“Si. Estaba embarazada, era su hijo, pero aborte hace unas semanas, para no perderlo arregle con una conocida que me daría una de sus bebés, ella tendrá gemelas, ella no puede mantenerlas a ambas, pero hace unos días me llamó y dijo que ya no me daría a la bebe, ahora no sé cómo decírselo a Lázaro, si solo pudiera convencer a mi conocida de que me de a la bebe, se que ella no podrá mantenerlas a ambas sola. Le di una suma muy grande de dinero por el bebe y aun así no quiere entregármelo”.
“Sabes que después de abortar a mi hijo, el doctor dijo que yo no podría tener más niños. Esa bebe es mi única esperanza de ser madre y retener a Lázaro”. Le decía Teresa sollozando en todo incontrolablemente.
Magdalena tomó sus manos tranquilizandola. “Teresa esto… Esto es difícil, deberías ir a verla para convencerla de que cumpla el trato, si ella ya aceptó el dinero”.
“Sabes… estoy tan desesperada, que quisiera ir y quitarle a la bebe en el hospital, pero… ¿Cómo podría entrar sin que se den cuenta?”.
ella seguía fingiendo. “Estoy tan triste hermana, no se que haré de ahora en adelante, estoy tan sola, si Lázaro me deja no sé qué haré”.
Magdalena lo pensó por un momento mientras apretaba sus manos. “Entonces el trato se hizo, ¿Le diste el dinero?”. Magdalena la miró pensativa.
Teresa afirmó. “Si, ella ya tiene el dinero, pero aun así cuando hablamos no me dijo que me lo regresaría, solo me dijo que ya no estaba de acuerdo en entregar a la niña”.
Mirando triste a Teresa, Magdalena aceptó. “Yo te ayudaré”.
“¿De verdad?”. Preguntó Teresa esperanzada.
“Si, eres mi hermana mayor, tú siempre me has cuidado y protegido, es tiempo de que te ayude”.
“Oh!! ¡Hermana, gracias!”. Teresa la abrazó.
Hablaron de todos los detalles de donde Amelia así sus chequeos, y el hospital donde sería el parto.
Magdalena creía que esto ayudaría a Teresa a ser feliz con Lázaro. Creía ciegamente en su hermana.
Meses después Magdalena apareció con la bebe en brazos, se la entregó a Teresa diciéndole. “Es muy hermosa, cuidate mucho, espero que Lázaro y tú sean muy felices ahora. Quiero pedirte algo…”
“Claro hermana lo que quieras”. Le dijo Teresa encantada con la bebe.
“Llámala Dalia, ¿De acuerdo?”.
“No hay problema”. Asintiendo Teresa sobre el nombre, a ella no le interesaba como se llamará la bebe, lo único que quería es atar a Lázaro.
Con el paso del tiempo Magdalena se dio cuenta que la relación de Lázaro y su hermana no era buena, Teresa no cuidaba de la niña, lo único que le interesaba era estar con Lázaro y el trabajo.
Por este motivo Magdalena decidió vivir con ellos, para cuidar de Dalia, muy en el fondo se sentía culpable de lo que había hecho.
“Teresa ¿Porque no cuidas de Dalia?, ella te necesita es muy pequeña”.
“Magdalena eres tan fastidiosa, tengo que trabajar, mi matrimonio con Lázaro no está bien, ¿Todavía quieres que cuide de esa niña?”.
“Pero… hicimos esto por tu felicidad, ¿No lo recuerdas?”.
“En realidad … lo hiciste tu sola hermana. Yo nunca te forcé a robar a la bebe”.
Magdalena abrió mucho los ojos, se dio cuenta que Teresa no era una buena persona, la había manipulado para robar a la niña, si alguien se enteraba de esto ella iría a la cárcel, no tuvo más remedio que callar y dedicarse a cuidar de Dalia.
<<Fin del Flashback>>
“¿Te sientes bien tía?” Le dijo Dalia a Magdalena, mientras tocaba su hombro.
Magdalena salió de sus pensamientos. “Si, no te preocupes ya soy vieja, me siento un poco cansada, creo que es hora de volver”.
“Claro tía, Vamos te llevaré a tu casa”.
……………………………….
Algunos días después, Elías llevó a Dalia a la playa, ella estaba un poco indecisa, tenía miedo a las olas, pero no quería decepcionar a Elías que había planeado muy bien cómo pasar el día, así que decidió ir con él.
