo que él me contestó: Adiós Lía. Las horas en el instituto se pasan muy rápido, aunque para mí fue toda una lucha debido a mis pocas horas de sueño, traté de disimular lo más que pude mi cansancio, sin embargo, Ruth se dio cuenta de ello. 

- ¿Qué te pasó por eso estás tan cansada?, preguntó Ruth.

A lo que yo le respondo, no me pasa nada, pero a ella es muy difícil de ocultarle cosas, es ese tipo de persona que tiene una intuición muy desarrollada por lo que fácilmente se da cuenta si mientes. Me dio una mirada de advertencia. A lo que yo le contesto, está bien, ya que insistes.

Procedí a contarle todo lo transcurrido en la madrugada y a medida que avanzaba en la historia la cara de Ruth palidecía más y más.

Cuando al fin termino de contarle lo sucedido, su rostro tenía un signo de interrogación estampado, por lo que no pude evitar reírme. 

Cuando empiezo a reírme, ella sale del estado de shock y me mira desconcertada. ¿Qué te parece tan gracioso?, a lo que yo le contesto, tu cara se transformó en un signo de interrogación andante y fue muy simpático. Ella se empieza a reír de una manera sarcástica como para acompañarme, pero al cabo de unos segundos, paro de reírse en seco y me da un golpe correctivo en el brazo. Auch!, ya no diré nada. 

Ella me contesta con un GRACIAS y procede a preguntarme varios detalles de mi pequeño encuentro. A Ruth le resultaba difícil de procesar y le asustaba de una manera gigantesca lo repentino de todo esto, si bien siempre tuve pesadillas en ninguna alguien llegaba a decir mi nombre y mucho menos me peleaba con un ser por entrar a mi baño. El día de hoy Ana no vino al instituto debido a que viajo con su familia para visitar a sus abuelos. Por lo tanto, cuando terminó nuestro encierro fuimos caminando con Ruth a nuestras respectivas casas. El trayecto fue muy agradable y hablamos de varias cosas, cuando llegamos nos despedimos.

- Cuídate mucho y si no te compras una cruz, te la voy a regalar yo, pero de que te pones una protección, te la pones, exclamó mi bella amiga.

- No sé que haría sin ti Ruth. Y sin más cada una se dirigió a sus respectivos hogares.

Al entrar mamá me estaba esperando con una rica taza de café, una pequeña cajita y la escucho decir que quería hablar conmigo. Me saludó y preguntó por mi día de clases, a lo que yo le conté sobre la clase de matemáticas, la de historia y algunas más.

Posterior a esto me pidió que le cuente sobre lo transcurrido en la madrugada, y una vez más me encontraba contando mi extraño encuentro.

Al terminar de contarle lo que me paso, abre la cajita y en ella logro apreciar una bella medalla con una doble inscripción. A estas alturas no entendía muy bien el porqué de este regalo, mi madre al ver mi cara de pregunta me relató el por qué...

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