Dalia llevaba un vestido blanco, largo, circular y sombrero de playa, en la cinta de la copa flores de colores, él llevaba una camisa de algodón de manga larga arremangada, estilo informal de playa en color azul oscuro, pantalón de lino blanco holgado.
Tomados de la mano, caminaban por la orilla de la playa llegando a un buen lugar para sentarse en la arena, mirando hacia el mar.
“¿Te gusta este lugar Dalia?”. El preguntó.
Dalia sonrió observando alrededor. “Si, es muy hermoso”.
Elías se levantó y le pidió su mano. “Vayamos a la orilla”.
“¡No!, estamos bien aquí”. Le contestó Dalia un poco asustada estirando su mano para detenerlo.
Elías frunció un poco el ceño. “¿Qué pasa?, ¿Tienes miedo?”.
“Yo… Cuando era niña fuimos a la playa, mis padres discutían en el malecón, yo quería alejarme de ellos, no quería escuchar su pelea, me acerque demasiado a la orilla, era muy pequeña, las olas me arrastraron hacia el mar, recuerdo con miedo el momento en que las olas me golpeaban y yo me ahogaba…” Dalia le contó a Elías mientras sus ojos se perdían en el horizonte.
Elías regresó al suelo, abrazándola y acariciando su hombro. “Esta bien, no lo sabía”.
“Lo siento”. Expresó triste Dalia agachando su mirada.
Elias levantó su barbilla diciendo. “No te preocupes, parte de lo que hacemos es para conocernos, ¿De acuerdo?”.
Dalia asintió tímidamente.
“Quedémonos un rato aquí, después vamos a comer mariscos”. Elías dijo regalándole una sonrisa muy simpática.
“Tu… ¿Tienes miedo a algo?". Le preguntó Dalia.
“No me gustan los lugares pequeños y cerrados, soy claustrofóbico”.
Contestó él tocándose el puente de la nariz.
“¡Oh!, ¿Es por eso que mandaste construir un elevador de cristal en la compañía?”.
“Si, pero realmente le dio una mejor vista a la compañía ¿No crees?, también se utiliza para que las visitas importantes tengan un mejor panorama alrededor del lugar”. Comentó Elías justificándose.
“Cuando empecé en la compañía, tenía que usar el ascensor convencional mientras construían el de cristal, fue una temporada tortuosa, subía solo, no quería que supieran de mi fobia, al cerrar las puertas siempre me tensaba y respiraba profundamente para calmarme hasta llegar al piso”.
“Yo ni siquiera puedo ir a la piscina…” Dalia sonrió diciéndole. Elías asintió. “Entiendo, ahora que sabes mis miedos, por favor no me lleves a un elevador”. “Ok y tú no me lleves a una piscina, por favor”. Sonrieron torpemente y fueron al restaurante cerca de la playa. Al terminar de comer, pidieron diferentes postres, eran dos piezas de pastel, una era pan de chocolate con cubierta cremosa de chocolate líquido y fresas como decoración, el otro era pan de vainilla, con cubierta de crema que llevaba trozos de piña. “¿Cuál prefieres?”. Le preguntó Elías. “Soy alergia a la piña”. Ella le confesó. Elias asintió. “Ok, toma el de chocolate con fresas”.
Cuando regresaron Salvador estaba comiendo junto con sus compañeros, vieron que Elías llegó con Valery y todos empezaron hacerles buya. “Iré con las chicas, nos vemos más tarde”. Le dijo Valery. El asintió y se sentó cerca de Salvador. “Entonces… ¿Valery?”. Preguntó Salvador. “Si, es mi novia”. Le confesó Elías. “¿Estás… seguro?”. “No entiendo por qué te cae mal, pero es mi decisión, ella me gusta”. Elias le advirtió. “No es que no me caiga bien, mamá comentó que hubo un problema grande con ella y su familia, al parecer tuvo una relación con un maestro que era casado y la expulsaron de la escuela en donde vivía antes, al p
Salvador lo llevó a un hotel, lo recostó en la cama mientras él durmió en el sillón. Pasaron varias semanas… Elías hojeaba información detallada de Valery, todo lo que hizo desde que llegó el maestro a la ciudad, llegó información de cuándo y en cuánto vendió los muebles de la casa y se enteró que el maestro recibió una herencia. Elías estaba sumamente molesto y desilusionado mientras observaba la foto de Valery pensó -¿Me dejaste por dinero?-. Entre la información que tenía encontró el número nuevo que usaba Valery. “Hola”. “…..”. “¿Hola?” “…..”. “¿Elías?”.
“Me gustaría conocer a tu madre, podríamos tomar una taza de café, son bienvenidos a nuestra casa”. La señora queria seguir conociendo a la chica. “Se lo diré a mi madre, Sra. Alma”. Después de terminar el evento, en el transcurso del viaje la señora Alma hablaba con su esposo de lo linda que era Dalia y que al parecer llamó la atención de su hijo. Ya estaba maquinando el plan para que se conocieran mejor y se casaran. Le gustaba para nuera. Al llegar a la Casa de los Valle, Elías, también llegó por su cuenta, cuando empezó a subir las escaleras su madre lo llamó. “Elías ¿Qué te pareció la señorita Dalia?”. Elías se detuvo girándose para mirar a su madre por un momento y contestó. “Es linda”. Meses después Dalia y Elías celebraban en la casa de los Valle la ceremonia de compromiso, con pocos invitados y familiares. Se entregaron las acciones a Elías como dictaba el testamento del abuelo y durante los siguientes meses, se dedicó completamente a levantar la empresa, renovando con ideas frescas e innovadoras, dejando de lado a Dalia se volvió dócil y sumisa ante Elías, trataba de complacerlo como ama de casa, pero esa no era la chica que le interesaba a Elías, quería a la chica vivaz que creo maravillas en el evento, así que desde el principio dormían en habitaciones separadas, Elías lo impuso porque en ocasiones llegaba muy tarde o no volvía hasta altas horas de la noche con copas de más, muchas de las veces confundiendo a Dalia con otra persona, siempre nombrando el nombre de esa mujer… “Valery, ¿Porque me dejaste?”. CAPITULO 16 ESTOY AQUI PARA TI
Dania habló de todo, sobre su hermana gemela, de su padre biológico y el sufrimiento de su madre. Mientras ella le contaba, Jonny vio en sus ojos azules determinación, sabía que ya tenía el plan en su mente. Él sólo esperaba que ella pudiera desahogarse lo suficiente, era su amiga de de toda la vida, nadie la conocía mejor que él y ahora que serían esposos estaría como su apoyo en las decisiones que ella tome. "¿Y entonces cuál es el plan?”. Jonny le regaló una sonrisa encantadora mientras preguntaba. Ella sonrió mirando a sus ojos, le reconfortaba hablar de todo el tema, sabía muy claro que Jonny estaría a su lado en cualquier decisión. “Contrataré a un investigador para encontrar a mi hermana y a mi padre. La persona que estaba al servicio de mi a
“Hola a todos y buenas noches, gracias por acompañarnos a mi esposa y a mi hoy” Decía Jonny sentándose en una silla alta en el escenario. “Dania, nos conocemos casi desde bebés, creo que en algún momento compartimos pañales y biberones…”. Decía Jonny mientras afinaba una guitarra y una persona se acomodaban en la batería. “Es bueno que nunca compartimos ropa… no me hubieran quedado tus vestidos”. Todos rieron. “Aunque a partir de hoy somos esposos, tú sabes que siempre seremos amigos…” Dania asintió con lágrimas en los ojos. “Esto es para ti…” Mientras se escuchaban los acordes de la guitarra eléctr
Ya que el abuelo todavía estaba recuperándose, Dania y Jonny decidieron vivir en la mansión, ellos se mudaron a la habitación más grande del lugar, donde incluida una pequeña sala con un sofá cama donde Jonny dormía por las noches, un escritorio amplio, baño completo, balcón y un armario práctico para ambos. Antes, se iban de fiesta cuando eran jóvenes, Jonny se quedaba con Dania, nunca hubo contacto íntimo entre ellos, al pasar tantos años seguían siendo los mejores amigos, no fue difícil para ellos compartir la habitación. Daniel se instaló en la mansión cuando terminó sus estudios, empezaría a trabajar en la compañía como presidente, mientras Dania feliz se quedó como jefa del departamento de diseño, Joel alargó su estadía para ayudar a Dania al enterarse de sus planes de encontrar a su padre y hermana, tenía suficiente material para quedarse a realizar va